tres años han pasado desde que el Marqués Rafael y Elaiza sellaron un pacto de amor secreto. Cuatro años en los que su relación ha florecido en los rincones ocultos de la mansión, transformándose en una verdad inquebrantable que sostiene su hogar.
Pero con los hijos del marqués haciéndose mayores y la implacable sociedad aristocrática que ha comenzando a susurrar, el peligro de que su amor salga a la luz es más grande que nunca.
¿Podrá estás dos almas unidas en la intimidad sobrevivir al escrutinio del mundo? ¿osera el fin de su amor?
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el baile con la princesa
La princesa, con una sonrisa en el rostro, se excusó de los jóvenes nobles y se acercó a un hombre, que estaba de pie, observando la multitud. Sus ojos, que antes habían sido fríos y distantes, ahora brillaban con una luz de afecto secreto, un brillo que la hacía ver más juvenil de su propia edad.
"Marqués", dijo, con una enorme sonrisa y un leve rubor en sus mejillas. "Me alegra verlo. Me temo que no hemos tenido la oportunidad de conversar."
Rafael asintió, su mirada fija en la multitud. "Princesa. Es un honor saludarla hoy. Pero me temo que este no es el momento para hablar de "nuestros asuntos"."
La princesa lo miró, y la luz de sus ojos se hizo más intensa. "No, no lo es", dijo ruborizandose más "pero ... me alegra que estemos aquí ... juntos, aunque sea por un momento. He estado muy preocupada por usted. He oído que ha tenido problemas familiares. Me gustaría saber si hay algo que pueda hacer."
"No se preocupe por eso, princesa", respondió Rafael, su voz era un murmullo que solo ellos dos podían oír. "No es algo que la afecte a usted."
la princesa, su voz se hizo más baja. "Pero lo que le afecta a usted, me afecta a mí." Rafael no había escuchado eso sus ojos observaban a su alrededor" He admirado su honor, su fuerza y su lealtad por mucho tiempo. Es una de las pocas personas en este reino en las que se puede confiar... En quien yo confio." estaba tan apenada que apenas lo podía disimular.
Justo entonces, Rafael la vio. A través de la multitud, sus ojos se encontraron con los de su amada, quien estaba bailando con un noble apuesto. Un nudo se formó en la garganta de Rafael. Una punzada de celos, algo que él no sentía desde hacía años, le hizo apartar la vista.
"Princesa", dijo, su voz tensa. "Es un gran honor, pero, Me temo que no es el momento oportuno para seguir hablando de esto. hay demasiados oidos en este lugar."
La princesa, con una expresión de dolor en su rostro, miró en la dirección de la mirada de Rafael. Vio a Elaiza bailando con otro hombre, y comprendió el significado de sus palabras. Su corazón se encogió. El dolor de su amor adolescente se hizo más fuerte.
La princesa, con una mirada de tristeza, intentó cambiar el rumbo de la conversación. "Tiene razón, Marqués", dijo, su voz era más débil que antes. "Solo esperaba que tuviéramos un momento para hablar de nuestras lecciones. Quería saber si ya se encuentra listo para nuestro próximo entrenamiento. No podemos fallar mi familia nos necesitan."
Rafael asintió con la cabezauna sonrisa paternal se dibujo en su rostro. "Estaré listo el próximo lunes. Como siempre".
Su respuesta fue un murmullo, pero sus ojos estaban fijos en la princesa, un gesto de lealtad y de un deber compartido.
La princesa sintió que un nudo se desvanecía en su pecho. Rafael le había dado la respuesta que necesitaba. La música del salón de baile se detuvo, y la princesa, aprovechando la pausa, miró a Rafael con una luz de ruego infantil en sus ojos.
"Ya que estamos aquí y la música se ha detenido", dijo, "al menos aprovechemos una oportunidad. ¿Me concede este baile, Marqués?". Una sonrisa traviesa se dibujo en su rostro " no me diga que rechazará a la princesa de su nación?," dijo la joven haciendo un puchero que a Rafael le pareció tierno
La propuesta de la princesa era una muestra de confianza, un gesto que él no podía rechazar sin ofender a la monarquía. Asintió, y la princesa, con una sonrisa radiante, le dió la mano.
La nueva melodía era un vals alegre, y la princesa, con una energía contagiosa, guio a Rafael. A cada paso, se movían con la gracia de un par de bailarines que habían bailado juntos muchas veces.
Rafael, con su mente en otro lado, se dejó llevar por la princesa, que le sonreía y le hablaba con un entusiasmo que él no podía ignorar.
"Marqués," dijo la princesa, su voz un susurro que no llegaba a los demás. "esto me recuerda cuando me hizo el favor de practicar con migo para el baile de las deburantes."
"es verdad princesa," respondió Rafael, soltando una sonrisa. " aunque en aquellos días no era tan diestra."
"aún no lo soy tanto como quisiera," dijo la princesa, su voz se hizo más baja. "pero me alegra que usted me haya enseñado a bailar."
Justo entonces, la música cambió, y las parejas se separaron. Rafael se encontró con Elaiza. Sus ojos se encontraron, y el corazón de Rafael se detuvo.
"Lady Elaiza," dijo en un susurro. "Me alegra verla. He estado buscando una oportunidad para hablar con usted."
Elaiza lo miró, y sus ojos eran como dos brasas ardientes. "Marqués," dijo, su voz un murmullo de desprecio. "No creo que tengamos algo de que hablar. No en este momento, ni en este lugar."
La música volvió a cambiar, y Rafael se vio obligado a soltar a Elaiza y cambiar de pareja. Rafael se encontró con la princesa. Su rostro, que antes había estado lleno de alegría, ahora era una máscara de dolor. Se movieron en silencio, y la princesa, con una voz triste, le susurró: " es ella, ¿verdad? No es la mujer de la que usted está enamorado. Es la mujer que usted ama."
Rafael se quedó en silencio, sin saber qué decir. Su mente, no podía procesar las palabras de la princesa. Él no veía el afecto en sus ojos ni el temblor en su voz, solo veía a la hija del rey y la muchacha de casi la misma edad de sus hijos.
La princesa, con un nudo en la garganta, asintió. "no sé preocupe no le diré a nadie... así como usted no ha dicho nada de mi secreto." rompió el silencio la princesa
El vals, con su alegre melodía, llegó a su fin. La música se apagó, dejando el salón en un silencio tenso, solo roto por los murmullos y aplausos de los invitados
"Le agradezco este baile, Marqués," dijo, su voz firme, aunque sus ojos estaban llenos de tristeza. "Espero que podamos tener otro pronto."
La princesa, con una expresión de dolor que intentaba ocultar, se despidió de Rafael y el con una reverencia perfecta dijo. "Lo mismo digo, Princesa."
La princesa, con una sonrisa triste, se fue, perdiéndose en la multitud. Su figura era un faro de dolor en medio de una tormenta, una tormenta que Rafael no podía controlar. La fiesta continuó, pero para Rafael el baile había terminado. Se sentía perdido en un mar de rostros. Su familia era lo único que le importaba en ese momento.
¡La princesa está enamorada de Rafael!
Eso no me lo esperaba.
🤔🤔🤔