Federico Belmonte, hijo menor de Brandon y Marisol; ha vivido solamente para trabajar y ser el tío soltero que malcría a los niños.
Sin embargo, todo eso cambia cuando accidentalmente lastima a una linda mujer de ojitos tristes, logrando por primera vez, despertar su interés en alguien y decide indagar en su vida; aunque no sabe si es por curiosidad o algo más profundo.
Ella, pocos minutos atrás, fue informada de una noticia que cambiará su vida para siempre y se siente muy mal para afrontarlo frente a su familia.
¿Qué será lo que la ha dejado así?
¿Será que el accidente fue orquestado por el destino para brindarles una oportunidad?
¿El médico más prestigioso de España podrá curar ese afligido corazón, o Alma levantará un muro que los separe, cerrándose a esa posibilidad?
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Regalo de suegra
Mientras que la familia Belmonte llega a la mansión de Federico; Alma está en su casa, aguantando a su madre y los mandatos que todavía le pide para "estar tranquilos y ser felices" sin contar lo que quiere su hija.
En fin, cosas de típicas personas egoístas que creen que el mundo debe girar en torno a ellos.
—¡DEBES DARNOS UN NIETO!— grita su madre por vigésima vez desde que su lindo doctor le dio el alta médica.
—¡No puedo tener hijos!— repite cansada.
—¡No me interesa cómo lo conseguirás, pero debes darnos un nieto!— advierte y repite su madre— Necesitamos esa herencia.
—¡Ten tu propio hijo!— responde Alma levantándose de su cama, ya que la despertó de la peor forma.
—No puedo, he sido operada en contra de mi voluntad para no engendrar más niños.
—No es mi culpa— le dice la joven de treinta años a quien le dio la vida.
—Escúchame, sé que no somos los mejores padres, pero necesitamos que alguien ingrese a la milicia para cobrar el dinero de tu abuelo o todo irá a parar a un orfanato.— la señora quiere hacerle entrar en razón, sin mucho éxito.
—Esos niños lo necesitan— finaliza la conversación metiéndose en el baño, sin darle la oportunidad a su madre de que conteste.
La pelinegra mayor, sin conseguir lo que quiso, sale de la habitación de Alma y se mete en la suya, viendo a su esposo dormir en paz, como si nada sucediese, cosa que la hace enojar.
Por su culpa están así, pobres, en deuda y con varias amenazas encima, ya que los cobradores los visitan semanalmente y la chica todavía no sabe.
Solo queda una cosa para hacer y eso es, casar a Alma con el hijo del comandante; aquel que ha ayudado a su esposo cuando debía buscar a la joven porque demoraba unas horas más estudiando. Pero, hay un problema; sabe que su hija no aceptará por voluntad propia, así que encontrará una forma de que acepte.
Y ¿para qué? Simple, con Alma casada, las probabilidades de que deba dar descendencia, es mayor, porque sabe que su futura consuegra querrá nietos para malcriar, aunque luego sus intenciones sean meterlo a la milicia. Además, el corazón de quien se está duchando es muy noble y no le gustaría que los niños de algunos orfanatos mueran en una tragedia.
La señora se ha olvidado de varias cosas. Punto número uno, Alma no puede tener hijos y por más que la case con cien hombres, no podría darle descendencia. Punto número dos, ella es mayor y se puede negar abiertamente, no importa cuántas amenazas quiera ejecutar, pero por último y no menos importante; el punto tres es que ellos criaron a su hija para que ingrese a la milicia, así que no se doblegará fácilmente. Sin contar que tiene inteligencia suficiente para crear algunas defensas y planes que protejan a esos niños.
Los padres de Alma no son los únicos que tienen contactos importantes.
Por otro lado, no debemos olvidar que quieren involucrar a alguien a un casamiento, sin saber su estado civil.
Su conocimiento ante tal idea es totalmente nula, ya que de hecho, el joven está casado y con hijos, en protección del estado. Porque sí, él se dedicó a lo mismo que su padre, por decisión propia. Aunque, en realidad, su madre no estaba de acuerdo.
A su esposa la conoció en un rescate que debió llevar a cabo, dejándolo totalmente cautivado e incluso, haciéndose cargo de su seguridad, aguantando algunos impulsos carnales.
Pero, en fin. La señora está muy preocupada por ese dinero y no quiere que se pierda y dentro de su locura, cree tener soluciones a todo; sin embargo, se está perdiendo en el camino de la razón. Su cabeza le hace creer que todo lo planeado y pensado, está bien, sin saber que realmente se meterá en problemas, tarde o temprano.
Alma sale de su ducha y se viste lentamente en su linda habitación. Cuando se empieza a peinar, el celular suena en un corto mensaje que la emociona hasta lo más profundo, haciendo que su corazón salte de inmediato y se calienten sus mejillas.
📩—Buenos días, señorita Alma, quisiera saber cómo se encuentra de salud. Saludos, Federico Belmonte.
La aclaración es necesaria porque ella no tiene el número del doctor, pero después de contestarle cortamente, lo agenda con mucho cariño. "Mi doctorcito lindo" y un emoji de carita con ojitos de corazón.
¿Por qué contestar con solo tres palabras? Sencillo, cree que si no muestra interés, no se enamorará; es como un método de cuidado a su coraza, además, ¿qué futuro puede brindarle a ese hombre si no puede darle un bebé?
Lo que ella recuerda es que él tiene sus espermatozoides en el área de inseminación de su clínica, pero también es consciente de que en su cuerpo no funcionarían y no quiere a una madre sustituta. Aunque a decir verdad, si Federico resulta ser genéticamente como sus hermanos, no necesitará de los avances científicos, sino de una cómoda cama para no salir de allí por varios días y el método natural, será efectivo. Sin pronósticos médicos que digan lo contrario.
Digamos que los Belmonte tienen algo muy efectivo; es como un "te miro y te embarazo" y hasta se puede afirmar que casi puedes elegir el número que desees.
Más tarde, cerca de las 16 horas, recibe nuevamente un mensaje de un número desconocido, pero entrando pudo encontrar la foto de Marisol y su doctorcito, ambos muy parecidos, sonriendo a la cámara, solos.
📩—"Querida, futura nuera, este es mi número y mi primer regalo para ti" —es lo que dice en el pie de la imagen.
Así que no lo evita y le responde como se debe…
📨—Gracias por esto, señora Marisol. Quedaron muy lindos.— Antes de que pudiera dejar el celular en su escritorio, vuelve a sonar.
📩—Nada de señora, me encantaría que me llamaras por mi nombre o por lo que soy, tu suegra; y sí, quedamos lindos, pero mi hijo es un bombón que vale recortar para poner de fondo de pantalla.
Claramente, las intenciones de ducha señora son obvias y no tiene interés en disimularlo, aunque a la pobre Alma la tiene con un revoltijo de emociones muy grande, más que nada porque tiene razón y no lo discutiría nunca. Federico es ese tipo de hombre que te atrae de inmediato, por lo que sí, le encantaría recortar la foto y colocarlo como fondo de su pantalla, pero todavía no lo hará, le parece muy psicópata, ya que no tienen una relación, ni amistad.
📩—Sé cuál es tu trabajo y me gustaría tener un recorrido turístico, saber la historia y todo lo que tengas para decir, ¿podría ser? –recibe nuevamente de su supuesta suegra, como se autonombró.
📨—Claro, cuando usted quiera— responde esquivando el primer mensaje— Puede pasar por la oficina de turismo y pedir por mí.
📩—Si es por mí o mi hijo, te aseguro que nos encantaría tenerte en la familia hoy mismo.
Marisol juega a las palabras más simples, así que su primer mensaje dice ‘’llámame por mi nombre o lo que seré para ti’’ y el segundo una pregunta que se respondería, seguramente, con una afirmación y justo, la respuesta de Alma fue eso, la frase ‘’Claro, cuando usted quiera’’ su suegrita lo toma como si fuese a llamarla así, como lo pide.
Básicos juegos de doble sentido para el bien y no pervertidamente.
Gracias Tamara.