La vida está llena de sorpresas, alegrías, gozo, pero también hay momentos donde todo se vuelve un torbellino sin salida que nos sume en una oscuridad inmensa. Está es la historia de Alexander y Samanta, cuyas vidas se unen en un camino de pasión, deseo, pleitos, rencores, amistad, entrega, dedicación y sobretodo amor, un amor tan sublime que se vuelve una utopía entre ambos, los amores prohibidos desencadenan los más bajos instintos del ser humano, tanto para los que lo viven, como para los que lo desprecian por la sola idea de saber el motivo por el cual se vuelve imposible.
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Capítulo 22 Apuesta
Narra Sam
Subimos a un carrito de golf y comenzamos el recorrido dentro del complejo, esto es algo fuera de serie; tiene 4 piscinas todas inmensas, una de ellas con estilo isla; tiene 2 canchas de futbol, 1 de tenis; 3 bares distribuidos en diferente partes; un gimnasio también grandísimo; un campo de golf; zonas infantiles y terminamos el recorrido en la playa privada, corro hacia las olas y dejo que mojen mis pies, nunca había estado en un lugar tan magnifico, no dejo de sonreír.
Después de quedar anonadada por esas maravillas, subimos a su camioneta y vamos al centro de la cuidad, ya es de noche y en las calles parece que hay fiesta en cada esquina.
- ¡Para aquí! – exclamo – quiero ir a una disco en esta ciudad –
- No creo que sea prudente Samanta, no sé si sea seguro – dice
- Por fa – le suplico con mis manos juntas
- Está bien, pero solo un momento – acepta rendido
- Perfecto, vamos – le digo agradecida
Estaciona el auto y entramos a un lugar muy colorido, observo embelesada como bailan, me siento en una mesa disponible y en ese instante llega el.
- ¿Qué quieres tomar? – me pregunta
- Um…, una caipiriña – le digo emocionada
- ¿Estas segura? – me pregunta
- Bueno ¿qué tomaras tú? – le pregunto
- Ron – me responde
- Entonces que sean dos – le digo con entusiasmo
- No sé si seas tan fuerte como para soportarlo – me dice como si yo fuera una niña
- Hagamos una apuesta – lo reto
- ¿Qué quieres perder? – me pregunta con una mirada de malicia, pero veo que se contiene de dañar el momento
- ¿Qué me ofreces? – le pregunto como si esto fuera un juego cualquiera, pero la verdad es que quiero perder todo con el
- No sé, no quiero arruinar el momento – me dice y veo como se arrepiente de lo que iba a decir
- Ok, entonces si yo gano tú me tienes que dar un beso, pero no cualquier beso – le digo con malicia y deseo sabiendo que a partir de este momento las cosas entre ambos cambiaran, veo como arquea una ceja y me mira con sorpresa, pero esta vez visualizo un brillo de deseo en sus ojos
- Dejémoslo como premio abierto – me dice
- ¿y eso qué seria? – le pregunto con curiosidad
- Eso quiere decir que puedo reclamarlo en cualquier momento, sin contar que me debes el favor de aquella vez que cante en el desfile – me dice y aunque me preocupa, es más las ganas de jugar que me dejo llevar
- Está bien, comencemos – acepto con entusiasmo
- garçom, uma garrafa de rum por favor – le pide al mesero en portugués y esas palabras de su boca provocan en mi un calor que recorre todo mi cuerpo
- ¿Qué acabas de decir? – le pregunto
- Le pedí al mesero una botella de ron, ahora bien, el juego consiste en que pierde el primero que se embriague – me explica las reglas del juego
- Perfecto, no pienso perder – le digo con un guiño
Traen la botella y Alex sirve en dos copas pequeñas y me indica que lo beba hasta el fondo, lo tomo y siento un ardor en mi boca y que al bajar por mi garganta me quema, hago una expresión de asco y de ganas de vomitar
- ¿Cómo les puede gustar esto tan asqueroso? – le pregunto con mi lengua afuera de lo amargo que la siento y el solo está riendo a carcajadas de mi
- Aun eres muy niña, para estas cosas de adultos – me dice con burla
- Bueno vamos a bailar un poco – le pido
- ¿sabes bailar esa música? – me pregunta
- No, pero no creo que sea tan difícil – le explico
- Eso es lambada y pueda que lo veas fácil, pero no lo es – me dice
- Ok, bailare sola entonces – le digo
Me levanto y comienzo a mover mis caderas sin entender como estas espectaculares mujeres se mueven así de fácil, el solo se ríe de mí, pero no me pienso dejar vencer por este ritmo, una de las mujeres se me acerca y me habla, no se comprendo sus palabras, pero con sus manos y cuerpo me enseña a moverme, la verdad si es muy difícil cogerle el ritmo, pero poco a poco capte el mensaje y logre hacerlo, no de una manera tan fluida como ella pero si lo básico, ambas vamos y tomamos las manos de Alexander, el forcejea pero la presión que ejercemos las dos no lo deja tomar asiento nuevamente, comienza a bailar y la verdad es que no lo hace nada mal, en cuestión de minutos estamos de amigos con casi todos en la disco, no sé ni cuantos tragos hemos tomado y menos entiendo como este ron logra encender todo mi cuerpo, como si sintiera la necesidad de hacer el amor, cambian la música y ponen algo más íntimo, cuando me dispongo a ir a la mesa, Alex me jala y me pone de espalda para comenzar a bailar
- Ahora te toca bailar para mí – me susurra al oído y siento como se enciende mi temperatura
Comienzo a moverme de una manera muy sensual, pegada a su cuerpo, alzo mis manos y las pongo en su cuello, mientras que el toca todo mi cuerpo encima de mi ropa, podría decir que hicimos el amor bailando, siento que mi mundo se mueve y que mi cuerpo lo pide a gritos, me giro para quedar de frente y en ese momento acerco mis labios a los suyos y siento su delicioso aliento a alcohol, no me contengo y lo beso, abro mi boca como si quisiera devorármelo todo, paso mi lengua por toda su boca, mientras sus manos bajan desde mi cintura hasta mis caderas, las cuales agarra con mucho deseo, disfruto y saboreo sus labios, por momentos beso su mentón, el ambiente se pone tan tenso que las personas comienzan a silbar y a molestarnos, lo que hace que nos separemos, ambos nos miramos y reímos, todos ríen y dicen unas cosas que no entiendo
- ¿Qué dicen? – le pregunto
- Es mejor que no sepas – me dice con gracia
- Vamos ya, es tarde son las 12 am, llevamos más de 4 horas aquí – me saca de mi sueño
Salimos de aquel lugar y todos nos despiden con silbidos y gritos, nosotros reímos, caminamos hasta la camioneta, bueno mejor dicho, Alex camina y me ayuda a caminar porque la verdad me voy para los lados, pero tengo ganas de seguir la fiesta
- Quiero tomar y bailas más – le pido con ansiosa
- En el hotel lo puedes hacer – me dice
- Quiero hacerlo contigo, en tu habitación – le propongo y el me mira sorprendido sin creer en mis palabras
no concibo tal verdad....
por favor, que Sam no sea hija de Robert 🙏🏻
llegará la tormenta?