_Princesa, llegó la hora de que vuelvas a tu hogar, es allí en dónde me encargaré de mostrarte la verdad.
_Eras tú el que estabas ese día allí. Jamás podría olvidarlo. No olvidaría jamás la voz del sujeto que juró quitarme la vida.
Me llamo Alice o al menos así me conocen los mundanos y mi historia no es cómo la de cualquier otra chica, un misterioso secreto y una terrible promesa me llevarán a desenterrar los secretos escondidos de mi verdadera sangre. Los oscuros deseos, la codicia, la ira y la pasión serán los encargados de llevarme por el camino de mi verdadera identidad.
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Capítulo 3: El nuevo Bar
Había llegado al Bar, que por suerte tenerlo a dos calles de mi casa era la gran bendición. Y note algo extraño, estaba casi vacío algo que era totalmente raro, ya que sin falta todos los días tanto de mañana como de noche, el lugar estaba repleto. La curiosidad me había inundado por lo que me acerqué a Clarice una de las jefas, al verme me abrazo con fuerzas. Los abrazos de Ana y Clarice eran y se sentían siempre calidos, mejor dicho llenos de amor. Sus abrazos eran la única muestra de cariño que recibía en el día, recuerdo cuánto me sentía amada cuándo recibia los abrazos de mi padre. Ana y Clarice me recordaron lo que se sentía ser querida por alguien, ambas se encargaban de recordarme siempre el cariño que me tenían y claro yo a ellas. Al final del día me daba cuenta que eran las únicas que siempre están para mí.
_Ana ¿cómo estás? -Le pregunto mientras recibo su abrazo que por todos los cielos, es tan cálido y sincero.
_Estamos bien niña, preparándonos para dejar este sitio -añade- debí decírtelo pero se me olvidó, en tres días abriremos nuestro nuevo Bar el cual será muchísimo más grande que este -responde Ana con una gran sonrisa en su rostro-.
_Me alegra tanto saber esto. -les respondo y añado- quiere decir que este sitio se cerrará, ¿y que pasará con nosotros los empleados? -pregunto algo desanimada-.
Ambas me miran y sonríen, pero Clarice responde:
_Por supuesto que seguirán con nosotras, tanto tú como los demás empleados seguirán trabajando, eso sí, depende de ustedes si quieren seguir a nuestro lado.
Dándole un beso en la mejilla a su pareja, Clarice se retira a arreglar los últimos detalles. Y a mí el alma me vuelve al cuerpo, pues conservaría mi empleo y ahora trabajaría en un nuevo Bar. Luego de saber todo esto, voy a donde los demás empleados a buscar mi uniforme para empezar a trabajar, pero la noche jamás es tan perfecta y me cruzo con Sarah una de mis compañeras la cual también es una de las hermanas de las chicas que me molestan en la escuela. Y si, me quejé con ella por la forma en que su hermana me molestaba y lo único que recibí de su parte fueron risas y en cuanto a la bravucona de su hermana solo empeoró. Trabajar con Sarah es difícil, siempre quiere ser superior a mí, obvio no me molesta pues reconozco que jamás podría ser como ella, ya que ella es perfecta y yo solamente una adolescente tonta con problemas para controlar mi ansiedad. Ni siquiera debería de notarme pero lo hace y eso solamente me hace sentir peor, además cada vez que Sarah me nota es únicamente para molestar y no para ayudar.
Siempre creí que las personas cuanto más adultas sean, más maduras serían pero me equivoqué, a veces cuanto más adultas son, se vuelven más inmaduros. Llegan a hacer cosas y tonterías que hasta para un adolescente puede ser estúpido, si hubiera sabido esto antes no me hubiera dado prisa al decir que cuanto más edad más madura son las personas. Resulta que la madurez no está en la edad. La vida es realmente difícil de entender, especialmente si te vive dando golpes.
Me doy prisa al ir a cambiarme y nuevamente regreso, ahora debía de tomar uno de los anotadores que estaban sobre la barra e ir a anotar las bebidas y aperitivos que los clientes irían a ordenar. Me dirijo al fondo del Bar que es la sección dónde estaré trabajando está noche, pero la noche al parecer me guardaría muchas sorpresas
_Hola Emma, ¿cómo estás? -las últimas palabras la dice en un tono medio burlón y molesto-.
Fingí no escucharlo ni verlo y seguí mi camino hacia mi sección, pero esa voz, la reconozco de manera rápida y es ese sujeto otra vez. Trabajo desde hace 3 años ya en el bar (anteriormente como la lava platos) y desde que comencé a trabajar aquí, un sujeto llamado Mike viene sin faltas todos los fines de semana y casi siempre se queda hasta el horario en el que yo salgo del Bar, tal vez parezca algo tonta pero me doy cuenta y siempre se queda bebiendo y come hasta que no pueda más y todo por verme salir de aquí. Me lo crucé varias veces por la calle y en varias ocasiones fingí no verlo, pero él sigue saludando. Jamás ha intentado algo en mi contra o en contra de los demás empleados pero me parece un tipo desagradable. Me siento perseguida y acosada pero no puedo decirlo porque jamás me ha dicho nada fuera de lo normal, ni ha intentado tocarme, pero aun así siento como si me siguiera a todos lados ya que dónde voy me lo suelo encontrar. Pero lamentablemente no tengo nada en su contra y nadie jamás prestará atención a las sospechas de alguien cómo yo. Solamente dirán que intentó llamar la atención y cosas así.
Siento algo de incomodidad, incluso me da algo de miedo ya que a cada lugar en dónde voy e incluso el supermercado me lo cruzo y juro por el amor que le tengo a mi padre que el me sigue en el lugar dónde me encuentra.. Dejé de usar faldas porque creí que me evitaría problemas y los típicos comentarios morbosos de la calle, mi propio cuerpo me da inseguridad. ¿Qué haré con todo esto?