EN PENUMBRAS

EN PENUMBRAS

1° Rescatada

*Niña buena

El frío cala mis huesos, me aferró contra mi cuerpo que está helado por el frio, hace días no pruebo bocado. Estoy en este lugar olor a humedad, en penumbras, soy sensible a la luz, los sonidos me aturden, todo me asusta, estoy aterrada, se que a la noche cuando todos duermen el cuco se hace presente, ha sido así desde que tengo memoria.

Pasó mucho tiempo durmiendo, es como si no pudiera controlar el sueño.

Me acurrucó debajo de mi manta, su respiración agitada la puedo oír, el olor que emana de transpiración combinada con colonia barata es fuerte y picante para mí gusto.

Abrazo contra mi pecho, mis rodillas, al estar en forma fetal, para que mi corazón no quiera salir.

Puedo sentí su peso sobre mi cuerpo, me duele, me aplasta, su aliento a alcohol traspasa las mantas.

Ruego cerrando los ojos fuertes para que se vaya.

"Por favor vete, soy una niña buena, vete"

Siento que se levanta y puedo respirar, sus pasos se alejan, y eso me tranquiliza, sobrevivo una noche más.

En mis sueños siempre busco una salida, pero está habitación no tiene puertas, la humedad de las paredes las siento en la palma de mi mano.

A la mañana me despierta esa señora con aroma a fritura, que se supone es mí abuela materna, pero no tiene nada de amor hacía mí, sus manos regordetas me estiran mi larga cabellera para alisarla de algún modo, sin dejar de regañarme.

"SOLO POR SER NIÑA BUENA SIGUES AQUI"

"SI NO LO ERAS SERIAS COMIDA DE CERDOS"

"HAZLO BIEN ESTA VEZ, SOLO DEBES VERTE BIEN"

"TRATA DE SONREIR PARA EL SEÑOR CARDOZO JOSE "

Me dice vistiendome de manera brusca, como si la tarea la fastidiara en gran medida.

Me lleva a los jalones, las voces de otros niños vienen a mis oídos, no abro los ojos, o solo miro el piso, siento que si les miro a la cara me quemarán.

Me sienta de sopeton en una silla de metal fría, lo siento en mis piernas, el vestido que me puso es corto.

"ES FLACA, NO SERVIRÁ"

Escucho la voz grave de un hombre, como si de mi hablara.

Siento que debo irme de aquí, escapar, estar en otro lugar no haría la diferencia, aquí no me dan de comer, solo cuando se supone cumplí con la tarea encomendada, pero eso no pasará, según él que hablo soy pequeña.

"EN LA OSCURIDAD SERVIRÁ"

Escuché decir a esa mujer, que ni merece que la llamé abuela, que me sostiene del brazo y sus uñas se clavan en mi piel hasta rajar la carne.

"TRAE OTRA"

Le ordeno severo, el señor.

Me lleva arrastrando a toda prisa, no me permite dar un paso por su manera brusca que me trata.

"MALDIGO EL DIA EN QUE NACISTE"

"NO VEO LA HORA DE DESHACERME DE TI"

"A BUENA HORA MI HIJA DESOBEDECIÓ, AL SALIR DE NOCHE Y LA TOMO EL POMBERO"

"O ESO DICE ELLA"

"QUIEN SABE"

Dijo con fastidio regresandome del hueco de dónde me saco.

¿QUIÉN SERÁ EL POMBERO?

¿ES EL QUÉ ME VISITA DE NOCHE?

¿LE DIRAN ASI A MI PADRE?

SI TENGO UNO ¿POR QUÉ NO ME LLEVO CON ÉL?

Al parecer nadie me quiere.

"FUEGO"

"FUEGO"

Escucho que gritan, me incorporo apenas tanteando las paredes en la oscuridad, todo se siente pegajoso y húmedo.

Suspiro volviendo a mi rincón, sentandome sobre ese viejo colchón que huele muy mal.

Abrazo mis rodillas y lloro en silencio, no deben escucharme hacerlo o los enfadara peor.

Se escuchan gritos, corridas, nada fuera de lo común a mi parecer, siempre a sido así en este lugar.

Las únicas veces que me sacaron para disimular ser una familia normal, era cuando venían unos señores de traje y le hacían preguntas de cuantos vivian aquí, si había baño y agua potable.

Mi madre jamás me quiso, me dejó bajo el cuidado de mi abuela que de por sí tenía sus propios niños. Por lo poco que escuchaba de sus conversaciones la que era mi madre, era la hija mayor de ella, una adolescente rebelde, que solo cuando se preñaba venía a dejar su bastardo aquí.

Por lo que deducía que los otros niños eran hermanos míos o no, la verdad nunca me aclararon nada.

Mi abuela cada vez que tenía oportunidad acomodaba a los niños con familias que estaban dispuestas a pagar por ello.

Conmigo no tenía esa suerte, como no tenía la imagen regordeta y saludable como los demás, creían que estaba enferma por lo que no me llevaban.

Lo que nunca entendía era el porque siempre me ponía un gorrito para tapar mi cabello, me colocaba unas gafas oscuras y me daba un palito, me enseñaba que lo mueva de un lado a otro.

Pero esta vez se tomó el trabajo de arreglarme, ponerme un vestido blanco, y hasta me puso color en las mejillas y los labios. Y ni aún así me llevaron.

Imaginaba que estaría muy furiosa, por lo que considere que era mejor no decirle que tenía mucha hambre, solo trate de distraerme con la fruta pequeñita roja, que provenía de un rincón de una plantita, no se si será venenosa, pero era dulce.

Después de un rato los gritos se calmaron, me quedé dormida por la misma debilidad que sentía, sabía que la frutita pequeña no era suficiente.

Un ruido estruendoso, de que algo cayó donde estoy, me despertó, una claridad que se formó por el agujero que produjo lo que atravesó el techo, ilumina a un señor desplomado en el suelo.

Me asusto ver eso.

"Murió" pensé.

Me incorporo despacio y me aproximó a tocarlo.

"Tiene sangre en su frente" retumba en mi cabeza.

Se de golpes, de cortadas y como curarlas, aprendí por mi misma.

Si me pasaba mi abuela me decía.

"Tu te lo hiciste, tú te curas, con llorar no lo solucionas"

Por lo que diviso un pañuelo en su bolsillo y le apoyo en su frente para que deje de sangrar.

"La sangre debe quedar en el cuerpo o de lo contrario se muere".

Eso me dijo mi abuela.

Lo que debía salir era la "orina" y las "eses".

Fue lo poco que me enseñó mi abuela, entre sus reproches hacia mi persona.

El señor gime abriendo los ojos, me quedo mirando fijo, abrió grande los ojos. Me corrí asustada, regrese al rincón oscuro donde estaba.

Se enderezó sentándose en el mismo lugar donde estaba.

"VEN, NO TE HARE NADA"

Se dirigió a mi.

"¡ESTAS BIEN!" Escucho que le grita otro desde arriba.

"HAY ALGUIEN AQUI" Le respondió gritando fuerte.

"ESPERA YA BAJAMOS" Le dijeron

Veo que al rato baja uno de rojo, su pelo cubierto con un gorro rojo.

"QUE PESTILENCIA" Exclamo tapándose la nariz.

"ESTA HACIA ESE RINCON" Le señalo el que había caído.

"¿VOS CÓMO ESTAS?" Le pregunto el señor de rojo.

"BIEN, SOLO FUE UN GOLPE, FIJATE AHI" Le señala

Iluminan hacia mi rincón, me cubro la cara, la claridad no soporto.

"OH POR DIOS, SOBREVIVIO UNA" Exclamo el de rojo.

Veo que se aproxima el de rojo y corro, no se de donde saque fuerzas, pero del miedo lo hago y me atrapa el otro.

"TRANQUILA, NO TE HAREMOS NADA, SOMOS OFICIALES, MIRA, MIRA TEN", Me dice agitado tratando de calmar mi resistencia y me entrega una cosa de metal brillosa redonda.

"VES" Me dice agitado.

Cuando siento que el otro se aproxima, grito de una manera que le hago doler los oídos.

"¡ALEJATE, LA ALTERAS!" Le indico el que había caído y me abrazo a él ocultando mi rostro en su cuello, su aroma me agrada, no es como los que solían frecuentar aquí.

"SI QUE TIENE PULMONES, LLEVALA TU" Le indica fregandose los oídos.

"FUE DIRIGIDO A VOS EL GRITO, A MI NO ME AFECTO" Le contó el otro.

Él se sujeto por un tipo soga, dónde enredo su pie y su brazo, mientras yo iba aferrada a su cuerpo.

"LA LLEVAS BIEN" Le pregunto el de rojo.

"SI, NO PESA" Le responde

Al llegar afuera me quedé sorprendida de la escena. Todo estaba quemado, solo se veía hilos de humo, estaba todo negro, y dónde yo estaba era un cuarto bajo el piso donde me tenían castigada siempre por no hacer bien lo que me pedían.

Cuando me sacaron completamente, los perros empezaron a enloquecer, ahora comprendía la razón del porque me tenían lejos de la luz, a mi abuela le molestaba que los perros ladraban por mi culpa, ella lo veía como una molestia, y yo sentía que se alegraban por verme.

Él me bajo, y corrió mi largo cabello de mi rostro, al descubrir mi cara todos me miraban con la boca abierta.

"Se ve que soy horrenda para que se sorprendan así". Pense

"El color de sus ojos, es como ver el cielo infinito", expreso uno

"¿Dónde la encontraste ?" Se aproximó uno para tocarme y me prendo por mi salvador ocultando mi cara.

"ALEJATE, LA ASUSTAS" Lo reta.

"DEBES HACERLA VER CON EL DOCTOR, POR SI ELLA SUFRIO LO QUE PASABAN LOS DEMAS" Le dijo otro de ropa color azul.

"VAS A TENER QUE LLEVARLA, NO SE DESPEGA DE TI" Le dijo otro.

"DE PASO TE HACES VER ESE CORTE" Le indico otro.

"VAMOS TE LLEVO AL DOCTOR" Me dijo

Me llevo hasta un vehículo, no quería entrar, siempre que llevaban a un niño al doctor desaparecia.

"TRANQUILA, ESTAS A SALVO CONMIGO" Me dijo.

Me llevo hasta el interior y me acomodo en la silla atandome contra ella, se ve que no quería que me escape.

"Tal vez ya sea mi hora", pensé preocupada.

Llegamos a una casa que estaba en una esquina poco iluminada.

"ESPERAME" Me dijo bajando del auto.

Dónde iría, me tenía presionada con esa cinta negra contra el asiento que se estiraba pero regresaba contra mi cuerpo, divise como estaba atada, la estire más y logré salir de su presión.

De golpe él abre la puerta y me alza en sus brazos.

"Está mi amigo" me susurro.

Sentía miedo, no sabía que podía esperar, pero al ver sus ojos sentía confianza, por alguna extraña razón sentía que podía confiar en él.

"Nico es ella" escucho que le anuncia a alguien.

"Muéstrame tu rostro" me pide.

"Hay mucha luz" susurro en el oido de mi benefactor.

"La luz, le molesta, debe ser por estar mucho tiempo en penumbras", escucho que le dice.

"Bueno Franco, dejaremos solo esa luz del velador", dijo.

"Ahora sí", me dijo dejándome sobre un banco y corrió el cabello de mi rostro, con la punta de sus dedos elevo mi cara y me miro a los ojos.

Suspiro, ví como si le diera escalofríos. Volví a ocultar mi rostro avergonzada.

"Porque ocultas tu rostro" me pregunta con una voz suave.

"Se que soy horrenda, por eso todos me miran así", le digo con pena.

"Je, no, no es así, pareces una muñeca, espera", me dice alejándose.

Regreso con algo en la mano que coloca ante mi, había una joven enfrente.

"Dime qué ves" Me dice.

"Es una chica" Le dije

"Eres tu" me dice

"No, no puede ser, no recuerdo haber crecido tanto, yo, yo no recuerdo mucho" Expreso agitada.

Me abrazo a mi benefactor agitada.

"Se ve que la mantenían dormida hace mucho, o alejada de la realidad, es una pena", comenta el que me enseñó la imagen

"Nico puedes revisarla, saber si, ya sabes, hicieron con ella", le dice.

"¿Cómo te llamas?" Me pregunta.

"He" pregunto

"¿Cómo te decían?" me consulta.

Quedé pensando, tratando de recordar las pocas veces que me hablaron.

" No me nombraron" le digo

"Vas a tener que llevarla a servicios sociales, ellos van a saber que hacer, si no tiene padres, habla con Cardozo Jose", le dice el amigo de mi benefactor.

Al escuchar el nombre recordé al que iba a la casa en busca de los demás niños.

"NO, ÉL ME VENDERA, ABUSARA DE MI, NO, NO QUIERO" Le dije agitada al escucharlo.

"¿Quieres decir que lo conoces?" me consulta

"Huele a alcohol y cigarrillo, a mi no me llevo por ser flaca, llevo a una con más curvas, le gustan las rellenitas, y a la que llevo ya no volvio, los que lo hicieron pararon en el pozo, otro pago extra para rellenar el terreno" Le digo.

"Si lo ves, lo reconoces" Me consulto mi benefactor, me abrazo fuerte por él.

"No permitas que me lleve, no quiero, huele muy mal, no me gusta que me toque, no quiero que me lleve", Le suplico llorando.

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