los invito a leer la continuación de la primera parte de esta gran historia, le aseguro que la pasión, el amor y la lujuria están conectados en cada capítulo
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Capítulo 24 Mi perdición
Narra Alex
Han pasado algunas semanas desde que me entere que el infeliz de Max es el que está inmiscuido en los asuntos de la empresa, Josep me ha recomendado que hable con Samanta y con lo de su divorcio lleguemos a un acuerdo, pero no pienso dejarme ver derrotado, esto lo debo lograr por mis propios medios, si he logrado apartarme de ella en todos estos días, no puedo ir como si nada, además todo esto también es para acabar con su padre.
- ¿No que eras el todo poderoso? – habla Robert entrando a la oficina
- No sabía que el cinismo tenia rostro propio y lo peor es que lleva el apellido de la familia – espeto
- ¿Lo dices por mí? – me pregunta con una sonrisa burlona
- Y por tu hija, definitivamente son tal para cual – le respondo y su sonrisa cambia a una mueca de dolor
- Te arde saber que no pudiste con ella, Samanta es demasiado para una basura como tú, crees que solo por ser hijo del idiota de mi padre ya eres de los nuestros – chasque con su legua – para eso necesitas una madre culta y refinada, no una fracasada que no sirvió como secretaria de mi padre y menos como cantante en bares de mala muerte haciendo quien sabe qué, y con cualquier hombre – habla con desdén
- No vuelvas a mentar a mi madre, ese nombre es demasiado grande para tu sucia boca – le digo agarrando el cuello de su camisa y acorralándolo contra la pared
- No te tengo miedo, a cucarachas como tú, las aplasto con la planta de mi pie – expresa con soberbia
- Eso quisiera verlo desgraciado – le respondo con un puño en su rostro
- ¿Esa es toda tu fuerza? – me dice tocando su rostro hinchado, así que me abalanzó contra él y le doy con toda mi fuerza
- Robert – grita su esposa al entrar a mi oficina, en ese instante lo dejo libre con su cara desfigurada
- Eres un animal – dice Helen mientras llama al 911
Todo paso tan rápido que en cuestión de minutos estoy en una celda, toco mi frente en señal de frustración, no sé cuál era su maldita intención en todo esto, pero Robert tan imbécil no es, si logro sacarme de quicio debe tener algo tramado en su maldita cabeza y yo de tonto caí
- Alex – llega Elena
- Elena ¿Qué haces aquí? – le pregunto
- No podía dejarte aquí solo – me responde con llanto
- Todo se solucionara, ya Josep viene en camino, por favor ve a casa y espérame con Abi
Ella se va y me quedo parado en esta jaula, minutos más tarde llega Josep y me comenta que puedo enfrentar cargos por agresión y que esto no nos ayudara en nada con la mala situación de la empresa, debemos esperar que el infeliz de Robert se apiade de mí y no levante cargos
− ¡Alex! – saluda samanta en un tono frio
− ¿Qué haces aquí? – le pregunto indiferente
−¡hola Sam! – la saluda Josep con efusividad
−Hola Josep, me alegra verte – le devuelve el caluroso saludo
− ¿Qué es lo que haces aquí samanta? – le pregunto con evidente molestia
−Salvándote el maldito trasero – me responde casi en un grito
−No necesito tu ayuda – le respondo
−Eso no es lo que parece – me dice ella con sus ojos en blanco
−No te conviene ponerte de orgulloso Alexander, puedes pasar unos buenos meses encerrado o pagar una fianza muy alta y no tienes dinero para derrochar – me aconseja Josep así que mejor cierro mi boca
Luego de la visita de Samanta, los tramites se agilizan y en menos de una hora ya estoy libre, voy directo a casa, subo a mi habitación me doy una ducha y luego de acostar a Abi voy a la habitación de Samanta para agradecerle su ayuda, pero no está, voy a la habitación de Liam y no lo veo, busco por toda la casa y pregunto con los empleados
- ¿Dónde está Samanta y Liam? – pregunto a Ross una de las empleadas
- Liam esta con su abuela en su habitación, la señora Samanta ha salido, el señor Josep la vino a recoger – me comenta Ross y mi mente se llena de pensamientos que enfurecen
- Gracias - respondo y voy directo al estudio
Me sirvo una copa y pongo un poco de música baja para relajarme, necesito dejar esta ira que me carcome, no se ha separado y ya está con una nueva conquista, esta mujer de verdad no cambiara, me sirvo otra copa esperando pensar en otras cosas, pero el solo hecho de imaginarla bailando con otro hombre y para colmo mi amigo, hace que me hierba la sangre
- ¿Vienes a la cama? – pregunta Elena entre abriendo la puerta del estudio
- No, quiero estar solo – le digo casi en una orden y ella se va
Paso parte de la noche tomando furioso y ardiendo de celos pensado en lo que debe estar haciendo, observo mi reloj cada 5 minutos esperando que el tiempo sea más veloz y acabe conmigo, me siento muy ebrio, cerca de la media noche escucho que abren la puerta principal, así que me levanto para confirmar que sea Samanta
- Hablemos – le ordeno, ella me observa sorprendida y me sigue hasta el estadio
- ¡Escucho! – responde con indiferencia
- ¿Te acostaste con Josep para que me sacara de la cárcel? – le pregunto molesto
- Si eso quieres creer – me responde indiferente
- Te estoy preguntando Samanta, debes responder – digo con furia
- No sé cuál sea tu maldito problema, pero no te debo explicaciones, tu deberías darme las gracias al menos, pero estas demasiado ebrio como para entablar una conversación medianamente decente, mañana que estés en tu sano juicio puedes seguir sentenciándome, odiándome o maldiciéndome si quieres, pero en este preciso momento estoy muy casada como para lidiar a un borracho – me dice molesta, en ese instante me acerco a la puerta y la cierro con seguro
- Crees que él pueda hacerte sentir todo lo que yo te he hecho – le digo acercándome como depredador a su presa
- ¿Qué haces? – pregunta ella sorprendida el ver mi cercanía
- Tomando lo que es mío – le respondo y no la dejo hablar
La tomo con fuerza de su cuello y la obligo a besarme, al principio se resiste un poco, pero luego se deja llevar por un ardiente beso, la llevo contra la pared y me aprovecho de su diminuto vestido, paso mi mano por su centro sobre su delicado panty y siento lo m0jad@ que esta
- Te extraño Sam – le susurro – eres mi perdición
Ella no responde, solo g¡me de plac3r, camino con ella hasta el sillón en donde nos dejamos caer sin dejar de besarnos, se sienta sobre mí con sus hermosas piernas a un costado de las mías haciendo que su empapada intimidad roce mi dureza, paso mi manos por su espalda, la acaricio con vehemencia para luego bajar la cremallera del descotado traje, observo con ansias como las tiras caen por sus lindos hombros para luego bajar por sus firmes y aumentados montes, los cuales besos con fiereza y necesidad de ser saciado por ellos
- ¿me amas Alex? Di que me amas, necesito escucharlo
