Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
NovelToon tiene autorización de Roberto Carlos López Escalona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La Toxicidad del Amor
Después de observarlos un rato, decidí que debía entrar en la tienda. El ambiente dentro parecía cálido y acogedor, con el aroma a café recién hecho llenando el aire. Mientras me dirigía hacia allá, escuché una Yuta y a Mia.
—Espera, ¿a dónde vas, Lian? —preguntó Yuta, con una mezcla de curiosidad y preocupación en su tono.
Lian se detuvo y se giró —Iré a ver ¿qué no es obvio?
—Podríamos ir todos juntos —sugirió Mia, sonriendo—. Será más naturas y parecerás menos loco.
Yuta asintió, animado por la idea.
—Sí, suena bien. Vamos, Lian, no te adelantes.
Antes de que pudieran moverse, la puerta de la cafetería se abrió y Ethan y Aiko salieron, riendo y charlando animadamente. Al notar a sus amigos, decidieron acercarse para saludar. Lian estaba de primero en la fila, y Aiko, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, se le acercó y le susurró al oído:
—Ethan es mío. Un raro como tú nunca lo tendrá. —su sonrisa era de lado a lado y un brillo oscuro salía de sus ojos.
Lian sintió un nudo en el estómago, pero trató de mantener la compostura. Ethan, ajeno a la tensión, saludó a todos con entusiasmo.
—¡Hola chicos! ¿Qué tal todo?
Yuta, percibiendo el cambio en el ambiente, intentó suavizar la situación.
—Todo bien, Ethan. Solo estábamos a punto de entrar a la tienda. ¿Te unes a nosotros?
Aiko, aún con una mirada desafiante, se aferró al brazo de Ethan, quien, sin darse cuenta, asintió alegremente.
—Claro, vamos, ya habíamos salido pero no importa.
Mientras entraban juntos, Lian no podía dejar de pensar en las palabras de Aiko.
Desde la perspectiva de Lian, el lugar era un refugio de calidez y aromas reconfortantes. Cada rincón de la tienda parecía invitar a quedarse y disfrutar de un momento de paz. Sin embargo, las palabras de Aiko resonaban en su mente, nublando un poco la experiencia.
Para Yuta, la tienda era un lugar de encuentro y camaradería. Le encantaba la idea de pasar tiempo con sus amigos y mirar a uno que otro chico con sus ojos de pervertido cocompulsivoy estaba decidido a mantener el buen ánimo del grupo. Observaba a Lian con preocupación, notando su incomodidad, pero no quería presionar demasiado.
Mia, siempre la chica de gran pasión por la comida, veía la tienda como una oportunidad para enriquecer su delicado gusto por la buena comida. Estaba emocionada por la posibilidad de compartir risas y buenos bocadillos.
Ethan, por otro lado, estaba completamente ajeno a la tensión. Para él, la tienda era simplemente un lugar más donde podía disfrutar de la compañía de sus amigos. No notó la mirada desafiante de Aiko ni la incomodidad de Lian, y se dejó llevar por el ambiente acogedor.
Aiko, sin embargo, veía la tienda como un campo de batalla. Cada interacción era una oportunidad para afirmar su dominio sobre Ethan y dejar claro a Lian que no tenía ninguna oportunidad. Su sonrisa era una máscara que ocultaba sus verdaderas intenciones.
Lian forzó una sonrisa y trató de disimular su incomodidad ante sus amigos Mia y Yuta. No quería preocuparlos más ni arruinar el momento, así que decidió cambiar de tema rápidamente.
—¿Qué tal si echamos un vistazo a la tienda de al lado? —sugirió, tratando de sonar entusiasta.
Mia y Yuta asintieron, felices de seguir adelante. Mientras exploraban la tienda, Lian se esforzaba por mantener la conversación ligera y animada, aunque su mente estaba en otro lugar. Observaba los estantes llenos de productos, pero no podía concentrarse en nada específico. Cada vez que veía a Aiko y Ethan juntos, sentía una punzada de dolor en el pecho.
Después de un rato, se excusó.
—Voy a salir un momento, necesito aire fresco —dijo, intentando sonar casual.
Sus amigos asintieron, sospechando un poco. Lian salió de la tienda y se dirigió a su lugar especial: la antigua estación de estudio de fenómenos anormales donde halló aquella flor roja brillante tan peculiar. Esa flor era su un gran misterio no parecía afectarse en lo absoluto, pero por alguna razón era a aquel lugar al que él quería ir.
El camino hacia la antigua sede estaba lleno cosas un poco extrañas. Lian recordaba las pocas veces que había ido allí para porque no había ese bullicio de la vida diaria, mientras caminaba por ahí solía encontrar un momento de paz. Al llegar, se sintió un poco de nostalgia.
— Bueno, chicos, lamento haberlos traído aquí sin ningún motivo, pero ya tengo que irme.
— Esta bien, no pasa nada — respondieron sus amigos entendiendo la situacion por la cual pasaba.
Al llegar a su habitación, Lian se sentó en su cama y tomó la flor de su lugar. La observó detenidamente, admirando su color vibrante y su fragilidad. Con un suspiro, comenzó a hablar en voz baja, como si la flor pudiera entenderlo.
—No sé qué hacer —confesó, sintiendo un nudo en la garganta—. Aiko me hace enojar, ¿quién rayos se cree que es?. Sé que no debería dejar que sus palabras me afecten, pero es difícil. Ethan es mi amigo, pero a veces siento que nunca podré ser más que eso.
Lian acarició los pétalos de la flor, buscando consuelo en su suavidad.
—Me siento tan solo a veces. Yuta y Mia son geniales, pero no quiero cargarles con mis problemas. Quiero ser fuerte, pero no siempre sé cómo.
Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, pero Lian las contuvo. No quería llorar. No quería sentirse débil.
—Solo quiero ser feliz con la persona que amo—susurró—. Quiero encontrar mi lugar, donde pueda ser yo mismo sin miedo ni inseguridades.
Lian se recostó en su cama, sosteniendo la flor cerca de su corazón. Cerró los ojos y dejó que sus pensamientos fluyeran, permitiéndose sentir todo lo que había estado reprimiendo. La tristeza, la frustración, el anhelo de ser aceptado y amado por quien realmente era.
Lian se quedó un rato más en su habitación, contemplando la flor roja que sostenía en sus manos. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones, y sentía la necesidad de despejar su mente. Decidió que un vaso de agua podría ayudarle a calmarse un poco.
Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina. El silencio de la casa era reconfortante, permitiéndole escuchar sus propios pasos sobre el suelo de madera. Al llegar a la cocina, abrió el grifo y dejó que el agua fría llenara el vaso. Mientras bebía, se dio la vuelta para apoyarse en el mostrador y mirar por la ventana.
De repente, sintió unos brazos rodeándolo por detrás. El abrazo era cálido y familiar, y una voz suave susurró en su oído:
—Te he extrañado tanto.
El vaso que sostenía en su mano resbaló y cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos. Lian se giró rápidamente, su corazón latiendo con fuerza, pero no había nadie allí. Miró a su alrededor, confundido y asustado. El silencio de la casa se había vuelto inquietante, y el sonido del agua corriendo en el fregadero parecía ensordecedor.
Se agachó para recoger los pedazos de vidrio, sus manos temblando ligeramente. ¿Había imaginado todo? El abrazo había sido tan real, tan tangible. Esa voz parecida a la Ethan, tan llena de emoción, aún resonaba en su mente.
Lian se quedó un momento en el suelo, tratando de calmarse. Cerró los ojos y respiró profundamente, intentando ordenar sus pensamientos. ¿Quién podría haber sido? ¿Por qué sentía esa mezcla de nostalgia y tristeza?
^^𝔼𝕟 𝕒𝕝𝕘𝕦𝕦́𝕟 𝕞𝕠𝕞𝕖𝕟𝕥𝕠, 𝕝𝕒𝕤 𝕝𝕚𝕟𝕕𝕒𝕤 𝕖𝕞𝕠𝕔𝕚𝕠𝕟𝕖𝕤 𝕡𝕦𝕖𝕕𝕖𝕟 𝕠𝕤𝕔𝕦𝕣𝕖𝕔𝕖𝕣𝕤𝕖 𝕪 𝕡𝕠𝕕𝕣𝕚𝕣 𝕒𝕝 𝕒 𝕝𝕞𝕒^^
Finalmente, se levantó y terminó de limpiar el desastre. Apagó el grifo y se apoyó en el fregadero, mirando su reflejo en la ventana. La sensación de ser abrazado y las palabras susurradas seguían presentes en su mente, como un eco lejano.
Decidió que necesitaba hablar con alguien sobre lo que había sucedido. No podía seguir guardando todo para sí mismo. Tal vez Yuta o Mia podrían ayudarle a entender lo que estaba pasando. Pero por ahora, solo quería descansar y tratar de encontrar algo de paz en medio de su confusión.
Al día siguiente, Lian se encontró con Yuta y Mia en su lugar habitual, un pequeño parque cerca de la escuela. El sol brillaba y el aire estaba lleno del sonido de las risas de los niños jugando. Lian decidió que era el momento de hablar.
—Chicos, necesito contarles algo —dijo, tratando de sonar tranquilo.
Yuta y Mia se miraron, preocupados.
—¿Qué pasa, Lian? —preguntó Mia, acercándose a él.
Lian tomó un profundo respiro y les contó lo que había sucedido la noche anterior. Les habló del abrazo, de la voz y de cómo no había nadie allí cuando se dio la vuelta. Yuta y Mia escucharon atentamente, sin interrumpir.
—Eso suena... extraño —dijo Yuta finalmente, frunciendo el ceño—. ¿Estás seguro de que no fue un sueño?
—No lo sé —admitió Lian—. Se sintió tan real. Pero no había nadie allí.
Mia puso una mano en el hombro de Lian, ofreciéndole consuelo mientras bebía su jugo de frutas.
—Tal vez fue tu mente jugando trucos. Has estado bajo mucho estrés últimamente. A veces, nuestro cerebro hace cosas extrañas cuando estamos abrumados.
Lian asintió, aunque no estaba completamente convencido. La sensación había sido demasiado real para ser solo un truco de su mente.
—Gracias por escucharme —dijo, sintiéndose un poco mejor por haber compartido su experiencia.
—Siempre estamos aquí para ti, Lian —respondió Yuta con una sonrisa—. No tienes que pasar por esto solo.
No estaba del todo muy bien, pero decidiría que por hoy no haría nada que pudiese estresarlo más. Pero eso poco duró, al ver que Ethan y Aiko se dirigían a los baños, no pudo contenerse y decidió ver que estaban haciendo.