— Melisa espera. — La llamé pero me ignoró. — Melisa por favor. — Tomé su brazo. — Tú sabías que ésto podía pasar. — Ella me observo y negó con la cabeza. Luego jalo su brazo.
— ¿Qué sabía? ¿Qué sólo me veías cómo la opción de repuesto? ¿eso debo saber?
— Eres mi amiga, mi socia.
— Yo quería más. Y tú, me has cambiado por una colegiala. — Dijo con rabia.
— No te cambie, entré tu y yo nunca ha habido nada.
— ¡Por qué tú no has querido! — Gritó con desesperación. — Pero siempre has sabido de mis sentimientos por ti. — Sus ojos se pusieron llorosos. — Te has comprometido con una niña de 21 años, la pregunta es por qué. ¿La amas? ¿o es que te casas con ella para que te dé su virginidad?
— No sé de qué hablas.
— Te escuché hablando con Ramiro. Dijiste que es la primera vez que conoces a alguien virgen con esa edad y belleza.
— No es lo que piensas. ¿Creés que me casaría con ella por una razón tan tonta?
— No lo creó. Si esa fuera la razón te habrías casado conmigo hace mucho tiempo
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Eres mi salvador
... Por la tarde Rodrigo regresa con Melisa.
— Ya llegaste. — Ella le sonríe.
— ¿Le da gusto verme?
— Eres mi salvador.
— Hacía mi trabajo.
— Ese no era tú trabajo. Yo te despedí. Pero igual me protegiste, estoy muy agradecida. Por eso te organice una cena en el mejor restaurante de la ciudad.
— ¿De verdad? — Rodrigo se alegra sin demostrarlo.
— Si. Puedes llevar a la mujer que te gusta. Lo reserve sólo para ustedes.
— ¿Usted hizo eso?
— Si. Es tu oportunidad para decirle lo que sientes.
— No puedo aceptar eso.
— ¿Por qué no? — Melisa se sorprende por el rechazo.
— Seguro le costó una fortuna..
— No me costó un centavo. La dueña es conocida mía. Lo único que haré es una sesión fotográfica.
— ¿Podrá hacer eso así como está?
— ¿Ésto? — Ella señala su rostro lastimado. — No te preocupes, la sesión es en unos días. Tengo tiempo para eliminar estás imperfecciones.
— Le agradezco mucho. Pero me temo que no podré ir con ella.
— ¿Por qué no?
— No fui capaz de contarle sobre mis sentimientos y ahora ella está con alguien más.
— Lo siento. No sabía.
— No tenía como saber.
— Cierto.
— Creó que debería cancelar su sesión de fotos.
— Claro que no. Ya di mi palabra. Y nunca me retracto.
— Muy bien.
— Voy a subir a descansar.
— Espere.
— ¿Hay algo que necesites?
— Quería preguntarle si no va a poner una denuncia en contra del señor Diego.
— No podría. — Rodrigo se enoja muchísimo, piensa que ella lo hace por amor. Pero en realidad, lo hace por qué no quiere revivir ese horrible momento, y tener que hablar sobre eso frente a más gente.
— Señorita yo creo que ...
— No insistas. Tú estás aquí. Me vas a protejer. ¿Cierto?
— Si.
— Me voy. Si ves a Lupe, dile que me suba la cena.
— Si señorita.
... Los días próximos Melisa utiliza todo tipo de mascarillas y cremas faciales para recuperar su piel perfecta. Rodrigo la observa en silencio y lleno de rabia, no sabe cómo, pero hará que Diego pague lo que hizo.
Mientras tanto Ramiro está buscando información sobre el paradero de Emily. Y Roberto información que demuestre la inocencia de Melisa. No puede permitir que Diego vuelva a lastimarla.
... El día de la sesión fotográfica llega y Jesús nuevamente pide permiso. Melisa ahora sí quiere despedirlo, ya está cansada de sus permisos seguidos. Hablara con el en cuanto regresé. Mientras debe alistarse para salir.
Cuando llega al restaurante, ve a los fotógrafos de la empresa Gutiérrez, eso le afecta un poco, pero no lo da a conocer.
— Melisa bienvenida. — La dueña del restaurante se acerca.
— Hola Ariana. — Ambas se saludan de beso. — No mencionaste que la empresa Gutiérrez estaba a cargo de ésto.
— Cómo siempre has trabajado con esos fotógrafos imaginé que no habría problema. ¿Me equivoqué?
— No. Sólo me sorprendió.
— No le demos vueltas al asunto. Te acondicionamos una habitación para que puedas arreglarte. Los estilistas ya están ahí. Puedes ir.
— Okay. — Melisa va a cambiarse, lo que no espera es que le van a poner un vestido victoriano. — ¿Alguien me puede explicar por qué voy a usar esto?
— La señora Ariana dará una fiesta al estilo Victoriano. — Responde la gerente que va entrando.
— ¿Por qué?
— La clientela ha disminuido notablemente. Piensa que con está fiesta puede recuperar lo que se ha perdido.
— Parece una buena estrategia publicitaria.
— Ojalá salga bien. O se perderán muchos empleos. — La gerente luce preocupada. Melisa se da cuenta del por qué Ariana le pidió ese favor, lo que ella cobraba por una sesión fotográfica era mucho dinero y probablemente no podía pagarlo por los gastos de la fiesta.
... 30 minutos después, Melisa está lista para las fotografías, Rodrigo no puede parpadear ni por un segundo, le parece que se ve hermosísima, el color azul rey le hace resaltar su tono de piel, y su peinado hace que sus hombros y pechos capten la atención de una manera sencilla pero elegante.
Durante toda la sesión Rodrigo no para de ver su rostro, y eso es notado por Ariana.
— No estás a su nivel. — Le dice está.
— ¿Qué? — El se gira hacia ella confundido.
— Melisa nunca saldría con un simple guardaespaldas. Te recomiendo ver en otras direcciones.
— No entiendo. Creó que usted malinterpreta las cosas.
— Niño, tengo 40 años. Yo sé cuándo un hombre quiere sexo, y cuando busca más que eso. Y tú mi querido estás en la opción dos con ella.
— Yo soy su empleado. Mi deber es cuidarla. Eso estoy haciendo, no la veo de una manera especial.
— Te delataste tu solo.
— ¿Qué?
— Nunca mencioné que la miras de una manera especial. Dije que se, no cómo me doy cuenta. — Rodrigo se siente muy estúpido por dar a conocer sus sentimientos. — Enserio niño. Por tu bien deberías alejarte de ella.
— No me de consejos que no necesito. Yo estaré bien.
— Eso espero. — Ariana se va y habla con Melisa. Rodrigo al verla dirigir su mirada hacia el en varias ocasiones imagina lo peor. Y más cuando ve a Melisa venir hacia el.
— Aquí hay mucha gente. No te preocupes por mi.
— ¿Qué?
— Si tienes apetito puedes ir a comer. Falta un largo rato para que ésto termine. — Al saber que era eso sobre lo que conversaban se siente aliviado.
— No tengo apetito. No sé preocupe por mi.
— ¿Seguro?
— Si. Vaya y haga su trabajo. La veré hasta que termine.
— Está bien. — Melisa se siente más tranquila al tenerlo cerca. Va y continúa con su sesión. Pasan un par de horas hasta que todo termina. Rodrigo ya tiene una botella de agua para dársela.
— Gracias.
— ¿Está cansada?
— Mucho. Pero también tengo apetito. Vamos a comer.
— ¿Aquí?
— Si. Es una cena gratis. Tal vez no puedes compartirla con la mujer que amas. Pero siéntete afortunado, yo no invito a cualquiera.
— Lo sé. — Rodrigo se acuerdan de esa vez que la invito y como le respondió.
— ¿Por qué dices que lo sabes?
— ¿He? — El la observa confundido. — No. Yo quería decir que estoy conciente de lo afortunado que soy.
— Mm, Ok.