La historia se centra en 12 personajes que descubren que poseen poderes especiales y que son la clave para salvar al mundo. Estos personajes tienen que aprender a controlar sus poderes y luchar contra fuerzas oscuras. La historia se desarrolla en el marco de "La Sociedad de Poder", donde los personajes deben enfrentarse a diversos desafíos y peligros.
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12. La Sociedad del Poder
CÁNCER:
—Antes de continuar, debo aclararles algo—comenzó Hiro, con una expresión grave—En nuestra realidad, las personas se dividen principalmente en dos grupos. Están aquellos que nacen con habilidades especiales y aquellos que carecen por completo de ellas.
—Entonces, nosotros pertenecemos al primer grupo—dedujo Aries.
—Vaya, al menos no está despistado—murmuró Hugo con ironía.
—Así es—confirmó Hector, haciendo caso omiso del comentario de su hermano—Sin embargo, no todos los poderes son idénticos o variados. Existe un patrón que los organiza.
—Estas habilidades se transmiten de padres a hijos, manteniéndose igual a través de las generaciones—aclaró Hugo, dejando de manipular su collar—Por ejemplo, Hector, Hiro y yo compartimos linaje, por eso nuestras capacidades son las mismas.
—Eso fue solo un resumen breve, porque ahora no es el tema principal—dijo Hiro—Lo que realmente importa es contarte todo lo que sabemos sobre La Sociedad de Poder, el lugar donde se llevaron al abuelo.
—Hugo y yo hemos estado allí un par de veces, así que conocemos su funcionamiento—intervino Hector—Podría decirse que La Sociedad de Poder es como una dimensión alterna a la nuestra, porque para entrar hay que cruzar un portal.
—Un momento—lo interrumpió Géminis—¿Te refieres al mismo portal que abrió Ofiuco antes?
Entendí de inmediato. Antes de quedarme dormida y aparecer aquí, unos desconocidos se habían llevado al abuelo. Ofiuco intentó abrir un portal extraño, pero no pudo hacer nada más, ya que Hiro llegó enseguida y lo "desactivó".
—Sí, exactamente ese mismo portal—confirmó Hiro.
—Ese sitio se llama "La Sociedad de Poder", porque, como es evidente, todos sus habitantes poseen habilidades especiales—prosiguió el gemelo enigmático—El territorio es inmenso y alberga a una gran cantidad de personas.
—La función principal de quienes viven en La Sociedad de Poder es eliminar cualquier peligro que amenace tanto a las personas del mundo real como a los habitantes de su propia dimensión—aclaró Hiro—Por eso, está organizada en 13 grandes facciones.
—Un momento—interrumpió Escorpio nuevamente—¿Quiere decir que Sao era una de esas "amenazas que ponen en riesgo tanto a humanos como a miembros de La Sociedad de Poder"?
—Em...—Hiro arrugó la frente, mirando al vacío—No tengo una respuesta clara para eso.
—Bueno, sigamos adelante—pidió Hugo intentando retomar el hilo.
—La Sociedad de Poder está completamente estructurada en esos 13 grupos. Cada uno tiene al mando a un capitán, que cuenta con el apoyo de su teniente —continuó Hector—Además, cada capitán dirige un extenso contingente de soldados, entre 1000 y 2000 oficiales, todos obligados a seguir sus órdenes.
—¡Eso significa una cantidad increíble de adversarios!—exclamó Sagitario, casi ahogándose—Si multiplicamos 2000 oficiales por los 13 grupos, y sumamos a los 26 líderes (13 capitanes y sus tenientes)...
Sagitario observó sus manos con una mezcla de asombro y desaliento.
—Mis habilidades matemáticas no dan para calcular un número tan descomunal—murmuró, con voz temblorosa.
—Son 26,026 personas—respondió Harry, con la mirada perdida—Y considerando que cada una de ellas tiene poderes... están perdidos incluso antes de empezar.
—Eso no es todo—continuó Hiro—Esto es apenas el núcleo activo de la Sociedad de Poder. Junto a este, hay una zona que simula ser una ciudad común, habitada por quienes rechazan la lucha. Allí residen principalmente ancianos, mujeres en estado de gestación, menores de edad y estudiantes.
—Lo que suma al menos mil personas más—murmuró Hugo—Pero no los menosprecien. Todos ellos tienen habilidades especiales y dominan su uso.
—Me veo siendo derrotado por un niño de ocho meses que lanza rayos láser—comentó Tauro en tono irónico, mirando al vacío.
—Hay algo más—agregó Hiro—Entre ellos habita alguien a quien deben evitar a toda costa: el capitán general Kevin reconocido como el miembro más anciano, sabio y poderoso de toda la Sociedad de Poder.
—No es un simple capitán—precisó Harry—Es "el" capitán, el líder supremo—aclaró rápidamente.
—Bueno... creo que eso es todo lo que sé—murmuró Hiro con incertidumbre—Si recuerdo algo más sobre ese lugar, ustedes serán los primeros en enterarse.
El silencio se apoderó del grupo. Por mi parte, tenía cientos de dudas, pero ninguna lograba salir de mi boca. Antes de que pudiera pronunciar una palabra, Ofiuco tomó la palabra con urgencia.
—¿Y qué van a hacer con el abuelo?—preguntó Ofiuco, con voz angustiada.
Hiro se pasó la mano por el cabello con nerviosismo, suspiró e inclinó la cabeza, guardando silencio durante varios segundos antes de responder.
—Lo someterán a un juicio por algo que ocurrió hace décadas—explicó Hiro, encogiéndose de hombros—Su sentencia ya está decidida. Será ejecutado dentro de 30 días.
—¡¿Qué?!—gritó Ofiuco, con los ojos desencajados por la incredulidad—¿Y qué estamos haciendo aquí? ¡Tenemos que rescatarlo inmediatamente!
Ofiuco se levantó bruscamente y se dirigió hacia la puerta con pasos largos y decididos.
Por el rabillo del ojo, noté cómo Hiro empujaba su gorra ligeramente hacia arriba, esbozando una sonrisa burlona.
Lo que ocurrió después me erizó la piel.
Ofiuco no llegó a tocar el picaporte. Un repentino grito de dolor escapó de sus labios mientras se doblaba por la cintura, agarrando su pecho con fuerza y jadeando con dificultad. Hector se levantó de un salto, lanzando a Hiro una mirada de reproche.
—Basta, Hiro. Podrías matarlo sin querer.
—¿Y? Solo sería un accidente, ¿no?—respondió el joven con despreocupación, mientras mantenía su sonrisa.
En ese momento, observé cómo Hugo se ponía rígido, clavando en Hiro una mirada cargada de odio. Pero el muchacho no se inmutó; en cambio, fijó su atención nuevamente en Ofiuco, quien, al volverse, lo miró con una expresión de agonía pura.
—¡Suéltame! ¿¡Qué estás haciendo!?—protestó Ofiuco entre gemidos de dolor.
Hiro se ajustó la gorra con gesto calculador, esbozando una sonrisa enigmática. Hector, resignado, volvió a tomar asiento con un suspiro.
—Ahora mismo no puedes irte—advirtió Hiro con tono frío—Morirías en menos de sesenta segundos. Necesitarán al menos una semana de entrenamiento conmigo para tener posibilidades de sobrevivir un solo día allí.
Ofiuco lo fulminó con la mirada, llena de rabia y resentimiento, antes de cerrar los ojos con fuerza y clavar la vista en el suelo.
—Veo que han tomado su decisión—comentó Hiro, satisfecho—Mañana comenzaremos el entrenamiento. Cuando terminen, dispondrán de 23 días para rescatar al anciano. Triunfar o morir con él... esa elección será suya.
CAPRICORNIO:
—¿Qué se supone que debemos hacer ahora?—murmuré en voz baja, sentado en la habitación que compartíamos los trece.
—Hiro tiene razón, lo más prudente es prepararnos antes de actuar—murmuró Ofiuco, con voz cargada de ansiedad.
—No podría estar más de acuerdo—coincidió Leo—Con suerte, mañana despertaré sin incendiar la casa por accidente.
—Ustedes no tienen por qué involucrarse—protestó Ofiuco—Si vienen conmigo, estarán arriesgando sus vidas.
—¿Crees que eso nos detendría? —replicó Acuario—El abuelo nos ha tratado con tanto cariño en este corto tiempo, que haríamos lo imposible por salvarlo.
—Además, nuestro principio es "estar siempre para quien nos necesite"—añadió Virgo con determinación.
De pronto, escuché unos golpes en la puerta. Me incorporé y di permiso para entrar. Esperaba ver a Hector, o quizá a Hiro, pero al descubrir a Hugo al otro lado del umbral, me quedé paralizado por la sorpresa.
—¿Aún están despiertos?—preguntó Hugo al entrar, cerrando suavemente la puerta tras de sí.
Me sorprendió que fuera él quien iniciara la conversación. Durante el breve tiempo que habíamos compartido espacio mientras discutíamos sobre La Sociedad de Poder, había notado que el chico evitaba interactuar. Cuando hablaba, era solo para aportar algo relevante al tema o para lanzar algún comentario ácido.
—No necesitan angustiarse por su abuelo—declaró de pronto—Mientras Hiro esté involucrado, el resultado será favorable.
—Tu primo es... peculiar—comenté con cautela—Hay momentos en que dan ganas de alejarse de él.
—Creí que yo sería el que les causaría esa impresión—murmuró Hugo, con un atisbo de humor en la voz—Pero no se preocupen. Puede parecer distante y enigmático, pero en realidad tiene un corazón más grande de lo que aparenta.
—Igual que tú—agregó una voz desde el otro lado de la puerta.
La puerta se abrió, revelando a Hector, el otro hermano, quien entró y rodeó con un brazo los hombros de Hugo.
—Son la 1 de la madrugada. Necesitan descansar; el entrenamiento comienza a las 7.
Tras decir esto, ambos salieron de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Aunque estaba seguro de que no conciliaría el sueño, de pronto escuché pasos acercarse nuevamente a nuestra puerta, y esa misma somnolencia irresistible comenzó a apoderarse de mí, obligándome a cerrar los ojos.