Maktub

Capítulo 24

⚠️En este capítulo, tiene contenido erótico, etc. No aptos para personas susceptibles a ellos. Si no crees adecuada la lectura estás en libertad de omitirla.⚠️

Anatoli llegaba de vuelta a casa con su esposa, estaba enojado por la situación, sobre todo por el autoritarismo de su ahora suegro. Pero debía apegarse a las reglas, que por cierto ellos mismos establecieron

—¿Por qué te gusta contradecirme?.—preguntaba Anatoli

—Porque puedo, no soy tu empleado y tampoco tu propiedad. Lo siento pero así son las cosas, creo que te equivocaste a elegirme como tu compañera y tu esposa.—respondió Zeynep

—jamás me equivoco, pero te recuerdo que yo te pude haber acompañado. Entiéndelo ahora eres mi mujer, y soy tu esposo.—dijo Anatoli

—Si, lo entiendo. Pero no voy a dejar de hacer mi vida, ¿o que planeabas?. Mantenerme encerrada en esta casa, siempre embarazada y criando a nuestros hijos.—preguntaba Zeynep

—Eso no tendría nada de malo.—respondió Anatoli

—Pero no es lo que yo quiero, créeme no traeré a mis padres a nuestro matrimonio, pero lo que sí es seguro es que debo seguir al frente de RuVel. Si ustedes tendrán ocupado a mi padre, con la organización. Alguien debe velar y proteger por los intereses no solo de nuestra empresa, también de mi familia.—decía Zeynep

—¿cuando viajes? Es más ¿cuando yo viaje? Debes acompañarme, te quiero cerca de mí. No, no puedo permitirte ciertas cosas—preguntaba Anatoli

—Entonces tienes mucho trabajo por hacer, debes aprender amarme desde mi libertad, así como yo debo aprender a amarte desde el mundo al que perteneces. Sobre todo conocer tu verdadero yo. O buscarte otra esposa.—respondió Zeynep

Anatoli salió furioso de la habitación, un golpe de realidad era lo que necesitaban ambos. Zeynep no podía dejar el trabajo de toda su vida, el sustento de su familia aún en contra de la voluntad del hombre que amaba

Mientras tanto Sherbina y Nazir, después de muchos años regresaban a la casa del legítimo líder. Adler los escoltó hasta el despacho, ahí estaba Javier y Danilo junto con Pedro

—Me alegra que hayas decidido regresar por tu propia voluntad.—expresó Sherbina

—Los pactos no se rompen, bien pudiera haberme negado. Ya sé que tú estás detrás de la muerte de mi mejor amigo.—respondió Pedro, Nazir miró a Sherbina ya que él no tenía la más mínima idea

—Lo cierto es que vivo o muerto, ya no estaba funcionando para la organización, y ese fue el trato, si él no daba el ancho tú volverías o acabaría con tu familia.—dijo Sherbina

—Pedro, solo quiero decir, que yo tengo la misma lealtad hacia ti, que cuando te fuiste. Trabajaré incansablemente para ti.—dijo Nazir

—Gracias Nazir, por cierto Sherbina ¿Qué piensas del matrimonio de nuestros hijos?.—preguntó Pedro

—Yo no me opongo, al contrario que nuestras familias estén unidas es una señal de fuerza y unión.—respondió Sherbina

—Comenzaré a trabajar de inmediato, evaluaré cómo se encuentra la organización. En cuanto a mi sucesor, mis hijos no son opción.—dijo Pedro

—Claro que sí, y ya tenemos a tu sucesor. Tu hijo Khaled, el vivo retrato de Samuel, no solo en personalidad, también su parecido físico. Así que entre más pronto lo ingreses a la organización será mejor.—dijo Sherbina

—Bien, pero solo si él lo quiere.—respondió Pedro

—Tú hijo está sediento de poder, propongo que mi hijo lo entrene para tu sucesión. Khaled confía en mi hijo.—dijo Sherbina

—Está bien, pero lo diré una vez más, solo si él quiere.—reiteró Pedro

Sherbina y Nazir se retiraron, al salir se encontraron con Mahtob. Ella de inmediato al ver a Nazir, recordó a Raniah, sabía que ya habían pasado años desde su muerte, pero la sed de justicia jamás se había apagado en Mahtob

Más tarde Kala estaba esperando a Emir, él le había avisado que llegaría un poco tarde. Ella había conseguido lo necesario para tener una noche mágica al lado de él, se había preparado para recibirlo con el bedlah que le había regalado su suegra, danzaría para su esposo por primera vez

Emir entró a su habitación, se sorprendió al ver varias velas aromáticas encendidas, también sobre su cama y el piso lleno de pétalos de rosas. En ese momento se escuchó música, si era árabe. Su corazón comenzó a latir demasiado rápido, Kala salió del armario

Emir solo podía admirar la silueta de su esposa, los movimientos de sus caderas y piernas. Kala le sonreía, su cabello era largo y precioso, usaba dos velas en sus manos para jugar con ellas, mientras movía sus caderas y caminaba por toda la habitación. Emir se quedaba sin aliento, estaba totalmente seducido por la danza de su esposa, Kala se acostó en la cama y comenzó a ondear su vientre, Emir se inclinó para besarlo

Kala se levantó, seguía moviendo sus caderas y moviéndolas sensualmente bajaba hasta el piso, después gateo hasta Emir deslizando sus manos hasta sus piernas, sin dejar de mover las caderas poco a poco de elevaba para quedar frente a él

Emir no se contuvo más y la tomó entre sus brazos para besarla, acariciarla desenfrenadamente. La desnudo para recorrer con sus labios cada centímetro de su piel, era tan ardiente el momento que estaban experimentando. Los gemidos de Kala estaban sin control, la respiración de ambos era tan acelerada

Kala recorrida con sus manos y su boca el cuerpo atlético, bien definido de su esposo, Emir se colocó entre sus piernas para unirse a ella, embestirla hasta arrancarle el aliento. Era un momento lleno de pasión, sentir como se estremecía Kala eso lo impulsaba a dar más de él, después de llegar al clímax, se mantuvo dentro de ella para llenarla de besos y caricias tiernas. No dejaban de besarse, estaban locos el uno por el otro

—Me encantó.—expresó Kala

—A mi también, eres hermosa.—respondió Emir

Así pasaron toda la noche envueltos entre besos y caricias, demostrándose lo mucho que se amaban. Emir no podría olvidar nunca esa experiencia al lado de su esposa

Al día siguiente Zeynep despertó pero Anatoli no volvió en toda la noche, se levantó para ducharse y salir de inmediato al corporativo. Estaba a punto de salir cuando, la detuvo Vladimir

—Señora no puede salir.—dijo Vladimir

—Si, según ¿quien?.—preguntó Zeynep

—Fue una orden de su esposo.—respondió Vladimir

—Eso lo veremos.—dijo Zeynep, trato de comunicarse con él pero no hubo respuesta

Anatoli estaba en reunión con su suegro y todos en la organización, Pedro también ignoró la llamada de su hija. No podía intervenir en el matrimonio de ellos, así como ellos jamás intervinieron en su matrimonio o en su vida familiar. Ahora su hija tenía que ganarse el derecho de hacer su vida en libertad, si demostraba debilidad pondría en riesgo a todos en su familia

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