Rodrigo es un joven de 23 años que se enamora de la mejor amiga de su mamá y a su vez es al mamá de su mejor amigo, ven a descubrir que pasará con esta pareja.
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Capitulo 24
Lloré con ella entre mis brazos, lloré de verla tan vulnerable, lloré de saber que mi hijo es un troglodita, un salvaje, un animal, me recriminó tanto.
¿Qué fue lo que hice mal? No necesito ni responder a esa pregunta por qué la respuesta es muy sencilla, nunca pude ser su madre, ya que José Alfredo, no me lo permitió, siempre decía que él es un hombre y los hombres hacen lo que les da la gana, he aquí el resultado de esas palabras ahora mi hijo piensa que él puede hacer y deshacer a su antojo y su mujer debe aguantar sin decir una palabra.
—Por Dios nena mira lo que te ha hecho, pero me va a conocer.
—No, sé… Ñora katrina, él no es así, todo fue mi culpa—Lo defiende en medio del llanto.
La entiendo, claro que la entiendo pase muchos años por lo mismo con la diferencia que José Alfredo nunca me golpeó, siempre me sentí o me hizo sentir culpable de todo.
—Mi niña como vas a decir que tú tienes la culpa, tú no tienes la culpa, de que él sea un salvaje.
—Claro que sí, es que si no le hubiera llevado la contraria, no me hubiera golpeado.—lo vuelve a defender.
Dios esto va a ser un trabajo difícil, esta niña, ya está bajo el yugo de Douglas.
—No hay excusas por el motivo que sea, no tiene derecho a tratarte así, tú tienes todo el derecho de expresarte, no puedes pensar igual que él.
—Es mejor que se vaya señora katrina, no vaya a llegar y se ponga peor.
—Yo no le tengo miedo a Douglas, me duele mucho lo que está pasando, si quieres volver a Londres solo házmelo saber y te montó en el avión.
—Está bien—Me dice la chica, luego me da un abrazo.
Voy a salir de la habitación, quiero ducharme y cambiar antes que Douglas llegué, tengo que hablar con él, cuando me levanto de la cama, Veo que entra como un toro bravo.
—¿Quién demonios te dio permiso para que abrieras la puerta?—Le grita a la chica, veo como ella se encoge creyendo que la va a golpear.
—Yo…—Balbucea, pero no la dejo seguir.
—Fui yo, ¡tenemos que hablar!
—No tengo nada que hablar contigo, no te metas en mi vida.—Me mira de los pies a la cabeza.—por lo que veo la señora acaba de llegar, ¿dónde te quedaste?, ¿con quién te revolcaste anoche?—Me dice con desprecio.
Le doy dos bofetadas, una en cada mejilla—¡A mí no me hables así!—Le doy otro par de bofetadas—Y esto es para que dejes de golpear a las mujeres.
Él se queda en silencio mirando de la una a la otra, después se queda fijo en mí, me mira con rabia en los ojos—No puedo creer que la defiendas a ella, ni siquiera la conoces, yo soy tu hijo.
—Defiendo lo justo, y tú no lo eres, eres igual que tu papá, por ese motivo lo deje, por qué me cansé de todo, me cansé de sus humillaciones y maltratos y entiende de una vez por todas no voy a volver con él nunca lo haré.
Lo veo bufar y dar vueltas por todo el cuarto —Espero que esto no se vuelva a repetir—Señalo a la chica —Porque yo misma te envío a la cárcel.
—¡No serías capaz!—Susurra.
—Pruébame nada más—Salgo de esa habitación casi corriendo, no aguanto más.
Entro directamente al baño me quito la ropa y me meto en la ducha, dónde me derrumbó a llorar, lloro y lloro de tanto dolor de la impotencia que siento al saber que mi hijo es un troglodita.
Cuando Ya me he calmado, salgo de la habitación, me coloco una dormilona, por qué eso es lo que pretendo hacer en lo que resta de día, como lo hago cada domingo.
El sonido de la puerta me hace despertar—Señora katrina—Dice Reina.
—Adelante.
Ella entra con una bandeja de comida.
—Le hice una sopa, sé que le hace mucha falta.
—Gracias Reina, ¿qué haces aquí? Hoy es tu día libre.
—Lo sé, señora, pero no quise dejarla sola, después de ver como estaba el joven anoche.
—Gracias, tu siempre tan buena apoyándome, así como cuando José Alfredo me trataba mal.—Sollozo.
—No, mi niña no se ponga así, no se acuerde de esos días tan feos.
—Como no hacerlo si ahora mi hijo es peor que su papá.— suspiró de dolor.
Ella se marcha, no sin antes advertirme que me terminé todo lo que me trajo.
Enciendo mi celular, que había estado apagado todo el día, me consigo con ciento de llamadas de la casa que supongo eran de Reina y otros cientos de Rodrigo, que ha hecho a lo largo del día, también reposan varios mensajes.
“Hola, mi reina, ¿Cómo te sientes?” Es el primer mensaje.
“¿Estás descansando?”
“¿Por qué no contestas?, me estás preocupando, te he llamado varias veces”
“Si no respondes voy a ir de inmediato para tu casa, mira que ya estoy listo para salir” es el último mensaje que envió. Hace aproximadamente 25 min.
Sonrió al leerlos, tontamente mi corazón comenzó a palpitar de emoción, ¡se preocupa por mí! O intenta controlarme.
El sonido de la puerta otra vez me saca de mis pensamientos.
—Señora katrina el joven Rodrigo la busca.
Mi corazón comienza a latir desenfrenado.—Reina dile que puede pasar por favor, no estoy de humor para bajar—Trato de sonar lo más calmada posible.
—Ya lo hago subir—Dice y se va.
No puedo dejar de pensar en todo lo que ha pasado desde el momento en que Douglas llego, me sentía tan sola en esta casa, pero ahora me siento tan agobiada con todo esto, pensé que estando mi hijo aquí todo iba a hacer diferente, bueno todo es diferente, pero no quería que fuera de esta manera.
También está el hecho que descubro los sentimientos de Rodrigo, ese niño que conozco de toda la vida, está enamorado de mí, o por lo menos es lo que él cree, y a mí me gusta, me gusta mucho que él me mire de esa manera que me toque, estaré completamente loca, pero me gusta mucho.
Veo que se asoma con cuidado y no puedo hacer más que regarle mi mejor sonrisa.