Una jovencita hija de uno de los mafiosos más grandes de Italia, nacida de su primer matrimonio y destinada como toda mujer nacida en la mafia a ser moneda de cambio, está comprometida con Reginald Fabrizi, a quien ama y adora.
Reginald Fabrizi Heredero de otra de las mafias de Italia, está enamorado como un loco de Fiorella Cappellari, hija de Francesco Cappellari, pero la envidia de la media hermana de Fiorella hará dudar a toda su familia, incluyendo a Reginald del amor de su amada.
La pobre Fiorella deberá ser fuerte y valiente para poder superar todo lo que le viene, la traición, intriga y la venganza rodeará a esta joven volviéndola capaz de hacer lo que sea para conseguir su venganza, habrá para esta mujer dañada la oportunidad de volver a amar.
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La oscuridad llegó
—Hola, mi pequeña hermosa, como estás. —Le Pregunta su prometido.
—Bien amor, no sabes cuánto espere a que llegaras. —Dijo lo abrazo fuerte y lo besó.
—Que sucede mi amor me extrañaste mucho. _ Pregunta el hombre a la joven.
—Es solo que te amo, amor solo eso. —Dice ella sonriente.
El hombre llevó su prometida hasta un hermoso, era una pradera hermosa llena de rosas y flores de distintas clases, el viento era fresco y los olores se mezclaban allí, en ese lugar tendrían un pícnic donde pasarían horas felices llenos de amor.
_ Mi pequeña, no sabes cuánto te amo, no sabes cuánto te adoro, eres toda mi vida. —Dijo y la besó, ambos cayeron al pasto y él acarició su cabeza, así era él, todo amor y delicadeza para ella.
—Eres mi único apoyo amor, mi luz, mi alegría, mi felicidad. —La joven no podía con tanta dicha.
El hombre se puso de rodillas aunque estaban sentados en el suelo y sacó el anillo que colocaron su dedo y ella no pudo ser más feliz.
—Claro, que acepto, aunque es un hecho, te aceptaría mil veces más.
Desde ese día ambos han mostrado con orgullo su compromiso y ya todos conocen en el bajo mundo al nuevo sucesor de la cosa nostra y ahora a su pequeña prometida.
Francesca ha hecho muchas cosas para romper su compromiso con Danilo y lo logró mintió diciendo que la había abusado y entonces sus hermanos y el prometido de Fiorella lo mandaron a mejor vida nadie se enteró de lo que le quisieron hacer a la hermosa Francesca y ella seguía con su plan de obtener a su ahora cuñado.
El tiempo había llegado hasta donde tenía que llegar y los diecinueve años de nuestra hermosa Fiorella también, que fue unos días después que su hermana, pero decidieron hacer el festejo juntos, Fiorella Lucia hermosa con un vestido rosa largo ajustado de mangas cortas y escote cuadrado muy recatado al contrario de Francesca que optó por uno rojo descontado en el frente y en la espalda con aberturas a ambos lados.
La fiesta era una maravilla, lujo, brillo y gente de la alta sociedad estaban presentes, esa noche todo era perfecto, no solo era el cumpleaños de la joven, también se mostraba a todos como la futura esposa del nuevo líder de la cosa nostra.
—Amor estás bellísima, pareces un angelito. —Dijo el guapo hombre que le encantaba mostrar a su reina.
—Felicitaciones, mi niña estás tan hermosa. —Dijo Francesco abrazando a Francesca.
—Gracias papito, no sabes cuánto te amo. _ Hablo la joven.
—Felicitaciones, Fiorella. —Dijo cortante el hombre y no la abrazó, su prometido se dio cuenta y con cordialidad la alejó y la abrazó muy fuerte.
—Mi amor mientras yo viva seré tu apoyo, confía en mí siempre. —Decía el hombre consolando a su pequeña.
La fiesta llegó a su fin y cada invitado se fue retirando, la hermosa pareja se fue a la habitación de la joven y comenzaron a hablar y a besarse, pero los besos iban subiendo de tono y aunque la joven quería esperar al matrimonio lo deseaba, ella comenzó a besarlo subiendo el calor de ambos cuerpos
Él también se dejó llevar y la acaricio como tanto quería hacer, solo que pensó que por el champán actuaba así y detuvo el momento.
—Espera mi pequeña, mejor esperamos te parece… —La joven frunció el ceño y lo volvió a besar.
—Ya somos prácticamente esposos, yo estoy lista y desesperada por ti. _ Ella insistió, pero él quería algo más bonito para su pequeña, además él también estaba un poco ebrio.
—No amor así no mejor lo dejamos para luego o el día de la boda te mereces, es lo mejor. —ella asintió y nada ocurrió entre ellos esa noche, pero Francesca observó la escena y entonces vio su momento de actuar.
—Madre, mamita… ya es hora, el momento llegó, llama a Javier y dile que tenga todo listo. —Dice la mujer muy contenta.
—De acuerdo ahora ruega que todo salga bien, te dije que mejor era dormirla —Dijo Milena y ella negó.
—Eso llevaría tiempo y quiero todo ya… —Dijo la malcriada de Francesca.
—De acuerdo que comience el show entonces. —Dijo Milena, mientras que el prometido de Fiorella la abrazaba para que durmiera muy feliz, él vio raro que ella actuara así, ya que ella misma era la que quería esperar y ver así se le hacía extraño, pero la joven Fiorella deseaba a su amado y solo quería estar con él.
Los momentos de alegría, amor se le estaban acabando a la pobre jovencita, pronto descubriría lo mala que son algunas personas solo por envidia y maldad.
Fiorella y su amado siguieron con su amor desenfrenado y para él nadie era mejor que ella, la boda estaba muy cerca, solo faltaban dos semanas, entonces el desastre llegó, la noche oscura e inevitable estaba rodeando a la hermosa joven y era inevitable.
Fiorella está acostada en su recámara, su novio tiene dos días sin venir ni contestarle las llamadas, ella está preocupada porque él no era así, estaba imaginando lindo que sería su día y hablaba con su madre mientras tocaba su medalla en el cuello.
La joven la tenía desde pequeña y jamás se la quitó a pesar de que el negro no era su color favorito, igual la llevaba siempre.
Unos gritos se escucharon y la puerta de su habitación se abrió de golpe.
—Como pudiste… —Grito su amado, en sus ojos había odio, maldad, decepción.
—De que hablas amor. —Dijo ella levantándose para abrazarlo, pero él la abofeteó y del impacto cayó al suelo.
—Maldita zorra, eres una traidora. —Dijo y le dolieron más sus palabras que otra cosa.
—Por qué me dices eso… Tu no amor, no lo hagas. —Hablo, pero él no se detuvo.
—Eres tan puts como tu madre, maldita escoria. —Grito su padre tomándola del cabello.
—Pero que hice… Por Dios, que fue lo que hice. —Preguntó.
—Esto hiciste maldita sucia. —Su prometido Lanzó una cartera que ella no veía hace días y de ella salieron tres pruebas de embarazo casera y le aventó también una de sangre con su nombre.
—Me engañaste maldita basura. —Dijo su amado ahorcándola, luego la soltó tirándola al frío suelo
—No, por favor, no sigas, no quiero que seas como él —Dijo mirando a su padre.
—Te trató como lo que eres una puta y la hija de una maldita zorra —Dijo el hombre fúrico, ella no entendía como ese ser tan bueno se comportaba así
—No me casaré contigo perra, busca al padre de tu asqueroso bastardo, eres una asquerosa, me das asco. —Gritó él.
—Basta, yo no hice nada, llévenme a un médico. —Dijo y él se rio.
—Ya llegó Javier, maldita basura, ella te hará un eco. —Dijo Reginald.
—Estoy de acuerdo con eso. —El hombre con maletín y un ecógrafo entró a la habitación y sacó a los demás.
_ Salgan de la habitación, por favor. —Hablo el doctor y comenzó a preparar la máquina.
El hombre levantó la blusa de la joven, pero no la dejó ver y nada y luego salió diciendo que tenía un mes de embarazo, todo esto llevó a Reginald a volver a abofetear a Fiorella al igual que su padre, luego adelanto la boda y sería día siguiente solo que contra novia.