En Mi Segunda Vida Soy La Villana

Ese algo es, que ella es la princesa de la ridícula historia que leyó cuando estaba viva y según su apariencia, esta niña debe de tener menos de 12 años, la cual es flaca y que con razón se sentía débil.

Incrédula, ella toca su rostro, y al hacerlo muchos recuerdos ajenos a ella llegan a su mente y cada uno de ellos ve la tragedia que vivió aquella joven, quien luego de morir sus padres fue tratada peor que un perro.

—No puede ser, aquellas dos fantasmas me engañaron. De tantas personas que existen en este universo, me escogen a mí para esta misión, ¿qué se supone que haré ahora? Mi cuerpo al ser pequeño y flacucho, no aguantará en una pelea real. Si peleó con este cuerpo, voy a morir joven y bella— dice ella en voz alta y se deja caer en sus rodillas, pues lo que le está pasando es una verdadera pesadilla.

Lágrimas bajan por su rostro, después de todo, nadie desearía vivir como aquella niña, quien a pesar de ser princesa, fue tratada al morir sus padres peor que un perro.

Pero de algo está segura, que si ella, Leticia Roche está en ese cuerpo, no dejará que le hagan daño a ella ni a sus padres, sea como sea, ella va a tener que hacerse fuerte y sí tiene que ser villana para lograrlo, pues lo sera.

Decidida ha averiguar por qué parte de la historia va, ella se levanta del suelo corriendo, y se quita la ropa y se mete a bañar a la ducha.

En poco tiempo, ella lava su cuerpo bien, y luego, sale del baño en una toalla grande. Con pasos rápidos, ella se va a la habitación, en dónde se seca el cuerpo de igual manera.

Con la vista ella trata de buscar en dónde está el closet y no pasó ni un minuto para verlo.

Corriendo, ella va hasta el closet y de el saca un vestido cualquiera; después de todo, no tiene tiempo para estar mirando su contenido.

De manera rápida ella termina de cambiarse, y luego sale de la habitación, y gracias a sus recuerdos, ella logra llegar al comedor, en dónde la esperaban sus padres.

Estos al ver llegar a su hija, la invitan a sentarse, y luego ordenan a los sirvientes servir el desayuno.

Mientras los empleados sirven el desayuno, la emperatriz, quien era una hermosa rubia de ojos azules y cabellos largos, habla.

—Pequeña, en un mes será tu cumpleaños número 12, y aún no te has decidido que hacer para ese día— dice la bella mujer con cariño.

La niña quien no sabe qué pensar solo se queda mirando a su madre, pues teme cometer un error y que ellos se den cuenta de que ella no es su verdadera hija.

—Ya luego nos dirá, por ahora solo desayunamos— dice su padre y todos inician a desayunar con mucho deseo, o mejor dicho, Leticia quien ahora y para el fin de sus días es Cristal Silva, solo comía pequeños bocados y estaba pensando algo importante.

“Tal parece que aquella dos mujeres me trajeron a este mundo a solucionar la vida de la tonta de Cristal, por mi propio bien, durante no sea fuerte, será mejor que me aleje de Fátima, después de todo, ella fue quien arruinó la vida de esta pobre niña. De algo estoy segura, y es que no dejaré que nadie me haga daño y evitaré a toda costa, la muerte de los padres de esta joven” piensa ella mientras come algunos bocados de su plato.

Cuando el desayuno terminó, los emperadores se despiden de su hija, y ambos se van a hacer sus funciones.

Ella por sus recuerdos, sabe que tiene clase, y que esa profesora la trata como a una tonta. Eso se debe, a que ella de manera maliciosa, le da a la joven clases demasiadas complicadas. Aquella mujer es Teani Batista y es la esposa del barón Batista, un hombre que ha obtenido riquezas grandes a que su esposa trabaja en el palacio; su estatus gracias a eso es alto.

“Parece que tendré que hacer una limpieza en este palacio, no solo la doncella que me han asignado es una mala persona, sino, que hasta esa maestra es mala. ¿Pero por qué no sale nada de eso en la historia? Definitivamente, creo que estoy pagando por todos esos delincuentes a los que tuve que matar”, se lamenta ella mientras va caminando por el pasillo a dónde está su salón de estudios.

Al llegar ve a una señora elegante, la cual tiene mala cara.

—Tú... ¿Quién te crees para hacerme esperar?— dice la mujer nada más llegar, cosa que hace que ella se ponga seria. Parece que el destino quiere que ella inicie cuanto antes, con lo que tiene que hacer.

Enfadada ella dice

—Será mejor que a partir de ahora conozca cuál es tu lugar, yo soy la princesa de este imperio y tú solo una maestra a la que puedo simplemente hacer que la echen de este palacio como una alimaña— dice ella y toma asiento en la silla, la mujer al escuchar el lenguaje de la joven, buscó su regla de madera y fue a la niña con la intención de intimidarla.

—No eres nadie, todos sabemos que tú aquí solo eres una cara bonita y en tú cabeza no tienes nada, solo ves las malas notas que tienes— dice la mujer con malicia mientras mueve la regla de madera de un lado a otro, como para causar miedo en la pequeña.

—Pruevamé y verás, si tengo malas notas, eso es gracias a que tú, como maestra no hace bien tu trabajo — dice la niña con burla.

La mujer al escuchar eso, tomó una de las manos de la niña y la azotó con la regla, ella por su parte no hizo ningún gesto de dolor y la dejó hacer lo que quiso.

Cuando aquella profesora terminó de azotar a la niña en las manos, se sintió poderosa, ella estaba que sonreía con todos los dientes.

—¿Vez lo que acabas de hacer hoy? No olvides mis palabras, pagarás con tu vida lo que me has hecho — dice la niña con un brillo malicioso en la mirada, la mujer al ver ese brillo malicioso, se estremeció y sintió un escalofrío que le hizo temblar.

Para cambiar el ambiente, ella mejor se dedicó a hacer su trabajo, o mejor dicho, comenzó a llenar de clases complicadas a la niña, quien ese día mostraría ser inteligente.

Enciendo tareas difíciles que ella le ponía, la niña terminaba todo a tiempo récord, ya que en esos momentos, quien ocupa su cuerpo, es una mujer que, cuando vivía en su mundo, era inteligente.

—¡Imposible!— fue lo que logró decir la mujer tras ver terminada la última tarea que le había dejado a la pequeña.

—Si no tengo nada más que hacer aquí, nos vemos mañana y será mejor que medites en mis palabras — dice la niña y sale del lugar.

Al no tener más que hacer ahí, ella se va hasta la oficina de sus padres, en dónde tiene planes de ayudarle, y así va comprendiendo como es el trabajo de los emperadores, después de todo, ella es la heredera del trono. Por algunas razón, la marca que dejó la regla de la maestra se fueron.

Cuando llegó, sus padres estaban por salir de la oficina, pues ya el medio día había llegado y todos tienen la costumbre de comer juntos como familia.

Ambos padres tomaron cada uno a su pequeña hija por uno de sus brazos y se fueron al comedor, cuando llegaron todos se sentaron a comer tranquilos y al terminar nuevamente los emperadores se levantaron del comedor con la intención de continuar con sus labores del día, pero su hija pequeña lo detuvo.

—Papa y mamá, ¿puedo irme con ustedes a su oficina y así ir aprendiendo el trabajo al que estoy destinada a hacer?— pregunta la niña con cara inocente

Sus padres al escuchar aquellas palabras venir de la boca de su hija, estaban orgullosos.

—Claro que si pequeña, puedes acompañarnos— dice el Emperador amablemente.

Sin perder tiempo, los tres se van a la oficina, y nada más llegar allí, le van mostrando de poco en poco como es el trabajo del gobernante de ese imperio.

Ella al ser en su vida una mujer empresaria, sabe que el trabajo del emperador, es un trabajo similar al que ella hacía; lo único diferente, es que en vez de una empresa, ella trabajará como gobernante.

Tal cosa la emociona y mostró interés en todo lo que se le estaba enseñando, cuando el día terminó, ella demostró que ya puede ir haciendo el trabajo de la princesa heredera, cosa que enorgullece a sus padres.

Ella no mostró todo su potencial, ya que si lo muestra, pueden sospechar que ella es una impostora.

Cuando la tarde llegó, luego de un baño, se reunió con su familia en el comedor, y allí le hablaría acerca de la maestra.