Kilian ha crecido, después de una niñez con recuerdos muy difíciles de olvidar y por demás traumáticos decidió convertirse en el sucesor de la empresa perteneciente a la familia de su madrastra Valentina.
El es lo suficientemente joven pero astuto para llevar sobre sus hombros el peso de la dirección de una importante empresa alejado de su familia.
Cuando estuvo en edad de saber la verdad sobre la muerte de su madre biológica y a qué se dedicaba su padre, sin secretos, tomó la decisión de estar alejado de los peligros que ese estilo de vida con vínculos mafiosos podía aportarle a su tranquilidad. ¿Será posible mantenerse del mismo modo o alguien del pasado llegará para poner su mundo de cabeza?
CONTINUACIÓN DE LA EMBOSCADA
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Capítulo 24 BORRACHERA Y LLAVES
...KILIAN CERVANTES...
Siempre supe que el alcohol no era buen consejero ni tampoco una buena compañía pero no podía evitar beber un vaso de whisky porque me consumían los nervios por lo que el investigador pudiera decirme. El alcohol haría que no me arrepintiera de contratarlo.
Solo recordar cómo le quité la ropa a Verónica y su falta de actitud me hacía sentir aún más miserable. Su cuerpo era muy lindo, ella no era perfecta ni tampoco me interesaba eso pero si quería que la primera vez juntos fuera de otro modo. Llevábamos mucho tiempo juntos como para tirarlo a la basura, la quería y esperaba no haber desarrollado sentimientos en vano por quien no los merecía.
Ella no había sentido vergüenza de que mirara su cuerpo desnudo ni de verme. No hubo arrepentimiento cuando comencé a entrar en su cuerpo pero tampoco gran placer para ninguno de los dos. Había hecho mucho y no había podido provocarla lo suficiente para volverla loca de deseo, ¿En qué había fallado? Jamás en el pasado había tenido críticas en el plano sexual, el problema radicaba en que trabajaba demasiado y parecía más interesado en la empresa que en cualquier otra cuestión.
Había intentado que Verónica alcanzara el climax, que se enloqueciera de deseo por mi y eso tampoco pasó. Faltó cariño, faltaron sentimientos, no hubo pasión y solo fui el único que intentó que esto funcionara para los dos. Que fingiera alcanzar una vez el climax fue un detonante que hizo que me concentrara en terminar de una vez para sencillamente olvidar este momento tan insípido que acabábamos de tener.
Verónica fingía, no había dejado de hacerlo ni un solo momento pero sus ojos demostraban que había otra verdad detrás de tan vacías palabras. Si ella me hubiese gustado no la habría dejado dormir, me habría dedicado por completo a complacerla, a descubrir cuáles eran sus gustos para que los dos tuviéramos una hermosa y satisfactoria experiencia.
Para cuando Jacinto Anchorena llegó, ya había bebido tres vasos sintiendo la impotencia y el enojo de haber sido engañado y empujado a esta maldita situación.
-Señor Cervantes buenas tardes- me saludó de manera imponente con una mirada penetrante. Podría llevarse bien con mi padre, eran dos copias en personalidad
-Buenas tardes señor Anchorena, siéntese por favor- Señalé la silla y el se sentó
-No le robaré mucho tiempo ni quiero algo para beber, solo dígame qué es lo que necesita saber y cuánto tiempo tengo para proporcionarle la información que necesita- no había podido ni ofrecerle algo y fue directo al asunto que lo trajo hasta aquí
-Ella es Verónica Vilches, es mi novia. Llevamos meses de relación y...- Hice silencio, no sabía si debía contar la historia completa o no
-Necesito saber todos los detalles señor Cervantes, lo que me cuente no saldrá de mi- lo miré y asentí
-En los meses que llevamos ella no ha parecido por completo entusiasmada con la idea de estar juntos. Ella es dueña de un restaurante y comprendí que debía dedicarle tiempo para hacerlo crecer, es lo normal en los inicios. Ella no quería que tuviéramos intimidad y cuándo la confronté me dijo que era virgen aún, que aún no estaba lista. Empecé a sospechar y efectivamente cuando ocurrió ella no era virgen pero seguía insistiendo en que lo era
-Será difícil descubrir con quién tuvo esa primera vez pero haré todo lo posible
-No me interesa eso, quiero saber por qué me mintió y que esconde. Se que algo está tramando, de verdad porque ahora se interesa en verme y en qué estemos juntos- el asintió y tomó la fotografía de ella
-Le tendré pronto novedades, le recomiendo discreción para que ella no sospeche que está siendo investigada y complique aún más mi trabajo- estrechó mi mano y se fue sin pedirme ni un adelanto por su trabajo
Continué bebiendo hasta que mi vaso se cayó haciéndose añicos. La señorita Osorio vino y acabé casi besándola, no se por qué tuve ese impulso, pero me empujó y se apartó de mi pareciendo alterada, horrorizada. No me contuve cuando ví ese lunar, su rostro tan cerca del mío, mucho menos cuando sentí la suavidad de su piel en mis dedos.
Para cuándo quise decir algo ella ya había salido de mi oficina y la entendía perfectamente. Me había portado como un idiota, hasta si ella me demandaba por acoso tendría razones más que válidas para hacerlo. Lo sentía pero a la vez no lo hacía, no estaba muy arrepentido después de tal atrevimiento que había tenido.
Salí de mi oficina sintiéndome mareado. La seguridad que había tenido minutos antes para besarla se me había ido en gran parte. Allí la ví recogiendo sus cosas y la detuve de nuevo, no sabía si quería disculparme o volver a atreverme a lo que había hecho.
-Por favor espera. No voy a disculparme porque no lo siento, tu eres extraña y me causas intriga, quise besarte y anteriormente también lo hubiera hecho- quiso apartarme de su cuerpo pero la única forma que tenía para que hablemos era sujetarla y lo haría sin problema
-No diga nada de lo que va a arrepentirse mañana o tal vez más tarde hoy mismo, usted cuando bebe es otra persona, aléjese de mi- me pidió pero no quise obedecerla
-¿Me odias o no lo haces? ¿Tanto te molesta un simple beso?- No sabía si dirigir mi mirada a sus ojos o a los labios que ansiaba probar
-Señor no me gusta que me bese alguien que tiene un compromiso con alguien más, mucho menos si ese alguien está ebrio como usted ahora. Si quiere hablarme procure hacerlo cuando esté sobrio y no en éstas condiciones donde apenas si se mantiene bien en pie- me advirtió con seriedad y suspiré, tenía razón en cada palabra
-Paris ¿Me llevas a casa? No puedo conducir así- la mirada que me dedicó era de odio en estado puro
-Solo logrará que nos matemos si lo dejo subir a la motocicleta así como está- analizando sus palabras, yo no podria haberme subido
-Toma, usa mi coche- furiosa me arrebató las llaves de la mano y me apoyé en ella para ir al ascensor
Estaba molesta pero yo aún ansiaba besarla, no estaba pensando en Verónica, tal vez el despecho o el enojo que tenía con ella hacia que actuara tan erraticamente con quién no lo merecía.