Las verdades de su primer amor distorcionaron su mente por un engañó y ella lo mató. Su hermano menor busca justicia sin saber que después de un tiempo empieza a enamorarse de la asesina de su hermano.
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Despertó
Mis emociones estaban paralizadas, por unos segundos me perdí en sí. Quería volver unos segundos atrás y volver al inicio antes de cruzar la calle y evitar todo este desastre, me sentía culpable por causarle más problemas en su vida.
Estaba sentada muy agotada, las horas pasaban y aún no tenía noticias, no tenía con quien hablar, ni quien me acompañe en estas circunstancias, sola tenía que lidiar con estas adversidades de la vida.
Escuche griteríos que venían del pasillo del fondo, que de a poco se sentían más de cerca. La mamá de Enzo venía furiosa, tenía un temperamento odioso conmigo, razones tenía.
—¡Tú y yo teníamos un maldito trato, por tu culpa mi hijo está en este horrible lugar!— me gritó y me dio una cachetada, dejándome todo el rostro marcado.
Me era difícil reaccionar, estaba por darme otra cuando de pronto alguien la detuvo.
—¡Señora cálmese por favor!—Ethan se dirigió a la señora.
—¡Ethan!
—Enzo tuvo un accidente, no se fijó la calle al cruzar y cruzó en semáforo rojo. Aurora no tiene la culpa, ella solo llamó a la ambulancia y lo acompaño.
Ethan había visto toda la secuencia, porque se distrajo unos pasos adelante saludando a un amigo, por eso vino a alcanzarnos en el hospital mas tarde para saber como estaba la situación.
La madre de Enzo, conocía a Ethan porque con su madre eran muy buenas amigas.
—¿No sabes quién fue quien atropello o mi hijo?
—Las autoridades se están encargando de eso.
—¿Qué hacía Aurora con mi hijo?, ¿por qué ella estaba cerca?
Ethan no entendía bien las cosas, giro la vista para ver mi preocupación.
—Déjeme hablar con ella por favor— dijo él y se apartó de la señora para venir hacía mi.
—Acompáñame— dijo Ethan tomándome de los hombros, salimos afuera del hospital.
—¿Estás bien?— me preguntó.
—No puedo estar bien, sabiendo que Enzo no está bien.
—Él estará bien, no te preocupes. ¿Por qué tu suegra te trató mal?
—Es complicado.
—Lo entenderé.
—Enzo y yo estamos casados, pero pronto nos vamos a divorciar. Nuestro matrimonio fue un arreglo sin amor. De saber que él era tu abogado desde un principio no hubiese hecho negocios.
—Entiendo la situación, a veces mi madre también quiere buscarme pareja por conveniencia, pero no se da cuenta que yo quiero ser quien escoja a mi pareja.
—En nuestros mundos siempre está la exigencia de nuestros padres.
—Él estará bien.
—Eso espero, que no lo ame no significa que no me importe como esta.
—Ya veo, por eso su madre se puso como una fiera.
—Es lógico, toda madre se preocupa por sus hijos.
—Así es. Aurora, tengo una reunión importante, más tarde te llamo o vengo a verte.
—Si, no te preocupes.
Volví a dentro del hospital, no tenía miedo de encontrarme con mi supuesta suegra. Por suerte no estaba.
El médico por fin salió.
—¿Cómo está mi esposo?—pregunté al hambre canoso.
—Está bien, aún le falta estabilizarse, el choque daño partes de las costillas, pero la cirugía salio perfectamente, solo hay que esperar la recuperación.
—¿Puedo verlo?
—Aún está con anestesia, pero pasa.
—Muchas gracias doctor.
Enzo estaba en una cama con sábanas blancas, con muchos aparatos al rededor. Le tomé de la mano, el silencio nos acompañaba, porque no había palabras para estos momentos tristes de la creación humana.
Llore al verlo tan indefenso, después de todo lo amaba, quería en realidad una vida a su lado, pero la vida se empeñaba a jugar con nosotros. Una enfermera entró para sacarme.
Al día siguiente volví muy temprano, aún no despertaba, volví en la noche y nada que despertaba, todos los días pasé a verlo y a hacerle compañía, hasta que un día por fin despertó, su madre estaba a su lado para su sorpresa, de lejos observaba ese ambiente de familia, amigos y más familiares luego aparecieron. Yo no era parte de esa felicidad, pero me sentía bien al saber que Enzo volvió con los suyos.
Llegué a la oficina contenta, Ethan capto mi pequeña felicidad al cruzarnos para tomar el ascensor.
—Te veo diferente, ¿Qué pasó?— me preguntó
—Enzo por fin despertó— contesté.
— Es una buena noticia, así podrás concentrarte más en él trabajo.
—Ja, ja, ja... Si perdón.
—A la noche tenemos una cena de trabajo, te quiero ver brillar, ahora cuando llegue a la oficina te mando la dirección.
— De acuerdo.
Enzo sintió un vacío al ver a su alrededor y no verme ahí, estos días había sentido mi presencia, estaba perdido en sus pensamientos después de que todos se fueron. Una enfermera entró para cambiarle el suero.
—En unos días ya te podrás ir a casa — comentó la enfermera.
—Eso será bueno, ya quiero retomar mis cosas.
—Una señorita muy hermosa venía a verte todos los días, me pareció extraño no verla aquí.
—¿Cómo era?
—Era elegante, cabello dorado, baja estatura.¿Sabe quién es?
— Por su descripción creo que era mi esposa—dijo algo triste.
—¿Por qué será que no vino hoy?
—Por qué no quiere hablar conmigo.
— ¿Y por qué no quiere hablar?
— Por qué me odia.
— ¿Qué le hiciste?
—Mucho daño.
—Lo siento mucho, pero si se quieren existe el perdón.
— Ojalá un día logre perdonarme todo el daño que le hice.
— El amor es un sentimiento muy fuerte, si la amas de verdad, lucha.
Enzo ya estaba fuera de peligro, ya no me aterraba pensar que se pondría mal. Llegué a mi departamento y me metí directamente a la ducha, no quería pensar más en el pasado, quería avanzar, esta noche sería mía, solo mía, consentirme mucho y disfrutar de la vida.
Sabía que a mucha gente no le agradaba, pero ya nada me importaba, el mundo es así, todos los días son diferentes, con colores alegres y tristes. Abrí el placar para elegir mi vestido, cuando tomé una decisión, me apresure en cambiarme, la hora estaba en mi contra. Puse algo de maquillaje en mi rostro, use mi perfume favorito y por último los zapatos, los brillosos que no hace mucho los había comprado.