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"Infancia Robada, Poder Sellado"

"Infancia Robada, Poder Sellado"

Status: En proceso
Genre:Venganza / Familias enemistadas / Secretos de la alta sociedad / Mundo mágico
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Vic82728

En las tierras frías del Reino de Belfast, un niño fue arrancado de los brazos del amor y lanzado al abismo del desprecio. Victor, de apenas ocho años, sobrevive bajo el techo de sus propios enemigos, el Rey y la Reina que arrasaron su pasado. Lo llaman débil, lo humillan, lo marcan con su odio… sin imaginar lo que realmente duerme en su interior.

Esta no es la historia de un héroe elegido. Es la travesía de un alma quebrada que se arrastra por los escombros del trauma, el dolor y la soledad. Cada mirada de desprecio, cada palabra cruel, cada herida invisible es una chispa que alimenta una tormenta silente. Y cuando el momento llegue… ni el trono ni la sangre real podrán detener lo que ha nacido del silencio.

Un cuento oscuro donde no hay luz sin sombras, ni infancia sin cicatrices. Un viaje que transforma al niño temeroso en la incógnita más temida por todos.

NovelToon tiene autorización de Vic82728 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque

El sol apenas comenzaba a elevarse cuando Víctor, aún bajo su identidad de Aster, ajustó el abrigo negro sobre sus hombros y miró el colgante de piedra verde que Thalya le había dejado. Su superficie parecía latir con un pulso leve, como si lo guiara.

—Hora de moverme —murmuró para sí mismo.

Se alejó de la ciudad de Lurwen sin levantar sospechas. Caminó en silencio por los senderos cubiertos de niebla hasta llegar a las afueras del Bosque Sombraviva. El aire era denso, casi pesado, y el susurro de las hojas sonaba como palabras en un idioma olvidado.

Cada paso dentro del bosque parecía alejarlo del mundo humano, como si cruzara un velo invisible.

A medida que avanzaba, notó cómo los árboles eran más altos, gruesos y cubiertos de líquenes plateados. El ambiente parecía vibrar con energía, una energía viva, salvaje… casi consciente.

—Este lugar... no es normal.

De repente, un zumbido atravesó el aire, y una flecha se clavó en el suelo frente a él. Víctor no se inmutó. Sabía que era una advertencia.

—Detente, forastero. —La voz de Thalya resonó desde algún lugar entre los árboles—. Has sido observado. Ahora serás juzgado.

Del follaje surgieron figuras de diferentes razas: elfos de piel pálida, hombres bestia de mirada fiera, e incluso pequeños seres alados, como fragmentos de viento solidificados.

Thalya salió al frente, su lanza en mano. No apuntaba, pero tampoco la bajaba.

—¿Qué buscas aquí, Aster?

Víctor se adelantó un paso, dejando que la luz del amanecer iluminara su rostro.

—Busco aliados. Busco aprender. Pero, sobre todo, busco fuerzas para destruir a un tirano.

Un murmullo se extendió entre los presentes.

Un anciano elfo, cubierto de túnicas bordadas, se acercó arrastrando su bastón.

—Muchos han hablado de venganza. Muchos han caído antes de cumplirla. ¿Qué te hace pensar que tú serás diferente?

Víctor sostuvo la mirada del anciano sin vacilar.

—Porque no tengo nada que perder. Ya me lo arrebataron todo.

El silencio se apoderó del claro. Thalya asintió levemente, reconociendo la verdad en sus palabras.

—Entonces —dijo ella—, pasarás la Prueba del Espíritu. Si sobrevives, el Bosque te reconocerá. Si fallas… no quedarás más que como alimento para las raíces.

Víctor esbozó una sonrisa leve. No era arrogancia, sino aceptación.

—Estoy listo.

Los árboles a su alrededor parecieron inclinarse. El bosque mismo había escuchado.

La prueba estaba a punto de comenzar.

Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque (Continuación)

Thalya se acercó con pasos firmes. Extendió su lanza hacia el suelo y trazó un círculo con su punta en la tierra húmeda. El círculo brilló débilmente, como si la misma esencia del bosque lo reconociera.

—Entra al círculo, Aster. —ordenó con solemnidad.

Víctor, sin dudar, cruzó el borde del círculo. Al instante, sintió una presión abrumadora sobre su cuerpo, como si mil miradas invisibles lo evaluaran. El aire se volvió pesado, dificultando cada respiración.

—La Prueba del Espíritu no es una batalla física —explicó el anciano elfo, apoyado en su bastón de madera viviente—. Es una batalla contra ti mismo. Contra tus miedos, tus culpas, tus deseos.

Una vez dichas esas palabras, Thalya alzó su mano, y del cielo descendió un hilo de luz pálida que envolvió a Víctor, aislándolo del mundo exterior.

Todo se volvió negro.

Y luego... comenzaron las visiones.

---

Víctor abrió los ojos y se encontró de pie en su antiguo pueblo. Todo estaba en calma, como si el tiempo hubiera retrocedido. Reconoció las casas de madera, el pozo central, los campos dorados.

—¡Víctor! —una voz familiar lo llamó.

Giró y vio a su madre, sonriendo, tendiéndole los brazos. El corazón de Víctor se estremeció.

Corrió hacia ella... pero antes de alcanzarla, todo cambió.

Las casas ardieron en llamas.

El cielo se volvió rojo sangre.

Los soldados del rey Carlos surgieron de entre el humo, sus espadas manchadas de carmesí.

Víctor vio a su madre y a su padre caer, una y otra vez, bajo la fría hoja de las armas. Vio su pequeño yo, de apenas seis años, gritar impotente.

Cayó de rodillas.

—¿Por qué no fui más fuerte...? —susurró, apretando los puños contra el suelo ilusorio.

Las sombras se arremolinaron a su alrededor, susurrándole palabras de odio, de desesperanza.

"Débil."

"Inútil."

"Nunca lograrás tu venganza."

Víctor cerró los ojos.

Su respiración se hizo profunda.

Recordó los días en Seiri no marii, a Dryas, al consejo, a los enanos que le confiaron su armadura, a Thalya y su sonrisa dura pero sincera.

Recordó su promesa.

Recordó su propósito.

Se levantó.

La ilusión tembló.

La sangre, el fuego y los gritos se disiparon como humo ante su determinación.

—No me detendrán. No ahora. No nunca.

El círculo de luz estalló en un destello cegador.

---

Cuando Víctor abrió los ojos, estaba de nuevo en el bosque. Todo el pueblo espiritual lo observaba en silencio.

Thalya sonrió levemente.

El anciano elfo asintió con gravedad.

—Has sido aceptado, Aster. —declaró—. El Bosque reconoce tu espíritu.

Víctor, aún jadeando por el esfuerzo, se irguió. Sabía que el verdadero camino apenas comenzaba. Pero ahora... ahora no estaba solo.

Ahora tenía aliados.

Ahora tenía una causa que el mismo bosque apoyaba.

Y en su corazón, el deseo de venganza ardía más fuerte que nunca.

Capítulo 23 – Los Susurros del Bosque (Continuación II)

La luz que envolvía a Víctor se desvaneció lentamente. Cuando abrió los ojos, todo el pueblo espiritual lo miraba en silencio, expectantes. La atmósfera era pesada, como si el bosque mismo contuviera la respiración.

El anciano elfo, de túnica blanca y bordados dorados, avanzó hasta Víctor con lentitud. Cada paso suyo parecía cargar siglos de sabiduría y solemnidad.

—Aster —dijo usando el nombre que ahora portaba Víctor para ocultar su verdadera identidad—, has enfrentado tus sombras y te has mantenido firme.

Víctor bajó ligeramente la cabeza, aún sintiendo el eco de las visiones que había experimentado. Su corazón latía con fuerza, no por miedo, sino por una convicción más profunda.

—Tu alma lleva cicatrices, niño humano —prosiguió el anciano—. Pero también lleva la chispa de un fuego que el mundo hace mucho olvidó.

Los demás miembros del consejo se reunieron alrededor. Thalya cruzó los brazos, observándolo con una mezcla de respeto y desconfianza.

—No eres uno de los nuestros, y sin embargo... el espíritu del bosque te ha reconocido. —añadió una enana de cabello plateado.

Un murmullo de aceptación recorrió el círculo de espectadores. Algunos asintieron, otros simplemente observaron en silencio.

Dryas, flotando levemente sobre el suelo, habló por fin:

—A partir de este momento, serás considerado un hijo adoptivo de Seirei no Tami. No por tu sangre, sino por tu espíritu.

Una marca luminosa, similar a un tatuaje de ramas y hojas, apareció brevemente sobre el dorso de la mano derecha de Víctor, antes de desvanecerse. No dolió, pero sintió como si algo dentro de él se hubiese anclado aún más a este nuevo hogar.

Víctor miró su mano y luego alzó la vista, decidido.

—Gracias. No les fallaré.

Thalya chasqueó la lengua, sonriendo de lado.

—Más te vale. La confianza aquí no es algo que se regale.

---

Aquella noche, en la plaza central de Seiri no mari, encendieron fogatas y ofrecieron un banquete sencillo pero cálido en honor al nuevo "hijo adoptivo".

Víctor se sentó junto a Dryas y algunos enanos que reían y bebían vino de frutas silvestres. Aunque el ambiente era festivo, en su mente una sola cosa resonaba: el futuro.

—Este es sólo el primer paso, —pensó—. Pronto vendrá la verdadera batalla.

Mientras tanto, en algún rincón de la vasta región de Belfast, ecos de rumores comenzaron a agitarse.

La reaparición de un muchacho desconocido, fuerte y misterioso, llegaría pronto a oídos de aquellos que alguna vez creyeron haber destruido todo su pasado.

Y cuando eso sucediera... la verdadera historia de venganza de Víctor comenzaría a escribirse.

1
Rubi Cuerbo
mui bien
Vic
No se preocupen ya subí el capítulo 36 y 37 mañana a la 7am se sube el capítulo 38
Rubi Cuerbo
quiero ver más capitulos
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