Azul Zetas nació en un entorno complicado, marcada desde su infancia por el abandono y el maltrato. Su madre biológica la dejó en casa de su abuela materna, que no le brindo el amor que se merecía, siendo maltratada y abandonada a su suerte. Un trágico incendio en la casa de su abuela marcó un giro inesperado en la vida de Azul. Fue la única sobreviviente, gracias a la intervención oportuna del oficial de investigación Franco Coen, que se sintió conmovido por la situación de Azul y decidió llevarla a casa de sus padres, intentando ofrecerle un refugio seguro. A pesar de las buenas intenciones de Coen, la ley lo obligó a devolver a Azul a su madre biológica. De nuevo, Azul se encontró en un hogar sin amor, bajo el techo de su abuelo materno, un policía abusivo y alcohólico. Un nuevo incendio llevo a qué Azul quedé bajo el cuidado de unos tíos que la tenían como sirvienta. El oficial Coen la acomoda en un internado para liberarla del sufrimiento. ¿Encontrará la felicidad y el amor aquí?
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24° Sumergidos en el deseo
#AZUL#
¿Esto es real?, realmente estamos en la misma cama, pero él parece ni enterado, a mi nariz llega el aroma de su perfume, me encanta, se volvió mi aroma preferido. Se ve que estuvo bebiendo, por quedar noqueado de una, como dicen los chicos. Mis latidos están acelerados, estoy expectante, quieta, casi sin respirar, para no anunciar mi presencia, pero a la vez quiero que sepa que estoy aquí.
"No seas tonta, estuvo con otra", me recuerdo a mi misma.
Lucho con mis sentimientos, que se mueven por cada célula de mi ser, quiero que me vuelva a besar, pero a la vez no debo permitir que me tome como una segunda opción, o un reemplazo para no aburrirse.
Pero él está aquí, regreso a la casa, debe ser que no estuvo con ella, con la hermana de Jhon, pero a la vez, puede que solo regreso porque tiene sus ocupaciones, aunque he oido que cuando están las parejas juntas el tiempo desaparece, nada importa.
"DEJA DE PENSAR Y SAL DE AQUI", me reto a mi misma.
Suspiro hondo, para tomar impulso y levantarme, pero mi cuerpo parece no obedecer, no me muevo. Solo me cubro con la manta.
Mi celular hace un sonido como si zumbara como abeja, miro y aparece un mensaje de Jhon.
#Mira la foto.
Escribió.
Estaba por ver cuando siento que me sacan el celular, miro y es Nahuel que me mira de manera intensa.
-No respondas. Me dijo.
Me muevo como para irme y me sostiene de la muñeca.
-Quedate conmigo, no te vayas. Me pidió.
Por un lado me quería quedar, por el otro no, como si mi instinto de supervivencia me advirtiera que debía irme, pero al querer saber que pasaría si me quedo, no hago caso a esa voz que me dice que me vaya.
-Se que Aira es tu novia. Le dije sería.
-No, no es así. Ella lo fue hace tiempo, pero ya no lo es más. Me asegura.
-Eso no parecía en la cena. Le dije.
¿Por qué le hago escena?, ni que seamos algo. Me reprochó.
-Eso debería decirte a ti, respecto a Jhon. Me dice.
-¿Qué? Le pregunto.
-Tu me dijiste que serías mi novia cuando consideres tener una pareja, y vienes a ser de ese que no sabe ni atarse los cordones. Me responde con los dientes apretados.
"Así que cree que Jhon es mi novio", al parecer funcionó mi actuación.
Él se aproxima, me coloca a su altura al aferrarse a mi cintura.
-Dime si él te hace sentir esto. Me susurra sobre los labios.
Me besa de una manera tan apasionada, como si quiera hacerme parte de él, me amasa entre sus manos mi espalda, estruja mi cuerpo contra el suyo. Siento sus partes crecer. Me siento nerviosa, por alguna razón me asusta.
-No puedo. Le digo nerviosa alejándome.
-Lo que siento por ti es genuino, aún no confías, deja que te lo demuestre. Exhala sin querer alejarse.
-Me asustas. Le confieso.
-Disculpa, recostémonos, solo descansa en mis brazos. Me sugiere con la voz grave, como si decir eso le costará.
Nos cubrimos con la manta y me acomodé entre sus brazos.
-Tu cabello. Me dice pidiendo que lo saque del frente.
Acomodo atrás mi cabello y sus manos las aferra a mi espalda, puedo sentir que presiona contra mi cuerpo, como obligándose a dejarlas quietas, su respiración es difusa, se acomoda reposando más hacia la almohada, suspira hondo.
-¿Te incomoda algo? Le consulto.
-Lucho con lo que quiero y debo. Me responde entre dientes.
-Y ¿qué es? Le pregunto.
Desliza su mano a mi rostro, girándolo, hasta tener sus labios sobre los míos nuevamente.
Sentí sus labios tibios, su lengua deslizo dentro de mi boca, me acaricio con ella el paladar, un escalofrío recorrió mi cuerpo, un fuego intenso se extendió por todo mi sistema, hundí mis manos en su espalda amplia, su mano deslizo bajo la remera sin pedir permiso, la sentí caliente.
-Eres tan suave y dulce. Susurro deslizando sus labios en mi cuello, mientras sus manos acariciaron mi vientre y luego mi espalda, hasta moldear mis lomas en su palma. Me contraje ante su toque atrevido, pero su beso candente me hizo olvidar de donde me acariciaba.
-Puedes acariciarme. Me sugirió con una mirada intensa.
Lo miré sin entender a qué se refería.
Me tomo la mano deslizándola, hasta que sentí a donde se refería, la retire nerviosa.
-Está bien, no te preocupes. Me dijo.
-No puedo. Le digo avergonzada.
Él se incorporó despojándose de sus prendas de manera lenta, sentía mi corazón latir acelerado, cada parte de mi cuerpo latía, sumado al miedo de que alguien interrumpa.
¿A caso eso no le molestaba?
Cierro los ojos, al sentir vergüenza, pudor ajeno.
Él se deslizo entre las mantas.
-Mirame. Me susurro al oído.
Negué frenética con la cabeza.
Me tomo el rostro, poso un beso en mis labios.
Su manera de besar tan fogosa, hace que pierda el miedo y desee que pase lo que tenga que pasar.
Me gusta sentir su calidez, sus caricias que me recorren entera, su respiración sobre mi piel me encanta, mientras desliza sus labios sobre ella, me recorre todo el rostro, mi cuello y mi oreja con besos profundos, mientras sus manos las siento dónde creo no deberían estar, pero me acaricia de una manera que me gusta, es una nueva sensación única.
Me toma una mano y me guía a que lo acaricie, se siente tan suave y cálido al toque, es grueso, firme y delicado a la vez, lo siento pesado, no puedo imaginar como puede andar con eso, me resultaría incómodo llevar un palo de bate entre las piernas, porque así lo siento.
Él me besa en los labios mas apasionado que la primera vez y siento que empuja su bate contra mi entrepierna, ahogo un grito en su boca al sentir una pequeña molestia, es incómodo, él se toma su tiempo en acariciarme de nuevo y realiza pinceladas como si recorriera un lienzo con su brocha tamaño familiar, vuelve a empujar y está vez pasa el peaje, retrocede, como un auto lo hace al medir el espacio en que se va a estacionar y confiado acomoda su limusina que creí que el espacio le resultaría pequeño, pero al parecer se amoldo muy bien, sus movimientos son suaves en principio y acelera el ritmo, expulsó gemidos que él ahoga en su boca, al besarme de manera intensa, todo mi cuerpo tiembla, por lo que me sujeto por él con fuerza, hundo mis uñas en su espalda que al parecer no le incomoda. Gira acomodándose de costado al no querer aplastarme, sus manos me sostienen contra él, me mueve acomodándome sobre él, me mira con un brillo en los ojos, acaricia mi cabello, sus manos desliza acariciando mis lomas y la otra en el punto donde estamos unidos, hace un recorrido con su pulgar que me provoca una sensación única, quiero gritar, pero se que no debo hacerlo, por lo que lo beso. Vuelve a sostenerme contra él y queda sentado, me guía en el ritmo, desliza la remera sobre mi cabeza, nuestros torsos se rozan, sus brazos me envuelven.
#NAHUEL#
Me sentía vació al creer que Azul entregaba a alguien más su corazón, por la manera en que me miro cuando mi padre se la llevó, eso me hizo dudar de mi propia existencia, que podía ser verdad que Jhon era su pareja y solo fui una prueba para ella, o un nombre más entre cientos de posibles parejas. Me sumergí en la tristeza y clame al cielo que si tenía la posibilidad de tenerla de nuevo, le demostraría lo que significa para mí, me jure que no sería un cobarde, la haría mía, le entregaría todo para que no exista ningún hombre en su vida, más que yo, que cuando sienta deseo, amor, mi nombre sea el primero en que recuerde.
Regrese a casa, al sentir mi ánimo por el suelo y no desear ver a nadie, o que no me vean así. Me tire en la cama sin ánimos de quitarme nada y solo hundí mi rostro en la almohada con ánimos de ahogarme en ella.
Un zumbido en la oscuridad llamo mi atención y la luz del velador me reveló a un angel a mi lado, estaba ahí acostada con una remera mía.
¿Será verdad o estoy alucinando?
La toque para comprobarlo, y al sentir la calidez y suavidad de su piel mi corazón retumbó en mi pecho, una electricidad recorrió mi cuerpo, que solo deseaba sentirla por completo.
Le pedí que no atendiera, deseando besarla, ella me reclama que soy pareja de Aira. Sonreí a mis adentros, estaba celosa, y aproveché a mencionar lo de Jhon, quería escuchar de sus labios que dijera que yo y nada más que yo era el único en su corazón. Pero no aguante el deseo de besarla y me apoderó de sus labios, son tan dulces, carnosos y besables. Me fundó en ella, su calidez es confortable, su aroma me fascina, toda ella me enloquece, trato de pensar en cualquier cosa no quiero que la noche acabe.
Ella se siente abrumada por lo que sentimos, puedo comprenderla, en este momento no me quejo de mi pasado, al contrario, agradezco la experiencia acumulada, puedo darle la mejor experiencia de su vida y convertirme en su hombre.
Ella quiso irse, no podía dejar que se me escapara, ¿Cuándo tendría otra posibilidad cómo está?, por lo que le sugerí que solo nos acostemos.
Pedí perdón al cielo por mi mentira, pero era por una muy buena razón, y esa, era no perder a la mujer de mi vida, no podía permitirme perderla.
Lo que no contaba con lo que ella me hace sentir, nunca me eleve tan rápido, nunca me encendí tan rápido, despertó mis más bajos instintos, soy como una fiera hambrienta y mi presa está entre mis garras. Sentía que me quemaba y ella era la única que podía apagar este incendio en mi.
Azul me consulta que sucede al oir que suspiro pesadamente, no podía decirle que me incendiaba la entrepierna, que por ella estaba despierta mi hombría. Por lo que solo me apoderó de sus labios, sin dar explicación alguna.
Ya no pido permiso, mis manos tienen vida propia, siento la suavidad de su piel en mi palma, moldeo sus lomas en mi mano, encajan a la perfección, le robó el aliento en cada beso y la incentivo a que me toque.
Al principio se mostró tímida, cuando me quite las prendas ella cerró los ojos, ahora que nos volvemos a besar es como si esa timidez se desvaneciera. Nuestros cuerpos danzan al ritmo del deseo, y de los sentimientos puros que nos tenemos.
Me expongo ante ella y guío sus manos a que me toque, muero por sentir sus caricias, lo hace de manera tímida, con suavidad, sus pequeñas y suaves manos me llevan al cielo, las guío a mi espalda y con delicadeza la recorro. Puedo sentir a la pista lista para que mi avión aterrice y se guarde.
La beso intenso, ella me clava las uñas y ahoga un gemido ante mi primer intento, salgo a dar una vuelta por la pista, con paciencia, vuelvo a intentarlo y despacio siento que me deslizo, ajustado, me siento abrigado, caliente, como cuando estrenas un calzado nuevo, al principio es así y con el uso se amolda a tu medida y te sientes cómodo.
Llevo un ritmo lento, ante sus gemidos agudos ahogados en mi boca, me guío hasta que tomamos confianza y aceleró el ritmo de apoco, pero al la vez estoy sudando la gota gorda me siento a punto de explotar, ella me tiene en lo más alto elevado, pero no puedo ser brusco, por lo que me guío por sus gestos, veo en sus ojos un brillo singular.
Es maravillosa, no quiero dejarla ir. Rodamos en la cama, desarmamos las sábanas, es todo un deleite para mis ojos verla sobre mi, pero al sentir que explotare por tenerla así, la regreso a su lugar bajo mío. Me salgo a duras penas, al no querer cometer una locura y dejo toda mi escencia en un pañuelo descartable. Ella se abraza a mi besándome el hombro, me giro posando besos en su rostro y me incorporo guiandola al baño, no puede amanecer oliendo a mi, si mi padre lo supiera me colgaría de lo más alto.
Bajo la ducha la mantengo pegada a mi, no me canso de besarla y acariciarla, me incendio de nuevo, por lo que ante su afirmación con la cabeza la alzó en mis brazos haciéndola parte de mi, su figura se amolda a la perfección a la mía. Los dos ahogamos a los gemidos con los besos profundos que nos damos. La bajo con delicadeza, dejando que el agua borre toda prueba.
La saco envuelta en toalla y deslizo la remera sobre su figura, me acuesto con ella acunandola entre mis brazos para que duerma y deseando tenerla siempre así.
Continúa con está historia!.