El cielo no puede ser mas azul que ahora, ni la sangre mas espesa y roja, asi como un cadaver no puede oler a rosas.
Mori cuando apenas comenzaba a vivir mi vida, aunque no puedo decir que tenia una gran vida, pero al final del dia me pertenecia, era mia.
Las circunstancias del mundo en aquel entonces, no eran las mas favorables para nadie, las naciones estaban en constante disputas y un solo error basto para desatar la gerra.
Supongo que de alguna maner deberíamos de estar agradecidos por seguir vivos, pero el ser humano siempre se lamenta por lo que no tiene, maldice por lo que le quitaron y pocas veces agradece por lo que le ha sido dado.
El mundo parece mas grande ahora que en ese entonces, ¿Y como no? si quedan muy pocos sobrevivientes.....
NovelToon tiene autorización de Paola Lorenzana para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
...................................................................
Doluma
Puedo sentir la carne donde mis garras se clavaron, escucho un leve gemido y los recuerdos de mi Demonio vienen a mí como golpes.
Puedo ver frente a mis ojos a una pequeña niña inconsciente que se aferra a Roja en un intento por proteger a los débiles.
Puedo escuchar el grito de Roja que intenta liberar a la niña de su agarre, pero le resulta imposible la separación.
Puedo sentir la furia de mi Demonio; la desobediencia de su sierva, la tregua entre dos especies que se acaba de llevar a cabo, le provoca dolor y despierta su odio.
Yo estoy recluida en alguna parte de mi propia mente como una simple espectadora. Quiero ayudar, quiero gritar, más no hay nada que pueda hacer.
Mi Demonio logra separar a la niña de Roja, la destrucción de la última es más que necesaria pues ha perdido el propósito para el que fue creada, "Asesinar Humanos".
Escucho a Saram, pero sus palabras suenan tan lejos y el eco que estas provocan logran despertar algo en mi interior. Logro al fin reducir a mi Demonio y tomar el control de mi propio cuerpo.
El dolor es tan intenso que pierdo la consciencia, pero ya no quiero dormir por temor a los niños y al hombre deforme.
Mi visión regresa a la normalidad y miro a Kebec frente a mis garras extendidas, la sorpresa que me provoca su presencia me hace preguntarme si aún sigo dormida.
Lo he visto tantas veces en mis sueños, que no estoy segura de que sea real, mi corazón late con fuerza y emoción, pero mi celebró dice "Cálmate".
No puedo leer su rostro, solo lo veo parpadear.
-¡Demonios! -escucho decir y me giro para ver a otro hombre.
Su rostro me parece familiar, pero no estoy segura. El hombre mira con horror y algo preocupado, mis garras están clavadas en el brazo de Kebec quien se interpuso para evitar que yo asesinara al hombre.
Un -¡Ah! - sale de mi garganta y retraigo mis garras que rápido se transforman en dedos. La sangre brota de la herida en cuanto mis garras salen y acto seguido, los agujeros vuelven a cerrarse.
-Lo siento -murmuro.
Kebec me mira de una forma que no sabría definir si es, preocupación o alegría.
-Doluma -escucho gritar, luego Maya se cuelga de mi cuello apretando me fuerte mientras lloriquea.
-Me tenías tan preocupada -chilla y acto seguido me golpea el hombro con el puño cerrado.
-¿Cómo te atreves a escapar en plena noche sin decir nada? -grita con falso mal humor.
-¡Oye! -murmura Kebec.
-Tú te callas -gruñe Maya y lo mira molesta.
-Te recuerdo que si la golpeas, yo también lo siento -se queja Kebec.
Lo que me recuerda que hace un momento, no fui capaz de sentir el dolor que yo misma le provoque. Maya y Kebec comienzan a discutir, el hombre de antes llama mi atención.
Su rostro me sigue pareciendo familiar, aunque no estoy muy segura. Sus ojos se ven hundidos por las pronunciadas ojeras que tiene en el rostro.
La barba le ha crecido en el rostro, lo que lo hace ver viejo. Sus ojos no reflejan el cansancio que su rostro evidencia, de hecho puedo leer la felicidad en ellos.
Felicidad que sus labios me demuestran al extenderse en una amplia sonrisa.
-¡Ey! -escucho y miró a un animado Miguel que se acerca y se sienta en la orilla de lo que adaptaron como cama.
-Chica fuerte ¡Sigues viva! -dice Miguel sonriendo de oreja a oreja al tiempo que guiña un ojo.
Pongo los ojos en blanco, sigue siendo tan coqueto como siempre, algo que a Olivia no le agradaba ni un poco. Sonrió con naturalidad, Miguel siempre me pone de buen humor.
-Cállate sanguijuela, antes de que te reduzca a cenizas -gruñe Maya y finalmente Kebec se queda callado, mientras la mira de mal humor.
-¡Ay! -suspira Miguel mientras los ve. -¿No son lindos los enamorados? -pregunta Miguel y Maya junto con Kebec lo miran con cara de pocos amigos.
Yo sonreí por las ocurrencias de Miguel, pues sé que solo bromea. Maya y él están juntos algo que enfurecía a Olivia, pues ella quería a Miguel.
Aunque en realidad era mero capricho.
Un olor familiar me llega desde la puerta y miro a una pequeña niña, niña a la que vi a través de mi Demonio.
Me levanto de la cama y en un segundo ya estoy frente a ella. Él gruñe desde dentro, pero lo silenció. La niña me mira y hace una especie de reverencia.
-¡Mi señora! -murmura y la miró fascinada.
Me resulta increíble que una niña tan pequeña tenga tanto poder y sobre todo que allá logrado que Roja despertara su lado humano así como lo hizo Saram una vez.
Esa pequeña niña logró algo que yo no pude hacer y eso me resulta tan extraordinario y maravilloso. Sonrió y me agacho para quedar a su altura, la enderezó y la abrazó.
-Gracias -digo con los ojos húmedos.
-No... -comienza a decir, pero la silencio.
Detrás de la niña veo al soldado de antes, me mira e inclina levemente su cabeza hacia adelante.
-Mi señora -dice con vos ronca.
Me levantó y la niña se hace aún lado, me acercó al soldado y sonrió.
-Sobreviviste -digo con sorpresa y alegría.
-Gracias a usted -dice.
-No, fue Roja quien quiso ayudar. -digo recordando que desde el momento en que nos topamos con esos soldados.
Hubo un cambio en Roja, aunque en ese momento creí que solo quería alimentarse de la sangre contaminada del Hombre.
Supuse que lo mataría, ya que Roja nació para asesinar humanos, al igual que Saram se alimenta de sangre contaminada, pero la diferencia radica, en que mientras Saram siempre me ayuda a matar humanos infectados.
Roja y las demás prefieren dormir y solo despiertan cuando tienen hambre o hay humanos cerca a los cuales poder asesinar, justa razón por la cual jamás las uso en combate.
-Me alegra que estés bien soldado -digo con una sonrisa en el rostro.
El hombre sonríe, asienta con la cabeza y dice sí.
Me acerco al soldado hasta su oido -Ahora tu vida me pertenece -digo con seriedad.
-Un trato justo -dice el Soldado y yo asiento con la cabeza.
Escucho un carraspeo y me alejo del soldado mirando a un lado, Kebec pasa aún junto a nosotros sin mirarme y dice -Debes estar hambrienta-.
Escucho algunas risas por lo bajo sin comprender de que va eso, pero sigo a Kebec quien me indica él caminó.
Al salir la luz del sol hiere mis ojos y me cubro con el brazo, para evitar el dolor de estos. Siento algo sobre mi cabeza -Ya puedes abrirlos -escucho decir.
El hombre de barba está frente a mí, levanto la cabeza un poco y logro ver su rostro a través de una ligera sombra provocada por el sombrero que me acaba de colocar.
Hay algo en sus ojos y en su sonrisa que me hace sentir extraña. Medió sonrió y la sonrisa de él se hace más grande.
De pronto siento una especie de furia incalculable, la presencia del hombre me resulta realmente molesta. Quiero golpearlo, de hecho desaparecerlo, me alejó de él llevando mi mano a la nuca.
No sé porque de pronto me siento así, esta fuerte emoción provoca una sensación de ahogo en mi pecho, me alejo del hombre y siento la mano de Maya.
Ella me sonríe cuando la miró, me dice ven y yo obedezco.
...****************...