Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 24: "PIRATAS”
En el barco, Esperanza, veía como corría el agua.
-¿Estás bien?- pregunto Henry -¿Te sientes mareada?-
-¡Claro que no!- respondió ella.
-No te preocupes.- continuo él -Ella estará bien y yo estaré allí para protegerte.-
-Lo se, cariño.- dijo Esperanza abrazándolo -Pero no puedo evitar sentir culpa, si le sucede algo...-
Mientras la abrazaba, Henry levanto la mirada y pudo ver qué estaba llegando.
-¡RAÚL, ESTÁN EN LA COSTA!- grito -¡Puedo ver fogata!-
De repente, sintieron un golpe. Raúl miro a estribor y pudo ver qué estaban subiendo algunos hombres, y dichos golpes eran algunos botes golpeándolos.
Estaban tan cerca de la costa, que esperanza logro divisar a su amiga por medio de un catalejo. Decidió lanzar una flecha, desde su arco está vez, le parecía que era más rápido que la ballesta. Le dio a uno de los hombres que rodeaban a Margarita. Al ver esto, la joven llamo a otro de los hombres a su lado:
-¡Ey!- exclamó y le dio un puñetazo, aunque sus manos estaban atadas hacia delante.
De un rápido movimiento, Margarita se agachó, ya que Esperanza no dejaba de arrojar flechas, despejando su camino, tomo un leño encendido de una punta y comenzó a pelear con todos.
Mientras tanto en el barco, estaban luchando contra los polizones. Raúl entre dos o tres contrincantes, colgándose de sogas para saltar de un lado a otro.
Por su lado Henry se entre ponia entre su esposa y algunos hombres que la querían atacar. En un momento, el inglés se paró para ver hacia la orilla, cómo peleaba Margarita.
-De dónde salen estas mujeres?- pregunto asombrado.
Magui se agachó mientras enfrentaba a Varón Black, para esquivar sus movimientos de espada. Le arrojo el leño, ya aparato, pero no atino. Divisó que otro de los contrincantes caídos tenía una daga, rápidamente la tomo y se la tiró al hombre. Aprovechando esto para tirarse al agua, aún con las manos atadas.
-¡RAUL! ¡SE HA LANZANDO AL MAR!- grito Esperanza -¡LLEVA AMBAS MANOS ATADAS!-
Raúl no lo pensó ni un segundo y se arrojó al alguna. Nadie hasta llegar a un punto en donde la perdió de vista, se sumergió para encontrarla.
Esperanza se preocupó porque no los veía emerger a ninguno de los dos, hasta que los vio, así se acercaron y subieron al barco. Primero. Margarita, allí su amiga la esperaba ansiosa.
-Magui...- dijo Esperanza refregándose las manos sin saber bien que hacer -Lo siento, Magui, de verdad.-
La joven morena la abrazo.
-Viniste por mí ...– le dijo.
-Claro que sí... Juntas siempre...- le dijo.
-Ya para siempre...- continuo Magui.
Raúl carraspeó la garganta para que lo noten.
-¿Estáis bien?- pregunto, pero su esposa camino hacia él y le dio un puñetazo -¿Otra vez? ¡Basta ya! Te he rescatado.- continuo tomándose la cara.
Así, Raúl, la tomo del brazo y la llevo al camarote. Una vez solos la miro, no llevaba vestidos, solo enaguas.
-¿Te han hecho algo?- pregunto preocupado.
-No.- respondió Margarita -Me he quitado el vestido cuando hui al bosque, para correr más rápido... Pero ti.- continuo -Luego alguien me puso algo en la cabeza y el resto... Ya lo sabes.-
Raúl respiro aliviado y solo la abrazo, cómo siempre, con la posibilidad de que lo golpee nuevamente.
-Estaba tan preocupado...-Dijo.
Ella se apartó y lo miro más tranquila.
-Ellos hablaban. Al parecer no sabían que soy hija de... Ruiz de la Garza, pero si tu esposa.- confesó -No me extraña que mí padre me haya negado.-
Él la abrazo nuevamente y puso su frente junto a la de ella.
-Mencionaron todo lo planeado Con.. con mí padre. Cómo perdieron el cargamento robado a la corona y que sabían que habías sido tu Pier.. Lo siento, Raúl.-
-Eso no me importa, solo quería rescatarte.- dijo Raúl.
-Mi padre sabe tu verdadera identidad, ellos se la informaron... Tal vez por eso nunca les dijo eres su yerno.- continuo ella -¿Qué haréis con él? Sé que tiene que pagar, pero es mí... Es mí padre.-
-Lo sé, cariño, ya pensaré en algo.- respondió Raúl dulcemente y la beso -No pensemos en eso ahora.-
En ese momento, quizás, le inquietaba más Varón Black, lo conocía demasiado y estaba seguro de que sus caminos volverían a cruzarse, tal vez no ahora, pero si en un futuro.
Margarita parecía muy entusiasmada por el reencuentro, le besaba cada vez con más intensidad. Comenzó a quitarle la camisa, él la tomo de la mano y la llevo hacia la cama, en donde, con mucha efusividad, se deshizo de las livianas prendas de su esposa. La recostó en la cama sin dejar de besarla. Con su boca comenzó a recorrer su cuello, sus pechos hasta llegar a su entre piernas. Margarita lanzó un pequeño quejido, no era la primera vez que se tomaba esas libertades con ella, le gustaba oír como gozaba, pero en esta ocasión estaba llevando a su esposa a otro nivel de placer. Magui enredaba el largo cabello de su esposo y lo llevaba hacia donde le gustaba.
Raúl, segado de pasión, necesitaba denostar más. Con sutileza y gran destreza la volteo boca abajo, la tomo de la cintura y en un rápido movimiento logro ponerla en cuatro. Beso y mordisqueó su glúteo, lo que provocó los quejidos de la mujer, envueltos en una respiración acelerada que no podía controlar. Se introdujo en ella con delicadeza en un principio, y luego fue subiendo la intensidad de sus movimientos. Margarita embriagada de pasión, no podía controlar sus gemidos de placer y comenzó a gritar.
-¡RAÚL! ¡RAÚL!-
Al escuchar al fin su verdadero nombre, lo motivo a más. Cuando finalizaron cayeron en la cama muy agitada y envueltos en sudor.
Por un momento observaron el techo l, mientras trataban de reponerse. Luego se miraron y sintieron.
-Creo que toda la tripulación nos ha oído.- comento él provocando la carcajada de ambos.
Margarita se movió y se acomodó en su pecho.
-Deberíamos seguir viéndonos, resultó ser mejor amante que mí esposo, señor Guzmán.- bromeo ella y lo beso.
La joven esclava del señor Ruiz de la Garza les informo que él les estaba esperando. Al entrar al despacho, Raúl y Margarita, vieron que estaba ahí su suegro con Catalina.
Ella parecía ansiosa, solo se le quedó mirando a Raúl. Pues este, se había rasurado y cambiado el peinado, ahora sí parecía aquel joven que alguna vez fue. Ya todos sabían su verdadera identidad, así que era en vano seguir fingiendo ser alguien más.
-Raúl...- pronunció Catalina anonadada y dio un paso hacia él.
-Su verdadera identidad se ha revelado, al fin.- dijo su suegro -Catalina retirate.- ordenó, pero su hija no reaccionó -¡Catalina!- exclamó.
-Si, padre.- respondió ella y camino hacia la puerta.
-Tú también vete.- dijo Ruiz de la Garza a Margarita.
-No.- contradijo Raúl -Mi esposa solo se marchará si ella así lo desea... ¿Lo deseas?-
-No.- respondió ella fríamente.
-Entonces, tomad asiento.- invito el hombre -Así que... ¿Qué es lo que tenéis pensado para mí?-
-He planeado muchas cosas, a decir verdad... Pero he escuchado el ruego de mí esposa, así que dejaré que usted decida.- respondió Raúl cruzando una pierna sobre la otra.
-¿Qué pretendéis?- pregunto su suegro arrogante.
-Firmará una orden, que yo mismo he hecho hacer por un notario, en donde constará que sus negocios solo serán responsabilidad de su hija margarita.- respondió él -Incluyendo total libertad para el manejo de sus tierras.
-¿o...?- prosiguió el hombre.
-O tendré que entregarle a las autoridades las pruebas que poseo, en donde constata sus planes de robarle a la corona, con su firma, claro, y... de sus negocios con piratas...- continuo Raúl.
-Es decir, elegir entre la horca o que mis negocios sean manejados por una mujer.- dedujo Ruiz de la Garza -¡Eso jamás!-
-Siento así...- respondió Raúl y ambos, junto a su esposa, se estaban levantando de sus asientos.
-¡Esperad!- exclamó el hombre y miro a su hija -Te he menos preciado durante todos estos años, pero... Creo que sois más capas que cualquier hijo varón.-
-Padre, solo será en los negocios. Le mantendré informado y en su casa solo decidirá usted.- respondió Margarita.
-¿En dónde tengo que firmar?- pregunto el hombre y Raúl le entrego una hoja de papel enrollada.
-Tengo muchas ideas que deseo contarle padre.- continuo ella.
-¿Será posible que hablemos a solas?- pregunto Ruiz de la Garza y Raúl miro a Margarita, quien le asintió con la cabeza, entonces él salió del cuarto.