Al haber sufrido violencia durante toda su vida, Lola decidió terminar con su agresor, después de perder al bebé que venía en camino, gracias a una golpiza puesta por su esposo. Al intentar huir de la familia de su fallecido esposo, se encontró con una mujer extraña y le habló sobre un mundo diferente, donde ella podría vivir feliz y en paz. Lola decidió ir a ese mundo creyendo en la palabra de la extraña, sin embargo no debes creer todo lo que te dicen, nunca debemos confiar en simples extraños.
Un nuevo mundo, ¿Una nueva vida?
Quizás la persona que una vez existió en el mundo moderno, también dejó de existir en el mundo al que llegó. Lola ya no es la misma, ahora su personalidad dominante ha despertado.
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Oh, sorpresas.
—No te atrevas a tocarla— la voz varonil de Noil era la que se escuchaba
—Marqués, es que usted no sabe todo lo que me dijo está mujer— se mostraba como víctima.
Sophia tomó la taza de té que la habían traído y dio un sorbo a esta. —¿Le cree marqués?— quería corroborar de parte de quién estaba el hombre.
—Se perfectamente como es usted señorita Brunet, también se que una mujer capaz de atreverse a subir al carruaje de un hombre que supuestamente venía solo, es de alguien indigno de confianza. Lady Colín, si vuelvo a verla cerca de la señorita Brunet, le prometo que no me va importar lo que tenga que hacer, me ocuparé de usted y de toda su familia— sus amenazas resonaban por toda la sala y hizo temblar a aquella pelirroja, que no le quedó más opción que salir corriendo de ahí.
—Al menos no pensó que yo fui la causante de todo este alboroto— seguía tomando su té
—Se que no es como actuaría, además si usted hubiese sido la culpable, también estaría de su lado. Incluso si se tratara de recibir un castigo, sería un placer recibirlo con usted— sonreía y la abrazaba con fuerza, ya sentado a su lado.
—¿Tan loco estás por mí?— se burlaba
—Locamente enamorado de ti, de hecho amenacé al emperador con quitarle el trono, si seguía con sus planes— se recostó sobre el hombro de Sophia
—Así que su plan era comprometerlo con esta mujer— su rostro ya expresaba algo de enojo. —Te apoyaré en lo que decidas, aunque si no te importa, me gustaría hablar con el emperador después— terminó su té
—No me gustaría exponerte por ningún motivo— con preocupación le dijo
—Estaré bien, pero si estás más tranquilo, puedes estar presente— le sonrió
Noil solo la abrazó, sabía que Sophia tenía sus propios planes y en realidad solo quería apoyarla, aunque eso significara darle la espalda a su única familia.
—Ya es momento de aparecer, vamos— la tomó de la mano y la dirigió hasta una puerta grande, donde estaban anunciando a los invitados.
—Ahora, lo que todos estaban esperando y el motivo de este baile. Con ustedes, la señorita Sophia Brunet, creadora de todo el armamento del imperio y su acompañante, el marqués Noil Laroux— anunciaron
Todos se quedaron mudos, la mayoría por la belleza de Sophia, ya que era innegable, pero sobre todo porque se habían corrido rumores sobre un supuesto compromiso pactado entre la hija de un duque y el marqués, lo que extrañó a todos los presentes porque Noil iba acompañando a Sophia.
—Ahora que estamos todos los que deberíamos, debo dar tres anuncios muy importantes— el emperador tomó un papel, parecía ser un pergamino. —Anuncio número uno, lamentablemente el duque Gaillard y su familia desaparecieron desde hace una semana y nadie sabe sobre ellos, por lo que se asume que huyeron al sentirse innecesarios para el imperio, por esa razón, el ducado Gaillard pasará a manos del imperio. Anuncio número dos, se ha roto el compromiso con Lady Gaillard, así que he tenido que buscar a otra persona mucho mas apta para ser la próxima emperatriz, está será la señorita Anders, primera hija del marqués Anders.— La joven de cabellos verdes, se acercó e hizo una reverencia al emperador, por su parte, él se hincó para ponerle un anillo en su mano. Dejando así claro, que ese compromiso era un hecho y que se llevaría a cabo muy pronto. Enseguida se levantó y continúo con lo que estaba. —Tercer y último anuncio, como proveedora de nuestro imperio, la señorita Brunet, hija de marqueses será tratada con el respeto que me merezco yo. El trato que firmé con ella, hace imposible algún daño de su parte en su contra, si algo le llegase a suceder, el que sufrirá las consecuencias seré yo, así que quien se atreva a hacerle algo malo, pagará con su vida— esto último pasmó a todos los presentes.
La familia de la pelirroja, por supuesto estaban desconcertados pues habían llamado a su hija como candidata a prometida del marqués Laroux, pero no hicieron ningún tipo de mención al respecto.
—Señorita Brunet, diga algunas palabras, para que la conozcan un poco más— pidió el emperador
Avanzó hacia donde estaba el emperador y se puso a lado derecho. —Buenas noches a todos. Mi nombre es Sophia Brunet, hija de marqueses, natal del imperio Narum. Puedo decirles que pueden contar conmigo para lo que necesiten, además espero su apoyo en mis planes a futuro, quiero destacar el hecho de que decidí radicar en el imperio Solen por el hombre al que elegí para estar a mi lado el resto de nuestras vidas, así que si me lo permiten, quisiera aprovechar este momento para darles a conocer algo muy importante— volteó hacia donde estaba Noil. —Marqués Noil Laroux, ¿aceptaría ser mi esposo y casarse conmigo?— con anillo en mano y haciendo una reverencia, habló Sophia.
Aunque el salón estaba en completo silencio para escuchar todo lo que decía Sophia, todo se volvió un caos cuando hizo aquella pregunta. ¿Cómo una mujer era capaz de proponer matrimonio?, ¿por qué intentaba dejar en vergüenza al marqués?, eran algunas de las preguntas que se hacían.
—Al parecer pensamos de la misma manera— sonreía, mientras sacaba de su bolsillo, una pequeña caja de terciopelo negro. —La aceptaré si usted me acepta a mi, Sophia Brunet— se acercó a la bella mujer y la tomó de las manos. Ambos sonrieron y asintieron a sus propuestas, así después de todo, cada uno puso el anillo que llevaban en el dedo correspondiente de la persona a la que se habían propuesto.
A los presentes no les quedó más opción que aplaudir aquel acto, en realidad admiraban el coraje que tuvo Sophia para hacer algo así.
—Permítanme felicitarlos— el emperador se acercó a ellos dos y sonrió, aunque a Sophia no le agradó mucho ese gesto.
—Espero que no le haya molestado esto majestad, me enteré que estuvo a punto de comprometer a mi amado con alguien más, sin importarle su opinión— su enfado era evidente, al menos con el emperador.