Corazón De Piedra

...LILIAM:...

El Rey Evans se mantiene en medio del pasillo mientras yo tiemblo. Observo como el hermano de Anabella se limpia la sangre de la boca y permanece arrodillado, levanta la mirada para insultar pero al percatarse de que está ante el rey, palideció.

El Rey Evans tenía una expresión de furia que me dió miedo, era tan feroz y sus ojos brillaban con tanta fuerza, encendidos. Parecía querer asesinarlo.

— ¿ Qué derecho crees tener para tocar a mi prometida ? — Gruñe y el hombre empieza a temblar solo con el tono mortal del rey.

— Yo... Majestad... Ella me provocó — Se atrevió a decir el infeliz.

El Rey Evans guía sus ojos hacia mí y en seguida empiezo a llorar con miedo de que tome represalias en mi contra.

— ¡ Eso es mentira, eso es mentira, no es verdad... No le dí ningún poder para que quisiera propasarse ! — Grité alterada mientras entierro las manos en la tela de mi vestido.

El Rey Evans se enojó aún más y observa al desgraciado — ¡ Maldito, te atreves a mentir en mi presencia! — Le propinó una patada en el estómago, tan fuerte que escupió sangre, no le bastó con eso y lo tomó del cuello de la túnica y le dió un puñetazo, otro y otro en el rostro mientras gruñía con fuerza, más sangre salpicó el mármol.

El Rey Evans parecía estar en un tipo de trance de furia porque lo seguía golpeando hasta que le dejó el rostro lleno de cortes e hinchado. El hombre se tornó inconsciente pero observé con mis ojos de par en par como el rey se encargaba de volverlo a traer a la consciencia, rompiendo uno de sus dedos. El pasillo se llenó de espectadores cuando el hombre gritó con fuerza del dolor.

La gente de la celebración solo observaba, nadie se atrevía a intervenir, sorpresivamente llegó el General Itans con otros soldados pero solo se detuvieron como si ya estuvieran acostumbrados a ver como el rey torturaba a alguien en medio del pasillo del palacio.

Él siguió golpeando al sujeto, incluso escuché el sonido de un hueso de sus brazos rompiéndose. Aquel hombre estaba a punto de morir, sus ojos estaban vacíos del dolor, Evans lo soltó después de que se le aligeró el enojo, dejando a un inconsciente y destrozado hombre en el suelo salpicado de sangre.

Yo estaba paralizada y más cuando el rey me observó, su rostro estaba salpicado por una pocas gotas y bajé mi mirada a sus puños, estaban ensangrentados, él temblaba mientras respiraba con fuerza.

Se escucharon zapatillas apresuradas y las dos que faltaban aparecieron de la nada, la duquesa soltó un grito de horror mientras se dejaba caer ante su hermano, la otra sollozó con fuerza. Aún así ninguna se atrevió a objetar o reclamar, ninguno de los presentes.

El rey se serenó y luego le dió una mirada al General Itans, quién se tornó firme.

— General Itans, lleve a Lord Danien a enfermería, que le atiendan las heridas, mañana temprano asigne un carruaje para él, lo quiero fuera del palacio, si vuelvo a ver su rostro de nuevo no tendré tanto control — Gruñe y el General Itans asiente sin objetar, se apresura junto a los soldados para levantar al hombre mientras yo me quedé contra la pared.

— ¿ Por qué lo golpeó? — Se atrevió a exigir Anabella con lágrimas cayendo.

— ¿ En serio quiere que revele la clase de hombre que es su hermano frente a todos los invitados? — Preguntó mientras ondeaba su mano hacia los presentes — Vayan con su hermano — Ordenó y ambas se pusieron en pie mientras lloraban, pasaron junto a mí y Anabella me dió una mirada de amenaza.

El Rey Evans observó a cada uno de los invitados — Lamento haberles hecho presenciar ésta situación, la fiesta aún no acaba, vuelvan y disfruten, aquí no ha sucedido nada.

Todos los presentes sorpresivamente se marcharon como si no hubiera sangre el mármol y como si el Rey Evans no tuviera parte de su traje marchado de sangre y también sus manos. Había usado su poder de rey.

Adelaida aparece con un balde y un pañuelo, lo sumergió y los exprimió, se agachó y empezó a limpiar las manchas.

El rey me observó y me tensé, se me acercó y me tomó la mano, me guió hacia una de las puertas y me metió en un pequeño cuarto con sofás y una chimenea. Estaba tan asustada que no no hice nada. Me manchó la mano de sangre, él abrió otra puerta y entró mientras se quitaba la túnica manchada y el pañuelo del cuello. Llevaba una camisa blanca debajo. Se recogió las mangas con cuidado de no manchar la tela.

Me quedé allí parada mientras se perdía en el interior.

— ¡ Señorita Liliam! — Llamó y dudé si obedecer o no.

Pero me acerqué y me posicioné en el umbral de la puerta. Era un pequeño baño.

Había un lavabo y él se estaba lavando la sangre de las manos. Se empapó el rostro y luego me observó, me sentí vulnerable. Se había puesto tan agresivo allá afuera que tenía miedo.

Se secó con una toalla y se despeinó el cabello con el movimiento. Los mechones le cayeron de nuevo sobre su frente. Se me acercó y me sobresalté cuando me tomó del brazo y me acercó al lavabo, abrió la llave de nuevo y me tomó la muñeca, acercando el agua a mi mano. No era necesario que me tratara como una niña, la sangre se lavó como un mal recuerdo, me aplicó jabón de un pequeño recipiente, olía a jazmín.

Sumergió también mi otra mano.

Trazó mis dedos y me tensé, tocó mis manos con suavidad mientras se posicionaba detrás de mí. Mi corazón se aceleró de nuevo cuando pegó su cuerpo al mío. Sentí su respiración en mi oído mientras el agua corría en mis manos junto con sus dedos sosteniendo los míos.

Mi cuerpo tembló de nuevo cuando sentí como aspiraba el olor de la piel de mi cuello y lo arqueé, la sensación entre mis piernas volvió a despertar y me mordí los labios para no soltar un gemido.

Se apartó de golpe y salió del baño como si estuviera huyendo. Solté un jadeo.

Cerré la llave y me seque las manos con la toalla.

Cuando salí, estaba sentado y se había servido una copa de vino de una botella puesta en la vitrina que había en la pared.

Me acerqué tímidamente y me senté en otro de los sofás frente al rey, mientras él bebía en silencio, parecía sumergido en sus pensamientos y me quedé un momento sin saber que hacer.

Decidí hablar.

— Antes de que me acuse, le hago saber que tengo mi consciencia limpia y que no soy una mujerzuela, no me gusta retozar con varios hombres, odio las costumbres machistas en las que las mujeres no pueden hablar o simplemente ser amigas de otros hombres porque ya las tachan de inmorales, pues no es así, yo solo he hablado con hombres jamás he estado con uno — Me sonrojé cuando me percaté de lo que dije pero él solo se mantuvo observando y bebiendo sin ninguna expresión — Yo no provoqué a ese hombre... Él me abordó... Me acosó después del baile...

Me dió una mirada intensa que me hizo callar.

— Guarde silencio por un momento — Gruñe y apreté mi boca en una línea, deja la copa vacía sobre una mesa de vidrio — Jamás ví a un hombre como Lord Danien perder la cordura literalmente por una señorita... Pero viniendo de un sujeto callado como ese infeliz no me sorprendió... Tarde o temprano iba revelar su parte oscura.

— ¿ Y eso es mi culpa ? — Pregunté con ironía.

— No, no lo es... Aunque al parecer tiene el don de hacer que los hombres de éste palacio la persigan a todas partes — Dijo con un tono de reproche mientras se inclinaba hacia adelante y apoyaba sus brazos de sus muslos.

— Eso no es cierto, solo he hablado con dos hombres en éste palacio a parte de usted pero seguramente la Duquesa Anabella le dijo algo sobre mí... Ya que en primera instancia su hermano se quiso propasar porque ella misma anda denigrando mi persona y creando una mala imagen de mí... Dice que soy una mujerzuela, así que adelante... Termine de denigrar, ya que siempre cree en su palabra.

Ya estaba enojada de nuevo, solo arqueó las cejas cuando terminé de hablar.

— Descuide, ya hablaré con la duquesa al respecto y tal vez se vaya junto con su hermano moribundo en la mañana — Dijo y me quedé sorprendida.

— ¿ Está hablando en serio ?

Asintió con la cabeza — Siempre hablo en serio.

— ¿ Por qué cambio de opinión?

Sus hombros se tensaron y me observó detenidamente.

— Quiero que usted me permita conocerme... Que no odie estar a mi lado... Fui injusto con usted, no debí humillarla en todas las oportunidades en las que me porté como un patán y un arrogante... No sabe cuánto me arrepiento de haberla abofeteado ese día y de haberla besado a la fuerza en el estudio... Por favor, conceda a mi persona su perdón.

Aprieta su mandíbula, su rostro se ablanda ¿ Quién es el hombre frente a mí? Me quedo inmóvil sin poder creer lo que escucho. El Rey Evans me pide perdón por sus actos como todo un caballero, si hace nada se estaba comportando como un imbécil en la celebración.

— No... No sé que pensar... Su cambio drástico me deja anonadada... Lo que hizo en la celebración contradice todo esto — Jadeé y me observó apenado.

— Lo sé pero mi comportamiento ahora y mi decisión de seguir con la mentira del compromiso, todo esto tiene una razón — Dijo y tragué con fuerza.

— ¿ Cuál es esa razón?

Se levanta y rodeó la mesa, me tensé cuando se acercó al sofá y apoyó sus manos de los brazos de la silla, rodeando y atrapandome. Se inclina hacia adelante y me echo hacia atrás para tratar de alejarme pero el espaldar no me deja.

— Tomé la decisión de seguir con el compromiso para que se mantenga a mi lado — Dijo y siento el raro vacío en el estómago, me sonrojo, mis manos en mi regazo sudan.

— ¿ Me obligará a quedarme para siempre?

— No, no — Aclaró en seguida — Tengo palabra y todo se mantendrá según lo acordado... Usted podrá irse si su padre resuelve los problemas de la hacienda y me paga.

— No comprendo ¿ Qué es lo que quiere?

Se alejó y me dió la espalda.

— Deme la oportunidad de demostrarle que no soy nada de lo que piensa, permítame pasar tiempo con usted y dejemos el prejuicio de lado.

Me quedé pensativa.

— ¿ Para qué querría hacer eso ? Escuche, obligarme a pasar tiempo con usted me hará odiarlo más, me obligó a jurar frente a todos cosas que no voy a cumplir solamente para satisfacer un capricho de arrogancia masculina... ¿ Desde cuándo a un rey le importa lo que piense una simple campesina de él?

Se acerca tan rápido que me sobresalto, me toma de la mandíbula suavemente y se agacha. Me hace observarlo a los ojos como si luchará por saber la respuesta. Sentí el calor de su cuerpo y de su mano en mi mejilla, que sorpresivamente se a tornado cálida de nuevo. Me suelta y se aleja.

— No es un capricho — Su mirada es intensa, mi corazón sigue acelerado, tanto que me cuesta respirar — No quiero que mal interprete esto... Lo menos que quiero es complicar las cosas, pero lo que si quiero es que deje de verme como un mounstro... Espero que con el tiempo podamos llevarnos en paz.

Por un lado me recorre un alivio pero por otro esperaba una respuesta más atrevida. Me desilusiono por pensar que el rey podía verme como mujer pero tal vez Anabella tenga razón. Por primera vez quiero atrapar la atención de un hombre y no tiene sentido porque lo odio, tampoco tiene sentido porque él era el rey, el hombre más deseado y poderoso de Adalania, era una estúpida si pensaba que podría interesarse en mí.

— Estoy cansada, quiero retirarme a descansar — Me excusé.

— Espero que pueda comprenderme, buenas noches Señorita Liliam, descanse.

Me levanté e hice una pequeña reverencia. Salí del cuarto y cuando llegué a mi habitación me quedé pensativa en la cama.

Pasé horas pensando.

Todos merecen el beneficio de la duda, incluso el rey y si lo perdonaba, si me permitía conocerlo.

Me levanté y salí de nuevo de la habitación.