Abel es hijo de padres adinerados, el mayor de seis hermanos, por lo que necesita a su lado una mujer que le sea un apoyo y fortaleza al momento en que deba asumir su cargo como CEO de las empresas familiares, sin embargo, no logra encontrar la chica ideal que lo complemente. Abel no es mujeriego, pero buscando la mujer ideal ha tenido varias novias, seis hasta el momento y nada más no la encuentra ¿la séptima será la buena, la octava o la novena?
Te invito a descubrir si encontró la persona indicada.
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CAPÍTULO 22: EL TIEMPO LO MOSTRARÁ
Abel se estaba volviendo muy hábil en dirigir la empresa, su padre cada vez le daba más responsabilidades, las cuales desempeñaba muy bien, le asignó llevar a cabo el seguimiento a un proyecto él cuál, tuvo unos pequeños inconvenientes, por no conocer bien el proceso, puesto que, había aspectos que desconocía como debían hacerlos, pero lograron hacer adaptaciones para rescatar el proyecto y lograr el objetivo deseado.
Sophie, la practicante, estuvo incluida en ese proyecto, el cual, cuando sintió que se le estaba saliendo de las anos a Abel, lo hizo explotar en un momento, mostrándole a la chica su cara cuando está enojado, estaba rojo de la furia, hablaba apretando la mandíbula, pareciera que su cara iba a reventar, su tono de voz daba miedo, ella trataba de calmarlo, le decía que respirara y después buscaran la solución, porque, así como estaba de alterado no podía pensar con claridad y no podría ver bien la solución, él tenía ganas de gritarle y decirle que no le dijera palabra alguna, por lo que tuvo que respirar profundo antes de decir algo de lo cual se arrepintiera.
Ya más calmado, le pidió perdón a la chica por portarse así frente a ella, entendía que había actuado mal y se había desquitado con ella, quien solo había tenido la desgracia de haber estado en el lugar y momento equivocado, ella le dijo que entendía el motivo de su actuar, que no tenía que darle ninguna disculpa. Aun así, él insistió que no debió portarse de esa manera, ya más tranquilo entre los dos y otros colaboradores lograron analizar el problema y buscar las opciones que había para tomar la mejor decisión que les sirviera para arreglar el problema y entre todos encontraron la solución óptima para llevar a cabo, él les agradeció a todos por su ayuda y apoyo, sin ellos a lo mejor no lo hubiera logrado o no en tan poco tiempo.
Después de ese proyecto, empezó a tener más trabajo en común con Sophie, se dio cuenta de que juntos trabajaban muy bien, Sophie era una chica muy inteligente, estudiosa, sus estudios los saco apoyándose en becas para ayudar a sus padres en los gastos, ya que, por el nivel de ingresos familiares, no siempre podría haber cubierto sus gastos escolares, de no haber sido por esas becas que recibió, era una persona sencilla, humilde, muy observadora, acomedida, le gustaba apoyar a sus compañeros cuando los veía atrasados, aunque eso implicará que ella se atrasará en lo suyo, teniendo que quedarse a veces un poco más de tiempo para terminar sus pendientes del día.
Sophie siempre daba más de lo que su capacidad le permitía, ya que era muy responsable con las cosas que le encomendaban, tratando de aprender todo lo que se le enseñaba y ponerlo en práctica, compartía sus conocimientos con los demás, así estos no le agradecieran por su apoyo.
Abel y Sophie platicaban y compartían sus gustos por las cosas, dándose cuenta de que tenían muchas cosas en común, incluso llegaron a ver la posibilidad de tener algo, pues todo indicaba que eran el uno para el otro, en el trabajo se complementaban bien. Aunque Abel había dicho que no lo volvería a intentar, sentía que ahora si estaba frente a la persona correcta, así que, sin más decidió darse una oportunidad con la chica, por lo que un día mientras trabajaban en un proyecto, él tomó su mano y sin más la acercó a él para juntar sus labios y darle un beso, que después de unos segundos fue correspondido.
¿Y eso qué fue?, dijo la chica sonriente viéndolo a los ojos.
Me gustas, dijo Abel
¿Te gusto?
Sí, tenemos muchas cosas en común, por lo tanto, quiero que lo intentemos, ¿qué dices?
Que… si quiero intentarlo, tú también me gustas y sí, si acepto.
Así sin más empezaron su noviazgo, sin más detalles o romanticismo, no lo sintieron necesario, simplemente se gustaban y decidieron empezar a salir, ese día salieron de la mano de la empresa, dejando a muchos asombrados, ya que sabían que él había tenido novias, pero nunca lo vieron con una chica y menos del trabajo, pero como empleados solo se limitaron a ver, oír y callar, para no entrar en situaciones que pudieran perjudicarles, además que, Sophie, ya llevaba para ese entonces, medio año en la empresa y la consideraban una joven, alegre, firme, valiente, pero honesta, una buena mujer.
Un día Abel estaba en casa, era domingo por la tarde y estaba la familia reunida para cenar, todos hablaban de su día a día, de sus planes, incluso de los chismes que habían escuchado y que les parecía importante compartir con la familia. Al terminar, sus padres le pidieron a Abel que pasará al despacho para hablar.
Hijo, te he visto muy entusiasta con Sophie, ¿cómo te sientes en esa relación?
¿Por qué lo preguntas padre?
Solo quiero saber cómo te va, ya has tenido varias novias, con ella van ¿cuántas?... ¿6?, ¿7?
El número no importa padre, solo espero que esta vez sea la última, Sophie es muy linda, ella es muy especial y creo que puede ser la correcta, dijo seguro Abel.
¿Crees o estás seguro?, lo cuestiono su padre, quería hacer ver a su hijo si era firme o no en su decisión.
Creo que necesitamos un poco más de tiempo para saberlo con certeza, ella me complementa bien, solo que para tener la certeza debemos seguir conociéndonos, ¿no crees?
Entiendo, aún tienes dudas, dijo su madre esta vez.
No, madre, solo quiero tener la certeza, no me quiero equivocar nuevamente.
Sabes hijo, cuando uno encuentra la persona indicada no hay dudas, solo certeza, me gusta la chica, espero que pronto tengas esa certeza, no me gustaría verte decepcionado, esta vez te veo más emocionado que otras veces y no me gustaría que te lastimarán.
No te preocupes madre, todo va a estar bien.
Así fue como se quedó con esa pequeña espina en el fondo, pensando si será la correcta o no, lo que, si sabía, es que por esta chica estaba sintiendo cosas que por las demás no, pero, eso solo el tiempo lo diría y mostraría si era o no la correcta.
Por fin Abel había terminado el postgrado y se dedicaría de lleno a la empresa, estaba acostumbrándose a pasar mucho tiempo en ese lugar, cada día se sentía más integrado a la empresa y desarrollaba capacidades que incluso no sabía que podía tener, pero la misma actividad y situaciones lo estaban moldeando para ser un gran líder como su padre esperaba que fuera, pues era un descendiente de grandes líderes, ya que su fortuna venía de cuatro generaciones atrás, donde su padre fue él remplazó de su padre y este de su abuelo y así sucesivamente.
Así fue como empezaron a pasar las semanas en que su padre le delegaba más funciones, mientras él disminuía las suyas, hasta que llegara el momento en que fueran nulas para él y su hijo tuviera todo el cargo completo, para así, poder retirarse, para ayudar a su esposa en la crianza de sus hijos más pequeños y disfrutar lo que en su juventud por sus responsabilidades no pudo al lado de su esposa. Ahora podría darse el lujo de viajar, llevarla a recorrer el mundo, mostrarle las maravillas del universo y, sobre todo, tener una vejez tranquila al lado de su amada esposa.