La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPITULO 20.
CAPÍTULO 20.
-Pues cuéntame. Dijo Giovanni acomodándose en el sillón frente a la chica.
-Valentine encontró un nuevo aliado y nada más y nada menos que Mauricio Ferrari. ¿Puedes creerlo?
-Pues, tiene sentido. Está buscando aliados para expandir su imperio. Pero no lo logrará. Porque los destruiremos y no solo seremos los herederos de la mafia de Sicilia. Si no de toda Italia. -exclamo él. -Estoy harto de esta absurda guerra.
-Que no te quepa duda de eso, Giovanni. Pero mientras… Me iré a mi oficina a seguir con mis obligaciones. Dejaré todo en condiciones para mi viaje. -Dijo. -Quiero salir lo más pronto posible.
-Bien. Le diré a Noah que iras en mi reemplazo. -exclamo él. -¿Puedo saber por qué tienes tanta prisa?
-Necesito tomarme vacaciones. -exclamo ella.
Camila asintió y salió de la oficina de su hermano. Le pidió amablemente a Victoria que le consiga un café y se dirigió a realizar su trabajo. Por más que intentara enfocarse, no podía quitarse de la cabeza las imágenes que había recibido a su celular.
¿Cómo podía Massimo hacerle eso? Y además, con su peor enemiga. Sintió un escalofrío recorrer por su
cuerpo, el asco que le provocaba recordarlo. Sin embargo, suspiro profundamente y se enfocó en lo que realmente importaba, su trabajo. Después de todo, en unos días se iría a Londres y allí podría despejarse.
Luego de leer y firmar unos documentos y contratos de la compañía, salió de su despacho para dejárselos a Victoria, ya que su hermano y Massimo debían poner su firma en ellos.
-Vi… Te dejo estos contratos para que le entregues a mi hermano y a Massimo. -Dijo ella. -Creo que necesitaremos una nueva secretaria, tienes demasiado trabajo para tu sola.
-No se preocupe Srta. Camila. Estoy a gusto con mi trabajo.
-Ya déjate de formalidades. Dime solo Camila.
-¿Hablando en horas de trabajo, Srta. Bianchi? -Dijo el hombre bromeando.
La voz de Massimo hizo que el cuerpo de Camila se paralice. Sin embargo, decidida a defender a su asistente, se giró sobre sus talones y rápidamente dijo.
-Tienes algún problema con que Victoria hable con…
Sin embargo, Camila no terminó la frase. Al girarse quedo hipnotizada ante la belleza de ese hombre. Tenía la cara seria, se notaba que apenas se habia rasurado y su mandíbula permanecía firme. Eso lo hacía ver aún más sexy de lo que era.
-Simplemente bromeo con Victoria. -exclamo él, acercándose a la chica y saludándola. -¿Cómo estás, Vi?
-Bien, señor. -Dijo ella. -Gracias por preguntar.
-¿Me consigues un café, luego? -pregunto.
-Claro, enseguida se lo llevaré. -exclamo ella sonriendo. -¿Puede firmar estos contratos?, la señorita Camila los acaba de traer.
-Claro. -Dijo él, apoyándose en el escritorio de la chica, mientras hojeaba los expedientes y plasmaba su elegante firma en cada lugar requerido.
-¿Acaso no lees lo que firmas? -Dijo Camila.
Massimo, sin dirigirle la mirada, pregunto:
-¿Tú los leíste?
-Claro que lo hice.
-¿Estuviste de acuerdo? ¿Firmaste?
-Sí, claro. -Dijo. -De lo contrario no hubiese firmado.
-Bien. Yo sí confío en ti. -exclamo viéndola a los ojos. -No necesito leerlos.
-Victoria está demasiado sobrecargada. -exclamo ella. -Le hablaba de la posibilidad de conseguirle una compañera.
-Me parece bien. -Dijo. -Háblalo con tu hermano.
*****
-Giovanni. Siento interrumpir. Necesito pedirte un favor. -exclamo ella.
-Claro, dime. -Dijo él levantando la vista de su laptop.
-Estaba pensando en contratar una nueva asistente. ¿Una recepcionista tal vez?
-Oh, claro que sí, querida. No lo había considerado. -Dijo. -Hablaré con recursos humanos para que abran una búsqueda.
-Claro, no te preocupes. -exclamo ella. -Escucha Gio, le dejé los contratos a Victoria para que luego los firmes.