Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.
Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.
Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.
Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.
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Capítulo 24
Después de un tiempo descansando en la casa, Rose al fin recibió amnistía para poder asistir a trabajar en la empresa. Era desafortunado que estuviera comenzando en su puesto como directora del departamento de finanzas, como para haber descansado por más de tres meses. Es cierto que había trabajado en casa, pero no era lo mismo si no supervisaba personalmente el rendimiento de su personal.
Llegó a la empresa temprano y para sorpresa de muchos, llegó de la mano con Silvain. Muchos sabían que estaban casados, pero siempre especulaban y chismeaban que aquel matrimonio no era real, y en parte era verdad, sin embargo, a lo largo de estos pocos meses, la relación entre ellos dos se había calentado y se habían acercado demasiado como para llegar de la mano e incluso darse un beso en la entrada.
Los espectadores creían en lo que veían y no podían disimular el asombro de ver a la pareja llevarse excelente, aunque claro que a los susodichos no les importaba. Llegaron al ascensor y cuando la puerta se cerró, el ruido se hiso presente en el vestíbulo.
Silvain apretó la cintura de Rose en sus brazos y la arrinconó en la pared del ascensor; ella lo miró con reproche por sus acciones atrevidas, pero no lo empujó e incluso abrazó su cuello y le dio un piquito, sin embargo, a Silvain no le bastaba un solo besito y sin contenerse, se inclinó más, apretó a la mujer más cerca de su pecho y devoró los labios carnosos y rojos de ella. Si no estuvieran en el ascensor, él ya habría subido la falda hasta la cintura y acariciar las piernas blancas de ella. Cuando el ascensor timbró, ambos salieron del estupor de la escena caliente y aunque no subió nadie, tuvieron que acomodar su ropa y verse presentables. Rose alisó su falda, aunque Silvain no hiso nada, había sentido sus manos acariciar su trasero e incluso presintió que querría levantarle la falda, no obstante daba gracias que no pasó a más. Sonrió con diversión al ver los labios manchados de Silvain y no sabía ella misma cómo se había corrido el carmín de sus labios, aun así, jaló la corbata de él y le dio un último beso antes de salir del ascensor. Ya había llegado a su piso y Silvain todavía faltaba un piso más.
Así que ella salió con decisión o sería llevada a la oficina del director general y no sabría si podría cumplir con su propio trabajo.
***
Bruno al fin recibió la información que había pedido investigar. Sudaba y se secó el sudor con su pañuelo ya húmedo, no sabía cuántas veces lo había sacado para hacer lo mismo en las últimas semanas.
Aunque la información estaba bien detallada y había mucho de lo que él mismo sabía, había muchas otras que no pudieron siquiera desenterrar, pero no estaba asustado. Esto era algo que ya estaba decidió hacer y aunque al principio no tenía ni siquiera el valor de hacer esto, con la ayuda de esta "persona" podría al fin librarse de las cadenas de esclavitud impuestas por George James. Ahora, tenía hacer llegar esta información a Silvain, la otra parte quería que Silvain sospechara de su propio abuelo, que la confianza que tenía con el anciano se rompiera para lo que no estaba lejos de suceder una enorme bomba.
Suspiró, sintiendo su corazón acelerado, temiendo que le diera un infarto de tanto estrés al hacer estas cosas debajo de las narices de George, pero estaba cansado de caminar sobre hielo quebradizo, no podía disfrutar de su familia, de sus nietos sintiendo que en algún momento la espada sobre su cabeza que caería con furia si un día George decidía que debería “retirarse”.
Tragó saliva.
Le entregó el sobre a uno de sus hijos, quien trabajaba en una empresa de mensajería y le pidió expresamente enviar este sobre en manos de Silvain, ya que no podía correr el riesgo que esta información callera en manos equivocadas.
Su hijo estaba desconcertado, y aunque preguntó su padre solo le dijo que esto era sumamente importante y debía llegar a manos de ese hombre. Aunque dudoso y desconcertado, obedeció a su padre, sin embargo, no encontró la oportunidad hasta después de más de una semana, cuando logró hacer llegar el sobre. Obviamente omitió que su padre lo enviaba e inventó que alguien le pagó generosamente para entregar el paquete personalmente.
***
Silvain recibió en sus manos un paquete cuando regresaba a casa en busca de unos documentos en su casa que no había revisado en mucho tiempo y que le había llegado en el correo. Entonces antes de entrar, un chico de mensajería lo interceptó para entregarle dicho paquete. Estaba confundido y antes de poder preguntar, el chico se había ido rápidamente. La verdad creyó que era alguna clase de bomba, pero el paquete era pequeño y muy plano, aun así lo abrió afuera y solo encontró un montón de papeles y algunas fotografías.
Al final entró a la casa y se dirigió rápidamente a su estudio y revisó los papeles. Se quedó petrificado y lleno de consternación en cuanto vio algunas fotografías y leído algunos papeles. Sintió que su cabeza zumbaba. Se apoyó en la mesa y algunos sobres amontonados cayeron al suelo. Distraído ante lo que había leído, vio el montón de sobres en el suelo y como en trance vio un sobre de manila con solo unas letras que decían “Para el señor Silvain James, es importante mirar”.
Se agachó y cuando abrió el sobre, una vez más el impacto fue severo que cayó en su silla aturdido. Las fotos en el sobre eran viejas, pero tenían algo en común con las del paquete recibido hoy, ya que se trataban de las mismas personas. Al revisar el reverso de las fotos, claramente había nombres garabateados y un nombre en particular se le hacía bastante conocido, que era de Daysi James, su abuela.