¿Qué serías capaz de hacer por amor?
Cristina enfrenta un dilema que pondrá a prueba los límites de su humanidad: sacrificarse a sí misma para encontrar a la persona que ama, incluso si eso significa convertirse en el mismo diablo.
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El amarre
El año estaba por terminar, y con él, finalmente celebraría mi boda. Aunque debía fingir entusiasmo, en mi interior todo lo que sentía era una mezcla de desinterés y resignación. Mi suegra y Lorena se habían encargado de todos los preparativos, incluso utilizaron una de sus fincas más grandes para el evento. ¿Para qué algo tan ostentoso? La finca que ya tenían era más que suficiente. Pero, como siempre, sus ideas eran las que prevalecían.
—¡Finalmente llegaron! —exclamó Lorena, interrumpiendo mi momento de paz. Yo estaba concentrada leyendo La sombra del deseo, una novela que me había recomendado Elizabeth, mi gran amor del pasado.
—¿De qué hablas? —respondí, molesta por su interrupción.
—¡Los vestidos! —gritó emocionada mi suegra desde la sala, su entusiasmo casi desbordante.
Meses antes, tuvimos que viajar a Corea del Sur para encargar los vestidos. Lorena insistía en que debían ser de los mejores diseñadores, así que le pedí ayuda a Alessandra.
—¿Puedes hablar con Min-ju para que nos haga un espacio en su agenda? —le pregunté un día por videollamada.
—Claro, no te preocupes. Haré los arreglos —respondió Ale con su habitual dulzura.
Min-ju era la propietaria de Lee Luxe, una marca que admiraba profundamente. Aunque no la conocía personalmente, sabía que era una mujer de gran talento y prestigio. Además, según lo que Ale mencionó, había una conexión indirecta con ella: era la ex-prometida de una tal Freya,que estaba casa con Charlotte una amiga de su amigo jens, al igual era socia de Nimaj, una línea de maquillaje que también me fascinaba. Todo parecía un enredo, pero Ale se encargó de los detalles.
Cuando llegamos a Corea, Ale nos recibió en el aeropuerto. Verla después de tanto tiempo fue como un respiro para mi corazón. Corrí hacia ella y la abracé con fuerza.
—Te extrañé tanto, Ale. Sigues igual de hermosa que siempre —le dije, besando su mejilla con afecto.
—¡Compórtate, Cristina! Soy tu prometida —replicó Lorena, jalándome con fuerza mientras entrelazaba su mano con la mía.
Esa misma tarde, Ale nos llevó a una tienda donde nos esperaba Min-ju. Cuando la vi, me quedé sin palabras. Era una mujer pequeña, con una piel impecable, ojos rasgados que brillaban con inteligencia, y una cabellera negra y sedosa que le llegaba hasta la cintura.
—Hola, mucho gusto. Soy Cristina —dije en inglés, algo nerviosa mientras le estrechaba la mano.
—Hablo español, no te preocupes. Soy Min-ju, pero pueden decirme Min —respondió con una sonrisa cálida que hizo que mi corazón diera un vuelco.
La conversación fluyó con naturalidad. Min-ju no era modista, pero se encargaba de supervisar cada detalle de sus diseños. Lorena ya le había enviado nuestras ideas, y ella seleccionó para mí un vestido blanco perla, sencillo pero elegante, que acentuaba mi figura y tenía un largo velo que caía como un suspiro. Para Lorena, escogió algo más elaborado, un vestido estilo princesa.
Al terminar, nos sentamos a conversar un poco más. No pude evitar hacer una pregunta atrevida:
—¿Tienes pareja?
El comentario hizo que Lorena me fulminara con la mirada.
—¡Cállate, Cris! Estoy aquí —exclamó, claramente molesta. Ale también me miró con desaprobación, pero yo seguí adelante.
—Lo pregunto porque investigué un poco... Leí que pasaste por algo complicado en el pasado.
Minju pareció tomarlo con calma.
—Sí, fue un incidente de hace mucho tiempo. Ahora estoy en una relación y muy feliz —respondió con una sonrisa serena.
—Vaya, qué lástima —murmuré, lo suficientemente alto para que todas lo escucharan.
Esa noche paseamos por Seúl. Salí con Lorena, aunque también aproveché para pasar tiempo a solas con Ale. Mientras caminábamos por las calles iluminadas, le hice una pregunta casual.
—¿Estás saliendo con alguien?
Ale sonrió, con esa mezcla de dulzura y picardía que siempre me desarmaba.
—Creo que me enganché contigo. Aún no encuentro pareja —respondió, riendo suavemente.
—Es que soy inolvidable —repliqué, besándola brevemente en los labios.
Ale siempre había sido más que una amiga para mí. Nunca encontré las palabras exactas para definir lo que sentía por ella, pero la quería profundamente. Sin embargo, nuestra despedida llegó rápido, y mientras el avión despegaba rumbo a México, suspiré.
¿Cómo podía ser que una mujer tan maravillosa como Ale siguiera colgada de mí? Prefería mil veces casarme con ella que con Lorena, esa bruja que ahora compartía mi vida. Pero la realidad era otra, y no tenía más remedio que enfrentarla.
Autora :No olviden leer la sombra del deseo 👁️🫦👁️
Para que se den una idea de como mi imagino minju / solo es una inspiración
Yoko🫦
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