NovelToon NovelToon
Después De Mí

Después De Mí

Status: En proceso
Genre:Apoyo mutuo / Cambio de Imagen / Ascenso de clase social / Mujer despreciada
Popularitas:45.7k
Nilai: 5
nombre de autor: sonhar

Valeria era una joven soñadora, la cual deseaba seguir sus estudios en medicina y poder con eso ayudar a las personas; sin embargo, el conocer a cierto hombre y dejarse atrapar por aquel seductor amor, haría que abandonara todo por lo que había soñado y luchado. Entre platos sucios y una triste rutina, sucumbía por haber dejado todo por amor. Decidida a no dejarse enterrar, estando aun llena de vida, intentará luchar para recuperar todo lo que dejó atrás y su primer paso será darse cuenta de lo dañino que ha sido aquel hombre que tanto quiso, ¿tendrá la suficiente fuerza de voluntad para cambiar su propia vida?

NovelToon tiene autorización de sonhar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 21

Valeria lo miró en silencio durante un buen rato, hasta que se atrevió a preguntar:

—Martín… ¿por qué odias tanto a tu padre? hablas de él es con rabia, ¿Qué pasó entre ustedes?

Martín apretó la mandíbula. Sus ojos evitaron los de ella.

—No lo soporto desde que soy un niño —dijo al fin—. Todo comenzó cuando yo tenía apenas tres años…

—¿Tres años? —susurró Valeria, sorprendida.

—Sí —continuó él con voz ronca—. Mi madre estaba embarazada. Yo era el más feliz del mundo con esa noticia.

Imagina… yo le hablaba a la barriga todas las noches, convencido de que tendría una hermanita. Mi madre sonreía y me decía que sería la mejor compañía de mi vida.

Valeria lo escuchaba con atención, conmovida.

—¿Y qué pasó?

Martín tragó saliva.

—Ese día… mi madre bajaba las escaleras de la casa se resbaló y se golpeó. La empleada había salido a hacer compras, así que estábamos solos. Yo, con apenas tres años… no sabía qué hacer. Grité, lloré, intenté cargarla… pero lo único que logré fue llamar a mi padre para pedirle que viniera.

—¿Y él? —preguntó Valeria, casi temiendo la respuesta.

—Él nunca llegó —dijo Martín, cerrando los ojos como si la escena volviera frente a él—. Mi madre se desangró en mis brazos, Valeria. Yo sostenía su cabeza, le acariciaba la barriga, rogándole que aguantara… mientras mi hermana seguía allí dentro, esperando nacer.

Valeria llevó una mano a su boca, conmovida.

—Dios mío… Martín…

—¿Sabes qué me dijo mi padre cuando logré hablar con él otra vez? —preguntó él con amargura.

—¿Qué? —la voz de Valeria apenas salió como un suspiro.

Martín apretó los dientes.

—Que no podía llegar. Así, como si nada. Como si nosotros no importáramos. Perdí a mi madre, perdí a mi hermana… y a él lo perdí también, porque ese día murió como padre para mí. Desde entonces lo odio, Valeria. Y no hay nada que pueda borrar ese recuerdo.

Valeria tomó su mano con delicadeza, sintiendo cómo le temblaba.

—No me imaginaba que hubieras cargado con tanto dolor siendo tan pequeño… Martín, lo lamento tanto.

Valeria lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

—Martín… ¿Y qué hiciste cuando viste que tu madre ya no respondía?

Él suspiró, temblando un poco.

—Me acordé de algo que mi abuela me había enseñado —respondió—. Siempre me repetía los números de la ambulancia, de la policía, de los bomberos… incluso el de la oficina de mi padre. Me decía: “Si algún día estás en peligro y tu padre no aparece, llama a cualquiera de ellos, ellos sí te ayudarán”.

—¿Y lo hiciste? —preguntó Valeria con ansiedad.

—Sí, llamé a la ambulancia. No sabía qué más hacer. Llegaron rápido y se llevaron a mi madre. Para entonces la empleada ya había regresado y fue ella quien me llevó a otra casa. Me decía: “Aquí esperaremos a tu mamá, cuando salga del hospital vendrá por ti”. Y yo lo creí, Valeria. Me aferré a esa esperanza como un tonto niño de tres años.

Valeria lo tomó de la mano.

—No eras un tonto, Martín. Eras solo un niño.

Él la miró con amargura.

—El problema es que ella nunca regresó. Un día apareció mi padre. Llegó a recogerme y yo lo único que hacía era preguntarle por mamá y por mi hermanita. ¿Sabes qué hizo?

—¿Qué? —preguntó Valeria con la voz quebrada.

—Nada. No respondía. Se quedaba callado, como si mis preguntas no existieran. Me llevó a otra casa, y ahí escuché la verdad… pero no de él. Fue uno de sus trabajadores lo escuché hablar que mi madre había muerto.

Valeria abrió los ojos con incredulidad.

—¿Te enteraste así? ¿De un extraño y no de tu propio padre?

Martín asintió.

—Sí. Imagínate lo que sentí… Mi padre nunca tuvo el valor de mirarme a la cara y decirme la verdad. ¿Cómo no voy a odiarlo?

Valeria bajó la cabeza, conmovida.

—No me imagino el dolor que debiste sentir…

Martín continuó, con la voz cargada de rencor.

—Después de eso, lo único que me quedaba era mi abuela. Ella fue mi refugio. Me cuidó hasta que cumplí quince años… pero luego murió también.

Valeria lo interrumpió suavemente:

—¿Y tu abuelo, o para entonces el ya habia...?

Martín bajó el tono, como si las palabras le pesaran.

—Mi abuelo estaba vivo, pero en silla de ruedas. Le dispararon en la columna cuando mi madre estaba embarazada de mí. Eso dejó a mi familia destrozada. Vivía lejos, en una casa de campo. Cuando murió mi abuela, él regresó… pero yo no lo conocía de verdad. No era el abuelo que cualquier niño sueña tener.

Valeria lo miró con ternura.

—¿Y cómo era tu relación con él?

—Difícil —respondió Martín—. Yo era rebelde con mi padre y no mucho mejor con mi abuelo. No lo entendía, no sabía cómo acercarme. Y encima, con mi abuela muerta, ya nadie me defendía de mi padre.

Valeria frunció el ceño.

—¿Qué hacía tu padre?

Martín golpeó suavemente la mesa con el puño.

—Me obligaba a entrenar, a ser como él. A seguir sus pasos, a copiar su vida. Pero yo lo odiaba tanto que me resistía. No quería convertirme en su sombra. Prefería escaparme, huir de sus órdenes… porque si me dejaba atrapar, sentía que perdía lo único que me quedaba de mi madre: la libertad de ser distinto a él.

Valeria apretó con fuerza su mano, como si quisiera transmitirle calma.

—Martín… ahora entiendo tu rabia. No era rebeldía sin causa, era tu manera de sobrevivir.

—Exacto. Y por eso nunca podré perdonarlo.

Valeria no soportó verlo con tanto dolor. Se inclinó hacia él y lo rodeó con un abrazo fuerte.

—Martín… no estás solo —le susurró.

Él cerró los ojos, agotado, y poco después se recostó en el sofá, apoyando la cabeza sobre las rodillas de Valeria. Ella empezó a acariciarle el cabello con ternura, como si quisiera borrar con ese gesto todas las cicatrices de su infancia.

—Sé que nada del pasado se puede cambiar —dijo ella con voz suave—. Tampoco podemos traer de vuelta a tu madre ni a tu hermana.

Martín la miró con los ojos rojos de tanto llorar.

—A veces me pregunto cómo sería mi vida si ellas estuvieran aquí… —murmuró.

Valeria apretó con cariño su mano.

—Tal vez distinta, sí… pero hoy estás aquí, y eso importa. Mira, podemos ser como hermanos. Hermanos que la vida nos regala cuando no tenemos a los de sangre.

Martín tragó saliva, intentando contenerse, pero las lágrimas volvieron.

—Si ella hubiera nacido… justo tendría la edad que tienes tú.

Valeria lo miró con ternura.

—Entonces no es casualidad que nos hayamos encontrado. Quizá, de alguna forma, tu hermana te envió hacia mí para que no caminaras solo.

Martín no contestó. Se limitó a llorar hasta que el cansancio lo venció y quedó dormido, aún con la cabeza sobre sus piernas.

Con mucho cuidado, Valeria lo recostó en el sofá y le colocó una manta encima. Antes de salir a su departamento, fue a la cocina, preparó un plato sencillo y lo dejó en la mesa. Sobre él escribió una nota:

“Come cuando despiertes 😊”

—Ojalá sonrías cuando la leas —susurró, dibujando la carita feliz.

Después tomó sus cosas y salió.

Al llegar a su departamento, notó que Renata estaba encerrada en su cuarto. Desde la rendija alcanzó a ver montones de papeles, fotografías y algunos hilos rojos uniendo nombres y lugares en la pared.

Valeria golpeó suavemente la puerta.

—Renata… ¿Quieres que te lleve algo de comer?

—No, estoy bien. No te preocupes —respondió Renata, sin apartar la vista de sus notas.

—Estás muy concentrada —comentó Valeria.

—Sí… necesito terminar esto. Luego hablamos, ¿sí?

Valeria sonrió, aunque un poco preocupada.

—Está bien, no quiero desconcentrarte. Yo me voy a poner a estudiar, quiero adelantar materias.

—Eso me gusta de ti, siempre pensando en avanzar —dijo Renata desde dentro, apenas levantando la voz.

—Y tú siempre cargando misterios —bromeó Valeria, pero no obtuvo respuesta.

Suspiró y entró en su habitación, decidida a cumplir lo que había dicho: abrir los libros y recuperar el tiempo perdido en la universidad.

1
Anonymous Carmen diaz
Santiago vivía un infierno Valeria u la quebraste al correrla sin escucharla
Anonymous Carmen diaz
Debiste aun así buscar a tu familia Valeria
Anonymous Carmen diaz
Valeria apenas estás enterándose ru padre la triste vida que tuviste con Elias y como te fue volviendo un cero en tu persona
Anonymous Carmen diaz
Que sentirás Santiago al estar leyendo su vida de Valeria podrás comprenderla y permitir se acerque a ustedes
Anonymous Carmen diaz
Pobre Eva sufres demencia momentos cortos de recuerdo te acuerdas de Valeria adolescente pero la recordaste casada y a Íker muerto también
Anonymous Carmen diaz
Santiago sino reaccionas con todo esto pobre Valeria culparla por todo no es justo
Anonymous Carmen diaz
Marcos haz que reaccione Santiago o no leerá lo que le estás dando
Anonymous Carmen diaz
Muy bella la historia escritora gracias por actualizarla
Anonymous Carmen diaz
Marcos ojalá logres que don santiago se arrepienta de tratar mal a bajearía que su único error fue casarse y aceptar que la dañaran y separaran desiciones familia
Anonymous Carmen diaz
Escucha y después reclama martin además eso solo sirvió para ver cuanto daño ocasionó la madre de Elias y Marcos intervendrá la próxima vez con la verdad con el padre de Valeria
Anonymous Carmen diaz
Hay Valeria lo que ocasionas ojalá eso cambie tu tristeza pero Gabriel es bueno y te respeta te conquistará y Martín te protege como un hermano
Anonymous Carmen diaz
Ambos pasan por un dolor ella por sus padres y el también Valeria por el alejamiento y ahora ese rencor por algo que creó su ex suegra y Martín por vivir separado por su madre y el rencor hacia su padre por protegerlos a los dos
Anonymous Carmen diaz
Será que Elizabeth siente el llamado de la sangre hacia martin una madre da la vida por sus hijos
Anonymous Carmen diaz
Martin eres valiente vive un nuevo acercamiento y tal vez logres que ella se recupere o mejor sea dejar el pasado atras y crear un nuevo momento junto a ellos sin rencor por el pasado
Anonymous Carmen diaz
Que triste recuperar a tu madre pero ella no tiene recuerdos de ti martin forja nuevos recuerdos tal vez sus recuerdos si regresen la dañen
Anonymous Carmen diaz
Martin ve lo que a vivido tu madre y tu padre no solo tu haz sufrido tu madre estuvo en un psiquiátrico y tu padre sufrió un atentado por eso siempre separados ahora ya entiendes que esta pasando con tu madre y porque la dieron por muerta
Anonymous Carmen diaz
Que buenas noticias traes Renata pero martin quiere saber toda la verdad sobre su madre
Anonymous Carmen diaz
Martin escucha y analiza recuerda tu padre está en misiones muy peligrosas y si tu madre desapareció y tú estuviste muy alejo de tu padre debió ser por algo tu madre te quería y ahora no tiene hijos
Anonymous Carmen diaz
Martin estás viendo emocional deben esperar a Renata te lo dirá es tu amiga y sabe que paso tu espera o te sedarán de nuevo
Anonymous Carmen diaz
Gabriel debes ayudar a martin y esto actitud es la que debe hacerlo reaccionar
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play