MATRIMONIO CON UN DESCONOCIDO

Nain movió la cabeza a los lados y tratando de sonar molesto le dice.

– María Eugenia, ¿acaso no escuchas lo ridículo y mal que suena lo que pides?

Estás pidiendo conocer a un hombre que es un completo desconocido, que no sabes que mañas puede tener o si es alguien bueno; realmente eres una mujer que no mide las consecuencias de sus actos.

Realmente no logro entenderte, mira tú para empezar te casaste conmigo sin conocerme, no sabías ni como era; dime, ¿qué hubiera pasado, si yo hubiera resultado un mal hombre?

Sabes lo que hubiera pasado en este momento la estuvieras pasando muy mal y tu padre quien sabe, ya estuviera muerto, todo por no pensar en lo que haces.

María Eugenia le sonríe y seductora le dice.

-yo supe que eras un buen hombre desde el momento que te conocí, si no fuera así no me hubieras llevado al hospital, eso ya es algo bueno.

Nain, si tú quieres que te cumpla como tu esposa solo tienes que decirlo, por mí no hay problema, estamos casados, no cometemos ningún pecado, es algo que pasa entre las parejas.

Además no puedes quejarte, mírame, soy una mujer muy hermosa, tuviste suerte de estar con alguien tan perfecto como yo.

Nain se molestó con lo que le dijo, era tan descarada con sus palabras, que sentía que ocupaba una lección, pero una verdadera, para que no volviera a decir semejantes tonterías.

La miró a los ojos y con una voz imponente le dice.

-Muy bien María Eugenia Romero, creo que tienes razón, ¿por qué tengo que respetarte si eres mi esposa? Atender mis necesidades es tu obligación como mi mujer.

María Eugenia al ver su mirada penetrante, hasta parecía que sus ojos cafés se oscurecían más, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, el miedo que sintió hizo que su instinto de supervivencia le gritaba corre, aléjate de ese hombre.

Pero peor se puso cuando escuchó esa voz tan imponente y tan endurecida; no le gustó nada, sin tener control de sus acciones, su rostro se puso serio, su mirada se llenó de miedo y su cuerpo se empezó a mover solo.

Quiso levantarse y salir corriendo de ahí, alejarse de él, pero apenas se levantó un poco, Nain sujetó su hombro y la tiró en el suelo, aunque lo hizo con algo de cuidado para que no se golpeara, tampoco quería que se lastimara físicamente.

Nain se colocó en medio de sus piernas, mientras que su mano izquierda estaba en su hombro izquierdo sosteniéndola para que no se pudiera levantar.

Su mano derecha la puso debajo de su rodilla y empezó a subirla despacio, pero aplicando un poco de fuerza, no estaba siendo nada amable.

María Eugenia hace una mueca de desagrado, eso no le estaba gustando, sentía un pequeño dolor por donde iba pasando su mano y esa sensación de desagrado solo se hizo más fuerte cuando mete su mano debajo de la falda de su vestido.

Se sentía ultrajada, desesperada por quitarlo, pero por más que intentaba moverse y trataba de aventarlo con sus manos, no podía.

Ella realmente no tenía fuerza, era una mujer débil, que no se había preocupado por nada, tenía a su padre que nunca dudaba en darle lo que quería y la gente la respetaba por ser la hija de Óscar Romero, el empresario del año a nivel internacional.

Pero ahí estaba por primera vez sabiendo lo que es ser acosada, ser intimidada por alguien que no le importaba quien era ella, que no le importaba quien era su padre.

Nain seguía subiendo su mano, hasta que llegó al borde de sus bragas, podía sentir como su pierna estaba temblando por el miedo que sentía, como sus ojos empezaban a derramar sus lágrimas y su mirada era de terror, de miedo.

María Eugenia nunca se esperó que fuera a hacer algo como eso, realmente pensaba que terminaría haciendo lo que todos a su alrededor hacen, respetarla y hacer lo que ella siempre les ordenaba.

Ella no quería seguir viendo esa mirada lasciva, que sentía, entraban hasta lo más profundo de su ser, cerró sus ojos con mucha fuerza y con su voz temblorosa, entrecortada dice.

-no sigas por favor, tengo mucho miedo, me estás lastimando, suéltame.

Nain, discúlpame si te he estado molestando, pero por favor no me hagas nada, te lo suplico, tengo mucho miedo con lo que me estás haciendo, no me gusta.

Nain se empezó a reír mientras se ponía de pie, la levantó en sus brazos, la sentó en el sofá, tomó la jarra de agua que estaba en el centro de la mesa que estaba enfrente de ellos.

Vertió el agua en un vaso y se la dio a ella para que tomara; al verla se dio cuenta que su cuerpo no dejaba de temblar, sus ojos no dejaban de derramar sus lágrimas y sus labios no se podían quedar cerrados porque sus dientes estaban testereando por el mismo miedo.

Nain fingía su risa, pero la verdad es que no quería asustarla tanto y al ver que ella no se controlaba, tuvo que tomar su presión, la sintió algo elevada, realmente la había asustado demasiado.

Desesperado al verla tan mal, termina abrazándola, acaricia su cabello y con una tranquilidad le dice.

-María Eugenia, trata de calmarte, ya pasó, como puedes ver no te voy a hacer nada, solo trataba de demostrarte que no es bueno lo que haces, no está bien que juegues con un hombre de esa manera, te puede ir muy mal.

Por favor cálmate, si sigues así te puedes enfermar y tampoco quiero que algo te pase; solo trata de ser más consciente de lo que haces y pides, no está bien que le des la confianza a los extraños.

Mejor cuéntame como te fue en la empresa, piensa en otra cosa y no en lo que pasó.

María Eugenia no se atrevía a verlo a la cara, aunque ese abrazo hizo que pudiera controlarse un poco, miraba el vaso de agua que tenía en sus manos, sollozando empieza a decir.

-Mi papá me enseñó toda la empresa, es muy grande y me gustó mucho, sabes que nunca había ido.

Aún no sé dónde voy a empezar a trabajar, mi padre me dijo que lo pensara y que le dijera cuando ya haya tomado mi decisión.

Yo estoy pensando en pedir una gran oficina, pienso decorarla a mi gusto, ya me imagino trabajando ahí, atendiendo a la gente, así como lo hace mi padre.

Creo que lo mejor será que la pida al lado de la de él, para que me esté asesorando y ayudando en lo que me toque hacer.

Nain resopló, movió la cabeza a los lados y frunció el ceño, se hizo un silencio mientras la miraba.

Ella algo insegura voltea a verlo para saber por qué no le contestaba y justo en el momento que lo mira lo escucha decir.

-Tú realmente no aprendes, mira el susto que te acabo de poner, todo por tus malas decisiones.

Ahora quieres entrar a trabajar a la empresa y por lo que escucho quieres que tu padre te resuelva los problemas; María Eugenia ya madura, no puedes ir por la vida dependiendo solo de tu padre, haciendo uso del gran apellido que lleva tu familia.

Si no empiezas a ser más independiente, a valerte por ti misma, el día que muera tu padre, tú la vas a pasar muy mal, terminarás siendo el juguete de algún depravado o peor, terminarás en las calles pidiendo limosna porque no sabes hacer nada.

María Eugenia al escuchar lo que le decía, lo sintió como un regaño, eso hizo que olvidara el miedo y molesta le grita.

-No te entiendo, tu me dijiste que fuera a la empresa, que trabajara y aprendiera, si no estoy cerca de mi padre, ¿cómo crees que lo puedo lograr?

Nain se pone serio y mirándola a los ojos le dice.

-Empezando desde abajo, conoce tu empresa, cada rincón, cada trabajador, conoce todo el lugar, mira qué es lo que se hace, como se trabaja en cada puesto hasta del que limpia los pisos, aprende de cada puesto, para que nadie pueda engañarte en un futuro.

Si realmente quieres ser como tu padre, pregúntale como empezó él, y como consejo, haz lo mismo, para que sepas donde vas a estar parada.

María Eugenia se molestó mucho con él por lo que le dijo, no le agradó la idea de empezar desde abajo; deja el vaso en la mesa de centro, se levanta molesta y mientras caminaba al baño le dice.

-Tú que puedes saber de lo que a mi me conviene, si no me conoces, tú mismo lo dijiste, somos unos desconocidos y la verdad no puedes opinar sin conocer.

Se mete al baño y cierra la puerta con fuerza, empieza a quitarse el vestido, después se quita la ropa interior, abre la regadera dejando el agua caliente como a ella le gustaba.

Se sintió relajada en el momento que el agua mojaba su rostro y su cuerpo, se quedo parada por un momento, hasta que tomó un poco del jabón líquido.

Ella empezó a frotar el jabón en sus hombros y brazos, después en su cuello, bajó por su pecho, su abdomen, pasó por su intimidad, hasta que llegó a sus piernas, en ese momento se da cuenta que tenía colorada la parte donde él la había tocado.

Esa parte de su pierna casi un poco arriba de la mitad. mira como sus dedos se habían marcado, ya se empezaba a poner de un color violeta.

Al verlo, sintió como un escalofrío recorrió todo su cuerpo, recordando lo que le hizo sentir; realmente nunca se esperó que él hiciera algo como eso, estaba sorprendida.

Realmente ella nunca pensó que alguien en esa vida fuera capaz de intimidarla así, esa sensación de miedo y terror no quería volverla a vivir; en ese momento entendió que no volvería a molestarlo, no quería volver a ser lastimada de esa manera, mucho menos quería volver a sentir esa desesperación.

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Muchas gracias a todas espero que el capítulo les haya gustado ☺️

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