Al saber el destino y la identidad de Marina, Juna decide evitar a toda costa su muerte. Siendo Marina decide juntar dinero y escapar con su abuelo materno junto a un lobo huargo que no se le despega desde que lo salvo. Ella estaba segura de que jamás la buscarían, por lo que la trama de la novela original puede seguir sin ella, no le importaba conquistar a un protagonista sino vivir libremente al tener una fantástica salud y el amor de una familia. Entonces, de Juna a Marina y de Marina a Selene: la más bella bailarina de la compañía "Nodre Kall". Y ya finalizado el tiempo de la trama, estaba confiada en que podría regresar a cambio de un espectáculo bien pagado. Pero ella no vio algo importante: los rumores de que el duque continua buscando a su hija desaparecida, de que los protagonistas no están comprometidos, de que cierto caballero sigue con vida y de dos ex-hermanos que no dudarían en arrastrarla de regreso a la mansión del duque.
Su tan tranquila y feliz es interrumpida.
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CAPITULO 23
CECILIA
Usar habitaciones separadas fue solo el comienzo, mis hijos preguntaron constantemente porque ya no hablábamos como antes, porque no sonreímos como antes, porque ni siquiera nos mirábamos. Yo solo les dije que estaba enferma y no preguntaron más.
—¿Quién es ella? —La manera en que Roysher preguntó sobre ella demostró lo confuso y enojado que estaba— ¿Por qué la tomas de la mano, mamá?
—Roysher, Einsher, ella es Marina y a partir de ahora será su hermana —la pequeña niña aumentó la fuerza de su agarre en mi mano y se escondió detrás de mí.
—¿Cómo que hermana? —Einsher la miraba todavía más confuso.
—Ella no tiene un hogar, así que por favor… —es temporal solo hasta que esa bruja decida volver— trátenla bien.
—¡Espera, mamá!... —Roy avanzó hasta estar frente a mí—… ¡¿por qué debe ser esta niña nuestra hermana, por qué la tomas de la mano?!
—Roy, ya no eres tan pequeño como para hacer berrinches —mi respuesta lo hizo retroceder—. Mira, asustaste a Marina —me arrodille para estar a la altura de la niña—. Tranquila pequeña, solo están confundidos.
—¡Cecilia! —Ya decía que él tardaba en aparecer— ¿Qué significa esto, Cecilia? —Le dio una mirada fulminante a la niña que traje—. Cruzas la línea, no es el comportamiento de la duquesa de Vansher.
—Quiero adoptar a esta niña. Ella no lleva tu sangre, no es una Vansher, ¿qué impide que la adopte? Todo seguirá como querías: sin una hija con tu sangre.
—Mejor hablemos en privado.
Se opuso de inmediato a que adoptara a la niña, creyó que me volví aún más loca. Claro que no, solo cuidaré de esta niña hasta que sea mayor, en lo que esa bruja busca a mi hija.
Nuestra larga conversación terminó con mi victoria. Aceptó mi petición solo si volvía a ser la respetable Duquesa de Vansher. Marina no llevaba su sangre y a pesar de darle su apellido, me aseguro que nunca la consideraría su hija.
—Este será tu cuarto, ¿te gusta? —sus ojos grisáceos se abrieron enormemente como si no creyeran lo que vieron.
—¿Todo esto será mi cuarto? —Dio una vuelta para verlo mejor, me provocó ternura y sonreí—. Es enorme ¿en serio es para mí?
—Claro que si Marina, todo esto es tuyo —
No era una habitación tan grande como la que preparé para Liliana. Pero para una niña que dormía con otro niños, en una cama de madera y apenas una frazada sucia y vieja, ese cuarto fue un paraíso
—Ahora eres Marina Vansher, una princesa —la princesa Jane no había nacido en aquel entonces.
—¿Una princesa? —Todo fue un cuento de hadas para ella— ¿Yo seré una princesa, duquesa?
—Ya lo eres Marina y podrías… podrías —no tenía que verme para saber que estaba sonrojada.
—¿Le pasa algo, duquesa?
—No… nada, perdón —acaricie su cabeza delicada y mis manos bajaron hasta la punta de sus cabellos, la parte que la hacía resaltar: esas puntas de fuego. Algo único.
Extrañamente, en ese instante, cuando acaricie esas puntas de fuego, me vino a la mente la imagen de una mujer, que nunca conocí, bailando frente al Emperador Maximiliano.
—Debo estar alucinando, ¿Qué fue eso?
Los primeros días fueron maravillosos, su sonrisa me contagió. Caminar por el jardín con ella era divertido, ayudarla a peinarse era maravilloso, no me cansaba de peinar ese cabello negro y hacer maravillas para resaltar ese fuego que la resplandecía. Ir de compras con ella se volvió mi rutina, quería darle todo: vestidos, juguetes, joyas, comida, dulces, doncellas, juegos de té, amor.
—Madre… mira… mira —Roy venía corriendo de su entrenamiento—… logré entrenar tan fuerte que por fin pude ganarle a mi hermano —su sudor era notorio.
—¡Solo será esta vez! —Einsher tenía rubor en sus mejillas avergonzados— Solo me distraje… ¡Tuviste suerte Roy!
—Claro que no —le dio un ligero puño en el hombro— ¡Yo entrené fuerte para ganarte y lo hice!
—Hijos, no traten de sobre esforzarse.
—Pero… ¡papá dice que debemos ser fuertes! —Roy era el más emocionado—. Como miembros de la honorable familia Vansher no debemos ser débiles.
—Tiene razón mamá —Einsher apoyo a su hermano—. Seremos fuertes para protegerte, mamá.
—¿De qué van a protegerme mis hijos? —Muy pronto serían adolescentes.
El crecimiento de mis hijos me alegró en el caso de Einsher, pero en el caso de Roy, quien heredó la magia, me entristeció. Pues pronto tendría que irse para ser un mago. Aun sabiendo eso, no disfruté del todo esos momentos con mis hijos.
Mis hijos me dijeron de amenazas ficcionales de las que me protegerían, me parecieron divertidas hasta hacerme reír y ambos me acompañaron en la risa. Luego, tomamos el té mientras escuchaba todo lo que hacían lejos de la mansión. Momentos como ese, yo misma los terminaba cuando la veía.
—¡Duquesa! —Ella corría hacia mí a pesar de que se le prohibió, pero con esa sonrisa, le dejaba hacer todo lo que quiera—. ¡Hice esta corona de rosas para ti!... ¿Le gusta?
—¡Esas rosas blancas son de mi hermana! —El grito de Roy me impidió responder
—¡¿Cómo puedes arrancarlas, estúpida?! —Einsher le arrebató las flores y Roy la empujó.
—¡Roy, Einsher, ¿Qué creen que hacen?! —no tardé en ayudarla.
—¡Lo siento duquesa, no lo sabía! —no paro de pedir perdón.
—Estoy muy decepcionada de ustedes —la cargue para tranquilizarla—. La hirieron.
—Es porque es demasiado débil, mamá –Einsher me lo dijo sin mirarme— Papá dijo que no debe ver debilidad en nuestra familia… ¡No debiste hacerla tu hija!
Recordé las palabras de Yamil: “¡Esa niña es un punto débil de la familia Vansher!”, “¿Por qué lo arruinaste dando luz a una niña en nuestra familia?” No sé en qué pensé para darle una cachetada a Einsher y otra a Roy cuando defendió a su hermano diciendo lo mismo.
—Esa mocosa no debería estar aquí, es demasiado débil —solo Roy me contestó luego de la cachetada que le di.
Martha me detuvo de darle otra cachetada a mi hijo y se disculpó en nombre ellos. Solo lleve a Marina a su cuarto y la tranquilice. No paró de llorar por arrancar las flores y de disculparse por hacerlo.
—Solo son rosas, nada más —le dije que me gustó el regalo y que era una lástima que se rompiera. Pero me conmovió lo que me dijo después.
—La duquesa es un ángel porque me sacó de ese feo lugar… creí que si le ponía esa corona, el duque vería lo bella que es.
Se sintió culpable de que Yamil y yo seguíamos separados, a pesar de que más de una vez le dije que nunca fue su culpa.
—Marina… ¿Puedes decirme mamá o madre? Cualquiera está bien —en cuanto se lo pregunte ella dejó de llorar y me miró tiernamente.
¿En qué momento, mi mente olvidó que ella no iba a quedarse conmigo?, ¿cómo olvide que la usaba para recuperar a mi bebé?
—¿Puedo? —Yo asentí sin ninguna duda—. Ma… mamá.
Mi mente me decía que Marina es mi hija, solo mi hija… pero ese pensamiento se borró cuando Roy me probó que ella robó las cosas de mi bebé y maldijo su nombre.
Que estúpida.
¿Cómo olvide que aquella vez, Marina ni siquiera sabía de Liliana?... ¿Cómo?