Alpha

Novak es un werewolf muy certero, jamás falla, y esta vez no sería la excepción. Vio el ridículo intento del alfa oscuro por atacarlo, deteniendo su ataque cuando atrapó su cabeza con ambas manos echas unas garras letales que atravesaron el pelambre y la piel del lobo de Víctor, haciendo que este pegue un aullido de dolor.

El veneno de las garras de Novak, entró rápido al torrente sanguíneo del lobo, provocando su inmovilidad. En ese estado lo llevó a rastras hasta la magna entrada de la edificación, lo levantó como si fuera un muñeco de trapo y lo lanzó varios metros, cayendo este, en medio de la multitud que miraban el acontecimiento, algunos sorprendidos, otros asustados por la apariencia de Novak y otros con orgullo. Si bien, las criaturas homorfas se veían espeluznantes, el más espeluznante era ese gigante ser de casi tres metros.

- ¿ESTE SER INSIGNIFICANTE Y DESPRECIABLE ES SU ALFA? - la voz de trueno de Novak, resonó en la plaza previa a la mansión.

Por instinto, todos los presentes, bajaron la cabeza en señal de sumisión.

Aquellos que decidieron ser parte voluntaria de las atrocidades cometidas por el alfa Víctor, sabían que su momento de justicia había llegado.

La diosa Luna había mando sin duda, a su propio ejército real para cobrar venganza por todas sus víctimas.

La cachorra que aún se mantenía oculta en la habitación del alfa, escuchó el aullido de ese asqueroso y cruel ser que lideraba la manada. Como pudo se levantó, se cubrió con una sábana y caminó despacio por el inmenso corredor, con sus piernas temblando, logró llegar a la salida y allí vio a su salvador. No le temía, claro que no, ese ser al que todos temían ella lo admiraba. Caminó hasta pararse frente a Novak y cayó de rodillas.

- Gracias, es usted el enviado de la diosa Luna. - dijo la chica haciendo reverencia de agradecimiento.

Víctor, con pocas fuerzas intentó levantarse, para morir según él, con dignidad.

- ¡Maldito! Voy a matarte. - dijo con voz entrecortada.

La macabra carcajada de Novak, causó pánico, sabían que era el fin del alfa oscuro.

Tan rápido como un rayo, se aproximó al moribundo que no perdió su arrogancia y sin miramientos, quebró su cuello, a ese hecho, le siguieron las muertes de sus perros fieles.

La tiranía había acabado, los gritos y aullidos de júbilo no se hicieron esperar.

Todos sabían que esos seres eran los enviados de la diosa, por fin se hacía justicia para Luna Negra.

- MANADA DE LUNA NEGRA, SOY NOVAK HIJO DE SELENE, LA MANADA NO DESAPARECERÁ, UN DESCENDIENTE DEL ALFA REAL TOMARÁ EL LUGAR DEL EX ALFA MUERTO POR MI MANO, VÍCTOR HULM, EN LO QUE SE HALLA AL HIJO DE ESTE.

Volvieron a oírse los vítores de felicidad y los aullidos, ya para esa hora, todos los miembros de la estaban en la pequeña plaza previa a la mansión.

Antoine habló por el enlace con uno de sus guardias comunes y les ordenó buscar a la familia del alfa.

Con miedo fueron hacia el despacho de la mansión, habían más de 30 personas entre hijas y nietos, nacidos de la incestuosa relación de ese monstruo.

- Señor, tenga piedad de nosotros. - dijo una loba que tenía una gran cicatriz en el rostro.

Antoine no pensaba revelar su identidad, así que se mantenía como Novak.

- No estoy aquí para juzgarlos, sé que han sido las principales víctimas de ese asqueroso tirano. - dijo con su voz rasposa - Irina les ha mandado a decir que se encuentra bien, ella irá a la manada real para ser adoptada por el alfa Antoine y la luna Rebecca.

Las tías de la pobre chica lloraron, pero se alegraron de que su vida cambie para bien, nunca tuvo el amor de su madre, más bien la odiaba por ser el resultado de las violaciones de las que era víctima. Ellas trataron de darle amor, pero en ese lugar lleno de miedo, era una tarea casi imposible.