Nací dentro de una familia con bastante poder y recursos que por culpa mía, terminaron por perderse o cediendo a otros.
Terminé en la cárcel por fraude e intento de asesinato, extorsión y amenaza premeditado hacia la única persona que creyó en mí. Sola en mi celda pagando por mis pecados y errores, en plena oscuridad y un silencio mortal e incesante, sentí una punzada en el abdomen y la sensación de que me había mojado la camiseta, pronto percibí el olor de la sangre y pese a lo oscuro que estaba vi a través de los rayos de la luz de la luna llena que entraban por los barrotes de la ventana que daba afuera, la sangre que brotaba de mi interior, mis manos se mancharon de sangre enseguida y en ese momento de desesperación una voz retumbó en las paredes de mi celda.
"Tu destino será morir a menos de que cambies tu rumbo..."
Rogué y supliqué por cambiarlo y luego de eso la oscuridad invadió mi campo visual y supe que había llegado mi hora.
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Capítulo 7: Una Nueva Perspectiva
AILA
Estaba trabajando en mi oficina revisando pendientes y diseños, cuando mi secretaria me avisó que una mujer mayor venía a verme. No sabía quién era, así que antes de poder decirle que no entonces dijo que la mujer venía por parte del Duque de Hess.
—Déjala pasar—. Ordené.
La puerta de vidrio templado se abrió, de ella emergió una mujer madura de ojos verdes, cabello gris peinado en un moño algo ajustado sin un solo cabello fuera de lugar, era una mujer que en su momento fue muy bella, y pese a que han pasado los años, seguía siendo una mujer con una belleza madura.
Vestía de manera sencilla, pero elegante. Su vestido era blanco con algunas peonias rosas en la falda del vestido que destacaban por los pliegues de la misma falda, aquel atuendo le acentuaba a su delgada figura, llevaba puestos zapatos de piso blancos sencillos.
Ella me miraba buscando algún defecto, pensé yo en mi persona. Desde mi atuendo que era un vestido negro sin escote y un saco negro con las mangas subidas, con un botón en medio. Dejé de lado lo que estaba haciendo y le ofrecí asiento en uno de los sofás individuales de color beige que se situaban justo en frente de mi escritorio de madera color caoba, con acabados elegantes, pero con un toque sencillo.
La mujer tomó asiento y entonces dijo:
—Le pido una disculpa por haberme presentado de esta manera, —Habló algo apenada—me presento soy Eliana Müller, el ama de llaves y persona de confianza del Duque de Hess.
—Mire señora Müller, no comprendo qué hace aquí—. Fui honesta. No entendía nada.
—Vine aquí porque supe que el Duque de Hess, fue un maldito grosero con usted y le pido mis más sinceras disculpas—. Ella parecía realmente apenada y avergonzada del comportamiento de ese idiota, además parecía ser muy cercana al Duque de Hess.
—No tiene por qué disculparse por eso. Sinceramente, no busco nada de él y mucho menos con nuestro reciente compromiso. Sé muy bien que usted ha escuchado mucho sobre mí y mi actitud tajante y grosera hacia otras personas, realmente no la culpo por creer en todos esos rumores y no los voy a negar.
Sin embargo; estoy buscando ser mejor persona y no solo con los demás sino también conmigo misma. Entiendo que el Duque de Hess me ve como alguien... superficial, cruel, engreída, grosera, déspota, despiadada y muchas otras cosas que no voy a mencionar. Debo reconocer que tiene razón, como ya dije antes busco ser mejor persona.
Pero... no pienso permitir que él me falte el respeto diciendo con mucha seguridad y certeza de que soy una mujer doble cara, que finge ser amable y comprensiva. Porque eso es una vil mentira, no soy una doble cara y jamás lo he sido, pese a que en el pasado fui muy grosera con mucha gente—. Fui honesta con ella y al parecer eso le agradó, porque sonrió.
—Entiendo y sé la clase de persona que es Einar, pero le aseguro que él no es mala persona. Es solo que... ha tenido una vida muy complicada y sinceramente no soy yo quien debe hablarle sobre ello, sino él—. Sabía muy bien que la esposa de Einar había tenido un espantoso accidente que terminó con su vida, pero nunca supe cómo fue, ya que el resto de esa historia eran simplemente rumores infundados y sin mucha coherencia y lógica. Decidí no preguntar sobre ello.
—Sé que la esposa del Duque tuvo un accidente, pero en cuanto al resto de la historia y detalles... realmente no sé nada. Y no busco saberlo, a menos de que él quiera hablar conmigo sobre ello.
—Puedo decirle con absoluta certeza que sí usted se casa con él y le da la oportunidad de conocerlo, créame... no se va a arrepentir—. Me dijo muy segura de sus palabras. Parecía que ella realmente deseaba que el Duque de Hess tuviera alguien a su lado, por un motivo que no quise indagar.—Por favor, piénselo antes de tan siquiera pensar en devolverle ese anillo que aún tiene puesto en su dedo—. Miré mi dedo y efectivamente aún llevaba puesto el anillo, no había tenido el valor de quitármelo, luego de esa discusión.
Estuve casi una semana pensando en ello y simplemente no pude, había algo o alguien que quería que lo siguiera usando me di cuenta de que era el destino quería que siguiera con mi misión que era evitar que Einar tuviera un trágico final al igual que yo, por eso había regresado en el tiempo.
—Está bien, lo voy a pensar. Y no se preocupe no le diré a nadie sobre esta conversación.
—No tiene que preocuparse, Einar sabe que vine. Incluso tiene la idea que me daré cuenta de que él tenía razón y yo no, pero siendo honesta... él está muy equivocado y sé que usted se lo va a demostrar. Estoy segura de ello—. Ella sonrió muy segura de ello y ese instante sentí una extraña sensación de que antes había oído su voz. Pero no tenía ni idea de dónde.
Eliana se fue de mi oficina luego de haber conversado un poco más y me di cuenta de que era una mujer bastante conversadora y encantadora. Muy amable y simpática.
Seguí trabajando en los pendientes que tenía escuchando aquellos murmullos incesantes, entre ellos el hecho de que me iba a casar con el Duque de Hess.
