Un loco y apasionado romances entre una profesora de idiomas s y un joven de su clase, dará una fogosa y emocionan relación. El problema está en la sociedad. ¿Es posible una relación entre una mujer mayor y un chico joven?.
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Me encanta.
Contenido +18
Jazmín.
- Jajaja, cuidado ~le digo y ambos ambos reímos~
Cierra la puerta con el pie mientras me besa y en la oscuridad del depa, nos guía por el lugar. Le hago encender las luches y se vuelve a mí solo para ver cómo dejo caer mi vestido por mis pies quedan en una diminuta braga que no deja nada a la imaginación. Que calor.
Río divertida y él con una mirada insinuante sonríe, se quita la camisa seguida de los zapatos y cuando va a acercarse, corro hacía otro lado del lugar. De acuerdo, probablemente estoy un poco pasada de copas, pero es divertido tratar de huir.
Por alguna razón, me pongo nerviosa y río más cada que corre detrás de mí. Mientras río, corro por el pasillo y voy hasta su habitación, al no saber en dónde meterme, me subo a la cama.
- Oh oh, ya no tienes escapatoria ~dice de forma acechante~
Nerviosa, comienzo a reír y a saltar sobre el colchón como niña de cinco años, cuando se lanza para atraparme, me bajo de la cama y corro saliendo de la habitación, pero siento como sus brazos rodean mi cintura.
- Te tengo ~dice y yo río~ Te dije que no tenías escapatoria.
Aún en el pasillo, me pega contra la pared y comienza a besarme de forma tan sensual que me hace perder la cabeza. Siento como sus manos pasean por mi piel hasta llegar a la tira de mis bragas, el calor en mi cuerpo crece cuando de un solo tirón me las arranca.
Desesperada por sentirlo dentro, le quito el pantalón junto a los boxer y ahora completamente desnudos, me alza entre sus brazos y rodeo su cintura con mis piernas. Puedo sentir como toma su dura y caliente p*lla y la introduce en mi intimidad chorriante de placer.
Empieza a hundirse lenta y dolorosamente en mí, y un gemido ronco abandonan sus preciosos labios... Hasta que se detiene.
- Vamos, vamos ~susurro en sus labios moviendo mis caderas~
Él ríe y negando, pega más su cuerpo al mío arrinconándome más contra la pared. Ahora sí empieza lo bueno. Sus embestidas son tan fuertes y profundas que mis gemidos llenan todo el lugar. Siento que los dedos de mis pies cosquillean y estoy por pensar que este chico me está golpeando la matriz.
- ¿Te gusta así? ~su maldita voz ronca de excitación me hace estremecer~
- Sí... Me gusta... Me gusta mucho ~digo entre jadeos~ No pares.
Lo veo morderse el labio inferior y con lo que le he dicho, he hecho que este chico me quiera partir en dos. Los movimientos de su cadera golpeando los cachetes de mis glúteos y hundiéndose más profundo, siento esa sensación dolorosa, pero a la misma vez placentera.
¡Pero que masoquista soy!.
Mi orgasmo ni siquiera se molesta en tardar, el líquido sale de mí como si fueras las Cataratas del Niágara escurriéndose seguramente por su pelvis. Unos fuertes gemidos salen de mí y mi sexo se contrae apretando el suyo, ya puedo sentir como mis piernas empiezan a temblar.
Él me sigue dando como si no hubiera un mañana y jadea en mis labios cuando mi sexo lo aprieta más y más. Vuelvo a tener un delicioso squirt haciendo que un gemido tan parecido a un grito vuelva a salir de mí, oigo su gemido ronco y cuando se apega más a mí, soy consiente de que ha alcanzado el clímax.
Por unos segundos nos quedamos así, el esconde su rostro en mi cuello y yo acaricio sus cabellos. Nuestra respiración es errática y francamente, siento un ligero dolor en mis piernas y e mi espalda baja.
- Hueles delicioso ~dice besando mi cuello~
Sonrío y cuando me deja sobre el suelo, mis piernas tiemblan. Antes de que pueda caer, él me sostiene y ambos reímos.
- ¿Repetimos? ~le digo y él se me queda viendo fijamente~
- Cuántas veces quieras ~me besa y me carga llevándome a su habitación~
Otra ronda, ¡yuju!.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
La mañana siguiente:
9:00 AM.
¡Ajooo!, pero que dolorcito.
Me siento lentamente en la cama mirando a mi alrededor, siento las piernas adoloridas y también mis caderas. Miro la espalda ancha del chico que reposa a mi lado aún dormido e inconscientemente, me muerdo el labio. Que niño tan guapo.
Me acuesto de nuevo quedando de lado y lo observo... Lo miro, lo escrito con mi mirada. No puedo negarlo, él me encanta, me fascina. Sus gestos, sus ojos, la forma en la que me mira cuando me está haciendo suya o simplemente cuando estoy dando clases, su voz, como me habla y las cosas que me dice, sus manos, la forma en la que me toca. Me gusta como me halaga y mira mi cuerpo cada que me desnuda o me desnudo ante él, su risa grave, pero sexy; su sonrisa y el contorno de sus labios, mismos que no me contengo a besarlos.
Primero doy pequeños besos hasta que sus labios se abren y toman los míos empezando un beso lento y exquisito. Su mano se posa en mi nuca y esto se profundiza tanto que me quedo sin aire.
- Buenos días ~me mira y sonríe~
- Buenos días ~pero que visón tan hermoso Dios mío, se siente tan bien despertar junto a él~
Nunca antes me había permitido amanecer junto a un hombre para no crear vínculos emocionales, pero Benedict... Se siente demasiado bien amanecer junto a él, abrir los ojos y que la primera persona al toparme sea él. Y sí siempre me da los buenos días así, es mucho mejor esa sensación.
- Creo que es un poco tarde ~acaricio su mejilla~
- Tienes que irte ~lo afirma~
Se levanta y sin ningún pudor, pases desnudo por la habitación, obviamente me permito admirar su cuerpo. Esté chico es delgado, pero nada que ver como uno desnutrido, más bien es caliente. Su espalda ancha, los cuadros en su abdomen y el camino que se dibuja señalando su parte más íntima, las venas notablemente en sus brazos y sus manos tienen una visión tan masculina.
Tan solo con mirarle los dedos mi intimidad se moja. "Soy una pervertida". Él sale de la habitación, así, sin nada puesto y después de unos cortos segundos, regresa con su boxer puesto, sus pantalones en una mano y mi vestido en otra.
- Siento lo de tus bragas ~dice nervioso tendiéndome mi prenda~
Pero que tierno es. Sonrió y me levanto poniendo el vestido, me acerco a él y le doy un casto beso.
- No te preocupes ~miro sus labios~ Me ha gustado que las rompieras ~llevo mis manos a su trasero y se lo aprieto~ Eso fue tan caliente ~ríe y vuelve a besarme~
- Quisiera que te quedarás a desayunar ~me dice y yo lo miro~
¿A desayunar?, esto nunca se había dado con nadie. Tengo miedo de esto, siento que me estoy encariñando con este pequeño.
- Lo lamento, pero no vives solo ~me alzo de hombros~ En cualquier momento puede llegar tu compañero.
- Tienes razón ~suspira con desánimo. Ay como se derrite mi corazón~
- En otro momento será ~le doy un besito~
Me adentro en el baño para verme al espejo y ya que no traigo ni peine ni nada, me tengo que alisar el pelo con los dedos. Salgo del baño y posteriormente del cuarto, tomo mis tacos y mi cartera. Al girarme, él me ataca nuevamente los labios y así, llegamos a la puerta.
- Creo que debería ponerme algo rápido y bajar contigo ~dice y antes de que lo haga, lo detengo~
- No, no. No te preocupes por eso ~lo beso, lo beso y lo beso. Parece que hoy no hemos querido separa nuestros labios~ Adiós.
- Adiós ~su sonrisa me desestabiliza~
Antes de que la tentación me gane y me lance contra él, me alejo rápidamente y tomando el elevador del edificio, sonrió como estúpida cuando este se cierra y comienza a bajar.
Al llegar al parking, reconozco a mi estudiante Bellerose bajar del auto de Benedict y rápidamente me escondo entre los demás autos. Así agachada, camino hasta llegar al mío y solo cuando esté desaparece, me subo y arranco.
- Jajaja, que locura.
Lo sé, en vez de reírme, me debería haber preocupado, pero esto es gracioso. Jamás creí que podría sentirme atraída por un hombre mucho menor que yo, pero me gusta está sensación, me gusta mucho.