Amor Sobre Ruedas

La visita inesperada de James la dejaba con un mal sabor de boca. Esa noche él la invitó a cenar y ella muy educadamente lo rechazó.

James era un hombre que no permitía un no como respuesta, Valeria iba a caer en sus encantos.

A Valeria no le parecía nada feo James, ella pensaba que era un hombre bastante guapo a pesar de ser mayor que ella por casi diez años. Por mucho tiempo ella lo vio como un hombre cruel, que solo le importaba el dinero, golpear y hasta matar para recuperarlo.

Ella no podría cambiar su forma de verlo, de un día a otro. Si eso era lo que él pretendía. El resto de la noche la paso caminando tratando de despejar su mente, cuatro hombres rondaban en su cabeza, James, Alan, Lorenzo y Maik. Cada uno de ellos tenía su personalidad y cada uno ocupaba un espacio en su mente y en su corazón.

Y llegó la mañana, la clasificación estaba a unas cuantas horas, como siempre salió con todo el equipo para el circuito. Ya tenía preparado todo para que tanto Maik, Lorenzo y Alan dieran lo mejor de sí, y pudieran alcanzar los primeros puestos.

- Como siempre puntual. - Lorenzo se había acercado a ella y le dio un beso en la frente, algo tan fraternal. Ella no podía verlo con ojos de amor, lo veía como un hermano más, algo que Alan nunca haría a pesar de ella haberle dado tanto.

- Esto es muy importante, mañana es la carrera y todo debe de estar bien. - Lorenzo estaba algo tenso, se veía que quería preguntarle algo. - Suéltalo.

- ¿Qué?.

- Algo está rondando en tu cabeza, así que dilo, no le des muchas vueltas.

- Anoche te Vi hablando con un hombre.

- Sí.

- Viste a mi hermano con ella.

- También.

- Ella...

Y hasta ahí quedó la conversación, Maik había llegado, de muy mal humor y la verdad los pilotos tenían que alistarse para salir.

Todo fluyó muy bien, Valeria tomo las estadísticas y solamente hablaba con Sam cuando algo no está bien.

- En serio Maik, que estás pensando. Quedaste en tercer lugar, te gano Alan.

- No estoy de humor para aguantar tus regaños, así que cállate.

- Esto no puede pasar mañana, sabes que eres el mejor y que te ganará hoy un maldito novato. Te hace quedar muy mal.

- Sam que te calles, créeme que si te interpones en mi camino no respondo.

- Y conmigo, te atreverías a pegarme. - Valeria se interpuso entre los dos hombres antes de que las cosas se salieran de control.

- Apártate Valeria, este no es tu asunto.

- Que no es mi asunto, soy parte del maldito equipo, tú pierdes nosotros también, deja las estupideces y si anoche no te cogieron no es nuestro maldito problema, concéntrate en la carrera.

Las palabras que salieron de la boca de Valeria dejaron en blanco a Maik y a Sam. Muchos de ellos estaban acostumbrados a que los regañaran y nada más.

Maik solo soltó un bufido y salió dejando a todos los del equipo estresados.

- Gracias, nadiélse había enfrentado a el. Más aún sabiendo que es el hijo del gran Lorenzo Rowan padre.

- No hay que temerle al nombre, somos un equipo.

- Y que lo digas pequeña, el único hombre que le da esas regañetas a mi hermano es mi padre.

Ella no respondió, sentía que su corazón se le iba a salir del pecho, sus piernas estaban temblando la ira estaba a flor de piel, no lo pensó mucho y salió de ese lugar en el cual se sentía asfixiada.

Estaba tan segada, tan distraída que no se fijó por donde andaba, estrellándose con un mastodonte.

- Por fin caes.

- No estoy para juegos, James.

- Y yo no estaba para que alguien me atropellara y pisará mis zapatos.

- Compras otras.

- Sal de mi camino.

La situación le divertía a James, pero se dio cuenta de que Valeria no se encontraba bien y en la actitud que estaba era posible que ella cometiera una locura. Así que la abrazo, algo que él no hacía.

El calor que irradiaba él, comenzó a tranquilizarla, Valeria podía sentir los latidos de su corazón y en vez de seguir luchando, se relajó. Dando fuertes suspiros para no llorar, no podía mostrarse tan vulnerable ante él. Ante su verdugo.

Los minutos pasaron y cuando por fin estuvo ella más calmada se separó de él.

- ¿Gracias?.

- En serio me lo preguntas.

- No lo sé.

- Sé que te puede animar, pero tendrás que esperar hasta la noche.

- No voy a cenar contigo.

- No es una cena.

- Está bien.

El porqué había aceptado, era difícil de entender. Que sería lo peor, pasar una noche sola nuevamente o distraerse con su verdugo.

La noche llegó y ella esperaba en la entrada a James, no contaba con que en ese momento iba saliendo la familia Rowan y la mujer, tomada de la mano de Maik.

No podía negar que sentía un dolor insoportable en el pecho, un dolor más grande que el de su ex Axel.

Mientras salían, las miradas de ambos se cruzaron, ella fue la primera en apartar la mirada.

- Lista.

- Si.

James tomo de la mano a Valeria y la llevo a una hermosa moto. Una Yamaha YZF-R1 una belleza, desde su accidente no había montado en una, ni siquiera sabía dónde había quedado.

- Vamos.

- Sí.

No titubeó Valeria se montó detrás de él, a dónde la iba a llevar no lo sabía, lo único que quería era sentir la potencia de esa máquina.

Y lo iba a hacer, ya que James la llevaría a una carrera clandestina, al llegar ella abrió muchos los ojos, autos y motos. Algo que conocía a la perfección.

- El premio es de cinco mil dólares, la moto es toda tuya.

Tomo el casco que James le pasaba y se colocó en la salida, meses habían pasado y ahora se sentía dueña del mundo y capaz de hacer cualquier cosa.

Cuando dieron la salida ella aceleró a fondo, el aire golpeaba su cuerpo algo que extrañaba, la velocidad la relajaba, los motores eran su vida, pero las carreras eran su hobby, algo que la hacía olvidar su miserable vida.

Al llegar a la meta y ver qué había ganado, todo lo que pasó en el día, se esfumó.