ELLA ES MIA

Después de que aquel matón me soltó, corrí detrás de Ricardo para que él pudiera darle una lección a aquel hombre. Lo busqué por toda la discoteca, pero parecía que había desaparecido. Luego empezó el tiroteo y salí de allí lo más rápido que pude y me fui directo a casa, asustada. Intenté llamar varias veces a Ricardo en el camino a casa, pero su teléfono solo sonaba, así que me rendí. Llegué a casa, me quité la ropa y fui directo a la cama sin siquiera quitarme el maquillaje.

Despierto el domingo de mal humor, miro mi celular y veo que no hay mensaje de Ricardo, entonces recuerdo el tiroteo y me preocupo. Le mando un mensaje y espero impacientemente la respuesta.

Mensaje

Ester: Buenos días Ricardo, me preocupé por ti ayer. ¿Llegaste bien a casa?

Después de media hora, mi celular suena.

Ricardo: Estoy bien Ester, no te preocupes.

Miro ese mensaje y me hierve la sangre. Entonces, ese desgraciado no se preocupó por mí. Miro mi muñeca y veo las marcas que quedaron por culpa de aquel matón. Me pregunto cómo es que esa tonta de Andrea conoce a ese hombre, pero lo descubriré, si no me llamo Ester Gutierres. Me levanto y voy a tomar una ducha, quitarme este maquillaje, hacerme una limpieza de piel. Paso horas en la ducha y cuando salgo me siento renovada. Me pongo ropa ligera y bajo a desayunar. Mi madre ya contrató a alguien para hacer los quehaceres de la casa, tiene más o menos la edad de mis padres y excelentes referencias.

Ester: ¡Buenos días!

Pilar: ¡Dios mío, Ester, estás de mal humor! ¿No saliste con Ricardo anoche? Deberías estar radiante.

Ester: Ay, mamá, ni me hables de Ricardo. Si apareciera ahora mismo frente a mí, lo mataría.

Estiro el brazo para agarrar una tostada y mi madre mira incrédula a mi muñeca.

Pilar: Por Dios, Ester, ¿no me digas que Ricardo te hizo esto en el brazo?

Ester: No, mamá, esto fue obra del defensor de Andrea.

En ese momento entra mi hermano.

Richard: ¡Buenos días, familia! ¿Hablan de Andrea, la encontraron?

Ester: Despierta, Richard, ¿y quién estaba buscándola?

Pilar: Cuéntame bien esa historia, Ester.

Ester cuenta toda la historia a su madre y a su hermano, quien también está atento, todo lo que tiene que ver con Andrea siempre le ha interesado.

Pilar: No puedo creer que esa sin techo se haya atrevido a coquetear con Ricardo.

Ester: Pues sí, mamá, y si no fuera por ese hombre que me detuvo, ella tendría la cara llena de marcas ahora.

Richard: No puedo creer lo que escucho. ¿Se están escuchando ustedes mismas? Por lo que entendí, no pasó nada. Tú, con esta obsesión que tienes por Ricardo, viste cosas donde no las había.

Ester: Mira quién habla de obsesión, siempre has estado obsesionado con esa tonta.

Richard: No digas tonterías, Ester, ella es nuestra prima.

Ester: No, nuestra no, no la considero una Gutierres.

Francesco: Deberías considerarla así, el apellido Gutierres viene de mí y de mi hermano, no de tu madre, así que Andrea es tan Gutierres como tú. Y ya te dije que dejes de tener esa envidia sin sentido.

Ester: ¿Envidia yo? Usted debe estar bromeando, papá.

Francesco se sienta a la mesa, coge el periódico y empieza a leer.

Pilar: Querido, ¿no me darás los buenos días?

Francesco: ¿Ya trajiste de vuelta a Andrea?

Pilar: Empiezas con esas tonterías.

Francesco: También es tu sobrina, Pilar, ¿cómo puedes ser tan fría?

Pilar pone una cara indiferente y se va de la mesa.

Richard: Andrea está bien, papá, las malas noticias corren rápido.

Francesco: ¿Por qué dices eso, hijo mío? ¿Sabes algo?

En realidad, Richard sabía, pero no podía contarle a su padre que estaba siguiendo a Andrea.

Richard: No, papá, solo creo que está mucho mejor donde está que conviviendo con estas dos.

Francesco se queda pensativo, sabe que su hijo tiene razón, así que decide, por ahora, no ir tras de Andrea. Richard intenta entender la mirada indescifrable de su padre y, al darse cuenta de que su padre no dirá nada más, coge una manzana y se va al gimnasio.

Estoy camino al gimnasio pensando en Andrea, nunca lo admitiré, pero estoy enamorado de ella desde la infancia. Cuando ella llegó a nuestra casa tenía 5 años y yo 11, era tan frágil, o mejor dicho, todavía es frágil, pero en aquel entonces acababa de perder a sus padres, estaba desconsolada, pasó semanas sin comer nada, sin hablar, con esos tristes ojos azules. Siempre después de la cena guardaba mi postre para dárselo a ella, lo dejaba en la puerta del sótano, pero ella nunca lo comía. Antes de irme a la escuela subía al sótano y el postre seguía allí, de repente empecé a encontrar el plato vacío y eso me llenó de alegría, así que además del postre empecé a dejar lápices y papel y ella empezó a dibujar. Al final de cada dibujo dejaba el lápiz y el papel en el mismo lugar. Poco a poco comenzó a comer y pude ver su sonrisa por primera vez. Desde entonces no puedo dejar de cuidarla. A medida que íbamos creciendo, ella se volvía cada vez más hermosa y yo cada vez más enamorado de ella. Los chicos de la escuela también estaban locos por ella, merodeaban como buitres alrededor de su presa. No podía permitirlo, así que cada vez que un chico estaba interesado en ella, le decía a mi hermana que ella le había quitado el chico. Mi hermana, siempre competitiva y vanidosa, alejaba a los chicos diciendo que ella era la criada de la casa, una muerta de hambre, esas cosas que los adolescentes no perdonan. Sé que era cruel, pero no podía permitir que nadie la tocara más que yo. Hubo un día en el que llegué un poco alterado a casa e intenté besarla. Ella estaba de espaldas, me acerqué a ella y sentí su perfume, me volví loco, la giré con fuerza, le dije que siempre había estado loco por ella e intenté robarle un beso, pero mi madre llegó en ese momento, entré en pánico y dije que ella me estaba acosando. Mi madre le dio una bofetada en la cara y en ese día pude ver la mirada de decepción de Andrea. Después de ese día nunca más tuve el coraje de mirarla a los ojos. Pero ahora ella está viviendo con una amiga. La vi cuando salió de casa y no la detuve, al contrario, la seguí y vi dónde iría a vivir. Pensé que sería más fácil conquistarla lejos de esta familia loca.