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La Princesa Dragón.

La Princesa Dragón.

Status: Terminada
Genre:Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación / Mundo mágico / Completas
Popularitas:212.7k
Nilai: 4.9
nombre de autor: abbylu

Continuación de la emperatriz bruja y reencarne en una jodida villana.
Orden de los nuevos libros con Lilith/Luciana, como diosa suprema.



1]La Emperatriz bruja.

2] Reencarne en una jodida villana.

3] La princesa dragón.

4] Qué empiece mi reinado.

Personajes que siguen apareciendo de mis novelas anteriores.
Luciana, Lilith... Geral como Regulus... Brandon como Malik. Estos personajes aparecen en el último libro de la saga anterior. La reina del inframundo.

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capítulo 23

Cuando las princesas regresaron a las murallas de Atenea, el cielo comenzaba a despejarse. La neblina se disipaba con lentitud, como si la tierra misma exhalara el aliento contenido tras la tormenta de fuego y acero que había arrasado los campos de batalla. El humo de las tiendas incendiadas aún serpenteaba hacia las nubes, mientras los últimos ecos de la guerra morían entre los muros de piedra blanca.

Neftalí descendió con dificultad del lomo de Yrndra. La montura roja, aún cubierta de hollín y sangre, inclinó la cabeza con respeto hacia los centinelas que guardaban la entrada principal. La princesa mantenía la cabeza en alto, el porte firme, pero sus piernas temblaban levemente por el esfuerzo. La sangre le empapaba el costado, goteando desde los cortes que había recibido durante el combate. Su armadura negra, aún vibrante con runas doradas, estaba abollada en varias partes y mostraba claras señales de la brutal batalla que acababa de enfrentar. Y sin embargo, ella caminaba. Paso a paso, erguida entre los soldados y arqueros que se alineaban en las murallas, observándola con respeto, asombro… y un poco de temor.

Leonor, que había descendido con rapidez de las almenas, corrió hacia ella con el corazón en la garganta. La emperatriz no llevaba su corona ni su manto ceremonial. Solo era una madre al borde del colapso. Cuando vio a Neftalí, fue como si hubiera visto a una de sus hijas. Ambos príncipes de Bórico se habían ganado no solo su respeto, sino también su corazón. Tanto Mauricio como ella estaban conmovidos por ambos hermanos y habían empezado a sentir por ellos lo mismo que sentían por sus hijas. Una mezcla de orgullo y cariño... cada vez que veían el progreso de la princesa y de lo mucho que se esforzaba para proteger a su hermano menor.

—¿Acaso estás loca, Neftalí? —espetó, alzando la voz, más por angustia que por enojo—. ¿Querías que te mataran? ¿¡Por qué te lanzaste sola contra el centro enemigo!?

Neftalí soltó una sonrisa cansada, apenas una curva en sus labios. Sus ojos brillaban de agotamiento, pero también de orgullo.

—Deberías ver al otro sujeto… él quedó peor —murmuró con un deje burlón, sin dejar de caminar, aunque su cuerpo comenzaba a inclinarse ligeramente por la herida que una lanza enemiga le había dejado en el costado izquierdo.

Regulus, el mago supremo, apareció entre los soldados con un manto gris ondeando tras él. Su rostro, habitualmente sereno, se torció en una mueca de preocupación al ver el estado de la princesa. Sus ojos se deslizaron sobre las heridas visibles: cortes en los brazos, una brecha en el muslo derecho y un profundo surco sangrante en la clavícula.

—Volvamos al palacio —dijo con firmeza, tomando una de las manos de Neftalí entre las suyas—. Curaré tus heridas antes de que empeoren. No eres invencible, aunque actúes como si lo fueras.

—Me tomas por sorpresa, Regulus… no pensé que te importara tanto mi bienestar —bromeó Neftalí, aunque su voz comenzaba a arrastrarse por el cansancio.

—Me importa el equilibrio del mundo —replicó él secamente—. Y tú eres una de las piezas clave. No puedo permitir que mueras por orgullo.

Mientras hablaban, una figura menuda corrió entre los guerreros que comenzaban a dispersarse. Elios, el príncipe de apenas diez años, buscaba desesperadamente con la mirada entre los rostros cubiertos de hollín y sudor. Cuando por fin distinguió la silueta de su hermana, exhaló un sollozo y corrió hacia ella.

—¡Hermana! —gritó, lanzándose a sus brazos.

Neftalí se detuvo y lo sostuvo con fuerza, agachándose con esfuerzo para envolverlo en un abrazo. El movimiento hizo que su cuerpo gimiera de dolor, pero ella lo ocultó tras una sonrisa suave. Se inclinó y aspiró el aroma de su cabello, como hacía cuando él era más pequeño y buscaba consuelo entre sus brazos.

—Tranquilo, Elios… estoy bien. Ya todo terminó… por ahora.

El niño la miró con ojos grandes y luego asintió lentamente, aunque su labio inferior temblaba.

—Vi desde las murallas… los dragones… el fuego. Pensé que… que no regresarías.

—Siempre regresaré contigo —susurró Neftalí.

Elios se colocó a su lado y, con sumo cuidado, pasó un brazo alrededor de su cintura para ayudarla a caminar. Neftalí se apoyó en él, permitiéndole sostener parte de su peso. A su alrededor, los soldados comenzaron a murmurar entre ellos, sorprendidos por la dulzura con la que esa misma mujer —la misma que había atravesado implacable las filas enemigas— abrazaba a su pequeño hermano como si fuera lo más frágil del mundo.

Uno de los caballeros que había combatido junto a ella en el frente susurró:

—¿Esa es la misma princesa que decapitó a tres oficiales en menos de un minuto?

—Sí —respondió otro, con una mezcla de asombro y respeto.

Regulus los escoltó hasta una de las salas interiores del palacio, donde ya esperaban los sanadores reales. Leonor se mantuvo cerca todo el tiempo, sin dejar de acariciar el cabello de la princesa, intentando calmar sus temblores sin invadir su espacio. A pesar de todo, Neftalí no soltó ni una sola lágrima. No mientras hubiera otros que la observaran.

Cuando le quitaron la armadura, el daño fue más evidente. Su torso estaba cubierto de hematomas, y tenía una herida profunda en la espalda que había ocultado para no preocupar a los demás. Los sanadores trabajaron con rapidez, aplicando ungüentos curativos, cerrando cortes con hechizos de restauración y cosiendo aquellos que no podían sanar con magia sola.

Mientras tanto, Elios se sentó junto a la camilla, sosteniendo su mano. A cada gesto de dolor, apretaba los labios y miraba a los sanadores con ojos suplicantes.

—¿Va a estar bien?

—Estará mejor que bien, alteza —le aseguró uno de ellos—. Tiene el corazón más fuerte que cualquier soldado.

Neftalí abrió un ojo y susurró:

—Escuchaste eso, Elios… nada puede conmigo.

—Lo sé —respondió él—. Eres la mejor.

Horas más tarde, cuando ya estaba vendada y vestida con una túnica limpia, Neftalí se asomó a una de las terrazas del palacio. Desde allí se veía el horizonte encendido por el sol naciente. Las banderas de Atenea y Zenda ondeaban con orgullo. Los soldados celebraban en las calles, pero también lloraban por los caídos. El precio de la victoria siempre era alto.

Leonor se acercó en silencio y se colocó a su lado. Por un momento, ninguna de las dos habló.

—Ganaste, Neftalí —dijo finalmente la emperatriz—. Y no solo la batalla… también ganaste el respeto de todos. Incluso de tus enemigos.

Neftalí asintió, sus ojos fijos en la luz dorada que bañaba los campos.

—¿Crees que ahora podremos tener paz?

Leonor le tomó la mano, apretándola con ternura.

—Por ahora, sí. Pero debes descansar. Habrá otras guerras, Neftalí… aunque no todas se libran con espadas.

—Entonces prepárame para esas también.

La emperatriz la miró con orgullo. En la princesa ya no solo veía a la guerrera. Veía a la futura reina.

Detrás de ellas, Elios apareció con una capa que llevaba arrastrando por el suelo. La colocó sobre los hombros de su hermana, haciéndola reír.

—Ahora sí pareces una heroína de las historias antiguas —dijo con una sonrisa inocente.

Neftalí lo abrazó una vez más y susurró:

—Tú eres mi historia, Elios. Y mientras viva… jamás dejaré que termine mal.

La guerra había terminado. Por ahora.

Pero el fuego que ardía en el corazón de Neftalí, esa mezcla de poder, amor y deber, apenas comenzaba a brillar con todo su esplendor.

Y el mundo… tendría que acostumbrarse.

1
Ceecee
bonita
Silvia Izarie
en realidad siempre pensé que el nombre neftali es masculino.
Silvia Izarie
que no la dejen viva,esa con su veneno,puede aliarse con David,que es un mago de oscuridad.
pero donde quedo regulus???
Silvia Izarie
y después de la guerra ya no mencionan al gran mago,jajajaja pobrecito solo lo usan para entrenar
Silvia Izarie
esta novela está buena para un filme de hollywood
Silvia Izarie
ay! pensé que la perdimos
Silvia Izarie
y díganme los 4 principitos, no van a pelear por ellos solo están juzgando a los demas.
Silvia Izarie
guerra!! autora que pasó con la Reyna Maribel madre de Leonor?
Silvia Izarie
bueno diría yo,que hay que leer las primeras historias, porque ahí te darás cuenta de los nombres.
Arantza
Excelente
Edith Murillo
está es continuación de alguna saga ya he leído varias de esta escritora es muy buena excelente escribe increíble desde el primer capítulo hasta el último muchas gracias me pueden confirmar??????
Abbylu: en la descripción esta el orden de la saga
total 1 replies
Graciela Lopez
estoy con el ❤️ latiendo muy acelerado y comiéndome las uñas de la incertidumbre x lo que se viene
Ceecee
y los dragones para cuando 🤭
Celery Mmev
Gracias por compartir la novela /Drool//Grin//Rose/
Alejandra Bonilla
Excelente Novela Autora, como todas las que escribe, Saludos y Bendiciones
Ceecee
aquí es donde me confundo. Lilith, amenadiel que tienen que ver con la mitología griega
Ceecee: ah cierto, es que las otras las leí hace rato
Abbylu: Ella jamás le decía a Dios por su nombre... siempre lo cambió por el de otros dioses... es un chiste personal entre ambos.. deberías leer mis otras historias para detendré la referencia...
total 2 replies
Karlite
Amo tus historias
Miroslava Soto Vigil
me muero
Miroslava Soto Vigil
los dragones tienen su chispa /Proud/
Eve
jajajaja ahora se le dice movimientos de defensa
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