Cuando Clara Winters, una exitosa diseñadora de modas con un pasado turbio, se muda a Nueva York para empezar de nuevo, no espera que su vida cambie drásticamente. Sin embargo, la llegada de Alexander Blackwood, un carismático y misterioso empresario, la arrastra a un torbellino de deseo y peligro.
Alexander, conocido por su control absoluto y su presencia imponente, se siente atraído por Clara de una manera que nunca antes había experimentado. Mientras se involucra en el mundo de Clara, descubre secretos que ella ha escondido celosamente, y una conexión intensa entre ellos desafía las barreras que ambos han construido alrededor de sus corazones.
Mientras su relación se profundiza, Clara y Alexander enfrentan no solo sus propios demonios internos, sino también amenazas externas que ponen en peligro sus vidas y su amor. Los oscuros secretos del pasado de Alexander y los miedos de clara se entrelazan en una trama de traición, pasión y redención.
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Capitulo 4: Cicatrices Ocultas
La noche había caído sobre la ciudad, envolviendo a Nueva York en un manto de sombras y luces titilantes. Clara se encontraba sola en su apartamento, el eco del silencio resonando en cada rincón. Afuera, el tráfico rugía como un recordatorio constante de la vida que continuaba, pero en el interior, todo parecía suspendido en el tiempo.
**Después de la intensa reunión con Alexander, sus pensamientos habían estado enredados, incapaz de encontrar paz.** Había algo en él que la perturbaba, algo más allá de la atracción física que era innegable. **Era como si cada vez que estaban juntos, él desenterrara partes de ella que preferiría mantener enterradas.**
Clara se acercó al espejo en su habitación, observando su reflejo con una mirada crítica. **La mujer que la miraba de vuelta parecía segura, controlada, pero sabía que era solo una fachada.** Deslizó los dedos por la piel de su brazo, recordando las cicatrices invisibles que aún dolían, las heridas que el tiempo no había logrado sanar.
**La verdad era que Clara había llegado a Nueva York no solo en busca de una nueva oportunidad profesional, sino también para escapar de un pasado que la perseguía.** Un pasado que estaba lleno de dolor y traiciones, y que había dejado marcas profundas en su corazón.
*"No puedes escapar para siempre,"* se dijo a sí misma en voz baja, pero las palabras sonaron huecas.
Decidida a no dejar que esos pensamientos la consumieran, Clara se dirigió a la ducha, esperando que el agua caliente lavara más que solo la suciedad del día. **Quería limpiar las cicatrices invisibles que Alexander parecía haber tocado con una facilidad que la aterrorizaba.**
Mientras el agua caía sobre su cuerpo, sus pensamientos volvieron a su jefe. **Había algo en sus ojos, algo oscuro y cargado de secretos que resonaba con las partes más heridas de su alma.** Como si, de alguna manera, él también llevara cicatrices ocultas que lo atormentaban.
Después de secarse, se envolvió en una bata y se dirigió a la cocina para prepararse un té. **La paz que tanto anhelaba parecía esquiva, y sabía que una parte de esa inquietud tenía nombre y apellido: Alexander Blackwood.**
Mientras vertía el agua caliente sobre la taza, el sonido del timbre la hizo sobresaltar. Miró el reloj en la pared, marcaban casi las diez de la noche. No esperaba a nadie.
Con una mezcla de curiosidad y alarma, se dirigió a la puerta, entreabriéndola con cautela.
Lo último que esperaba encontrar al otro lado era a Alexander, su figura imponente recortada contra la penumbra del pasillo. **Vestía de manera informal, con una camisa oscura que acentuaba la intensidad de sus ojos, pero aún así, su presencia llenaba el espacio de una manera que hizo que Clara sintiera que le faltaba el aire.**
*"Alexander,"* murmuró, sin poder ocultar la sorpresa en su voz. *"¿Qué estás haciendo aquí?"*
Él no respondió de inmediato, sus ojos recorriendo su figura con una intensidad que la hizo sentir desnuda bajo su mirada. Finalmente, habló, su voz grave resonando en el silencio del apartamento.
*"No podía dejar de pensar en ti, Clara."* Sus palabras eran un susurro, pero cargadas de una honestidad que la dejó desarmada.
**El aire entre ellos parecía cargado de electricidad, una tensión palpable que Clara sabía que era peligrosa.** Pero lo que realmente la desconcertó fue la vulnerabilidad que vio en los ojos de Alexander, un destello de algo que parecía profundamente escondido.
*"Esto no está bien,"* murmuró, dando un paso atrás, aunque su cuerpo anhelaba hacer lo contrario.
Alexander avanzó un paso, acortando la distancia entre ellos. *"Lo sé,"* admitió, su voz tan suave como una caricia. *"Pero hay cosas que no podemos controlar, y esto es una de ellas."*
**Clara lo miró, luchando con la tormenta de emociones que se arremolinaban en su interior.** Sabía que estaba jugando con fuego, que las cicatrices que ambos llevaban podían consumirlos si se dejaban llevar por el deseo que crecía entre ellos.
*"Tú también llevas cicatrices, ¿verdad?"* Sus palabras salieron antes de que pudiera detenerlas, pero una vez que las pronunció, supo que no podía retirarlas.
Alexander la miró en silencio por un momento, su expresión endureciéndose antes de suavizarse con una tristeza que rara vez dejaba ver. *"Todos tenemos cicatrices, Clara. Algunas visibles, otras no. Pero son esas cicatrices las que nos hacen quienes somos."*
**El silencio que siguió fue pesado, cargado de comprensión y de algo más, algo que ambos reconocieron como peligroso pero irresistible.** Clara sabía que estaba en un punto sin retorno, y que la decisión que tomara en ese momento podría cambiarlo todo.
Finalmente, dio un paso al costado, permitiéndole entrar. **Las cicatrices que ambos llevaban podían ser su destrucción, o quizá, solo quizá, la clave para encontrar la redención que ambos necesitaban.**