Como toda historia comienza con un “yo era tal persona bla bla bla bla, mori y reencarne en tal villana, protagonista, o extra” bueno pues mi historia comienza así...
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CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 3: RETOMANDO LA AMISTAD
Cuando llegué a mi habitación, me quedé sumida en pensamientos sobre cómo estarán Johnny, Clara y mi pequeño sobrino o sobrina. Los extrañaba profundamente, así como nuestras fiestas improvisadas y nuestras noches de películas, donde solo éramos nosotros tres, riendo y disfrutando de la compañía mutua. La nostalgia me envolvió, y sin darme cuenta, el cansancio me venció y caí en un profundo sueño.
En otro lugar del imperio
En el oeste del imperio, en una habitación oscura y sombría, un hombre de apariencia desconocida se encontraba inmóvil, con la mirada fija en la luna que se asomaba por la ventana. Su rostro estaba marcado por la locura y la ilusión.
—Hombre: Por fin ha vuelto, al fin la espera terminó. Te volveré a ver muy pronto, moya lyubov'... (susurró, mientras una sonrisa perturbadora se dibujaba en sus labios).
De regreso al Ducado de la Vega
Al día siguiente, Kristen despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas. Había pasado varias horas reflexionando sobre lo que haría a partir de su llegada al Ducado. Recordaba con claridad lo que había leído en uno de los muchos libros que había devorado. Según ese libro, el Ducado de la Vega era uno de los cuatro Ducados del imperio. Además del Ducado Williams, existían el Ducado Henderson, guardián de los yeguas en el sur, y el Ducado Mitchell, protector de las montañas en el oeste. Estos Ducados habían sido los pilares del imperio durante 800 años, desde que una guerra contra demonios rebeldes había dejado cicatrices profundas en la historia.
Kristen se sintió intrigada por la mención de los demonios. Aunque el libro afirmaba que estaban extintos, había rumores de que algunos descendientes aún vagaban por el mundo, sin rastro de su sangre demoníaca. Un presentimiento la invasión, como si algo importante estuviera oculto en su memoria, algo que debía recordar.
Mientras estaba sumida en sus pensamientos, Laura, su nana, entró en la habitación para prepararle el baño.
—Laura: Buenos días, querida. Es hora de que te prepares. La Duquesa quiere tomar el té contigo.
—Kristen: (suspirando) Está bien, Laura. Iré en un momento.
Después de un baño reparador, Kristen visitó y se dirigió al jardín, donde la Duquesa Clarisa la esperaba. Al llegar, saludó con la formalidad que la etiqueta exigía.
—Kristen: Buen día, Duquesa Clarisa.
—Duquesa: Buen día, querida. Pero sabes que no debes ser tan formal conmigo, soy tu tía.
—Kristen: (sonriendo) Sí, tía Clarisa, lo tendré en cuenta. Por cierto, ayer no vi a Adara. ¿No está aquí?
—Duquesa: No, querida. Está en el palacio. (Suspiró con resignación) Siento que le hacen falta amigas. Solo se lleva con Erick y es muy solitaria cuando está aquí. Decidí mandarla una temporada al palacio, aunque me hubiera gustado que ustedes fueran más unidas, como lo éramos tu madre y yo.
—Kristen: Tía, entiendo a Adara. Aunque tengo dos hermanos, soy la única hija, y eso a veces me hace sentir sola. Es difícil encontrar amistades verdaderas, ya ella le resulta aún más complicado, ya que no tiene más hermanos. Por eso pasa tanto tiempo con el príncipe. (Le dio un sorbo a su té) También quisiera ser más cercano a Adara, pero después de la muerte de mi madre, me he cerrado un poco. Creo que eso nos distancia, pero estoy decidido a retomar nuestra amistad.
La conversación fluyó entre risas y recuerdos, mientras la Duquesa compartía anécdotas de su juventud. Kristen se sintió cada vez más conectada con su tía, aunque la sombra de su verdadera identidad siempre la acompañaba.
Al finalizar la hora del té, la Duquesa se despidió para atender otros asuntos, y Kristen decidió explorar un poco más la mansión. Se encontró con un jardín impresionante, lleno de flores de colores vibrantes y árboles frondosos. Allí se sentó a leer, sumergiéndose en las páginas de un libro hasta que el sol comenzó a ocultarse en el horizonte.
Un nuevo viaje al Ducado
Al día siguiente, el viaje de regreso al Ducado fue diferente. Kristen decidió montar a caballo, evitando la tortura de un carruaje incómodo. El viaje de dos horas fue una delicia, con la brisa acariciando su rostro y el paisaje deslumbrante que se extendía ante ella.
Al llegar al Ducado, cada uno se retira a sus habitaciones. Kristen se dedicó a detallar su nuevo espacio. La habitación era más grande y hermosa que la que había tenido en la mansión de Centauri. Las paredes estaban adornadas con tapices y cuadros que reflejaban la historia del Ducado.
—Kristen: (sonriendo) Creo que puedo acostumbrarme a esto. Aunque tendré que modificar un poco la ropa, no quiero ponerme esos estorbosos vestidos o corsés.
Mientras contemplaba su habitación, una doncella tocó la puerta.
—Doncella: Permiso, señorita. Vengo a alistar su baño.
—Kristen: Claro, pasa.
La doncella se retiró y Kristen se preparó para un baño relajante. Después de un rato, se renovó y la lista para descansar un poco. Montar a caballo había sido agotador, y necesitaba recargar energías.
Al despertar, un pensamiento la asaltó: debía escribirle a Adara. Se levantó, se alistó y buscó papel y tinta. Cuando los encontré, comenzó a escribir con cuidado.
“Adara, sé que déjé de comunicarme contigo. Sé que merezco que ignora esta carta, pero en serio quiero retomar nuestra amistad. Espero poder hablar contigo, así que te invitamos a tomar té.
Atentamente, Lady Kristen.”
Con la carta lista, la envió con un mensajero al palacio. Una hora después, llegó el mensajero, entregando la carta a la doncella personal de Adara.
—Mia: Señorita, esta carta es para usted.
—Adara: (mirando el sobre) Mia, ¿sabes quién la manda?
—Mía: No, señorita. Solo sé que es del Ducado Williams.
—Emperatriz: Tal vez sea de Kristen o de sus hermanos pidiéndote que vayas a verla.
—Adara: No, el sobre es azul, así que es de Kristen. Pero la leeré más tarde. (Su corazón latía con fuerza. Había esperado esta carta durante un año, y ahora que la tenía, se sentía sumamente nerviosa por lo que diría. ¿Querría hablar con ella?)
La conversación continuó entre la emperatriz y Adara, pero la mente de Adara estaba en la carta. Al finalizar la hora del té, se apresuró a regresar a su habitación, ansiosa por leer lo que Kristen había escrito.
Una vez en su escritorio, se sentó y abrió la carta. La leyó una y otra vez, sintiéndose conflictuada. Aunque estaba molesta por la falta de comunicación, sabía que ambas tenían parte de la culpa. Después de la pelea, Kristen nunca volvió a escribirle ni a visitarla. Finalmente, tomó la decisión de invitarla a tomar el té.
Una hora después, la invitación llegó a Ducado de Williams. Kristen se sintió emocionada al recibir una respuesta tan rápida. Al abrirla, se dio cuenta de que era una invitación para beber el té.
“Kristen, te hago una invitación para mañana al mediodía a tomar el té.
Atentamente, Lady Adara.”
Kristen emocionada, sintiendo que un nuevo capítulo en su amistad estaba a punto de comenzar.
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Espero que les hayan gustado mis primeros capítulos, esto apenas está comenzando.