El Rey Manchado

—¿Por qué el ser oscuro te pudo ver?

—No lo sé, también me sorprendí y me asusté mucho, se me ocurrió lanzarle el polvo dorado y una pluma, pero sabía que eso no lo detendría por mucho tiempo, por eso corrí hasta aquí.

—Hiciste bien mi amor—acarició su rostro—esto no tiene sentido, se supone que tus poderes te permiten ser invisible para ellos y no pueden dañarte.

—Tampoco lo entiendo, tengo mucho miedo—aun sus manos tiemblan y sudan al recordar lo sucedido.

—Tranquila yo estoy aquí, de ahora en adelante no te dejaré sola, esto que pasó hoy no volverá a pasar, te lo prometo mi amor.

Olive solo lo veía en silencio, quería decirle tantas cosas, expresar su amor por él, pero aún seguía dolida por lo que había pasado con la princesa Rose.

—La bestia tenía una armadura diferente a la de los demás guerreros—,comento Olive.

—Si, cuando terminé con él, se transformó en el príncipe, pero antes de morir me dijo, que ya conocen mi debilidad, puedo entender que se refieren a ti.

Olive sorprendida, frunce el ceño e interroga.

—¡A mi! ¿por qué yo sería tu debilidad?.

— Por qué los seres oscuros pueden sentir lo que yo siento y sentir que mi corazón está conectado a ti.

Kenric se acercó tomando el rostro de Olive con sus dos manos, mirándola a los ojos, le dijo.

—Tu eres la dueña de mi vida y mi corazón te pertenece, te amo y lamento con todo mi ser lo que ocurrió con Rose, sé que es el peor error que he cometido, por pensar que todas las personas son buenas, creer que estaba gobernando bien y que nada malo pasaría en los Reinos.

Olive dejó salir unas lágrimas y le dijo.

—Mi vida corre peligro, si dejo que mi corazón se una al tuyo los oscuros me encontrarían fácil y no soy tan fuerte, así que lo mejor es que yo siga siendo tu guía, nada más—quitando las manos de Kenric de su rostro.

Kenric sintió dolor en su corazón y no le importó que Olive viera correr sus lágrimas.

—¿Nunca me perdonarás lo que pasó con Rose?—lo dijo afligido y llorando.

Ella negó con su cabeza y comenzó a llorar. El seguía aferrado a ella, no se quería separar y continuó hablando.

—Fue una trampa Olive, ella me engañó y me dió una pócima que levantó mi hombría, yo guardaría mi castidad hasta el matrimonio, ella hizo todo eso para quedarse embarazada y hacerme casar. Pero te digo que no habrá días de mi vida, en que no te pida perdón, pero jamás negaré lo que siente mi corazón por ti, destruiré a cada ser oscuro y al libro negro, para que jamás te hagan daño— Kenric se separó de ella y se acomodó en otro asiento, ambos quedaron en silencio, limpiando sus lágrimas.

El carruaje principal fue desechado porque quedó destruido, así que se tuvieron que cambiar a uno más pequeño, pero igual de cómodo. Los ruidos del mar y del bosque hacían que Olive se mantuviera alerta, estaba alterada y aún seguía nerviosa, no podía conciliar el sueño, Kenric si había logrado dormirse, ella lo observaba y lo veía tan guapo y sereno. La brisa hizo romper una rama de un árbol y el crujir sonó muy fuerte, haciendo que Olive pegara un grito que hizo que el manchado se despertara exaltado.

Al darse cuenta de que se trataba solo de un susto, se volvió a acomodar y le dijo.

—¿Estás bien?

—No, tengo mucho miedo, ¿ puedo acostarme a tu lado?

Kenric sonrió levemente y extendió su brazo en señal de que era bienvenida. Ella se acercó y se acostó a su lado sintiendo el calor que emitía el cuerpo robusto y fuerte del rey, fue tan agradable lo que sintió, que enseguida se quedó dormida.

En la mañana Kenric despertó por el delicioso aroma del cabello de Olive, suspiró y acercó su rostro para seguir oliendo ese aroma que le encantaba.

—¿Qué haces?

Preguntó Olive, pero sin moverse de entre sus brazos.

—Es que me encanta tu aroma, es como una mezcla frutal y dulce.

Olive tenía el rostro en el pecho de Kenric y sonreía sonrojada, claro sabía que Kenric no la podía ver.

—No puedo decir lo mismo de ti.

—¡Oye! Sé que no huelo tan bien como tú, pero tampoco huelo mal.

Ella no dijo nada solo se sonreía, mientras que el rey estaba con la duda de si olía mal o no.

—Creo que debemos seguir—dijo Olive incorporándose para salir del carruaje.

—Si, ya tenemos todo planeado para seguir.

Aunque Olive, le había asegurado que no lo perdonaría, Kenric no perdía las esperanzas, por lo menos ya le hablaba y sentía que ella aún confiaba en él para que la protegiera, el líder de los guerreros junto con el mensajero, llegaron al carruaje avisando que a lo lejos estaban siendo observados por un ser oscuro.

—Este es imponente y se ve que dirige a los demás.

—Seguramente es el líder de los guerreros o el Rey, el que atacó a Olive era el príncipe lo supe cuando se transformó y vi su anillo—informó el manchado.

—Esto quiere decir que todo este reino está podrido—dijo Olive con tristeza en sus palabras.

—¡Es hora!, a sus posiciones debemos avanzar.

Uri el lider de los guerreros blancos, había enseñado a Kenric todos los caminos ocultos que habían hacia los demás reinos, así que en esta oportunidad decidieron hacer uso de ese conocimiento, la mayoría de los carruajes fueron dejados, y solo llevaron lo necesario.

Olive comenzó a sentirse incómoda e inquieta, Kenric la contenía, mientras ella le explicaba lo que veía.

Está pelea no iba a ser fácil, Kenric no volvería a dejar sola a Olive y estaba preparado para lo que fuera.

Llegaron al final del camino y el vehículo no podía seguir así que decidieron caminar, debían atravesar un bosque para poder llegar al palacio.

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Mis preciadas lectoras, espero que hasta aquí estén disfrutando de esta historia, agradecida con su apoyo.

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