Mi Ala

En las ruinas de las tribus de los pájaros, montones de humo se podían ver a lo lejos, con innumerables cuerpos de pájaros de la ya extinta tribu, que desafortunadamente llegó a su fin.

Tan pronto como supieron de la derrota del Dios Rojo o Gran Fénix, se dirigieron hacia el dragón, pensando que estaba gravemente herido, lo cual era cierto, pero era mucho más fuerte de lo que imaginaban. Pronto, el grito de ataque se convirtió en gritos de ellos mismos siendo quemados vivos hasta convertirse en cenizas.

Desafortunadamente, el dragón no solo hizo eso, sino que persiguió al sobreviviente que, tristemente, se dirigió hacia su tribu, llevándolo a la aldea, donde todas las personas intentaron enfrentarlo, pero nada de lo que hicieron funcionó.

Sus armas eran ineficaces y frágiles: piedras, lanzas y algunas flechas, pero nada tuvo el mínimo efecto, lo que solo irritó aún más al dragón, que lanzó su máximo fuego. Esa es la escena que se desarrollaba.

Cinco jóvenes que fueron salvados por sus padres, cuyas alas casi habían sido completamente quemadas, salieron de debajo del agujero donde estaban, bajo los cuerpos de sus padres.

La escena fue horrible para ellos; todo lo que podían ver eran cenizas y escombros donde antes había una aldea y numerosas aves.

Hoy, no queda más que recuerdos.

El mayor guió a los más jóvenes fuera de la aldea mientras todos lloraban.

"¡Cállense! ¡Ahora estamos solos! ¡Eso significa que si gritan y atraen a esos seres, moriremos! ¡Apúrense! ¡Salgamos de aquí!"

"¿Y a dónde vamos? No tenemos lugar, a todos los que podíamos ir ya no existen. Ninguna tribu de pájaros queda... todos los que fueron tras esa cosa fueron quemados."

"Sí... El anciano fue un tonto al luchar contra eso. Gracias a eso, todos murieron."

"No es culpa de él, ¡es culpa del lagarto de fuego!"

"¡Si no lo hubieran atacado, estaríamos vivos!"

"¿De qué estás hablando? ¿Aunque lo hubieran hecho, crees que estaba bien matarlo?"

"¿En serio? ¿Entonces por qué perdieron y murieron por nada?" dijo el mayor.

"¡Basta! No vamos a pelear, el tiempo está pasando, ¡vámonos!"

"El único lugar que podemos aceptar es la Gran Laguna de los Exiliados o la tribu que destruyó a todos los lobos."

"¿Cómo nos aceptarían?"

''No lo sé, pero podemos intentar ir a esos lugares."

"¿Conoces el camino?"

"No, pero lo intentaremos de todas formas... vamos, Liger, Jui, Yui, ¿de acuerdo?"

"Sí, líder..."

En la caverna de Kiay o Alada.

Actualmente, en un lugar parecido a una sala.

"¿Qué sabemos actualmente sobre esto?" preguntó Kiay.

"Que Vandrague es un caballero y venció al Dios Rojo con un dragón a su lado," respondió Rimei.

"También sabemos que el ecosistema cambió no solo porque matamos a los lobos bestiales, sino también..." dijo Igris.

"Los pueblos comenzaron a moverse, al parecer fueron expulsados de sus hogares, por algo que es exactamente como Vandrague dijo," añadió Mitis.

"Entonces, muchos intentaron vengar al Dios Rojo y fueron asesinados... qué devoción admirable," comentó Mavies.

"Así es, no solo eso, sino que también algunas criaturas que el Dios Rojo mantenía a raya fueron expulsadas de su territorio."

"¿Entonces las cosas que él expulsó van a regresar ahora que comprobarán que él ya no está aquí?" preguntó Rimei.

"Sí, desafortunadamente, por eso todas las tribus ofrecían sacrificios para que él nos protegiera. A cambio de vidas," explicó Rimei.

"¿Cuánto tiempo llevaban haciendo eso?" preguntó Kiay.

"Por generaciones..." respondió Igris.

"Sí, por muchos años o décadas, pero ahora que él está hibernando, todo lo que el Dios Rojo mantenía alejado va a regresar: la serpiente o gran cobra, y numerosas bestias que no entraban en el territorio del Rojo," añadió Mavies.

"Y Alada está hibernando y recuperándose... todo lo que tenemos eres tú, Kiay, y ese caballero. Nadie más tiene la capacidad de enfrentar a los invasores," dijo Igris.

"¿Yo y el caballero? ¿Solo nosotros? Esto es demasiado malo, ¿hay otros seres que puedan volar o subir aquí por la montaña como lo intentaron los lobos?" preguntó Kiay.

"Tal vez no lo sabemos, o ni deberíamos saber lo que está fuera del territorio... simplemente es muy probable que noten que tanto Alada, como el Dios Rojo, y también los lobos, ya no están en estos territorios... es cuestión de tiempo," explicó Parces.

"Es un problema tras otro... Pero no vamos a pensar en eso ahora. Rimei, vamos a recoger a tu familia en la Tribu Rampar, y si quieres, también a algunos de tus amigos," dijo Kiay.

"Sólo a mi familia, todo lo demás no es nada para mí, en el momento en que no hicieron nada cuando vieron que iba a ser lanzada para morir. Por mí, pueden morir, solo quiero salvar a mi madre y mi hermano, no voy a salvar a mi padre, él es un adulto y puede arreglárselas solo," respondió Rimei.

"Rimei, ¿estás segura?" preguntó Ryfer, tomándola por el hombro.

"Lo estoy, él eligió la tribu en lugar de la familia. Eso quedó muy claro para mí. Kiay y Alada son nuestra familia ahora, ellas lucharon y nos salvaron, esa es una verdadera lideranza, no lo que tienen en mi tribu, donde gobiernan con miedo y amenazas," respondió Rimei.

"Está bien... pero ahora, ¿cómo vamos? ¡No sé volar como lo hacía Alada!" dijo Kiay.

"No te preocupes, mientras dormías, hicimos una cuerda bien grande que baja hasta un lugar seguro, no te preocupes, ustedes irán a pie hasta allí," explicó Jul.

"¿A pie? Está bien, vámonos o tardaremos unos 3 días en ir y volver," comentó Rimei.

"Ustedes se malacostumbraron, ¿no? Alada siempre nos llevaba volando, eso nos convirtió en mimados, creo," dijo Kiay.

"Desafortunadamente sí, líder. Kiay, Mitis e Igris vendrán también, ellas son nuestras mejores cazadoras," dijo Rimei.

"Sí, nos convertiremos en líderes," respondieron Mitis e Igris.

"Entonces, hagamos los preparativos, y cuando nos vayamos, Ryfer y Jul serán los encargados de cuidar la aldea. Y Wima y Mavies, siempre quédense cerca y vigilen a ese hombre, no bajen la guardia o morirán, ¿entendido?" ordenó Kiay.

"Sí, líder Kiay, lo haremos," respondieron todos.

Kiay, Rimei, Igris y Mitis descendieron por la cuerda que habían hecho y se dirigieron hacia donde estaría la tribu Rampar.

Mientras tanto, la familia de Rimei estaba dejando la tribu en la madrugada, dirigiéndose hacia la Laguna de los Exiliados para ver si su hija podría estar allí. La madre y el hermano de Rimei.

Fin del capítulo.