"Andréa es una huérfana que fue criada y humillada por sus tíos y tiene un punto de inflexión en su vida cuando conoce a Fabrício, un hombre frío y poderoso que tiene lo que quiere cuando quiere.
¿Andréa ablandará el corazón de Fabrício o será Fabrício quien endurecerá el corazón de la dulce Andréa?"
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CAPÍTULO 4
Ricardo Solano.
La campana de la casa de Ester suena, y una joven con uniforme de empleada abre la puerta. No le había prestado mucha atención, pero comienzo a prestar atención cuando ella dice que su tía y su prima me estaban esperando. Fue entonces cuando noté a la hermosa mujer frente a mí, con el cabello recogido en un moño que dejaba al descubierto su rostro angelical, sus ojos azules transmitían su ingenuidad, tenía aproximadamente 165 de altura, pechos pequeños y firmes, la falda azul marino apretada hasta las rodillas me dejó curioso por saber qué escondía debajo de ella. Muerdo mis labios involuntariamente y balanceo mi cabeza como si estuviera ahuyentando esos pensamientos pervertidos. Entro sin decir una palabra.
Cuando entro a la sala, Ester viene corriendo hacia mí.
Ester: ¡Hola amor!
Dice ella dulcemente acercándose a mí amenazando con besarme.
Le doy un beso casto que la deja desconcertada.
Su madre, al darse cuenta de la situación, viene hacia mí y dice:
Pilar: Un gusto conocerlo, señor Ricardo.
Ricardo: El placer es todo mío, señora Pilar.
Avisto a un hombre aproximadamente de 45 años bajando las escaleras, probablemente el padre de Ester. Lo observo mientras mira a la mujer de uniforme y luego a su esposa y su hija con cara de enfado. Pilar y Ester disimulan muy bien, pero no ha pasado desapercibido para mí.
Hombre: Buenas noches, señor Ricardo. Mi nombre es Francesco, padre de Ester. Es un placer finalmente conocerlo.
Ricardo: Mucho gusto, señor Francisco. Yo quien me siento honrado de estar aquí.
El padre de Ester me saluda con un apretón de manos firme.
Ester: Ahora basta de formalidades, vamos a sentarnos. Andréa, sirve un trago de whisky para mi padre y para Ricardo, para mí y mi madre vino.
💭Ricardo: - Andréa, ese debe ser el nombre de esta delicia.
Andréa: - Ruedo los ojos y voy al bar a preparar las bebidas. Cuando regreso con la bandeja llena de vasos, tropezó con algo y veo mi cuerpo cayendo al suelo. Siento una mano grande en mis pechos, mi rostro se pone rojo de vergüenza, cuando miro veo a Ricardo sosteniéndome.
- ¿Estás bien?
Mi tío y Ricardo hablan al mismo tiempo.
Andréa: Estoy bien, tío, muchas gracias, señor Ricardo.
Miro hacia el otro lado y veo a Ester y Pilar fulminándome con la mirada. En un arranque, Ester grita.
- ¡INÚTIL! ¡NO SABES HACER NADA BIEN\, RECOGE TODO ESTE DESASTRE\, LIMPIA TODO Y SAL DE AQUÍ!
Andréa: - Siento que todo mi cuerpo tiembla, Ricardo me ayuda a levantarme cuando lo miro. Puedo jurar que vi una sonrisa maliciosa, salgo de allí rápidamente.
💭Andréa: ¿Habrá agarrado mis pechos a propósito!?
Intento sacar ese pensamiento de mi cabeza y volver a mis tareas. Veo a mi tía acercándose hacia mí, sus ojos están rojos de rabia.
Andréa: Perdón...
Siento un ardor en mi rostro antes de terminar la frase. Mi tía me da una bofetada con toda su fuerza y dice:
Pilar: ¡Maldita, qué te crees que estás haciendo! Deja de ser vulgar y lanzarte sobre el prometido de tu prima.
Mi tía ni siquiera se toma la molestia de esperar a que responda, ajusta una sonrisa y se va.
Ricardo: - Estuve observando a esa cosa deliciosa que es Andréa e imaginándola en mi cama. Salgo de mis pensamientos cuando Ester le dice que nos sirva las bebidas. Pensé que sería una gran oportunidad para averiguar si sus pechos eran realmente firmes como parecían. Cuando pasa con la bandeja, pongo disimuladamente el pie en su camino para que tropiece y yo pueda sostener sus pechos cuando la ayude a levantarse. Sé que suena un poco infantil, pero necesitaba saber si de hecho son firmes. Cuando ella cae, pongo mi mano en sus pechos para ayudarla a levantarse. Le pregunto si está bien, mi frase sale al mismo tiempo que la del padre de Ester y Andréa lo llama tío.
💭Ricardo: Entonces, ella es prima de Ester, no la empleada.
La miro y le dedico una ligera sonrisa, su rostro se sonroja de inmediato y eso solo aumenta mi deseo de probarla. Necesito tener a esta mujer en mi cama.
Salgo de mis pensamientos cuando Ester tiene un ataque de nervios y comienza a gritar. Andrea se levanta medio desajeitada y corre hacia la cocina. El ambiente se vuelve algo incómodo. Pilar nos pide permiso diciendo que va a verificar si la cena está lista y se va, pero regresa poco después.
Pilar: Casi todo está listo, pronto cenaremos. Continuamos conversando sobre diversos temas, pero mis pensamientos están en Andrea, esa cosita deliciosa que quiero para mí.
Andrea: - Me quedo por unos minutos con la mano en mi rostro tratando de contener las lágrimas. Voy al baño a lavarme la cara, cuando miro al espejo puedo ver las marcas en mi rostro, se pueden contar los cinco dedos de mi tía en él. Permanezco allí por unos minutos más como si esto fuera a aliviar el dolor y la tristeza que me dominan. ¿Cómo puede mi tía pensar que sería capaz de algo tan bajo?
💭 Andrea: No puedo esperar a que termine esta maldita cena para poder subir a mi habitación.
Preparo todo y voy hasta la sala de estar para informar que la cena está lista. Veo a mi tío mirar mi rostro preocupado, vuelve su mirada hacia Pilar, quien hace como si no estuviera viendo y continúa conversando. Mi prima ni siquiera se molesta en mirarme, sus ojos están clavados en su supuesto prometido, quien no deja de mirarme a mí, lo cual me hace sentir completamente incómoda.
