Memorias Del Corazón

Magnus.

Mi alma a vagado y vivido tres vidas pasadas buscando al gran amor de mi vida, pero nunca la encontré y al vencer el plazo para encontrarla moría.

Hasta que nuevamente mis ancestros me daban otra oportunidad y está sería la última, mi última oportunidad de poder encontrarla.

Renaciendo como el primogénito y único hijo de descendientes de los vikingos, viviendo gran parte de mi quinta vida en Gudvangen, Noruega.

Donde tuve un nivel de vida estable, al crecer tenía que salir de ese lugar porque el tiempo se agotaba, así que mis padres me enviaron la universidad para estudiar, los años avanzaron y me recibí de historiador.

Y esa misma carrera me llevo a impartir clases compartiendo de la historia que muchos conocían sumando la qué yo viví antes.

Pero cuando pensé que nuevamente no daría con ella, con el ser que murió a mi lado, entendí que el destino lo tenía escrito y tenía que pasar por todo para llegar a ella, a mi adorada Athena.

Y el primer encuentro fue a solo un día de haber llegado a Dresde Alemania, donde al dar vuelta por una calle sin conocer muy bien aquí, sin querer tuve un percance y al bajar ahí la vi sentada en el pavimento.

Era aún más hermosa de como la recordaba, pero al acercarme a ella comprendí qué ella a mi no me recordaba o me reconocía, sabía que tenía un largo camino por recorrer para que se diera cuenta de que ella y yo éramos el destino.

Pero cuando pretendía llevarla hasta donde vivía simplemente se alejó y se fue.

Regrese al lugar y me lleve como recuerdo esa bicicleta rosa, y donde en las noches volvía a revivir el pasado dándome a entender que nuestro destino iniciaba su proceso.

Pasaron dos días cuando llegue a la universidad donde daría clases, al entrar a una de las aulas donde daría mi cuarta clase mi piel se erizó entendiendo que quizás aquí la vería.

Y fue así, ella estaba en la primera fila de las mesas junto a una chica de cabello oscuro, me quede por mucho tiempo observando cada movimiento y al darse cuenta se sonrojaba y me encantaba verla de esa manera, sintiendo mi corazón latir nuevamente.

El día paso, y hoy estaba dispuesto a tener más acercamiento con ella, pero al llegar mi sorpresa fue que no estaba me sentí frustrado qué al terminar la clase decidí llamar a la misma chica que estaba a su lado el día de ayer.

—señorita Meyer, ¿puede venir un minuto? — ella asintió y se acercó a mi— ¿sabe algo de su compañera?.

— si profesor, me llamo su mamá que Tabita estaba indispuesta, pero que ella habló con la rectora de la universidad.

Tense mi mandíbula pensando que algo le pasaba, respire profundo mientras guarda mis cosas en mi maletín.

— muchas gracias señorita Meyer, puede retirarse— ella asintió y salió del aula.

Apague el proyector, las luces y subí las escaleras hasta salir, camine hasta mi auto, pero esa sensación de angustia me invadía al no saber de ella.

Encendí mi auto y solo me fui a mi departamento, para pensar que hacer cuando la vuelva a ver.

MAGNUS LANDVIK.