Ella necesita un esposo para poder obtener la herencia que le dejó su abuelo, a él le quieren imponer un matrimonio. Un momento de confusión los hará conocerse y él aprovechará esa oportunidad para escapar del matrimonio que no desea, sin saber que gracias a ella también obtendrá la libertad que tanto ansiaba.
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Una mujer enojada
Luego de rescatar a Annia del acoso de Marcos, Kyle la llevó rápidamente fuera del edificio y hacia su coche. Ella temblaba ligeramente, y él la miraba con preocupación mientras la ayudaba a abrocharse el cinturón de seguridad.
-¿Seguro que estás bien?- le preguntó Kyle, tomando su mano con suavidad.
-Sí, gracias a ti - respondió Annia, tratando de sonreír.- No sé qué habría hecho si no hubieras aparecido.
Kyle arrancó el coche y se dirigieron a casa en silencio, el ambiente estaba cargado de tensión y emociones no expresadas. Al llegar a la casa, Kyle estacionó y ayudó a Annia a salir del coche. Entraron juntos, y una vez dentro, Kyle no pudo contener su curiosidad.
-Annia, ¿quién era ese tipo?- preguntó, mirándola con intensidad.
Annia suspiró, tomando asiento en el sofá y pasando una mano por su cabello.
-Es Marcos, mi ex prometido. Al parecer él y Elena trabajan también alli- confesó, con un tono de resignación.
Kyle frunció el ceño, tratando de mantener la calma, él sabia que Elena y Marcos trabajaban en su empresa pero el desconocimiento de que Annia también trabajaría allí, sumado a la sorpresa del día no lo llevaron a detenerse a pensar en la posibilidad de que pudieran encontrarse.
-¿Y que quería?- indagó el joven
-Básicamente me dijo que no me saldría con la mia- respondió ella.
Kyle se sentó a su lado y la tomó de la mano, buscando consolarla.
-No permitiré que te haga daño, Annia. Pasaré por ti todos los días después del trabajo, ¿de acuerdo? No tendrás que enfrentarlo sola.
Annia lo miró con gratitud y asentió.
-Gracias, Kyle. No sabes cuánto significa eso para mí - dijo, apretando su mano.
Kyle sonrió, tratando de aliviar la tensión en el ambiente.
-Por cierto, ¿qué hacías tú allí? -preguntó Annia, de repente, con curiosidad.- No esperaba verte por allí, ¿Cloe te dijo donde estaba?
Kyle se preparó para la mentira que debía contar.
-Estaba allí por una entrevista de trabajo. Quería ver si podía conseguir algo más estable en el sector publicitario- le respondió, tratando de sonar convincente.
Annia pareció satisfecha con la respuesta y sonrió.
-Espero que consigas el trabajo, entonces. Sería genial tenerte cerca- dijo ella, sintiendo un alivio que no había sentido en mucho tiempo.
Kyle le devolvió la sonrisa y asintió.
-Sí, eso sería estupendo. Pero mientras tanto, no te preocupes. Pasaré por ti todos los días. No dejaré que Marcos te moleste más.
La promesa de Kyle trajo un poco de paz a Annia, y se abrazaron, sintiendo que, a pesar de las dificultades, estaban juntos en esto. Esa noche, mientras se preparaban para cenar, conversaron sobre cosas más ligeras, tratando de dejar atrás el mal rato que habían pasado en la oficina.
Kyle sabía que mantener la mentira sería difícil, pero por ahora, estaba decidido a proteger a Annia de cualquier amenaza. Y eso incluía a Marcos.
-No puedo agradecerte lo suficiente por hoy -dijo Annia, mientras servían la comida.
-No necesitas agradecerme. Lo haría de nuevo en un abrir y cerrar de ojos, eres mi esposa- respondió Kyle, mirándola con ternura.
Después de cenar, se relajaron en el sofá, viendo una película y disfrutando de la compañía del otro. Aunque las preocupaciones no desaparecieron por completo, ambos encontraron consuelo en su creciente cercanía y en la promesa de enfrentarlo todo juntos.
Mientras Annia y Kyle disfrutaban de la tranquila velada en su hogar, en la mansión del abuelo de Kyle, se desarrollaba una escena de tensión. El abuelo, un hombre de mirada severa y corazón cansado, se encontraba en su despacho cuando la puerta se abrió de golpe y Rebecca irrumpió en la habitación, su rostro una mezcla de enojo y determinación.
-¡Señor Williams!- exclamó Rebecca, sin molestarse en saludar cortésmente- ¡Esto es inaceptable!
El abuelo de Kyle, el Sr. Williams, levantó la mirada de los documentos que revisaba, ajustándose las gafas.
-Rebecca, ¿qué es lo que te trae aquí a estas horas? -preguntó con voz grave.
-¡Es Kyle!- Rebecca prácticamente gritó- Se niega a cumplir con nuestro compromiso. Me ha estado evitando y parece que no tiene ninguna intención de casarse conmigo.
El abuelo de Kyle suspiró, quitándose las gafas y frotándose el puente de la nariz. Había anticipado que este día llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto ni con tanta vehemencia.
-Rebecca, entiendo tu frustración, pero Kyle es un adulto. Es libre de tomar sus propias decisiones - dijo con calma.
Rebecca dio un paso hacia adelante, con sus ojos brillando de rabia.
-¡Pero usted me prometió que Kyle y yo nos casaríamos! ¡Es un acuerdo entre nuestras familias, y él lo está deshonrando!
El Sr. Williams la miró fijamente, con una mezcla de cansancio y resolución.
-Te prometí que apoyaría la unión si ambos estaban de acuerdo. Pero no puedo forzar a mi nieto a hacer algo en contra de su voluntad. Kyle ha tomado su decisión, y debo respetarla.
Rebecca apretó los puños, su cuerpo temblando de ira.
-¿Así que simplemente lo va a dejar salirse con la suya?- espetó- ¿No va a hacer nada para intervenir?
El abuelo de Kyle negó con la cabeza.
-No, Rebecca. Este es un asunto entre tú y Kyle. No voy a intervenir en su vida privada. Es su decisión qué hacer con su vida, no la mía.
Rebecca lo miró con incredulidad, mientras su rostro iba pasando de la furia a una fría determinación.
-Muy bien, señor Williams. Si esa es su postura, haré que la empresa de su nieto sufra la peor crisis que haya visto jamás. Y usted se arrepentirá de no haberme apoyado- dijo, con voz baja y amenazante.
Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando al hombre solo en su despacho. El anciano se recostó en su silla, sintiendo el peso de los años y de las decisiones difíciles que había tomado.
Suspiró profundamente, mirando la puerta por la que Rebecca había salido. Sabía que la joven era capaz de cumplir su amenaza, pero también sabía que había hecho lo correcto al confiar en su nieto.
-Espero que no te estés equivocando, Kyle- murmuró para sí mismo- Espero que sepas lo que estás haciendo.
Se quedó en silencio unos momentos, reflexionando sobre las palabras de Rebecca y las implicaciones de sus amenazas. Había llegado el momento de que Kyle demostrara su valía, tanto en los negocios como en su vida personal. El abuelo de Kyle solo podía esperar que las decisiones de su nieto no solo lo beneficiaran a él, sino también a la familia y a la empresa que tanto había trabajado por construir.
Con un último suspiro, el Sr. Williams volvió a ponerse las gafas y regresó a sus documentos, tratando de concentrarse en el trabajo mientras la preocupación por el futuro de su nieto y la empresa pesaba sobre su mente.