LA OPORTUNIDAD DE TENERTE

VICTORIA

Tengo dos razones para no querer salir de esta cama, una; es este maravilloso semental que me abraza, ¡Que Dios mío…! Y otra; es que estoy muerta, no valgo un centavo, quiero descansar, necesito dormir, ¡por piedad!

¡Ay! Pero que mala idea la mía haber metido a este hombre en mi cama, él no tiene compasión de mí, y yo pues, ¡soy tan débil ante su presencia y divinas atenciones…!

¿Por qué sonaste tan rápido alarma bendita! Pero bueno, hay que cumplir con las obligaciones, aunque no me quiera mover de aquí, así que Victoria, no todo es placer físico, recuerda que también está el placer que te da hacer lo que más te gusta, y tus pacientes también te requieren, así que por favor levántate, baja un pie, que el otro lo sigue...

No estoy loca, estoy dándome ánimos para alejarme de este papasote que está a mi entera disposición, volteo a mirarlo, aunque me estaba negando a hacerlo y ¡madre mía! menos mal que estoy cansada, la verdad no sé si me quiero quedar a dormir o a disfrutar de él… jajaja, ya sé, soy una viciosa, pero quien no con este perfecto amante que estoy con ganas de tocar, pero no, no, no, ¡debo salir de esta cama ya!

. - ¿Por qué rezongas tanto Victoria?

¡Coño, pero que manía!

. – ¿Esa es una maña que tienes? ¿Hacerte el dormido?

. – No, jajaja ¡buen día hermosa!

. – De lejitos Armando, ¡no me toques! - lo detuve cuando trató de atraerme a él - Tú eres de temer y además estoy molida y debo ir a trabajar… ¡Buen día!

. – Jajaja pero yo solo pensaba darte un beso de buenos días! - Si, sobre todo con esa carita de falsa inocencia y ese bulto que se eleva debajo de la sabanas!

. - !Claro, ¡cómo no! - sin embargo, me incliné y dejé un fugaz beso en sus labios antes de literalmente saltar de la cama para evitar que me atrapara como intentó hacerlo. Definitivamente, él no me tiene consideración, estoy segura que no voy a ser tan eficiente en mi trabajo hoy, y todo porque el cuerpo me duele, porque él con una canción terminó sacándome la chicha!

. - ¿Te acompaño a bañar? - me pregunta este como si no supiera yo su intención.

. - ¡En tus sueños ¡te vas a meter en ese baño conmigo Armando! - cuando lo vi levantarse con toda la intención de demostrarme que, si podía, corrí hasta el baño y me encerré poniéndole seguro ¡por si acaso!

ARMANDO

Jajaja como la amo, es tan dulce, jovial y apasionada, nada que ver con esa actitud altiva que me mostraba antes. Me encanta, ¡Dios, quisiera poder explicarles todo lo que siento! Que entiendan cada una de las emociones que me embargan. Soy feliz, muy feliz, aunque sé que falta algo, lo soy, porque estoy seguro que eso que menoscaba un poco mi felicidad llegará pronto, ¡muy pronto!

Anoche Victoria me entregó todo, y estoy seguro que allí iba incluido una pizca de amor, lo sentí, no estoy siendo iluso, les juro que lo pude sentir. No era solo deseo, de hecho, como hombre les puedo decir, que siento que no tuvimos sexo, al contrario, nosotros, los dos entregados en cuerpo y alma, en casi toda la noche, ¡hicimos el amor! y como hacia unas horas antes, fue maravillo, excelso, glorioso, y todos los calificativos que enaltezcas y se les puedan ocurrir. ¡Lo fue para mí y sé que para ella también!

Lo único que me preocupa de todo lo que paso anoche, es lo cansada que ella está, y tener que ir así a trabajar una jornada tan larga, porque de paso estará de guardia, y eso me hace sentir un poco egoísta. Yo quise no hacer nada, y dejarla descansar cuando llegamos, pero fue muy difícil mantener las manos alejadas, es que es tan deseable, y ella pues fue demasiado receptiva. Entonces que les puedo decir, soy humano, por lo tanto, débil, además de que, esperándola tanto, cargaba un verano jajaja ¿Cómo iba a poder negarme teniéndola por fin así, disponible solo para mí? ¡Ni de hierro que fuera!

. – ¡Lista, es tu turno! – salió de pronto envuelta en una bata de baño que le tapaba todo, parecía del papá jajaja, pobre, se está cuidando de provocarme, lo que no sabe es que incluso así o con un hábito, la desearía igual, por el simple hecho de que ¡la amo!

. – ¡Okey! – caminé hasta el baño y me detuve en la puerta - ¿Estas segura que no te gustaría fregarme la espalda como anoche?

La vi mirarme con los ojitos chiquitos, pero con ganas de lanzarme algo, que de hecho vi que buscaba para hacerlo, entonces entré he hice lo mismo que ella, cerrar la puerta por mi seguridad, sin embargo, antes la vi sonreír hermosamente.

Cuando entramos al comedor su padre y padrino ya estaban allí… nos miraron con complicidad y entendí que esos dos ya sabían que me había pasado la noche aquí.

. – ¡Papá, padrino, buen día! – saludó Victoria dando un beso a cada uno.

. – Hola hija, Armando, que gusto ¿acabas de llegar? – ¡No, mi amigo, a mi no me vas a hacer caer con esa conchita de mango!

. – ¡De hecho no! – Ellos estaban atentos a mi respuesta y yo miré a Victoria que desde su lugar me picó el ojo, también sabia que ellos nos estaban probando – ¡Me quedé anoche, espero no ofenderlos!

. – Papá…

. – ¡Lo sé, lo sé, los vimos entrar anoche!

¡Los miramos a ambos, pero que viejitos curiosos estos…! jajaja!

. – ¡Si, parecían adolescentes entrando a escondidas a casa! – soltó don Cesar mientras reía.

. – ¡Tranquila hija, no me molesta para nada que lleven esta relación a un nivel verdadero!

. – Don Carlos, quiero que sepa que yo amo mucho a su hija, y pues ella me aceptó, y yo le prometo a ambos hacerla feliz si ella así me lo permite.

Victoria me miraba y sus ojos tenían un brillo especial que me entusiasmo mucho, también su papá y padrino lo notaron.

. – Yo lo sé Armando, siempre he sido consciente de ello, lo notaba cada vez que te hablaba de mi hija, en cómo mirabas su foto cuando entrabas a mi oficina, y muchos otros detalles que, ¡aunque quisiste disimular Cesar y yo notamos!

Yo estaba totalmente atónito y rojo de pies a cabeza ante esas palabras que me dejaban en evidencia delante de Victoria, ella al mirarme me regaló la más dulce y comprensiva sonrisa y se acercó para abrazarme.

. – ¡Te ves muy tierno cuando te sonrojas! – me susurró tocando mi mejilla y dándome un suave beso en los labios.

. – Esto alegra mi corazón hijos, Armando como tú, también ambos – dijo señalando a Don Cesar – ¡Teníamos este sueño!

. – ¿Ósea que era en serio eso de enredarme como fuera con este señor? – reprochó Victoria poniendo cara de ofendida… - Los tres – nos señaló a todos – ¡Son unos pillos!

. – Jajaja no mi princesa, lo del matrimonio si ha sido una estrategia que no pudimos evadir, pero en cierto modo me alegra, Armando es un excelente hombre, que considero ¡el ideal para ti!

. – Bueno por favor, no le pongas tanta pasión, apenas estamos comenzando y aún hay mucho camino por recorrer.

Las palabras de Victoria me crearon cierta incertidumbre, porque yo estoy claro en lo que quiero con ella, pero por lo visto, ella aun duda de su capacidad de llegar a amarme.

. – Victoria tiene razón Carlos, dales tiempo, quizás después de la boda tengan oportunidad de conocerse mejor, creo que esa convivencia los va ayudar…

. - Estoy de acuerdo, bueno, ustedes son adultos y saben ya cómo se manejan estas cosas, sean firmes en lo que desean y por sobre todo, les repito, respétense, desde aquí los apoyamos.

. – ¡Gracias a los dos! – estrechamos las manos, mientras Victoria dejaba un beso en cada mejilla de ellos.

. – ¡Bueno, ahora a desayunar que tiempo es lo que no tengo!

Estamos frente al hospital despidiéndonos, dentro del auto ya lo habíamos hecho, un beso apasionado pero nuestro, por supuesto de esos que despiertan las ganas de ir más allá, y aquí afuera, lo estamos haciendo con el mismo gusto, pero con menor intensidad para los mirones, que sabemos andan por allí.

. – Ummh voy a extrañarte mucho, siento que serán cuatro largos días sin tocarte!

. – ¡Resististe seis años, seguro puedes con cuatro días! ¡Jajajja!

. – ¡Que mala eres! ¿Te burlas de mí?

. – ¡Ay no, claro que no! no hagas esa cara, que me provoca comerte a ¡besos!

. – ¡Bien pueda!

Ambos nos reímos y la abracé fuerte, no quisiera soltarla.

. – Vendré al final de la tarde a saludarte. Victoria…

. – Ummh – me miró con ojitos triste, si lo sé, no debo hacerme ilusiones, pero por la manera en que se aferra a mí, se nota que está triste y que tampoco me quiere dejar ir.

. – ¡Te amo, no lo olvides por favor!

. – ¡No lo haré! ¡es lo que me confirma que me esperaras!

. – ¡Siempre!

DAVID

Ver a Victoria besarse así con ese hombre, removió muchas cosas en mí. La manera en que lo mira, abraza y responde apasionadamente a sus besos, me da nostalgia. Porque antes lo hacía conmigo, claro, evidentemente con menor grado de pasión, pero sé que ella me amaba mucho, y yo fui un cretino que se burló de esa chiquilla inocente y enamorada.

Cuando la conocí ella apenas era una niña de 19 años, iba a iniciar la carrera y yo estaba en el 3er año. Me gustó nada más la vi, también me di cuenta que ella gustó de mí, pero yo estaba enfrascado en las fiestas y las y la vida loca. No me acerqué a ella, sino hasta que estaba en el quinto año, y yo por fiestero me había quedado estancado ahí, entonces comenzamos a estudiar juntos. Victoria era una excelente estudiante y me ayudó mucho, gracias a ella pude recuperar bastante mis notas y culminar la carrera.

Cuando nos hicimos novios ella estaba muy feliz, y quería ofrecerme todo, se esmeraba en seguir ayudándome, me daba obsequios cada vez que podía, me mimaba y me decía cuanto me amaba cada segundo. A mí me gustaba todo eso, vi la oportunidad y le seguí la cuerda, aunque ella me gustaba bastante, yo no tenía planes a futuro, sin embargo, un día le sugerí que debíamos casarnos, lo hice porque supe que su abuela le había dejado una herencia.

Ella se emocionó tanto que comenzamos a hacer planes, primero nos graduaríamos, luego nos casaríamos, y el dinero de la luna de miel lo usaríamos para irnos a hacer una especialización en el extranjero, donde ya le habían ofrecido a ella una beca por su excelente promedio. Victoria era muy organizada, llevaba control de todo, y prácticamente, me obligo a que comenzáramos a ahorrar, sobre todo para que yo pudiera también hacer la especialidad.

Con su herencia compró un apartamento donde se supone íbamos a vivir, allí me entregó su pureza. Ella estaba locamente enamorada y confiaba en mí, estaba segura de que nos íbamos a casar, porque prácticamente ya todo estaba listo. Un día antes de la graduación, llegó una Doctora del extranjero ofreciendo becas, era una eminencia en el área de neurocirugía, quedó encantada con la inteligencia de Victoria y le ofreció una beca, pero ella la rechazó porque contaba que nos íbamos a ir juntos a realizarla en España después de la boda, que iba a ser dos semanas después del acto de grado.

No obstante, yo me metí con la Doctora esta, tuvimos un romance, y la convencí de darme la beca, que por merito por supuesto no me iba a ganar, y me fui con ella dejando a Victoria con todos los preparativos de nuestra boda listos y el corazón roto, mientras yo iba por lo fácil, sin hacer mayores esfuerzos.

Fui un cobarde lo sé, y la perdí por imbécil, cuando reconsideré mi mala decisión y me di cuenta que la amaba, la busqué, pero ya era tarde, ya ella se había ido, y cuando la encontré en España, ya no era la dulce chica con la que hacía planes de bodas y de un futuro prometedor.

Era una mujer altiva, arrogante y dura. Igual o más hermosa pero seca y reacia. No me pude quedar en España para tratar de conquistarla porque mi padre con sus influencias políticas, me consiguió un puesto de director del hospital general de la ciudad, así que debí volver.

Y mira que chiquito es el mundo, cuando recibí su currículo para optar por el puesto de jefe del área de neurología, no lo podía creer, y sin pensarlo dos veces la escogí a ella. Sé la calidad de profesional que es, la he seguido desde que me vine de España, conozco su inteligencia y estaba seguro que ella daría la talla mejor que cualquier otro, que al igual que yo, quería quedarse con el puesto por contacto político o compadrazgo.

Se lo di además, porque me propuse conquistarla nuevamente, me di cuenta que nunca debí haberla abandonado, por lo menos no de la forma que lo hice, y si ya no puedo lograr algo con ella, porque por lo visto alguien más ya se ganó su corazón, lucharé al menos por su perdón.