Algunas pasiones no nacen para ser compartidas… nacen para poseerlo todo.
Alice siempre fue diferente. Bajo su apariencia dulce y su mirada de miel brillante, esconde un alma indomable, rebelde y peligrosa, capaz de amar hasta los extremos más oscuros. Desde el instante en que lo vio —al heredero más temido de una de las mafias más poderosas—, su mundo dejó de girar de manera normal. No era una elección... era una obsesión silenciosa, un lazo invisible que ella no estaba dispuesta a soltar.
Entre secretos, traiciones y sentimientos que rozan la locura, Alice demostrará que algunas sombras no buscan protección… buscan controlarlo todo.
En una historia donde la pasión y la obsesión se entrelazan con el peligro, el amor no es un refugio: es un campo de batalla.
¿Hasta dónde llegarías por convertirte en la dueña de su sombra?
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Capítulo 20 – Relaciones Frías, Deseos Ardientes
El día había comenzado como cualquier otro en la empresa. Ben,con 23 años, caminaba por los pasillos con esa presencia que parecía cortar el aire. Traje impecable, mirada gélida, paso firme. Su aura mantenía a todos en silencio, como si su sola existencia pesara más que cualquier palabra. Era el heredero del imperio criminal y corporativo, y nadie lo cuestionaba.
Entró a su oficina sin saludar. Cerró la puerta detrás de él. El silencio volvió a envolver el lugar.
Esa mañana no tenía reuniones importantes. Solo papeles que firmar, decisiones que tomar y cuentas que revisar. La ciudad se movía a su ritmo habitual, pero dentro de esa oficina el tiempo parecía congelado en un mundo solo suyo: uno de poder, frialdad y control.
Unos suaves golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.
—Pasa —dijo con voz firme sin apartar la vista del monitor.
Era ella.
La secretaria.
La misma que todos notaban por su belleza, pero que solo Ben poseía. O, mejor dicho, usaba.
Vestía su habitual conjunto de falda negra entallada y blusa blanca con los primeros botones sueltos. Siempre elegante. Siempre provocadora. Sus tacones repiquetearon contra el piso mientras caminaba lentamente hacia él, cerrando la puerta tras de sí.
Sin decir palabra, corrió la cortina de las ventanas internas. Lo hacía siempre que sabía lo que iba a pasar.
Ben se levantó lentamente de su silla y la miró con esa mezcla de indiferencia y deseo que lo caracterizaba. Ella entendió él mensaje. Se acercó y, sin necesidad de palabras, se arrodilló frente a él.
El ambiente se cargó de tensión muda.
Él no necesitaba afecto. Ni palabras dulces. Solo liberación. Dominio.
Cuando terminó, apenas la miró.
—Puedes irte —murmuró con frialdad, volviendo a sentarse y limpiando sus manos con una toalla que ya tenía lista en su escritorio.
Ella se levantó, arreglándose el cabello sin decir nada. Salió de la oficina como si nada hubiera pasado. Así eran las reglas con él. Claras. Frías. Sin sentimientos.
Ben volvió a su rutina como si nada hubiera ocurrido. Firmó documentos. Hizo llamadas. Organizó reuniones.
Pero por dentro, había un vacío que ni el poder, ni el placer físico podían llenar. El recuerdo de su madre aún lo visitaba en noches silenciosas. La sed de venganza seguía quemando su pecho. Y en medio de todo, vivía con la convicción de que amar era una debilidad.
Y sin saberlo, a kilómetros de ahí, alguien lo amaba con una intensidad enfermiza. Una joven que durante años había seguido cada noticia, cada fotografía, cada rumor sobre él.
Alice.
Una chica hermosa que había estado enamorada de él, todos estos años. Una huérfana que haría lo que fuera por el, y sus hermanos que la han cuidado todo este tiempo. La chica que lo ama tal y como es, y con todos sus defectos, que sería capaz hasta de matar por el chico que ama que en este caso sería Ben.
Su chico nada más suyo!
Pero eso, aún no lo sabría
