Amar Entre Dos Mundos. 2

Centella está frente a un inmenso portón dorado, la música llega a sus oídos y sonríe feliz, al fin se siente en casa; entonces ingresa con mucha confianza contoneando sus caderas, ya que el lugar le es familiar.

Saúl está acomodando algunos libros sobre su escritorio, cuando siente la presencia de la hechicera y levanta su vista para encontrarse con una joven muy sonriente.

⎯ Estoy buscando a Kreto. ¡Déjeme pasar!

⎯ Señorita dígame su nombre y le daré una cita.⎯ dice tomando una pluma del tintero.⎯ Ese es el procedimiento y todas esas personas están antes que usted.

⎯ ¡Que descaro, soy Centella!. No necesito una cita, él me está esperando.

Efectivamente en el cuaderno, Saúl tenía anotado un recordatorio que decía que debía informar a todo el consejo de su llegada y hacer que ingrese inmediatamente al palacio.

⎯ Disculpe señorita, tiene usted razón. Por favor puede pasar.

Centella pasa a lado del hombre y lo mira con malicia, luego le sonríe de una forma descarada y comienza a caminar con pasos firmes hasta el palacio, entonces grita sin mirar atrás.

⎯ ¡Pronto me encargare de ti! Jajaja.

El anciano se gira y la mira sin comprender por qué una persona puede tener tanto odio dentro de su ser, siendo una mujer tan bella.

Cuando está en la entrada principal, Centella golpea la puerta y espera ser atendida.

⎯ Buenas tardes.⎯ saluda Delia y sin obtener respuesta ve como la hechicera ingresa ignorándola por completo.

⎯ Dile a Kreto que ya estoy aquí.

⎯ Señorita, primero debe pasar a ese cuarto y cambiarse de ropa.⎯ la mira de arriba a abajo.⎯ El amo nunca la atenderá vestida así, luego cuando esté presentable iré por usted.

⎯ No necesito cambiarme de ropa, luzco genial.

⎯ Señorita, son las reglas.

⎯ De acuerdo.

Centella entra en la habitación y se sorprende al ver un hermoso vestido de color negro, es tan fino y delicado que sonríe al pensar que es un regalo de su amado. Ella recorre el lugar, todo es tan hermoso y perfecto que siente que puede acostumbrarse a vivir en ese palacio, cuando entra al cuarto de baño, no puede evitar sentir el deseo de ingresar en esa gran tina, sin más se desprende de sus prendas y se sumerge en el agua refrescando su cuerpo. Se siente bella, amada y mimada como hace mucho no se sentía y no deja de sonreír. Un pensamiento se atraviesa en su mente; sí Kreto la trata de esa manera es porque también la ama y su felicidad no puede ser mayor.

Las horas pasaban y los invitados iban llegando, todos lentamente fueron tomando su lugar en el gran salón. Cupido llega al palacio y  ve que en la entrada hay varios carruajes y algunos caballos atados en el establo. Su curiosidad es tan grande que ingresa de una vez al palacio, cuando ingresa al salón ya la mayoría de los dioses estaban sentados, así que él se dirigió al final del cuarto, tomó su lugar asignado y vio que el asiento de Venus estaba desocupado.

Unos minutos después, Nerea entró del brazo de su esposo y se disculpó porque su hija Venus se encontraba enferma. Ella no podría asistir a la reunión del consejo, pero dejó dicho que aceptaba cualquier decisión que tome el gran Kreto. Cupido escuchaba todo desde una distancia prudente y le llamó mucho la atención oír que la diosa estuviera enferma y que necesitaba del cuidado de sus padres. Todo era muy extraño, ella era muy sana y rara vez tenía algún resfrío, se mantuvo en silencio y varias preguntas asomaban en su cabeza.

El consejo se encontraba ansioso en el salón, Kreto miró su reloj y le pidió a su ama de llaves que vaya en busca de Centella, era momento de terminar con todo esto de una buena vez.

⎯ Señorita, Kreto desea verla.⎯ dice la mujer al llegar a los aposentos de la bruja.

⎯ Muy bien, ya estoy lista.

⎯ Por aquí.⎯ le indica el camino.⎯ El consejo la está esperando en el gran salón.

Centella se sorprende al oír eso y se detiene en seco; pero luego recuerda que hizo todo más que bien y se tranquiliza.

Al abrir la puerta todos los dioses están reunido en una mesa larga alrededor de Kreto, ella mira a cada una de las personas que están en ese salón y al fondo se encuentra el tonto de Cupido, su semblante está pálido, se ve muy demacrado; pero aún sigue con vida, entonces en silencio ella se maldice por su mala suerte. Él siente su presencia, levanta su rostro y la mira con pena; entonces ella corre a su encuentro, debe mantener la farsa y lo besa en los labios para poder tenerlo bajo su poder. Al separarse, él entra en trance y agacha su cabeza por el resto de la reunión.

⎯  Kreto, ¡oh mi dios, mi gran dios!⎯ se pone de rodilla ante él.⎯ Aquí te entrego tu daga, con ella logré cumplir mi misión y dieciocho almas fueron entregadas a ti. Ahora que ya he superado mi prueba, quiero reclamar mi lugar entre los dioses.

⎯ Tu prueba era demostrar al consejo que tienes el corazón puro y que eres incapaz de dañar a otros; sin embargo tú has matado solo por placer.⎯ habla Kreto controlando su ira.⎯ ¡Has fallado!

Centella se da cuenta que cayó en una vil trampa y se pone de pie.

⎯  ¡Esto no es justo! ¡ Ustedes me engañaron! ⎯ grita desesperadamente.

⎯  Señorita, cálmese.⎯ interviene uno de los dioses.⎯ Usted estuvo de acuerdo en hacer la prueba.

⎯  ¡Y lo hice! Maté a cada persona que se cruzó en mi camino pensando que así tendría el perdón de los dioses.

⎯  Pero eso está mal, los dioses estamos a favor de la vida.⎯ dice una diosa algo mayor sentada a lo lejos.⎯ Debiste darte cuenta que solo las personas de buen corazón son elegidas para ser semidioses o dioses.

⎯ ¡Malditos, ustedes me tendieron una trampa!

⎯  Silencio, ahora serás juzgada por cada una de las almas inocentes que tomates en tu poder.⎯ habla el dios de la justicia.⎯ Por cada víctima inocente te condeno a la hoguera, tu sentencia es la muerte y no tienes derecho a reclamar nada.

⎯ Kreto, tú no puedes permitir esto.⎯ le suplica Centella y por primera vez experimenta el terror de ser enjuiciada.⎯ Yo solo hice lo que me pediste. Cumplí con la misión como lo ordenaste.

Kreto mira a su amigo que no hace absolutamente nada desde que entró Centella a la sala y lo besó; entonces con voz firme habla y espera no equivocarse.

⎯ Este es mi palacio y como tal la sentencia la tengo que determinar yo. Por lo tanto, al analizar la situación y al ver que en cierto modo le tendimos una trampa.⎯ mira al concejo y ve como algunos dioses asiente entonces continúa.⎯ Condenó a la señorita Centella a pasar toda la eternidad caminando en el limbo sin descansar hasta que sus pies sangren y ya no quede ni una sola gota de sangre en su cuerpo; o reciba el perdón de los dioses.

⎯  ¿Qué? ¡Esa también es una sentencia a muerte! ⎯ Centella lo mira horrorizada.

⎯ Es lo único que puedo hacer por ti. Te doy la oportunidad de que no ardes en el infierno y que algún dios se apiade de ti.

⎯ ¡Lo pagarán muy caro! Todos ustedes sentirán el peso de mi poder.

Un silencio sepulcral se sintió en la sala, entonces Centella camina alrededor de la mesa y comienza a decir palabras sin sentido, una brisa recorre la espalda de cada uno de los presentes, hasta que dos guardias interrumpe en el gran salón y se la llevan.