Blanca Como La Nieve

Kai

—La marca también hará que sintamos lo que siente el otro y que podamos comunicarnos mentalmente— expliqué

—Espera ¿qué? —

'Ahora podemos comunicarnos mentalmente a través del enlace mental.'

'Sí claro, venga ya'

'Lo estamos haciendo ahora mismo'

La cara de mi Luna era de total confusión y podía sentir su mezcla de sentimientos a través del vínculo.

'Mira mi boca, no estoy utilizándola para hablar contigo'

Ella hizo lo que le había dicho y me miró con total sorpresa.

—Y ¿cómo lo hago para hablar por..? ¿Cómo lo has llamado? —

'Enlace mental y solo tienes que hablarme en tu mente'

'Vaaale. ¿Ya te estoy hablando por el enlace mental?' arqueó una ceja.

'Sí, lo estás haciendo' sonreí.

'Y ¿esto para qué sirve? ¿Podemos usar el enlace mental si no estamos cerca?'

'Sí, podemos hablar aunque no estemos cerca y cuando estamos cerca podemos hacerlo sin que nadie se entere.'

—Eso suena interesante —

—Créeme, lo es—le guiñé un ojo.

Nos levantamos y desayunamos. Desgraciadamente la carrot cake de Glendas se había quedado en la terraza y los animales del bosque se habían dado un festín con ella. Sólo quedaban las migajas. Recogimos todo y la invité a dar un paseo. Sabía que su loba necesitaba salir y correr por el bosque junto a mi lobo, lo que no estaba tan seguro era de que Samara estuviera preparada para dejarla hacerlo.

Andamos durante unos quince minutos y paré al lado de un gran árbol que tenía un hueco en su tronco. Me desnudé y dejé mi ropa en el agujero.

—¿Qué estás haciendo? —

—Mi lobo necesita correr, voy a dejarlo salir. Tú deberías hacer lo mismo— noté por el vínculo de pareja como la angustia se apoderaba de la castaña.

—No, no creo que pueda hacerlo—su mirada nerviosa bajó a sus pies.

—Ey, mírame— agarré su mano —Todo va a estar bien, yo voy a estar contigo todo el tiempo. ¿Confías en mí?— ella me miró con sus grandes ojos café.

—Confío en tí— una sonrisa se dibujó en mi cara al oír sus palabras y aunque seguía notando que estaba nerviosa, la angustia disminuyó.

—Desnúdate y deja tu ropa junto a la mía— ella hizo lo que le dije —Ahora solo tienes que querer transformarte—

—¿Cómo lo hago? La otra vez mi loba salió por sí misma— pude notar a través del vínculo que el dolor de su primera transformación todavía estaba muy presente.

—No lo pienses ,solo hazlo. Es como cuando saltas.Apenas piensas que quieres saltar y saltas ,pues esto es igual —

Hizo varios intentos fallidos.

—Lo estás pensando demasiado, solo hazlo—

—¿Cómo sabes que lo estoy pensando? ¿Acaso lees mis pensamientos también?— gruñó mi pareja enfadada.

Eso estaba bien, el enfado había sustituido al miedo y a la angustia y eso la ayudaría a transformarse.

Al momento una preciosa loba completamente blanca como la nieve apareció junto a mí.

'¡Lo he hecho! ¡Lo he hecho!' mi pareja no paraba de dar saltitos a mi alrededor.

Me transformé y mi gran lobo negro se puso al lado de ella. Su loba era casi igual de grande que mi lobo destilando el dominio y la fortaleza de un Alfa.

'¿Ha sido doloroso? ¿Estás bien? 'pregunté preocupado.

'No, ha sido... Natural. Sólo me transformé, como tú dijiste. No ha dolido ni me he sentido mal. Todo lo contrario, me siento bien, ¡me siento eufórica! '

' Vamos a dejar que estos lobos se diviertan '

Empecé a correr rumbo a la zona este del bosque. Mi pareja corría tras de mí, siguiendo mis pasos. Corríamos cada vez más rápido, saltando troncos, mordiéndonos la cola, jugando. Llegamos a una ladera empinada y la loba de Samara no pudo frenar y se deslizó cayendo hacia abajo. Me precipité por la ladera para amortiguar su golpe y acabamos los dos uno sobre el otro, ella en su forma humana. Me cambié a mi forma humana volteándola, quedando encima de ella.

—Hola muñeca —

—Creo que me he descuidado, gracias por amortiguar la caída. —

—Siempre te protegeré— la besé en los labios— Ahora señorita, a transformarse otra vez— me separé de ella de un salto y me transformé en el aire cayendo con mis cuatro patas.

Ella volvió a su forma de loba y seguimos corriendo y jugando durante un buen rato hasta que llegamos a la vereda de un riachuelo.Seguimos andando siguiendo el camino del río y llegamos al lugar donde quería llevar a Samara, una pequeña poza con una cascada, rodeada de pequeños árboles de distinta especie que los del resto del bosque.

'¡Guau!, este sitio es precioso'

Me tiré a la poza arrastrando a mi pareja

'¡Oye!', me echó agua con el hocico.

Me acerqué a ella y volví a mi forma humana.

—La cabaña era de mis padres. Solíamos venir los cuatro cada vez que mis padres podían. Mi hermano y yo nos escapábamos y siempre veniamos aquí. A Kebei le encantaba tirarme al agua,siempre se metía conmigo después diciendo que olía a perro mojado— sonreí al recordar a mi hermano —Desde que ellos murieron no he dejado que nadie pise la cabaña y no había tenido valor de volver a este lugar—

La castaña volvió a su forma humana y me abrazó.

—Gracias por llevarme a tu cabaña, por traerme aquí y por compartir todo esto conmigo— me miraba con una dulzura que calentó mi corazón.

—Ahora tú eres mi familia.La cabaña es tuya también .Todo lo que tengo es tuyo y quiero compartir contigo todas mis vivencias, todos mis recuerdos porque ahora tú eres mi vida—

Mi Luna acercó sus labios a los míos e inició un beso dulce que se volvió apasionado cuando chupé su labio inferior e introduje mi lengua en su boca.

—Te amo muñeca—susurré contra sus labios.

—Y yo a tí Kai—

Estuvimos un rato jugando y tirándonos agua.

—Ven—agarré su mano y la llevé hacia la cascada—Vamos a atravesar la cascada—

Ella me siguió sin decir nada. Detrás de la cascada había una pequeña cueva donde se proyectaban distintas luces y colores por el efecto que hacía la luz del sol al atravesar el agua.

—Vaya, ¿una cueva secreta? —

—Algo así. Kebei y yo solíamos jugar a los piratas y decíamos que esta era nuestra guarida—

—Entonces ¿soy ahora su prisionera señor pirata? — Samara juntó sus muñecas como si estuvieran atadas.

—¡Sí, eres mi prisionera y no voy a dejarte marchar! —me metí en mi papel.

La castaña contuvo la risa y siguió con lo que había empezado.

—¿Y qué torturas impone a sus prisioneras, señor pirata? — rodeó mi cuello con sus manos.

—A tí te voy a imponer la peor de todas —agarré su culo e hice que subiera sus piernas alrededor de mi cintura.

—Y ¿cuál es esa, señor? —

—La tortura del placer—dije chupando mi marca en su cuello.

Empecé a besarla con pasión, dominando su boca y todo su cuerpo. Mi lobo estaba en la superficie y eso se notaba en mis actos y movimientos, mucho más dominantes que de costumbre. Mi pareja estaba muy receptiva y mucho más sumisa de lo normal. Subí su mentón para mirarla y vi los ojos verdes de su loba.

—Hola lobita— mi lobo y yo llevábamos muchos años juntos, éramos uno y podíamos estar los dos a la vez en la superficie, complementándonos. Dudaba que Samara, en tan poco tiempo, pudiera tener ese dominio de su loba así que supuse que, al igual que en el celo y que horas antes, su loba tenía el control.

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