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Capítulo 23
Esta era la primera vez que Lucien se dirigía a él, y a Yeisan no le agradó.
Solo lo había visto un par de veces en el pasado, pero a distancia, no tenía que tratar con él para saber que no le agradaba.
Yeisan no pronunció palabra alguna y solo lo observó, solo habló después de un momento.
"¿Qué desea ordenar?", preguntó.
"... Tiramisú y café irlandés", pidió Lucien.
"En un momento le llevamos su orden", sonrió Yeisan.
Había varios clientes que esperaban en la fila para realizar sus pedidos, así que Lucien tuvo que avanzar y fue a sentarse a la mesa para esperar.
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"Si lo prefieres, puedes trabajar en otra área, la cocina por ejemplo", dijo el encargado de la pastelería.
"No lo digo porque estés haciendo un mal trabajo en caja, pero pensé que sería más tranquilo para ti trabajar en un lugar en donde no tuvieras que estar expuesto", añadió.
Así como los empleados, el encargado había notado la hostilidad y malos tratos que a veces Yeisan recibía por parte de algunos clientes, estaba agradecido por el aumento de clientes por la buena apariencia de Yeisan, más no iba a aprovecharse de ello hasta llegar al punto de lastimar a su empleado.
"No tiene por qué preocuparse, me siento cómodo trabajando en caja, y con respecto a las habladurías o miradas de las personas, realmente no le tomo importancia", sonrió Yeisan.
Mirando la bonita sonrisa del joven, el encargado se enterneció y se preguntó si había hecho algo bueno en su vida para que un ángel apareciera en la pastelería.
"De acuerdo, pero dime si alguna vez llegas a sentirte incómodo, y haré algo al respecto", habló el encargado.
"Gracias"
Al término de la jornada laboral, Yeisan caminó por las calles comerciales para ver como las tiendas se llenaban de árboles y adornos navideños.
La decoración en la pastelería empezaría mañana, así que estaba emocionado y decidió ver las demás decoraciones para darse una idea de como decorar.
Al pasar por las tiendas, vio que se vendían los bombones de chocolate explosivos que tanto le gustaba ver.
Cuando habitaba en la casa de Emmett, la cocina siempre estaba repleta de estos bombones de chocolate, así que nunca tuvo la necesidad de ir a buscar algunos.
Yeisan entró a la tienda en donde se vendían y compró algunos.
Ni bien llegó a su departamento, preparó una taza de leche caliente y puso el bombón de chocolate dentro, como recordaba, pronto el bombón de chocolate se abrió y pequeños malvaviscos salieron de ella.
Tenía un sentimiento de tristeza cuando tomó la taza caliente, esperó un poco hasta que finalmente pudo beber el contenido.
Era tan delicioso que no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas.
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"¿Piensas dejar las cosas así?"
"¿A qué te refieres?", preguntó Yeisan.
"Bueno, pudiste ver la actitud de Lucien, supongo que no querrás que alguien así esté al lado de Emmett", mencionó kisho.
Era verdad que Lucien no le agradó, antes de liberar a Emmett, Yeisan le deseo una buena vida junto a la persona que anhelaba, le deseo solo cosas buenas, así que no creía que Lucien fuera alguien malo.
Salvo sus palabras, no había hecho algo malo contra él, pero, no podía negar que le preocupaba un poco Emmett.
"Velo de esta manera, ¿qué pasaría si su actitud es pésima y empieza a tratar mal a Emmett?, ¿no estarías preocupado?", preguntó kisho al notar la preocupación de Yeisan.
"Ya ha sufrido bastantes años al tenerte a ti cerca, y ahora tiene a ese otro omega de pésima actitud", añadió con saña, "Me pregunto si acaso el que está maldito es él"
En silencio, Yeisan salió del departamento seguido de kisho quien traía una gran sonrisa.
Pidiendo direcciones, Yeisan llegó al lugar en donde había permanecido por varios años.
Fue un impulso cuando se dio cuenta de que se encontraba frente a la casa de Emmett.
No sabía que hacer, así que se escondió detrás del gran árbol frente a la casa.
Las luces de la casa permanecían encendidas, al parecer, Emmett estaba en casa.
Recordaba cada detalle del que fue su hogar, todo se veía igual, sin embargo, la persona que vivía dentro era diferente, Emmett tenía una nueva vida y no lo recordaba.
"Parezco un tonto", murmuró Yeisan y trató de irse.
Sin embargo, al siguiente instante, se oyeron los ladridos de un par de perros, asustado, Yeisan volvió a esconderse detrás del árbol y fijo su mirada hacia la casa.
De repente, en la puerta vio a dos cachorros blancos que ladraban en su dirección mientras meneaban alegremente sus colas.
Eran más grandes, pero Yeisan los reconoció.
"Tofu y nieve", susurró.
Los dos cachorros que había recogido del bosque, ahora eran dos grandes y hermosos canes que se veían fuertes.
Yeisan sonrió contento por haberlos visto, cuando se oyó la voz de una persona que llamaba a los dos cachorros desde dentro la casa.
"Bobby, bonny", llamó la voz.
Tan solo lo había oído una vez, más Yeisan reconoció al dueño de la voz.
Lucien apareció en la puerta dentro de la casa y se acercó a los dos cachorros.
Renuentes a alejarse de la puerta, los dos cachorros empezaron a retorcerse sin dejar que Lucien los toque.
Fue cuando Emmett apareció y ordenó a los cachorros entrar a la casa.
Yeisan no podía oírlos, pero el rostro de ambos se veían contentos mientras intercambiaban palabras.
Después de unos minutos, se vio a uno de los guardaespaldas sujetando a los dos cachorros mientras el auto salía por la gran puerta de la casa.
El auto se detuvo frente a Emmett y el guardaespaldas que lo conducía salió.
Emmett caminó al lado de Lucien para abrir la puerta del auto para que este entrara, y luego él subió al asiento del copiloto.
En un segundo, el auto partió alejándose de la casa.
Yeisan se quedó mirando en la dirección en la que desapareció el auto en tanto los ladridos de los dos cachorros dentro de la casa aún podían oírse.
gracias autora y muchas bendiciones que sigas creando muchísimas historias y nos llenes a tus lectores de alegría. sabes que siempre me encantó los detalles de flores amarillas. son mis favoritas especialmente los girasoles. 💛💛