¿Seré Una Gordita Con Suerte?

Massimo alcanza a Bruno en el asensor y dice —Devi calmarti, così non otterrai nulla (debes calmarte, así no conseguirás nada)… Bruno mirando fijamente la puerta del elevador dice —Altrimenti faccio di più ora impazzirò, perché tutto deve essere così difficile con lei (sino hago nada ahora, me voy a enloquecer; por que todo tiene que ser tan difícil con ella)… Bruno le responde — tú fuiste el que inició todo esto, por cobarde por no ser capaz de hablar con ella cuando empezaste a verla diferente… Bruno enojado dice — no vuelvas a llamarme cobarde o olvidaré que eres mi mejor amigo; además, para mi fue muy difícil aceptar que alguien como ella me pudiera gustar tanto; y menos que con sus cuidados y atenciones llegara a envolverme y enloquecerme; ahora entiendo porque Samantha me engaño, después de que estuve por primera vez con Juliana, no pude volver a tocarla ni a ninguna otra mujer, Juliana me absorbió completamente y ahora no se vivir sin ella… Massimo le pega suave en el hombro y dice — yo conozco a Juliana y se que necesita tiempo para aclarar su mente… Bruno lo mira fríamente y saca su celular, alguien contesta y él dice — necesito que busques a mi esposa, necesito esa información lo más rápido posible, la información y lo que necesites te lo envío por mensaje… luego voltea hacia Massimo y le dice — ya he perdido mucho tiempo, necesito recuperarla… antes que pueda Massimo decir algo, el cerro las puertas del elevador.

Massimo regresa con Camila y le dice — amor no es mucho lo que ahora podamos hacer… ella lo mira con angustia y dice — es verdad, pero no deja de preocuparme su bienestar… ambos se abrazan y luego salen del apartamento.

Mientras tanto yo estoy llegando a la Angostura, es la Hacienda que mi madre tanto amo, un amor que me heredo.

El objetivo que me hubiera ido a la capital a trabajar, solo fue por que necesitábamos más entradas económicas, para solventar la inversión en la hacienda; además, estaba resignada a estar solo con mi madre para siempre.

Cuando entro, veo a las personas que trabajan ahí muy sorprendidas por mi presencia, sonrío y les doy un saludo muy cordial.

No puedo creerlo está tal cual cómo en mi niñez, tenia mucho tiempo que no venía, mientras admiro la belleza que tiene el lugar, sale Margarita una mujer de edad, que fue como mi nana, ella me reconoce y me da un abrazo gigante, después dice — mi niña, no sabes lo feliz que me hace que hayas aparecido, tu madre y yo pensamos que jamás, volveríamos a verte… la miro con nostalgia y repondo — ella no volvió a verme… hay un pequeño silencio, cuando mi nana dice — estás preciosa Juliana, debes contarme todo… me toma del brazo y entramos a la casa. Hablamos por mucho tiempo, le conté todo lo que había sucedido.

Asi fue transcurriendo el tiempo, ya son 4 meses que he estado aquí; no les niego que es imposible olvidar a Bruno, y más cuando en mi interior está crecido una parte suya, pero ahora mi hijo y está finca son mi razón de existir.

De vez en cuando llamo a Camila de diferentes números, la conozco y se que ella le contaría a Bruno todo, entonces prefiero mantener las cosas en silencio.

Me puse al día con los deberes y la administración de la hacienda, empecé a aprender más sobre la vida en el campo, estar aquí fue la mejor decisión que pude tomar.

Resulta que hoy hay un baile de los hacendados, irán personas importantes de la región, e imagínense quien esta invitada, pues mi nana hablo de mi muchas veces en las reuniones mensuales y los dueños de las fincas, tienen la curiosidad de conocerme, cómo la muerta que resucito, en los pueblos cualquier situación cómo la que viví, puede convertirse en una historia y a veces en leyenda.

No tengo muchas ganas de ir, pero mi nana tiene razón cuando me dice que le haría mucho bien a la hacienda. Se llega la hora y decido asistir. Me voy con un vestido floral sencillo, bonito y Perfecto para la ocasión; lo mejor es que no se me nota el embarazo.

Cuando entro al lugar acompañada de mi nana, no puedo evitar que las miradas se posen en en nosotras; luego una señora muy elegante y bonita se acerca y dice — bienvenidas, mi nombre es Patricia y soy la dueña de la hacienda que colinda con la tuya por el norte, estaba muy ansiosa por conocerte vecina… sonrío y digo — mi nombre es Juliana Mendoza y el placer es mío… ella me toma del brazo y me empieza a presentar al resto de personas. Fue una noche muy bonita, las personas muy cálidas y amables.

En realidad estoy muy cansada ya son las 12 de la noche y como buena cenicienta ya desea irme a casa, pero mi nana a su edad, parece de 20, aún con ánimos de continuar, así que me me acerco y le digo — nana, si quieres quédate yo estoy muy cansada… ella me mira sorprendida y dice — niña pero que dices, vámonos las dos… la miro y le digo — no tranquila, yo le digo a Manuel que me lleve y que después venga a recogerte… ella sonríe y dice — está bien, no insistiré más… me rio y me despido de las personas que están aún en la reunión.

Al salir no veo una piedra que está en la puerta de salida sosteniendola y tropiezo con ella, no alcanzo a tener equilibrio entonces cierro los ojos para esperar el golpe, pero de repente unos brazos fuertes y un aroma exquisito me toma en sus brazos y dice — tranquila estás a salvo… abro los ojos lentamente y veo un rostro hermoso, unos ojos verdes y una barbilla bien definida con un rostro hecho por el mismo Dios; abro mis ojos sorprendida y digo — muchas gracias, me hubiese golpeado muy duro… mi primera reacción fue tocarme el vientre, solo podía pensar en el bebé. Luego me mira y dice — con gusto, no se tiene el placer de salvar una princesa todos los días… sus palabras me sonrojan y me levanto rápido, alejándome de él. Luego Manuel se acerca y dice — señorita está bien… asento y digo — si gracias Manuel, será que puedes llevarme y regresar por Margarita?… él me mira preocupado y dice — lo que pasa señorita es que las llaves las tiene doña Margarita… no es posible devolverme, porque eso implicaría quedarme… luego el hombre salvador dice — yo también iba de salida, puedo llevarte… lo miro y respondo — pero puede que lo desvíe mucho… el sonríe y dice — para nada mi hacienda queda al lado de la tuya… sonrio y digo — no quiero molestar… el responde — no es molestia, vamos… Manuel se queda viendo y dice — que pena señorita, pero con el señor Mauricio estará bien… sonrío y aún incomoda digo — muchas gracias… nos dirigimos a su camioneta.