Moonlight (BL)

Me encontraba desayunando con Nash. Después de que fue a mi casa decidió que lo mejor para empezar el día después del mal rato que le hice pasar era ir a desayunar. Lo cual agradecía ya que no había probado un alimento en lo que llevaba despierto de la mañana.

—Lee.— Mire a Nash.— Me alegra volver a hablarte.— Sus ojos me miraron con esa mirada de advertencia.— Así que deja de ser tan idiota y no vuelvas a hablarle a Scott porque no pienso volver a extrañarte.

Lo mire sorprendido por sus palabras, había creído que no le había importado el dejar de hablarme. Si lo pensaba un poco me sorprendía que con la actitud que tiene Nash hiciera caso a las palabras de Jack, aunque en este momento ya no me importaba lo que había pasado, ya que tenía de nuevo a mi mejor amigo junto a mi.

—No lo haré.— Mentí.

Extrañe a mi amigo pero también me gustaba hablar con Hazen. El saber que teníamos algo tan extraño a lo que no le podía poner una etiqueta era sin duda impresionante para mi. También me gusta el como me hace sentir y tampoco lo cambiaría por nada, a ninguno de los dos.

Termine de comer mis wafles los cuales venían acompañados con un poco de fresa, plátano y moras azules junto con miel de abeja, también en un pequeño plato hondo había papaya con mango, durazno y yogurt, haciéndolo ver un desayuno sumamente delicioso.

Una vez que salimos del restaurante nos dirigimos a la plaza, a una de las tiendas favoritas de Nash y secretamente la mía también.

Nash es hijo único, por ende el consentido de sus padres, así que ambos les daban muchas libertades como: llegar tarde a casa —siempre y cuando lo llevara y recogiera el chofer o saliera con Michael, su novio—, gastar la cantidad de dinero que deseara cada vez que va de compras, ir de viaje a donde se le plazca en vacaciones y un sin fin de cosas más.

—Lee Lee, ¿que piensas de esta falda?

Mire a mi amigo él cual tenia en sus manos una mini falda de mezclilla con tablones. Estaba seguro que de lo corta que estaba podía quedarme perfectamente debajo del trasero.

—Es muy bonita.— Respondí sincero. Si lo combinaba con un top y los zapatos de tacón Medusa Aevitas rosas de la marca Versace se vería sumamente hermoso.

—¡¿Verdad que si?!— Dijo emocionado.— Es perfecta para ti.— Lo mire asustado por sus palabras.

En el tiempo que llevábamos conociéndonos nunca me había puesto una falda delante de él. Incluso hasta hace poco me anime a comprarme algunas. Había sido un gran paso en mi vida.

—No lo creo...— Hable dudoso.— A parte nunca he usado una.— Mentí.

—Eso no importa.— Hizo una seña con su mano restándole importancia a mis palabras.— Siempre hay una primera vez para todo.— Concluyó.

—No es necesario Nash. De verdad.— Volví a insistir.

Si me ponía a pensarlo sabía que aunque Nash no me fuera a juzgar, mi madre si lo haría, ya que una cosa era vivir con el hecho de que a su único hijo le gusten los hombres y otra es que cambie su estilo a la hora de vestir a uno más "femenino".

—Está bien.— Supe que se rindió de insistir cuando dio media vuelta para dejar la falda en su lugar. O eso creí.— Solo póntela para ver como te queda y si no te gusta no la compras.— Me extendió la prenda.

La agarre mirándola detenidamente, era muy bonita, me pregunto si a Hazen le gustará, por como reacciono en nuestro último encuentro estaba seguro que si. Sin pensarlo demasiado le di un último vistazo para después meterme al probador.

...🥀♡🥀♡🥀...

Mire la prenda que había comprado esta mañana. Nash se había emocionado tanto al verme diciéndome que me miraba muy bonito, aunque no más que él. Le había mentido diciéndole que no me gustó pero que la compraría para un regalo para Emily.

Por el tiempo que llevaba conociéndola sabía que este tipo de prendas no son su estilo. Así que me la terminaría regresando o se la quedaría por cortesía, sin embargo nunca se la pondría.

Escondí la mini falda debajo de las almohadas después de escuchar como tocaban la puerta de mi habitación.

—Adelante.— Hable un poco nervioso.

La puerta se abrió dejándome ver a Emily. Traía una sonrisa en su rostro.

—¿Cómo estás pequeño Lee?— Entró a la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

—Creí que ya te habías ido a casa.— Respondí confundido ya que por lo que sabia ella había salido de trabajar hace como dos horas.

—El chico que salió por tu ventana está mañana como si fuera Rapunzel ¿fue el mismo de la otra vez?— Fue directo al grano sentándose en mi cama.

La miré sorprendido ya que había olvidado el mensaje de esta mañana. Había estado tan ocupado dando vueltas por todas las tiendas de la plaza.

—Puede ser.

Si Emily lo había visto, habrá una posibilidad de que alguien más también lo hiciera.

—Así que, ¿hay algo entre ustedes?— Me miro atenta a mi respuesta.

—Él me gusta.— Sentí mis mejillas rojas.

No había razón para no ser sincero con Emily. Ella ya sabía mi secreto, así que no me juzgaría. Nunca lo hacía.

—Oh pequeño Lee.— Me miro con ternura.— Tienes buenos gustos. El chico es guapo así que harían bonita pareja.

—¿Eso crees?— La miré esperanzado.

Sabía que Hazen es sumamente apuesto pero había veces que no creía que fuera compatible conmigo, tanto físicamente como en la forma de ser, ambos somos totalmente diferentes.

—Claro que si.— Dijo sincera. Nos quedamos en silencio unos segundos cada uno en sus propios pensamientos.— Supe que saliste con París Hilton.— Soltó de la nada.

—No le digas así.— La miré ocultando una pequeña sonrisa recordando el apodo que le había puesto Hazen.

Saque la mini falda que escondí debajo de las almohadas mostrándosela. La miré con orgullo y ella me miró sorprendía.

—¿Él te vio con ella puesta?— Preguntó agarrando la prenda.

—Lo hizo.— Sonreí.— Insistió en que me la probara así que lo hice, pero le dije que la regalaría. No quiero que le diga a mi madre que compre una falda para mi.

—No te preocupes por eso. Con que la hayas comprado esta bien.

Desde que había salido de la tienda había querido llegar a casa para mostrársela. Ella siempre me apoyaba en mis gustos y se sentía orgullosa por mis pequeños logros así como yo con los de ella.

Seguimos hablando un poco más hasta que llego la hora de que se fuera a casa ya que estaba anocheciendo, aunque la iba a llevar Josh me preocupaba que llegara a su casa cuando esté oscuro.

...🥀♡🥀♡🥀...

Me encontraba en clase de educación física con Jack a lado de mi. Hoy es miércoles, había visto algunas veces a Hazen en clases y en los pasillos del colegio pero ninguno de los dos se acercaba a hablar con él otro. Era fácil evitarnos en el colegio, ¿por qué? Porque las únicas veces que Hazen no me ignoraba era cuando nos encontrábamos en las gradas.

Esta noche había una cena importante a la que tenía que asistir al igual que mis amigos y mentalmente no estaba preparado para ello. Nunca prestaba atención en los temas de las cenas solo sabía que tenía que ir con un traje puesto.

Estaba distraído mirando al profesor dar las últimas indicaciones de la clase para después poder marcharnos cuando de pronto siento como me agarran de la cintura.

—Jack.— Me voltee hacia él.— Estas siendo irrespetuoso invadiendo mi espacio así que por favor suéltame.— Aleje su mano.

Escuche como mis demás compañeros se iban del gimnasio al acabar de hablar el profesor.

—Estaba pensando en que tal vez un día de estos podíamos salir solo tú y yo.

A decir verdad creí que tardaría más tiempo en invitarme otra vez a una cita. Aunque conociéndolo sabía que si algo estaba en su objetivo de alguna forma u otra lo conseguiría, pero también sabía que conmigo no sería ese el caso. Podía estar en la mira de él pero en la mía había alguien más. Un chico de rizos y ojos verdes.

—La verdad Jack, ahorita no quiero pensar en citas. Quiero concentrarme en salir con nuestros amigos y en otras cosas, pero no en tener una relación.— Lo mire notando como cambia su expresión a una molesta.— Quiero ser sincero para que no te hagas ilusiones.

Ni siquiera pensaba en lo que decía, pero si servía para tener a Jack un poco alejado de mi, no me importaba. Mire como asintió ante mis palabras para después darse media vuelta e irse.

Aunque Jack no es mi tipo de chico ideal se que es guapo, así que se podía conseguir a otra persona como pareja que le hiciera caso.