Es un libro sobre un romance entre dos jovenes universitarios, Nyx Frost y Jasper Brooks. Nyx es fría y distante, mientras que Jasper es cariñoso y comprensivo. La historia se centra en cómo Jasper se involucra en el oscuro mundo de Nyx, afectando su relación con sus seres queridos y explorando temas de manipulación y relaciones tóxicas.
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Capitulo 19: Confrontación y Desesperación
...2 Semana Después ...
Han pasado ya dos semanas, y no hemos tenido noticias sobre Marcus. No ha hecho ningún movimiento, y todo ha estado en un extraño y tenso silencio. Las vacaciones de diciembre han llegado, trayendo consigo la densa nieve que cubre la ciudad, como si el frío hubiera congelado también la amenaza latente.
Mientras me preparo una taza de café, mi mente se debate entre el alivio y la ansiedad. He intentado contactar con Nyx en los últimos días, pero ha sido en vano. Me siento inquieto, como si algo oscuro estuviera acechando, esperando el momento adecuado para atacar.
Entonces, el sonido de mi teléfono me saca de mis pensamientos. Un mensaje de Nyx aparece en la pantalla.
Nyx:_"¿Estás en casa?"
El corazón me da un vuelco. No he sabido nada de ella en dos días, y ahora este mensaje tan abrupto me preocupa. Rápidamente le respondo.
Jasper:_"Sí, ¿sucede algo?" Pregunto, tratando de mantener la calma.
Nyx:_"Voy para allá."
No dice nada más. Su respuesta, tan directa y sin rodeos, me deja en ascuas. Me apresuro a ordenar un poco mientras la espero, cada minuto que pasa aumenta mi ansiedad. Finalmente, escucho un golpe en la puerta. Al abrir, la veo allí, envuelta en un abrigo grueso, con una bufanda y un gorro que apenas deja ver sus ojos fríos.
—Pasa —digo, haciéndome a un lado para que entre—. ¿Qué sucede?
Nyx me mira fijamente, su expresión es impenetrable, pero en sus ojos hay una chispa de determinación.
—Finalmente ha llegado el momento —dice, su voz es baja pero firme—. Marcus ha decidido dar la cara. Me pidió que nos viéramos.
—OK, me has tomado por sorpresa —digo, tratando de ocultar mi sorpresa y preocupación—. Entonces, continuemos con el plan.
Nyx asiente, su expresión se mantiene impasible. Parece tan calculadora como siempre, incluso en este momento de incertidumbre.
—Es momento —le digo, buscando confirmar que estamos listos para seguir adelante con todo
Nyx saca su teléfono móvil y, sin cambiar su expresión, comienza a teclear un mensaje. Al terminar, lo envía con un toque decidido.
Después de un breve silencio, me vuelvo hacia ella.
—¿Qué le has dicho? —pregunto, aunque ya tengo una idea de lo que podría ser.
Nyx me mira con una frialdad que parece desafiar el frío exterior.
—He confirmado que estamos listos para encontrarnos. Marcus debería llegar pronto.
El silencio en la habitación se vuelve más denso, cargado de una anticipación inquietante. Mientras esperamos, la nieve sigue cayendo fuera, cubriendo el mundo con una capa de blancura que contrasta con la oscuridad que se avecina.
—Me esconderé en la habitación —digo—. Dejaré mi teléfono grabando en un lugar donde no pueda verlo. Así podremos tener un registro de lo que pase.
Nyx asiente sin inmutarse, y se dirige hacia el centro de la sala para prepararse para la llegada de Marcus. Mientras tanto, me muevo con sigilo hacia la habitación, buscando un lugar discreto para ocultar mi teléfono. Finalmente, encuentro un rincón detrás de una estantería donde sé que él no lo notará. Coloco el teléfono en posición y comienzo la grabación.
Con todo listo, cierro la puerta de la habitación y me escondo en la penumbra, escuchando atentamente el sonido del viento y el crujido de la nieve bajo las botas de quien llegue. El momento de enfrentarnos a Marcus se acerca, y la tensión en el aire es palpable.
Después de lo que parece una eternidad, escucho el timbre de la puerta. La nieve sigue cayendo con fuerza, amortiguando el sonido. Desde mi escondite, escucho los pasos de Nyx dirigiéndose hacia la entrada. La puerta se abre y la voz de Marcus, con su habitual tono egocéntrico, resuena en la sala.
—Sabía que aceptarías, Nyx —dice Marcus con una mezcla de confianza y desdén—. No podía resistir la tentación de verte cara a cara.
Nyx responde con una frialdad intensa.
—Llegaste justo a tiempo. Como ya sabes, es hora de cerrar este capítulo.
Puedo oír el sonido de las botas de Marcus entrando en la casa, seguido por un crujido en el suelo cuando se detiene. Su voz, llena de superioridad, continúa resonando.
—Siempre supe que, al final, la nostalgia sería más fuerte que tus reservas. Después de todo, el pasado nunca se olvida tan fácilmente.
La tensión en el aire se hace casi tangible mientras escucho a Nyx mantener su silencio, su presencia serena contrastando con la arrogancia de Marcus. Desde mi escondite, sigo capturando cada palabra, esperando el desenlace de esta confrontación.
...Nyx Frost ...
Marcus entra en la sala con la arrogancia que siempre lo ha caracterizado. La puerta se cierra detrás de él con un golpe sordo, y puedo sentir el cambio en el ambiente, como si la tensión se materializara en el aire frío. Me enfrenta con una sonrisa de suficiencia, como si estuviera disfrutando cada momento de este encuentro.
—Sabía que aceptarías, Nyx —dice, su tono rebosante de autocomplacencia—. No podía resistir la tentación de verte de nuevo. ¿Cómo has estado?
Lo miro sin inmutarme, manteniendo la frialdad. Estoy aquí porque tengo que estarlo, no porque me interese un intercambio cordial.
—No estoy aquí para ponernos al día, Marcus —respondo, manteniendo mi voz cortante—. Si estás aquí, es porque hay algo que resolver. No tengo tiempo para tus juegos de poder.
Su risa, ligera y burlona, llena el espacio mientras da un paso hacia mí. Sus movimientos están cargados de una confianza que casi me resulta repugnante.
—Siempre has tenido una forma tan apasionada de abordar las cosas —dice, sus ojos brillando con una mezcla de desprecio y desdén—. Pero dime, ¿realmente creíste que podía olvidar lo que hiciste? Tienes mucho valor viniendo aquí.
Lo observo con frialdad, sintiendo cómo mi paciencia se desvanece. No estoy aquí para negociar, sino para finalizar este capítulo de una vez por todas.
—Lo que hice en el pasado es irrelevante ahora —le digo, mi tono firme y desafiante—. Estamos aquí para cerrar un asunto pendiente. Te sugiero que no pierdas más tiempo con tus grandilocuencias, porque no tengo paciencia para ellas.
Su sonrisa se desvanece lentamente, y puedo ver la sorpresa en sus ojos. La indignación comienza a reemplazar la arrogancia.
—¿De verdad crees que puedes tratarme así, como si no significara nada? —pregunta, su voz elevándose con una mezcla de rabia y herida—. No tienes idea de cuánto he esperado este momento. Pensé que, si te daba lo que querías, regresarías a mi lado, pero parece que has decidido otra cosa.
Siento cómo la tensión entre nosotros aumenta, casi palpable. Mi determinación no flaquea, y mi voz se mantiene firme.
—No subestimes mi determinación —le respondo—. Estoy aquí porque es necesario, no porque te extrañe o porque quiera volver a ti. Estamos aquí por un motivo muy diferente.
La conversación se vuelve una lucha de voluntades, una batalla de palabras en la que ambos estamos profundamente involucrados. Mientras escucho sus respuestas, siento que la confrontación que hemos estado esperando finalmente está aquí.
Marcus se acerca un paso más, su mirada se vuelve más intensa, casi invasiva. Su sonrisa, que había comenzado a desvanecerse, regresa con un matiz de insinuación.
—Sabes, Nyx —dice, su voz adquiriendo un tono más seductor—, siempre me has fascinado. Esa frialdad, esa determinación. No puedo evitar recordar los momentos en que solíamos estar tan cerca, en todos los sentidos.
Siento cómo su cercanía desafía mi espacio personal. Sus palabras están impregnadas de un intento claro de reavivar viejas llamas, y aunque su insinuación me incomoda, no me dejo afectar. Mantengo mi postura firme y mi expresión imperturbable.
—No te equivoques —le respondo, mi voz cortante y decidida—. No estás aquí para revivir el pasado, ni para jugar a esos juegos. Si crees que puedes seducirme con recuerdos o promesas vacías, estás muy equivocado.
Sus ojos se oscurecen por un momento, pero rápidamente se recompone, intentando mantener su actitud desafiada.
—Oh, Nyx, siempre tan directa —dice con un tono de diversión en su voz—. Sabes que no puedo resistirme a tu intensidad. Pero no te preocupes, no estoy aquí para jugar contigo.
Me mantengo erguida, no permitiendo que sus palabras me afecten más de lo necesario. Estoy aquí para resolver este conflicto, no para recordar viejos tiempos.
—Entonces, si has terminado con tus intentos de manipulación —digo, mirando con frialdad—, podemos centrarnos en lo que realmente importa. ¿Qué es lo que quieres, Marcus?
El ambiente se torna más tenso, el aire cargado de la carga emocional y sexual no resuelta entre ellos. Marcus parece entender que mi paciencia está al límite y, con una última mirada, se prepara para abordar el motivo real de su regreso.
Marcus se inclina un poco más cerca, su tono se vuelve aún más persuasivo, casi desesperado.
—Lo que realmente quiero —dice, susurrando con una intensidad que roza lo suplicante—, es que vuelvas conmigo, Nyx. Regresemos a lo que solíamos ser. Volvamos a provocar lo que solíamos provocar. No puedo olvidar lo que teníamos, y sé que tú tampoco lo has hecho.
Sus palabras son un eco de un pasado que ya no deseo recordar, y mi paciencia comienza a agotarse. Cada palabra de Marcus es un intento más de manipulación, un intento de arrastrarme de vuelta a un lugar que ya dejé atrás.
Sin poder soportar más sus insistentes súplicas, me acerco al mueble cercano y agarro un florero de cristal. Sin previo aviso, lo levanto y lo estrello contra la cabeza de Marcus. El sonido del impacto es seco y resonante. Marcus cae al suelo, inconsciente, con un ruido sordo que marca el final abrupto de su discurso.
En ese momento, Jasper sale de su escondite, con el rostro pálido y la expresión de alguien que ha presenciado algo completamente inesperado.
—¿Está todo bien? —pregunta, su voz temblorosa—. ¿Qué ha pasado aquí?
Me vuelvo hacia él, mi rostro aún imperturbable a pesar de la acción violenta que acabo de tomar.
—Sí —respondo con frialdad, limpiando mis manos en un gesto casi indiferente—. Ahora está todo bajo control. Marcus no iba a escuchar razones, así que tomé medidas para asegurarme de que no interfiriera más.
Jasper se acerca cauteloso, su mirada fija en el cuerpo desmayado de Marcus y luego en mí, tratando de procesar la situación.
—¿Y ahora qué hacemos? —pregunta, su voz llena de preocupación.
—Ahora —digo, con un tono decidido—, tenemos que asegurarnos de que esto no vuelva a suceder. Lo que Marcus ha intentado hacer hoy solo refuerza la necesidad de terminar con esto de una vez por todas.
La tensión en la sala es palpable, y el silencio que sigue a la violencia es una mezcla de alivio y preocupación. Mientras Jasper y yo tratamos de encontrar una solución, el cuerpo de Marcus yace en el suelo, un recordatorio de que algunas amenazas no desaparecen simplemente con palabras.
Jasper y yo trabajamos en silencio, ambos enfocados en asegurar que Marcus no vuelva a ser un problema. Lo arrastramos con cuidado hacia el centro de una habitación oscura que habíamos improvisado para este tipo de situaciones. El único foco de luz en la habitación está dirigido directamente hacia él, creando un círculo de claridad en medio de la oscuridad que lo rodea. La luz acentúa su presencia, proyectando sombras dramáticas en las paredes.
Jasper se encarga de atar a Marcus a una silla con cuerdas fuertes que aseguran cada muñeca y tobillo. La silla, robusta y sin adornos, parece más una herramienta de tortura que un simple mueble. Mientras Jasper trabaja, yo observo con calma, asegurándome de que todo esté en orden.
—Asegúrate de que esté bien atado —le indico, con un tono autoritario —No podemos permitirnos ningún margen de error.
Jasper asiente y ajusta las cuerdas con precisión, su expresión tensa. El foco de luz ilumina la figura de Marcus de manera brutal, haciéndolo parecer aún más vulnerable y atrapado. El resplandor de la luz dura crea un contraste agudo con la penumbra que envuelve el resto de la habitación, y el brillo en los ojos de Marcus, aún parcialmente cerrados por el golpe, es inquietante.
Cuando terminamos, nos mantenemos a una distancia prudente, observando cómo Marcus lucha débilmente contra las cuerdas, un signo de su creciente desorientación.
—¿Qué hacemos ahora? —pregunta Jasper, su voz apenas un susurro en el ambiente cargado.
—Ahora —digo con firmeza, acercándome al foco para ajustar su intensidad—, debemos esperar a que despierte. Tenemos que hacerle entender que no tiene más oportunidades para manipularme. Y después, resolveremos cómo lidiar con él de una vez por todas.
Con Marcus inmovilizado, me acerco a él y lo registro para buscar su teléfono móvil. Sin una palabra, lo tomo y lo examino rápidamente. La pantalla aún está encendida, mostrando una serie de mensajes y notificaciones que podrían ser peligrosos si cayeran en las manos equivocadas.
—Vamos a asegurarnos de que no pueda ser rastreado —le digo a Jasper, mientras saco un pequeño martillo de una caja de herramientas cercana.
Jasper asiente mientras yo me acerco a la mesa. Con un golpe firme y decidido, estrello el martillo contra el teléfono. El sonido del vidrio rompiéndose y el estallido de los componentes internos llena la sala, acompañado por el brillo de fragmentos de pantalla que vuelan en diferentes direcciones. La destrucción del teléfono es rápida y efectiva, eliminando cualquier posibilidad de que Marcus pueda utilizarlo para ser rastreado.
Jasper observa con una mezcla de alivio y nerviosismo mientras la pantalla del teléfono se derrumba en pedazos irreconocibles.
—Ahora ya no tenemos que preocuparnos de que lo rastreen—digo, tirando los restos del teléfono al suelo—. Estamos completamente bajo control.
Con el teléfono destruido y Marcus completamente inmovilizado, el ambiente en la habitación se siente aún más opresivo y cargado. Ahora, la única tarea que queda es determinar el próximo paso en este enfrentamiento que hemos llevado al límite.
...Jasper Brooks ...
El silencio en la habitación es pesado, solo roto por el suave susurro de la luz del foco. Mientras reviso los restos del teléfono roto, un golpe en la puerta me hace dar un brinco. Mi corazón acelera y me vuelvo hacia Nyx, mi expresión de sorpresa.
—¿Quién será? —pregunto en voz baja, mientras me acerco a la puerta.
Nyx observa en silencio, su expresión imperturbable. Me dirijo hacia la puerta con una mezcla de inquietud y curiosidad. Cuando la abro, me encuentro con Zack, parado en el umbral con una expresión de preocupación.
—¡Jasper! —exclama Zack, su tono de alivio mezclado con sorpresa—. No puedo creer que finalmente te encuentre.
Mi sorpresa se convierte en una mezcla de alivio y culpa. Zack, está aquí después de tanto tiempo sin saber nada de mí. Me quedo paralizado por un momento, tratando de procesar su presencia inesperada.
—Zack... ¿Qué haces aquí? —pregunto, mi voz temblorosa mientras lo dejo pasar. —No esperába visitas.
Zack entra en la sala y su mirada se torna aún más preocupada al notar mi apariencia. Se detiene frente a mí, observándome con detenimiento.
—Jasper, te ves muy mal —dice Zack, su voz cargada de preocupación—. Estás más delgado, con ojeras. ¿Has estado comiendo bien? ¿Duermes?
Me siento incómodo ante su preocupación genuina. No estoy seguro de cómo responder sin revelar demasiado. Hago un gesto hacia un rincón de la sala, tratando de dar una sensación de normalidad a la situación.
—Mira, Zack, no es un buen momento para hablar. ¿Podrías volver después? —digo, intentando ser cortés pero firme.
Zack frunce el ceño, no pareciendo dispuesto a irse tan fácilmente.
—No, Jasper, quiero saber qué está pasando. Pareces estar en problemas, y estoy aquí para ayudarte.
Mi paciencia comienza a agotarse. Me esfuerzo por mantener la compostura, pero la situación me está desbordando.
—¡No es el momento, Zack! —exclamo, perdiendo el control—. Solo vete ahora. ¡No puedo hablar contigo!
Zack parece herido por mi tono, pero sigue insistiendo.
—¡Jasper, por favor! ¡Déjame ayudarte!
Con frustración y enojo, exploto:
—¡Ya basta, Zack! ¡Sal de aquí! ¡No quiero verte ahora mismo!
Zack, visiblemente herido y confundido, se detiene, su expresión mezclada de preocupación. Sin decir una palabra más, da media vuelta y se dirige hacia la puerta.
La puerta se cierra con un suave clic, dejando a Zack fuera. Me giro hacia Nyx, que ha estado observando la escena con una expresión imperturbable. Su mirada fría se clava en mí, esperando una explicación.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Nyx, su tono impasible.
Respiro hondo, tratando de calmarme después de la confrontación con Zack. Me acerco a ella, mi mente todavía agitada.
—Era Zack —digo, mi voz un poco rasposa—. Vino aquí preocupado por mí, y no sabía cómo manejar la situación. No quería que supiera nada de lo que está pasando ahora.
Nyx asiente lentamente, mientras procesa la información.
—Entiendo —responde Nyx —No podemos permitir que nada interfiera con lo que tenemos que hacer.
Asiento, reconociendo la verdad en sus palabras. La tensión en la sala vuelve a elevarse, pero esta vez con una claridad renovada. Con Zack fuera y la situación bajo control, me preparo para continuar con el plan, sabiendo que cualquier distracción podría ser peligrosa.
Mientras intento recuperar la compostura, un sonido débil pero creciente me hace girar hacia Marcus. El foco encima de él parpadea ligeramente y puedo ver cómo sus ojos comienzan a abrirse lentamente. Su expresión es confusa y atónita mientras trata de orientarse.
—Así que ya tienes una nueva persona a quien puedas manipular —murmura Marcus, su voz rasposa y llena de desprecio—. ¿No te basta con lo que ya has hecho?
El comentario de Marcus corta el aire, cargando la sala con una tensión renovada. Me acerco a él, mi rostro endurecido por la frustración.
—No tienes idea de lo que estás diciendo —respondo con frialdad, intentando mantener el control sobre la situación.
Marcus lucha contra las ataduras, su mirada llena de odio y desdén. Nyx se mantiene al margen, observando la escena con interés.
—Creí que te conocía mejor, Nyx —continúa Marcus, su tono cargado de veneno—. Pero parece que has encontrado otra marioneta para tus juegos. ¿No puedes ser sincera nunca?
La tensión aumenta con cada palabra, y me siento atrapado entre mantener la calma y la creciente rabia que siento hacia Marcus. La situación es aún más compleja ahora que Zack se ha ido y ha dejado el departamento con una inquietud palpable.
Las palabras de Marcus son el detonante que me lleva al limite. Mi paciencia se agota por completo y la rabia me consume. Sin pensarlo, me acerco a él y le lanzó mi puño en la cara. La fuerza detrás del golpe es inesperada, y Marcus se tambalea hacia atrás con un grito ahogado de dolor.
—¡Cállate! —grito mientras le doy otro golpe, está vez más fuerte. La sangre brotó de su nariz salpicando mi mano.
Marcus intenta reaccionar, pero el siguiente golpe lo hace caer de nuevo. La ira me impulsa a seguir golpeandolo, cada puño más fuerza que el anterior. Los golpes son contundentes, y la sangre fluye libremente mientras Marcus se retuerce en la silla.
Nyx observa en silencio, su expresión inmutable mientras me desahogo. La violencia que ejerzo sobre Marcus parece calmar un poco la tensión acumulada, aunque el ambiente sigue cargado de intensidad.
Finalmente, después de una serie de golpes, me detengo, respirando con dificultad. La habitación está llena del sonido de mi respiración pesada y el goteo de sangre. Me miro las manos, manchadas de rojo, y luego levanto la vista para encontrar los ojos de Nyx.
—Esto es lo que pasa cuando intentas desafiarme —digo, mientras mi voz tiembla de furia mientras me aparto de Marcus, que está semiinconsciente y sangrando profundamente.
Nyx asiente ligeramente aparentemente satisfecha con el resultado. La atmósfera en la habitación está cargada. Y el camino hacia delante se siente más incierto.