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Solo Soy Un Detective

Solo Soy Un Detective

Status: En proceso
Genre:Acción / Comedia / Superpoder / Reencarnación / Mundo de fantasía / Policial
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Orlobeck

Alexis Mefhisto, nombrado como el mayor criminal del planeta se encuentra en los últimos instantes de su existencia. Rodeado de la fuerza del país y parado en la alcoba de un gran edificio, su final está más que claro. Sin algún lugar a donde escapar, decide acabar su historia de la mejor manera y, a la vista de todo mundo, salta del gran edificio abrazando el vacío. Pero, para su suerte, algo raro pasa: ¡No muere, sino que es transportado a otro mundo!
En un lugar dónde él nunca existió ¿Qué podría hacer el que alguna vez fue el maestro del crimen?

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Prólogo, capítulo 4 - Más problemas a la lista.

«Quería arrancarlas. Quería quitarle esas peludas y grotescas orejas. Hacerla gritar de dolor, que sufriera. No puedo decir bien por qué, simplemente lo rechazaba. Mi mente solo deseaba quitar de mi vista cosas no deberían de estar allí, es lo único que pensaba. Si no hubiera aparecido esa niña, no... probablemente lo habría hecho, incluso si estaba presente, lo habría hecho sin dudarlo, pero no fue así. Ver el miedo en sus ojos por alguna razón no me hizo sentir cómodo. No tuve la sensación de que un animal me viera, sino que una niña me temía... una niña humana, y este choque de sensaciones lo hacen aún más desagradable. Este maldito mundo tiene muchas cosas que escapan de mi entendimiento y me ponen de los nervios. Desearía irme de aquí pronto, pero algo me dice que eso ya no es posible...»

«........... asi que así están la cosas».

Ya pasaron unas horas desde el accidente, el sol se está escondiendo detrás de los edificios de la ciudad. Alex y Karin habían dado su testimonio ante las autoridades, y ahora procedían a irse a sus respectivos hogares, por lo menos, eso era lo que va a hacer la mujer gato.

«Maldición, con todo esto del testimonio y esas trivialidades legales, ya se ha hecho de noche. Lo peor es que no tengo ni un maldito centavo como para pagar un hotel. Supongo que tendré que dormir en alguna banca, o puedo buscar algún local abandonado y pasar lo noche allí»

El hombre suspira de cansancio. Un problema más se suma a los que ya lleva arrastrando.

«Más vale que me ponga en marcha»

El hombre se dirige a la entrada de la agencia, pero antes de que pueda poner un pie fuera, la agente que lo había traído lo detiene.

—Espere, señor.

—Alexis, me llamo Alexis —se da la vuelta para verla a los ojos—, Alexis Mefhisto.

—Bueno, entonces, señor Mefhisto, por sus acciones, el comandante decidió darle una recompensa monetaria, así que, aquí tiene.

«¿Porqué ahora está tan respetuosa? Hace poco se comportaba como cualquier mocoso»

Alex mira el sobre por un momento, después lo toma, lo mete a su chaqueta y voltea su cuerpo a dirección de la puerta. Pensar en rechazarlo en la situación en que se encuentra sería equivalente a querer morir de frío en una banca.

—Ya veo ¿Así que recompensan a los idiotas con complejo de héroes?

—No, de hecho, normalmente nos llevamos preso a todos aquellos que provoquen revuelo y desorden en la sociedad, aún si lo hubiera hecho para ayudar a alguien más, pero por alguna razón mi ab... ejem, el comandante no quiso hacerlo esta vez, y hasta quiso que le diéramos una recompensa por su ayuda.

«Al parecer la ley no es muy distinta a la de mi mundo. Eso explica que aún estando en una calle concurrida, ningún gusano intervino para ayudarla»

—Esta ciudad tiene muchas limitaciones para conservar la paz y la tranquilidad de la sociedad, otra de ellas es que es ilegal usar tu habilidad en la calle a menos que tengas un permiso, pero es difícil para un ciudadano obtenerlo.

—Y supongo que no lo es cuando estás en peligro ¿Cierto?

—En caso de que seas atacado, puedes usar tu habilidad para defenderte, esto se le considerará un acto de defensa propia, y no habrá repercusiones legales. Pero tienes que tener cuidado con el daño que le provoques a tu atacante, ya que, si recibe mucho daño por tu habilidad, te convertirás en el agresor.

—¿Entonces yo ya era el agresor? Destrocé algunas de las costillas de aquel tipo —se da la vuelta y mira a la agente con una mirada penetrante —, ¿Por qué no me llevan preso?

Los dos se miran fijamente, pero a pesar de la mirada irrespetuosa de Alex, la mujer no se deja intimidar y responde con naturalidad.

—... No sé los detalles, pero tal parece que el testimonio de la chica fue clave para que salieras impune de todos los cargos, así que no vendría mal que le dé las gracias.

Alex la sigue mirando a los ojos pero ella no aparta la mirada. En su vida antigua, las figuras de autoridad no llevaron bien las cuentas con él, por lo que inconscientemente su carácter era hostil ante ellos. Sin embargo, la fortaleza de la mujer lo hace reconocerla, al menos lo suficiente como para no seguir provocandola, sediendo y desviando la mirada.

—Si, le agradeceré cuando tenga el tiempo, ahora mismo tengo que buscar dónde pasar la noche. Dime, Agente ¿Dónde está el hotel más cercano?

—Está a unas calles de aquí, si desea puedo llevarlo.

—No te molestes, como verás, puedo defenderme solo.

La agente lo mira fijamente, cómo si quisiera decirle algo. El criminal lo nota y solo se da la vuelta.

—Relajate, si me tratan de hacer algo, esta vez intentaré de no romperles las costillas.

El semblante de la mujer cambia a uno de desagrado y desconfianza, pero el hombre no se percata de ello por estás de espaldas, además de que no duró más de un segundo.

—Ya veo, entonces me retiro, aún tengo que hacer mi reporte de este caso y me llevará mucho tiempo, adiós, señor Mefhisto.

Dicho esto, la mujer desaparece de la vista del hombre. Alex suspira y se dispone a irse de la agencia, pero una vez más es detenido, esta vez por Karin y la pequeña Nana.

—¿Ya te vas, Alex? —pregunta la mujer gato.

—Sí, tengo que hacer algunas cosas.

En ese momento, las palabras de la agente resuenan en su mente.

«"Tal parece que el testimonio de la chica fue clave para que salieras impune de todos los cargos, así que no vendría mal que le dé las gracias"»

—Aprovenchando que te veo, quiero agradecerte, Karin.

Aunque su lenguaje la mayoría del tiempo era vulgar, y que pocas veces se metía en problemas ajenos, Alex sabe perfectamente dar las gracias a aquellas personas que lo ayudan teniendo una razón o no para hacerlo.

—¿Eh? ¿Porqué? Yo no hice nada, al contrario, yo debería agradecerte por haberme ayudado en aquel momento.

—La oficial me dijo que tu testimonio ayudó a que salga impune de las lesiones que les hice a los tipos esos, incluso al que dejé sin costillas. Gracias a ti, no tendré que pasar la noche detrás de una reja.

—No hay de qué, es lo menos que podía hacer por la persona que me defendió aún sabiendo lo que implicaba ayudar a un extraño, gracias.

«Sabiendo... No sabía una mierda, solo me metí para conseguir información»

—Pero ¿Qué fue lo que les dijiste? Me sorprende que por un solo testimonio me hayan perdonado.

—Ah sobre eso... quiero decírtelo, pero no aquí, salgamos y te lo digo.

—Está bien, vámonos.

Alex, Karin y la pequeña Nana salen de la agencia. El hombre decide acompañar a las chicas hasta su casa con la idea de pedir información para poder sobrevivir en este nuevo mundo y no llamar demasiado la atención por el momento. La pequeña Nana estaba justo en medio de Alex y Karin, agarrada de la mano de su hermana. La niña intenta discretamente tomar la mano de Alex, pero se rehusa a hacerlo de una manera sutil.

Durante el camino, Karin le comenta lo que le dijo a los agentes.

—Primero tengo que preguntarte algo.

—Está bien, puedes preguntar lo que quieras.

—¿Eres un reencarnado?

—¿Un qué? Ah espera, no, mejor no me digas, por la palabra ya me doy una idea... ¿Cómo llegaste a eso?

—Verás, en ocasiones un poco especiales, aparecen personas de la nada, las cuales dicen venir de otro lugar, otro mundo. A estas personas los llamamos reencarnados.

—Gracias por la información, pero ¿Cómo supiste que yo no soy de aquí?

—Normalmente, la manera más común con las que se encuentran estas personas es por que actúan o visten de manera muy extraña, o terminan cometiendo un delito por no saber las leyes de este mundo, lo más común es por usar su habilidad en público.

«No esperaba menos, es como cuando eres de campo y visitas la ciudad»

—Al inicio tuve mis dudas, pero cuando vi que no sabías de las habilidades, me di cuenta que eras uno.

—Ya veo, entonces les dijiste eso a los agentes y decidieron dejarme libre.

—Otra cosa que los caracteriza es que todos son humanos.

—¿Qué? ¿Acaso ser humano es un rasgo especial?

—No es especial mi mucho menos, pero la verdad es que en la actualidad la mayoría de la población son semihumanos, personas como yo y Nana, que tienen orejas o una cola de algún animal.

—¿Pero cómo demonios es que surgió está combinación? ¿Acaso fue por culpa de un individuo con gustos cuestionables?

—Por favor no digas esas cosas frente a Nana, aún así, no fue por lo que dices, bueno, no tanto... E-el caso, no es raro ser solo humano, hay algunas familias como la de la chica que nos ayudó.

—¿La conoces? No me parecía que fueras tan cercana a esa tipa.

—Solo la conozco de vista, solo escuché de ella algunas veces en mi trabajo.

Siguieron caminando por las calles mientras que Karin le iba explicando a Alex cosas de sentido común de este mundo, después un tiempo, por fin llegaron a la casa de las chicas.

—Bueno, por fin llegamos, muchas gracias por ayudarme hoy, si no fuera por ti no estaría aquí ahora.

—¡Muchas gracias por defender a mi hermana de esas malas personas! —dijo Nana que a pesar de ser tarde, aún conservada mucha energía.

—No me agradezcas.

—...

La mujer mira al hombre detenidamente, lo que lo confunde.

—¿Karin? ¿Pasa algo...?

—Sabes, me agrada más cuando eres tú.

—¿Cuando soy yo? Pero si lo he sido siempre.

—Cuando nos conocimos, actuaste de una manera muy distinta, aunque parecía que te costaba hacerlo.

El hombre procesa un momento la oración, recordando el hecho de que se supone que estaba actuando.

—... Ah, mierda, se supone que estaba actuando... ¿Cuándo te diste cuenta?

—Cuando peleaste con esos hombres te referías a ellos de maneras muy respectivas, y cuando llegó la Agente le hablaste de otra manera. Y por último, desde que salimos de la agencia estás hablando de una manera más relajada.

«Mierda, bajé mucho la guardia, mi encanto de príncipe encantador desde antes que iniciara...»

—Aunque eres algo malhablado, me siento más cómoda cuando hablas sin fingir.

—Ya... Bueno, pues no más máscaras supongo.

—Asi es, así me gusta más.

Karin sonríe, y por una vez en todo el día, el Alex sonríe de manera genuina. Se quedan en silencio unos segundos, pero el hombre vuelve a abrir la conversación.

—Bueno, antes de irme, te preguntaré algo, Karin.

—Claro ¿De qué se trata?

—¿Ahora qué hago? ¿Los reencarnados no tienen algún tipo de obligación o beneficio en este lugar? No quiero volver a cagarla y acabar de nuevo en prisión...

—¡Ah! Cierto, casi lo olvido, estaba tan entretenida en la explicación y después en la plática que olvidé decirte lo otro que me dijeron los oficiales.

—Por lo menos lo recordaste ahora, bien. ¿Qué te dijeron los agentes?

—Como acabas de llegar a este lugar, tendrás que ir a la agencia de policía y hacer un curso de capacitación para que puedas ser reconocido como ciudadano y así puedas entrar a establecimientos tranquilamente sin miedo a que los agentes te arresten. Esta capacitación es obligatoria, si no la haces y te vuelven a atrapar, no se te identificará como ciudadano y pasarás el resto de tus días en la cárcel.

—Ni elegir me dejan... Bueno, tendré que pisar de nuevo ese lugar, es eso o una reja...

—En la capacitación te explicarán mejor las leyes y tus derechos como ciudadano, así que no faltes, es muy importante para tu seguridad.

—Está bien, ten por seguro que mañana iré y lo haré sin esfuerzo.

—Más te vale, si te arrestan de nuevo mi hermana se pondrá triste —dijo Nana que estaba callada hasta ese momento.

—¡Oye, Nana! ¡No digas nada que yo no dije!

—No te preocupes, no quiero que ese hermoso rostro se ponga triste por mi culpa —contesta Alex con voz suave y una ligera sonrisa, pero esta vez no provoca la reacción deseada en la chica.

—... Si, definitivamente esa actitud no pega contigo...

—¿Tanto se nota...?

—Si, mucho.

—Toda la humillación a mi persona fue en vano, vaya mierda...

El hombre se lamenta de sus patéticas acciones, lo que provoca una pequeña risa en la mujer.

—Pero aún así, me gusta cuando las dices —susurra Karin.

—¿Hm? ¿Dijiste algo?

—No, nada.

—Ya... Bueno, me voy.

—Claro, que descanses, Alex.

El hombre se despide de las hermanas, da media vuelta y se va del lugar. Mientras va caminando rumbo al hotel, Alex reflexiona de todo lo que pasó ese día.

—Vaya primer día en un nuevo mundo. Demonios, estuvo cargado de tanta información que me duele la cabeza. Veamos, puntos buenos del día: En primera, evité ser encerrado; segunda, conseguí un poco de información de este irrazonable lugar; tercero y último, sé que debo hacer ahora... Si... No fue tan mal como imaginé.

Mientras sigue su camino, una pareja pasa por un lado suyo; el hombre tiene cuernos y la mujer una frondosa cola y orejas puntiagudas. Alex los mira, aún incrédulo de que ese tipo de cosas puedan ser reales.

—... Si, definitivamente me costará acostumbrarme.

Después de una caminata, Alex llega a un parque y decide tomarse un descanso en una de las bancas de por allí.

—Tch, me duele todo el cuerpo, a pesar de que esta dichosa habilidad me protegió, esos recipientes no eran nada cómodos, y ni hablar de la pared, ese maldito gorila sí que tenía fuerza.

Mirando su mano, recuerda al gran hombre y su gran fuerza sobrehumana.

—Bueno, seguramente era parte de su habilidad, o de su raza.

Alex saca el sobre que le dieron y mira el efectivo que le dieron.

—Ahora que lo veo, esto seguramente no alcanzará para hospedarme si quiera una noche en algún hotel, supongo que tendré que descansar en una banca de este parque después de todo.

No rechista por la circunstancia y simplemente se recuesta en la banca. Cuándo está en proceso de quedarse dormido, para su suerte, alguien lo interrumpe. Dos chicos están frente a él, parecían alrededor de los veinte, uno tiene el cabello rubio con orejas de zorro, mientras que el otro es castaño con cuernos, orejas de cabra y algo pasado de peso. Sin ningún tipo de pudor, lo amenazan.

—Oye, idiota, ¿No sabías que todas las bancas de este parque nos pertenecen? ¿Acaso quieres problemas? —dijo el chico rubio.

—Aaahhh... esta ciudad está llena de estúpidos engreídos, que molesto —susurra Alex sin siquiera voltearlo a ver.

—¿Qué? ¿Te quedaste sin aire para responderme? ¿Quieres llorar, niñito? —exclama el chico rubio.

—No, no quiero llorar, es más, creo que lo que quiero es que se larguen de aquí y me dejen descansar. Este día no ha sido muy bueno que digamos, y mañana puede que esté peor, así que fuera de mi vista antes de que me enoje.

Alex se da la vuelta aún acostado en la banca, dándoles la espalda, dejando en claro el poco interés que tiene en ellos.

—¡¿Eh?!¿Te crees en la posición de amenazarnos? ¿Quién te crees que...

Antes de que terminara, el hombre lo agarra de la camisa y le da un golpe con la rodilla en la nariz, lanzando al piso al chico rubio sangrando a chorros.

—¡¿Qué crees que haces imbécil?! ¡Considérate muerto! —grita el chico castaño.

El chico lanza un golpe a su rostro, pero Alex, ahora más que irritado, detiene con su mano el golpe, y acto siguiente responde la agresión rompiendo su muñeca. Para rematar le surte dos patadas en el estómago, lanzándolo al piso.

—¡Aaaahhhhgggg! ¡Mi mano! ¡Me rompió la mano! ¡Aaahhhhggg!

El chico rubio intenta levantarse, pero antes de poder hacerlo, Alex lo azota en el suelo de un pisotón.

—¿Adónde crees que vas? Si ustedes fueron los que estaban buscando problemas.

En el semblante del hombre, se empieza a reflejar una sonrisa psicótica.

—Sabes, este día he estado aguantando una buena cantidad de estrés, pero gracias a tí, ahora tendré cómo expulsarlo de mi cuerpo.

Con una sonrisa macabra, empieza a patear al chico en el pecho repetidas veces, disfrutando de cada una de ellas. Cuando siente que sus costillas están a punto de romperse, lo toma por la camisa, lo alza y le da otros tres golpes en el rostro, y lo lanza a un lado de su compañero, que estaba postrado en sus cuatro extremidades como si fuera un animal.

—Aaaahhhh... Aún después de esto, no me siento aliviado, y creo que una banca no va a ser muy cómoda, así que... ¿Qué tal si me das todo el dinero que llevas encima? Así podré dormir en una linda y acolchonada cama.

—N-no te voy a dar nada, maldito loco.

Aunque trata de disimular que no le tiene miedo, por instinto, el cuerpo del chico rubio se mueve hacia atrás para alejarse. Pequeñas lágrimas brotan de sus ojos por el dolor y su voz se escucha claramente quebradiza, cómo si estuviera a punto de llorar.

—Oh no no no no no no no, creo que no me entendiste, no te estoy preguntando, te digo que me darás tu dinero. Tú y tu corderito, y para que veas que no estoy jugando, aquí un pago por adelantado.

Se acerca lentamente al chico, que desesperadamente se alejaba arrastrando de su agresor.

—¿Q-qué creés que haces? ¡No te acerques!

Sin esfuerzo, Alex lo alcanza y toma su mano izquierda y de un apretón rompe todos y cada uno de sus dedos.

—¡Mi mano! ¡M-mis dedos! ¡Todo está roto! ¡Maldito monstruo! ¿Qué me hiciste?

—¿Que qué te hice? ¡Pero si lo acabas de gritar! Te rompí todos los dedos de tu mano izquierda, y la verdad, me siento con la gana de romperte los demás dedos de tu mano y pies, pero con los gritos que diste, probablemente no tenga tiempo.

El hombre mira a su alrededor y ve como las casas de los alrededores encendieron sus luces para ver qué pasaba afuera.

«Tch, maldita gente intrometida»

—Sabes, se me está acabando el tiempo ¿Qué te parece si tu amiguito y tú me dan el dinero que traen encima a cambio de sus demás dedos? Es una buena oferta, si los rompo con prisa les dolerá mucho más.

Sin pensarlo dos veces, los chicos le lanzaron a Alex todo el dinero que llevaban encima.

—Así me gusta, al parecer no son tan estúpidos como para no saber que es lo mejor para ustedes.

El criminal recoge tranquilamente el dinero y lo guarda en el bolso del chaleco.

—En fin, fue un gusto hacer negocios con ustedes, antes de irme, una cosa más. Si algún día me los vuelvo a topar, rueguen a dios o a lo que sea que la gente de este lugar deposita su fe el que esté de buen humor, porque si no es así... después del encuentro no podrán siquiera hablar.

Cuando se dispone a irse, recuerda una última cosa que tiene que hacer por su seguridad y toma de la camisa al chico rubio.

—Casi lo olvido, ni una palabra a las autoridades ¿Quedó claro?

El hombre lo mira aterrado, sin siquiera poder responder a su agresor. Al ver que la amenaza era más que suficiente, lo suelta, se da media vuelta y se va del lugar.

Después de una larga caminata, Alex por fin llega a un hotel.

—Veamos... 4 estrellas, no es lo más lujoso pero es suficiente.

El hombre entra con total tranquilidad al hotel.

—Buenas noches señor ¿Busca una habitación?

—Claramente, algo económico pero tampoco tan lamentable.

—Entiendo... En ese caso, tengo disponible esta habitación.

En la micro de recepción se proyectan algunas fotos de la habitación en cuestión.

—Vista a la ciudad, en el 5 piso. Una cama matrimonial, un baño de 2x3 con bañera, servicio de cable, wifi y un armario. ¿Qué le parece?

—Perfecto, no necesito más.

—Excelente señor, serían 458 Serenios.

—458...

El hombre saca el sobre y lo junta con lo que lo dieron los chicos de hace un momento.

«3,257... Bien, tengo bastante»

—Está bien, aquí están.

Paga el hospedaje, le entregan las llaves de su habitación y se dirige a ella. Abre la puerta y echa un vistazo por encima a la habitación.

—Bueno, es suficiente por ahora.

Sentado en la cama de la habitación, cuenta el dinero que le sobró.

—Perfecto, me queda suficiente dinero como para comer mañana, lo único que hoy entro a mi estómago fue esa comida enlatada que me dieron en la agencia de policía, asi que mañana seguro estaré muerto de hambre.

Cierra el sobre y lo deja en el buro al lado de la cama. Se levanta para apreciar la vista que la gran ventana a su lado le daba de la ciudad.

—Serenios... El nombre de la divisa de este lugar, parece un chiste mal contado.

Mientras observa las calles del paisaje debajo suyo, recuerda todo lo que pasó ese día, y la extraña sensación de tranquilidad que sentía en ese momento.

—... Bueno, más vale que me eche a dormir, que mañana será un día maravilloso.

Se da la vuelta, se arroja a la cama, se acurruca en la almohada para poner su cuerpo a descansar.

Y el primer día en el nuevo mundo por fin llegó a su fin.

Fin del capítulo 4.

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Elizabeth Yepez
dichoso tú qué tienes quién te presté instrumentos musicales
Orlobeck: ¿Instrumentos musicales? jsjs
total 1 replies
Elizabeth Yepez
ese Alex si es atrevido
Elizabeth Yepez
Alex es bastante agresivo
Elizabeth Yepez
jajajaja que risa los comentarios que hacía Alex
El lector 😸😸
realmente es muy interesante este prologo/CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy//CoolGuy/
Orlobeck: ¡Me alegra que te guste!
Aún no termina, te invito a seguir leyendo <3
total 1 replies
eli♤♡♡
Descubrí un género nuevo gracias a ti, ¡ya quiero leer más! 🤓🔎
Orlobeck: Grácias por los comentarios! <3
total 1 replies
Olivier Mira Armstrong
Ya quiero la continuación
Quản trị viên
No tendrás idea de lo difícil que es esperar por la continuación, ¿verdad? 😩
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